martes, 30 de julio de 2013

Se fue George Scott (“Boomer”), uno de aquellos muchachos cardíacos de 1967.

Hay equipos que permanecerán en la memoria más remota del cráneo, esos que filtraron nuestros primeros balbuceos cuando distábamos de conocer ese juego que se juega en un rombo y puede durar indefinidamente. Esta mañana revisando las noticias del béisbol me topé con un titular que recordaba cuanto quería George Scott a los Medias Rojas de Boston. Imaginé que se trataba de un homenaje de esos que los equipos de Grandes Ligas suelen hacer a sus peloteros de antaño. Este resultó póstumo. George Charles Scott, quién había nacido el 23 de marzo de 1944 en Greenville, MS., falleció este domingo 28 de julio de 2013. Su padre fue un obrero en los algodonales quien falleció cuando George era un bebé. Su madre Magnolia ejecutó varios trabajos para sostener la familia. George fue estrella de baloncesto, futbol americano y béisbol en la secundaria, antes de firmar con los Medias Rojas en 1962. Aún sin haberla seguido, recuerdo la temporada de 1967 casi juego a juego. Las declaraciones y los retos de Dick Williams, la entrega muda de Carl Yastrzemski, el coraje y el drama de Tony Conigliaro, el aplomo de Jim Lonborg, el empeño de Reggie Smith, la vergüenza de Joe Foy, el arrojo de Jerry Adair, la presencia de Rico Petrocelli, la voluntad de Russ Gibson, el entusiasmo de Mike Andrews, la oportunidad de Gary Waslewski, las sorpresas de Palillo Santiago, la disposición de José Tartabull, el estoicismo de un primera base que debió resistir los regaños de Dick Williams por tener exceso de peso. George Scott asumía sus errores y a los pocos días estaba de vuelta en la alineación, repartiendo leña y aguantando los aguijones de Williams. También recuerdo, sin haberlas sentido, esas temporadas de mediados de los años sesenta cuando muchos de esos muchachos cardíacos vinieron a jugar en la liga venezolana. Jim Lonborg 1966-67 (Tigres de Aragua), 5-7, 92 innings, 1.86 efectividad. Mike Andrews 1965-66 (Navegantes del Magallanes), .278, 30 hits, 12 anotadas, 9 empujadas. Gary Waslewski 1965-66 (Navegantes del Magallanes), 7-8, 110.1 innings, 3.26 efectividad. José Tartabull 1964-65 hasta 1968-69 (Leones del Caracas) y 1969-70 (Cardenales de Lara), .309, 304 hits, 140 anotadas, 120 empujadas. George Scott (Tigres de Aragua) 1966-67, .276, 35 hits, 18 empujadas, 24 anotadas y 1980-81 (Cardenales de Lara), .327, 55 hits, 38 empujadas, 23 anotadas. Puedo sentir las barajitas de todos ellos volando en los juegos de paredita. La resiliencia de aquel equipo del “Sueño Imposible” de 1967, Scott la venía practicando desde 1965 como antesalista de los Medias Rojas de Pittsfield en la Eastern League AA. El 6 de septiembre Scott bateó un jonrón en el octavo inning de un juego escenificado en Wahconah Park para ganar 3-1. Ese triunfo significó el banderín para Pittsfield con un juego de ventaja sobre los Pionneers de Elmira dirigidos por Earl Weaver. El jonrón también sirvió para que Scott asegurara la triple corona con .319 de promedio, 25 jonrones y 94 carreras empujadas. Aquella sensación de ganar el campeonato en el último día de la temporada fue revivida por Scott dos años después con los Medias Rojas del Sueño Imposible, quienes derrotaron a los Mellizos de Minnesota en Fenway Park para ganar una de las carreras por el campeonato más cerradas de la Liga Americana. Los Medias Rojas llevaron a Scott al equipo grande luego de su temporada de 1965 y debutó en tercera base, luego pasó a primera para abrirle paso a Joe Foy en la antesala. Tuvo una buena temporada de novato. Con el tiempo se convertiría en uno de los mejores inicialistas de todos los tiempos, se acreditó 8 guantes de oro. En 1967 a pesar de unas breves visitas al banco, participó en 159 juegos, bateó .303, 19 jonrones, 82 empujadas. En octubre de 1971 los Medias Rojas lo enviaron a Milwaukee junto a Jim Lonborg, Joe Lahoud, Ken Brett, Don Pavletich, a cambio de Tommy Harper, Marty Pattin, Lew Krausse y Pat Skrable. Scott tuvo su mejor temporada en 1975 al comandar la Liga Americana con 36 jonrones y 109 empujadas, cuando Boston ganaba el banderín de la Liga Americana. Esta actuación provocó su regreso a los patirrojos luego de la temporada de 1976 esta vez a cambio de Cecil Cooper. En 1977 formó una de las alineaciones más temibles de los Medias Rojas junto a Carl Yastrzemski, Jim Rice, Carlton Fisk, Butch Hobson, Dwight Evans y Fred Lynn. Fue su mejor temporada con Boston, 33 jonrones y 95 empujadas. Este equipo impuso una marca de más jonrones en 8 juegos seguidos con 29. Jugó 9 temporadas con los Medias Rojas, 5 con los Cerveceros y su última (1979) con Kansas City y los Yanquis. Actuó en 2043 juegos. 1992 hits, 271 jonrones, 1051 empujadas, .268 promedio ofensivo. De acuerdo a Steve Buckley (Boston Herald), Scott lo llamó en noviembre para hablar de sus años con los Medias Rojas y de un libro que había escrito. Le tocó vivir una época difícil debido a las tensiones raciales pero a pesar de eso fue capaz de saber hacer la paz con la ciudad y los Medias Rojas. “No veo los juegos de los Cerveceros. Ni los Yanquis. Ni los Reales. Sólo los de los Medias Rojas, pitcheo a pitcheo. Siempre seré aficionado a los Medias Rojas”. Por eso se atrevió a hacer una petición a la gerencia deportiva. Quería regresar a Fenway Park. Quería lanzar una primera pelota. Los Medias Rojas trataron de hacer el homenaje en las varias reuniones del equipo del “Sueño Imposible” efectuadas en 2007, así como el año pasado en el centenario de Fenway Park, pero no fue posible. El homenaje, todos los que lo vieron en aquella temporada de 1967, y quienes lo revivimos sin haberlo visto, quedó suspendido en el adiós que el primera base pronunció el domingo. Perdurará en la barajitas volando de la pared, en las transmisiones radiales de onda corta de los hermanos mayores, en la emoción de seguir un equipo sin chance aparente que se partía el pecho por alcanzar el primer lugar. Alfonso L. Tusa C.