sábado, 26 de enero de 2019

Mel Stottlemyre, as de los Yanquis durante los años difíciles, fallece a los 77 años de edad.

Richard Goldstein. The New York Times. 14 de enero de 2019. Mel Stottlemyre, el as del pitcheo de los Yanquis en sus años difíciles de finales de la década de 1960 y comienzos de los ’70 y después coach de pitcheo por mucho tiempo de los equipos de los Mets y Yanquis que ganaron la Serie Mundial, falleció este domingo 13 en un hospital de Seattle. Su esposa, Jean Stottlemyre, dijo que la causa fue complicaciones de mieloma múltiple, un tipo de cáncer de sangre por el cual había sido tratado durante por muchos años. A su muerte también tenía gripe y pneumonía, dijo ella. Stottlemyre, quien creció en Washington State, vivía en el área de Seattle. Stottlemyre hizo su última visita a Yankee Stadium en junio de 2015, cuando los Yanquis lo sorprendieron al dedicar en su honor una placa en el Monument Park, al asistir a su Día de Veteranos anual. El tributo ocurrió después que el antiguo segunda base Willie Randolph, recibiera una placa como estaba programado. Stottlemyre, apoyándose en un bastón, le dijo a la multitud, “Ha sido un honor haber usado este uniforme por muchos años. Dijo que si ese era su último Día de Veteranos “empezaría en otro equipo, entrenando allí, cada vez que me necesitaran”. Al llegar a Yankee Stadium en agosto de 1964, Stottlemyre registró maca de 9-3 mientras ayudaba a los Yanquis a ganar su quinto banderín seguido. Entonces enfrentó tres veces en la Serie Mundial a Bob Gibson el futuro pitcher inquilino del Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis. Los Yanquis fueron vencidos por los Cardenales en siete juegos, pero Stottlemyre se convirtió en el ancla de su rotación de pitcheo. En sus 11 temporadas con los Yanquis, un largo período de sequía luego de décadas de dominio, él fue uno de los pocos puntos brillantes. Un derecho con una sinker magnífica, fue cinco veces al juego de estrellas y ganó 20 juegos en tres oportunidades. Stottlemyre entrenó a los pitchers de los Mets por 10 temporadas, incluso su campeonato de Serie Mundial en 1986, y a los pitchers de los Yanquis por otras 10, en ese lapso ganó cuatro anillos de campeonato de Serie Mundial. Durante su estadía como coach de pitcheo de los Yanquis fue tratado por mieloma múltiple, el cual afecta las células de plasma. Stottlemyre era un tipo tranquilo, pero aún como pitcher novato tenía una presencia poco común. “Aquí tenemos un muchacho de 21 años de edad que salió de la nada con ese gran brazo y supercontrol quien tiene toda la confianza de un Whitey Ford, no es un genio, es más del tipo tranquilo”, dijo su compañero de equipo Tom Tresh en “Bombers” (2002), una historia oral escrita por Richard Lally. Años después, Stottlemyre era admirado por los lanzadores que entrenaba, debido a su optimismo y habilidad para relacionarse con ellos. David Cone, pitcher de los Yanquis, dijo una vez que Stottlemyre anticipaba como les gustaba a los pitchers que los trataran. Stottlemyre a su vez, dijo que se había beneficiado al hablar con sus hijos Todd y Mel Jr. Quienes lanzaron en las grandes ligas. “Es como si nunca envejeciera”, dijo Cone de Stottlemyre. “Él siempre está contigo cuando tienes dificultades”, declaró el relevista Mariano Rivera al periódico de Nueva Jersey, The Record, en octubre de 1998, luego que los Yanquis vencieran a los Padres de San Diego para iniciar su racha de tres títulos seguidos de Serie Mundial. Dwight Gooden recuerda como Stottlemyre llegó al montículo y lo tranquilizó cuando estaba a dos outs de un juego sin hits ni carreras contra los Marineros de Seattle en Yankee Stadium en mayo de 1996. Gooden había caminado a dos bateadores y lanzado un wild pitch ante Jay Buhner, para colocar corredores en segunda y tercera mientras los Yanquis ganaban 2-0. “Hay algo en su conducta, tan sincero, tan confiable, que te hace querer decirle la verdad”, dijo Gooden en su memoria, “Heat” (1999), escrita con Bob Klapisch. Gooden recuerda como Stottlemyre usó su apodo para decirle: “No te voy a sacar del juego, Doc. Solo estoy aquí para darte un respiro. Este juego es tuyo, Doc. Tuyo a menos que me digas que no puedes seguir”. Cuando Gooden insistió en que podía seguir, Stottlemyre le dijo, “Gánales”. Gooden ponchó a Buhner y obligó a Paul Sorrento a batear un elevado a manos de Derek Jeter, el campocorto. Había logrado el juego sin hits ni carreras. Don Zimmer el colega coach de Stottlemyre recordó que después que este revelara que tenía mieloma múltiple en abril de 2000, permaneció fuerte y estable mientras entrenaba a los pitchers de los Yanquis la mayor parte de la temporada regular, aun mientras recibía quimioterapia. “Era una roca”, dijo Zimmer en “Zim: A Baseball Life” (2001), escrito con Bill Madden. Luego de un trasplante de células madre en septiembre de 2000, Stottlemyre no pudo regresar con los Yanquis esa temporada, debido a que corría el riesgo de contraer una infección. Cuando los Yanquis vencieron a los Mets en la Serie Mundial, Zimmer llamó a Stottlemyre a su casa. “Cuando Mel contestó el teléfono, se sintió emocionado”, recordó Zimmer. “Más adelante esa noche, supe que el hermano de Mel había fallecido temprano ese día de un tumor cerebral. Nunca dijo nada de eso mientras duró la llamada telefónica porque no quería arruinar la alegría de nosotros. Ese era el tipo de persona que era”. Melvin Leon Stottlemyre nació el 13 de noviembre de 1941 en Hazleton, Mo., y creció en Mabton, Wash., hijo de un trabajador de la construcción. Fue firmado por la organización de los Yanquis en 1961 en lo que entonces era el Yakima Valley Junior College (ahora Yakima Valley College) en Washington State. Cuando Stottlemyre llegó a los Yanquis, Ford, el zurdo inquilino del Salón de la Fama, se convirtió en su mentor. Cuando Ford se lesionó el hombro lanzando en el primer juego de la Serie Mundial de 1964, los Yanquis pusieron la mayoría de sus esperanzas en Stottlemyre. Venció a Gibson en el segundo juego, no tuvo decisión en el quinto y perdió el séptimo. Los Yanquis nunca regresaron a la Serie Mundial durante la carrera como jugador activo de Stottlemyre pero él fue uno de los mejores lanzadores de la Liga Americana. Tuvo marca de 20-9 en 1965, cuando lideró la Liga Americana en juegos completos con 18, y entradas lanzadas con 291. Los Yanquis empezaban su declive en ese momento, terminaron sextos en lo que era una liga de 10 equipos. Stottlemyre ganó 12 juegos y perdió 20 en 1966 cuando terminaron últimos por primera vez desde 1912. Pero él regresó con marcas de 21-12 en 1968 y 20-14 en 1969. En junio de 1974, mientras lanzaba contra los Angelinos de California, Stottlemyre se lesionó el manguito rotador. En el invierno, los Yanquis le indicaron que descansara hasta al menos el 1 de mayo. Cuando lo dejaron en libertad al final de los entrenamientos primaverales, quedó sorprendido. El movimiento fue hecho por Gabe Paul, gerente general del equipo, pero Stottlemyre estaba convencido de que el dueño de los Yanquis, George Steinbrenner había influido en esa decisión, y eso lo dejó amargado. Stottlemyre se retiró con marca de 164-139 y efectividad de 2.97 antes de empezar una segunda carrera como coach de pitcheo. Pero una tragedia familiar lo alejó del beisbol por un tiempo y eso atenuó sus sentimientos agridulces hacia la directiva de los Yanquis. En marzo de 1981, Jason, el hijo de Stottlemyre, falleció de leucemia pocos días después de cumplir 11 años de edad. Stottlemyre dejó su cargo como instructor itinerante de pitcheo con los Marineros de Seattle el año siguiente, para estar con su familia. Dos décadas después, al reflexionar sobre la posibilidad de una relación entre su mieloma múltiple y la leucemia de su hijo, Stottlemyre pensó en los tratamientos de radiación que había recibido en su hombro, de parte del médico de los Yanquis a finales de la década de 1960 como estrategia para reducir el riesgo de calcificaciones. Un radiólogo le había advertido que debía detener el tratamiento porque habría potenciales consecuencias de salud, y él eventualmente lo hizo a pesar de que el cuerpo médico de los Yanquis le reconfirmó que la radiación no le afectaría. “Me he convencido de que eso jugó papel determinante en ambas enfermedades”, dijo Stottlemyre de la radiación en su memoria, “Pride and Pinstripes” (2007), escrita con John Harper. “El servicio médico que suministraban los Yanquis no estaba a la altura de los patrones que se espera en el deporte profesional, y en una de las franquicias deportivas más exitosas de la historia”. Despues de su receso del beisbol, Stottlemyre se convirtió en coach de pitcheo de los Mets en 1984, la temporada de novato de Gooden. No alteró la mecánica del inmensamente dotado Gooden, pero lo aconsejó sobre como manejarse en público y se vio como una especie de padre. Cuando los Mets vencieron a los Medias Rojas de Boston en la Serie Mundial de 1986, Stottlemyre supervisó un destacado cuerpo de lanzadores compuesto por Gooden, Bob Ojeda, Sid Fernandez, Ron Darling, Roger McDowell y Jesse Orosco. Stottlemyre fue despedido al final de la temporada de 1993 y fue coach de lanzadores de los Astros de Houston por dos temporadas antes que Steinbrenner le pidiera regresar a los Yanquis. Stottlemyre había rechazado invitaciones a Días de Peloteros Veteranos de los Yanquis por dos décadas molesto por lo que consideró mala fe del equipo al despedirlo en 1975. Pero decidió aceptar la oferta, se unió al cuerpo técnico del nuevo manager de los Yanquis, Joe Torre, cuando llegó a creer que Paul, el gerente general de, y no Steinbrenner, había sido responsable de su despido. Los Yanquis ganaron la Serie Mundial de 1996, luego lograron campeonatos consecutivos desde 1998 hasta 2000, el año cuando Stottlemyre comenzó el tratamiento para mieloma múltiple. Stottlemyre guió cuerpos de pitcheo que incluyeron a Cone, Rivera, Andy Pettite, Roger Clemens, Mike Mussina, David Wells y Gooden, quien regresaba de batallar con el abuso de drogas. Stottlemyre salió de los Yanquis después de la temporada de 2005 y fue reemplazado por Ron Guidry, el antíguo abridor zurdo del equipo. Stottlemyre fue coach de lanzadores de los Marineros en 2008, pero no fue ratificado cuando Don Wakamatsu sustituyó a Jim Riggleman como manager la próxima temporada. Además de su esposa, Jean Mitchell de soltera, le sobreviven su hermano, Jeff; su hermana, Joyce Lawerence; sus hijos, Mel Jr., y Todd; y ocho nietos. Todd Stottlemyre lanzó por 14 temporadas en grandes ligas. Mel Jr., quien lanzó una temporada, se convirtió en coach de pitcheo de los Marlins de Miami en diciembre de 2018 y antes había ocupado ese cargo con los Diamondbacks de Arizona y los Marineros. Para sus dos últimas temporadas con los Yanquis, Stottlemyre había establecido su reputación como un destacado coach de pitcheo. Pero su resentimiento con Steinbrenner resurgió mediante las críticas que le hizo cuando el equipo falló en regresar a la Serie Mundial. Stotlemyre también estaba irritado por lo que entendió como una interferencia injusta de Billy Connors, el consejero de pitcheo de los Yanquis, quien trabajaba fuera de las instalaciones del equipo en Tampa Fla., y era muy cercano a Steinbrenner. En una entrevista con USA Today en mayo de 2005, Steinbrenner se quejó de que Stottlemyre no había estado mejorando el cuerpo de lanzadores de los Yanquis. Pero Torre defendió rápidamente a Stottlemyre, quien lo había acompañado en cuatro equipos campeones. Este lunes, Torre, en una declaración, llamó a Stottlemyre “un modelo para nosotros y el hombre más sólido que haya conocido”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 26-01-2019.