miércoles, 13 de noviembre de 2019
Esquina de las Barajitas: Andy Messersmith. Topps. 1979.
Bruce Markusen
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Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown.
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Al fotografiar lanzadores durante la década de 1970, Topps tendía a mostrarlos de lado, o al menos desde un ángulo parcial. La barajita Topps de 1979 de Andy Messersmith es un poco diferente, sin embargo. Fue tomada casi de frente, como si tuviésemos la perspectiva del bateador ( o el catcher, o el árbitro). Esto nos da una pequeña idea de lo que puede ver el bateador cuando observa al pitcher.
En el caso de Messersmith, notamos que su pierna derecha está firmemente plantada y que su pierna izquierda, doblada en la rodilla, está completamente levantada del suelo. Como bono adicional, la barajita nos da una visión de la pelota, la cual ha sido lanzada desde la mano derecha de Messersmith, y ahora está yuxtapuesta contra su brazo derecho.
Los bateadores a menudo hablan de cómo leen las costuras y el giro de la pelota, lo cual les permite determinar si lo que fue lanzado fue una recta o una pelota quebrada, En este caso, la pelota está muy borrosa para dar una idea de lo que ocurre con las costuras y el giro. Dado que mi visión lateral es pobre, me imagino que cada lanzamiento me parecerá borroso, lo cual no me dará pista alguna de si lo que viene hacia mi es una recta, curva, slider o cambio de velocidad.
Aunque esto es solo una toma de Messersmith, nos da una idea de lo retador que puede ser enfrentar en vivo a un pitcher de grandes ligas. Seguro, a los bateadores les enseñan a mantener la concentración en la pelota, pero hay muchas distracciones: Una de las piernas del pitcher está doblada, la otra está firme, su cabeza está inclinada hacia un lado, y hay sombras desarrollándose sobre el montículo. En todo ese tiempo, el bateador tiene que descifrar la pelota contra un fondo de camisas grises o blancas, lo cual hace la tarea más difícil.
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Es una maravilla que alguien pueda batear un imparable con todos esos obstáculos, aun así, los bateadores de grandes ligas lo hacen una y otra vez.
A primera vista, la mecánica de Messersmith luce muy buena aquí, en la que resultó su barajita Topps final, pero en retrospectiva, sabemos que su brazo era cualquier cosa menos estar en buen estado hacia finales de la década de 1970. No era a menudo que Messersmith tenía la oportunidad de aparecer en acción en un juego para los Yanquis de Nueva York; mientras estuvo una temporada con el equipo, solo estuvo lo suficientemente sano para hacer apenas cinco aperturas y un relevo durante la temporada de 1978. El resto del tiempo lo pasó en la lista de incapacitados.
Dada su escasez de pitcheo en 1978, es relativamente fácil determinar en que juego fue tomada esta fotografía. Messersmith usa el uniforme gris de los Yanquis, así que debe ser un juego en la carretera. Solo hizo dos apariciones en la carretera esa temporada, una en Cleveland y otra en Oakland. El juego de Cleveland fue uno nocturno, así que podemos descartar ese. El juego de Oakland fue una apertura en la tarde, así que ese debe ser el juego. Ocurrió el 3 de junio en el Oakland-Alameda County Coliseum.
Messersmith abrió el juego esa tarde. Lanzó cinco innings, permitió cinco carreras (cuatro limpias), incluyendo tres jonrones. Fue relevado por Ken Clay, Messersmith perdió 5-1, una de tres derrotas que sufrió esa temporada. Esas fueron sus únicas decisiones como Yanqui; nunca ganó un juego para la franquicia.
De hecho, Messersmith no tendría oportunidad de lanzar para los Yanquis en 1979, el año cuando esta barajita Topps salió. Eso, debido a que los Yanquis decidieron despedirlo en noviembre de 1978. Messersmith firmó con uno de sus primeros equipos, los Dodgers de Los Angeles, donde solo hizo 11 apariciones antes de reconocer que había llegado el momento de retirarse. Para un pitcher que fue dominante y había aparecido en varios juegos de estrellas y competido muchas veces por el premio Cy Young, esa fue una manera poco apropiada de terminar una buena carrera.
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La carrera profesional de Messersmith empezó en California, pero pudo fácilmente haber comenzado en Detroit. En 1965, los Tigres lo seleccionaron en la tercera ronda del recientemente establecido draft amateur, pero no pudieron convencer al joven pitcher derecho para que firmara. Messersmith regresó a la universidad, lanzaba para la University of California at Berkeley y entonces se declaró elegible para el draft de 1966. Esa vez fue seleccionado en la primera ronda, los Angelinos lo tomaron en el décimo segundo turno general. De los 11 peloteros seleccionados antes que él, solo cuatro llegarían a las grandes ligas, solo Duffy Dyer tuvo el impacto más grande como receptor de reserva por mucho tiempo.
Aunque Messersmith tenía solo 20 años de edad en ese momento, los Angelinos pensaban que estaba lo suficientemente avanzado en sus destrezas de pitcheo para ameritar una asignación al Seattle AAA de la Pacific Coast League. Después de todo, Messersmith ya tenía tres pitcheos en su arsenal: recta, curva, y cambio de velocidad. Apareció en 18 juegos, ganó cuatro de 10 decisiones, y logró una respetable efectividad de 3.60. Messersmith parecía mantenerse en AAA, pero los Angelinos pensaron que necesitaba bajar un nivel en 1967. Así que lo reasignaron a El Paso AA, donde su efectividad subió hasta 4.34.
En la superficie, los números de Messersmith fueron mediocres, pero los Angelinos lo llevaron de vuelta a AAA en 1968. En 20 juegos, tuvo una efectividad por debajo de 3.00, la cual era destacada para una liga de bateadores como PCL. En julio, los Angelinos, pensaron que estaba listo. El manager de los Angelinos, Bill Rigney se mostró optimista respecto a Messersmith, y con buenas razones.
“Este muchacho tiene el potencial para ser el mejor pitcher de la liga”, le dijo el manager de los Angelinos a John Weibusch, corresponsal del Sporting News. Rigney llevó a Messersmith poco a poco, le dio solo cinco aperturas y lo usó principalmente como relevo intermedio. Respondió bien, ponchando a 74 bateadores en 81 innings mientras tenía efectividad de 2.21. En 1969, Rigney movió a su joven prodigio hasta la rotación de abridores a tiempo completo. Con un repertorio que incluía una tremenda curva, un buen cambio de velocidad y una recta por encima del promedio, Messersmith dominó la competición.
Al realizar 33 aperturas, ponchar 211 bateadores y ganar 16 juegos, se convirtió en el as del cuerpo de lanzadores de los Angelinos. Aunque los Angelinos no contendieron por la recientemente conformada división oeste de la Liga Americana, Messersmith recibió algún apoyo en la votación del jugador más valioso.
La temporada de 1970 no sería tan buena, pero no porque los bateadores de la Liga Americana se hubiesen ajustado a Messersmith. La razón fue un asunto de lesiones. Primero el lanzador derecho se lastimó el hombro mientras se deslizaba en una base. También tuvo dolores en las costillas. Al efectuar solo 26 aperturas, consiguió 11 triunfos, pero su efectividad subió en casi una carrera.
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Una temporada maravillosa esperaba a Messersmith en 1971. Recuperó su salud, realizó 38 aperturas, acumuló 276 innings y ganó 20 juegos. También disminuyó su efectividad por debajo de 3.00 Messersmith no solo participó en el juego de estrellas, sino que terminó quinto en la votación del premio Cy Young.
Los Angelinos esperaban más cosas grandes de Messersmith en 1972, pero la salud no lo permitiría. Una lesión en uno de sus dedos de lanzar requirió cirugía, lo cual limitó su trabajo ese verano. Aun a menos del 100 porciento, Messersmith tuvo efectividad de 2.81, pero el poco apoyo ofensivo de los Angelinos determinó que su marca fuese de 8-11.
Esa resultaría ser la temporada final de Messersmith con los Angelinos. En enero de 1973, se enteró de la noticia de que había sido cambiado a los Dodgers del otro lado de la ciudad. Fue un cambio de proporciones épicas, al enviar a Messersmith y el veterano tercera base Ken McMullen a Chavez Ravine por un paquete de cinco peloteros, incluyendo al jardinero del Salón de la Fama, Frank Robinson.
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Sano otra vez en 1973, Messersmith encontró una bienvenida en Dodger Stadium, conocido por ser amigable a los lanzadores. Pitcheó 249 innings, bajó su efectividad hasta 2.70 y ganó 14 juegos para unos Dodgers que ocuparon el segundo lugar.
La segunda temporada de Messersmith con el Dodger Blue resultaría ser la mejor de su carrera, al menos hasta ese momento. Emergió como el as de un talentoso cuerpo de abridores de los Dodgers que ya contaba con Don Sutton y Claude Osteen. Messersmith ganó 20 juegos, tuvo efectividad de 2.59 y ponchó 221 bateadores. Esos números produjeron un segundo lugar en la votación por el premio Cy Young, mientras ayudaba a los Dodgers a conseguir su primera clasificación a la postemporada desde 1966.
En la serie de campeonato de la Liga Nacional, continuó brillando al tener una apertura dominante ante el camión de leña de los Piratas de Pittsburgh. Desafortunadamente, la temporada terminó con una nota baja; Messersmith encajó dos derrotas en sendas aperturas contra Oakland, mientras los Dodgers perdían la Serie Mundial en cinco juegos.
En general, Messersmith había tenido una buena temporada. Participó en el juego de estrellas, ganó un guante de oro y terminó décimo sexto en la votación por el premio al jugador más valioso. En respuesta, los Dodgers le ofrecieron un aumento, desde 100.000 $ hasta 115.000. Messersmith estaba dispuesto a aceptar el aumento, pero también quería que se incluyese una clausula que impidiera cualquier cambio, en su contrato. Los Dodgers no aceptaron, así que Messersmith decidió pitchear toda la temporada de 1975 sin firmar su contrato.
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De alguna manera, Messersmith convirtió su actuación en otro acierto en 1975. Al disminuir su efectividad hasta 2.29, ganó 19 juegos y lideró la Liga Nacional en aperturas, juegos completos, blanqueos, e innings lanzados (321). Fue una temporada fenomenal, una que fue de alguna manera ensombrecida por el fallo de los Dodgers en repetir como campeones de la división oeste de la Liga Nacional. A medida que avanzaba la temporada de 1975, Messersmith y los Dodgers tuvieron inconvenientes en sus conversaciones contractuales. Decidió plantear una reclamación con la asociación de peloteros, citando la clausula de la reserva del beisbol, la cual permitía a los equipos renovar el contrato de un pelotero que ellos desearan. En respuesta, los Dodgers le ofrecieron a Messersmith un contrato de tres años por 400.000 $, pero él no lo aceptó.
“He llegado tan lejos”, le explicó Messersmith al afamado periodista Jerome Holtzman. “Necesito ver que ocurre. No hay razón para que un equipo tenga que renovarle el contrato a un pelotero año tras año, si el pelotero no quiere firmar y quiere ir a otro lugar”.
Un hombre tranquilo y reservado, Messersmith no quería la luz pública, pero sintió que actuar contra la clausula de reserva era lo correcto. Otro pitcher, el veterano zurdo Dave McNally, también estaba en medio de una disputa salarial con los Expos de Montreal y decidió unirse a Messersmith en presentar una reclamación.
Hacia finales de noviembre, el caso fue ante una mesa de arbitraje que contaba con un representante de los peloteros, otro de los equipos y un árbitro independiente llamado Peter Seitz. Pocas semanas después, con los representantes de los peloteros y equipos votando por sus causas, Seitz anunció su sentencia, una que favoreció a Messersmith y McNally. Acordó con los peloteros que los equipos solo podrían renovar un contrato sin firmar por una temporada más; después de eso, el pelotero se convertiría en agente libre.
La sentencia no solo hizo que Messersmith fuese libre de firmar contrato con cualquier equipo, sino que forzó a los dueños a negociar un nuevo Collective Bargaining Agreement, uno que permitiría a los peloteros convertirse en agentes libres después de completar seis años de tiempo de servicio.
Para sorpresa de Messersmith, pocos equipos mostraron interés en él. De hecho, ningun equipo le hizo una oferta durante los meses invernales. No fue hasta el entrenamiento primaveral que tres equipos, los Yanquis, los Angelinos y los Padres de San Diego, hicieron ofertas formales. Cuando Messersmith despreció la propuesta de los Padres de cuatro años y 1.15 millones de $, el dueño del equipo, Ray Kroc le dijo a Associated Press, “Debería trabajar en un autolavado”. En lugar de eso, Messersmith siguió esperando por una mejor oferta. Esa propuesta llegó poco después del comienzo de la temporada, cuando Ted Turner, el dueño de los Bravos de Atlanta, le dio un contrato de tres años por un millón de $, completos con clausula de no cambio.
“Sentimos que Andy Messersmith era muy bueno para trabajar en un autolavado”, le dijo Turner a AP.
Messersmith también se convirtió en símbolo del estilo de Turner. El dueño animaba a sus peloteros a usar sus apodos en la parte posterior de sus camisetas. Por ejemplo, Jimmy Wynn usaba “Cannon”, abreviatura de “The Toy Cannon”. Messersmith, a solicitud de Turner, colocó la palabra “Channel” en el respaldo de su camiseta. Channel no era el apodo de Messersmith; en realidad era “Bluto”. Así que ¿por qué Channel?
Cuando fue apareada con el número 17 de Messersmith, el respaldo de la camiseta leía “Channel 17”, el cual solía ser la estación local de Atlanta que transmitía los juegos de los Bravos, y era la futura TBS Superstation. Esta fue una manera perfecta de promocionar la estación bandera de Turner.
Con el comienzo retrasado de su temporada, y sin el beneficio del entrenamiento primaveral, el pitcheo de Messersmith desmejoró en 1976. También fue molestado por una lesión en una pierna. Aun así estuvo bien, como lo evidenció una efectividad de 3.04 y una selección para el juego de estrellas, pero no era el derecho dominante que había sido visto en el sur de California.
Aún en una temporada truncada, Messersmith lanzó más de 200 innings. Pero para 1977, las pesadas cargas de trabajo, de sus días en Los Angeles, empezaron a pasar factura. Despues de un pobre inicio de temporada, Messersmith se cayó durante un juego en julio, aterrizó sobre su codo derecho. Una visita al médico detectó depósitos de calcio, los cuales pudieron haber estado allí desde antes. El médico recomendó cirugía, lo cual terminó la temporada de Messersmith.
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Messersmith no lanzaría más con los Bravos. Ese invierno, los Bravos vendieron su contrato a los Yanquis, quienes asumieron todo el dinero del contrato. Era un negocio riesgoso, pero pareció haber sido un acierto en los días iniciales del entrenamiento primaveral. Messersmith lanzó bien, impresionó a su nuevo manager, Billy Martin. Pero entonces, mientras trataba de cubrir primera base en un juego de exhibición, Messersmith tuvo que estirarse hacia atrás para tomar un tiro errático del primera base de los Yanquis. Messersmith cayó al suelo, y se separó el hombro.
Los Yanquis temían una lesión que terminara la temporada, pero Messersmith trabajó en su retorno diligentemente. Solo 10 semanas después de la lesión en el hombro, regresó al montículo. Claramente, no estaba listo. Hizo las cinco aperturas descritas antes, tuvo muchas dificultades, y perdió su puesto en la rotación. Ese invierno, los Yanquis, tiraron la toalla con Messersmith, le dieron su libertad incondicional.
Al intentar un regreso con los Dodgers, Messersmith tuvo inconvenientes antes de sufrir la inflamación de un nervio en su brazo de lanzar. La condición requería de cirugía, lo cual terminó con la temporada de Messersmith, junto con su breve regreso a Los Angeles. Decidió que era tiempo de retirarse.
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Al preferir una vida tranquila después del beisbol, Messersmith se mudó a una comunidad playera localizada alrededor de una hora fuera de San Francisco. Por buena parte de la próxima década, permaneció casi completamente alejado del juego, hasta que recibió una oferta para entrenar un equipo local en la cercana Cabrillo College. Estuvo dos períodos en Cabrillo antes de retirarse en 2007.
La mayor parte del tiempo, Messersmith ha permanecido fuera de la luz pública desde que terminó su carrera de grandes ligas. Eso es lo que prefiere, como hombre que valora su privacidad. Pero en la década de 1970, pocos peloteros tuvieron más impacto que Andy Messersmith, primero como pitcher dominante y luego como uno de los pioneros que decidió enfrentar la clausula de la reserva.
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Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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