martes, 10 de abril de 2018

El Juego más Representativo del Año del Pitcher.

Siempre que escucho a varios expertos decir que el beisbol sigue siendo el mismo, nueve innings por juego. Tres outs por inning. Tres strikes, cuatro bolas por bateador. Gana el equipo que anote más carreras. Aprieto los labios y recuerdo una tarde luminosa de mediados de abril de 1968. Sin conocer completamente el juego, tomé el radio de onda corta de papá y subí al techo de la casa para tratar de sintonizar la emisora que transmitía los juegos de grandes ligas. Muchos años después, mediante investigaciones hemerográficas y electrónicas cada vez estoy más seguro que el beisbol actual es cada vez más diferente que el de aquella temporada de 1968, la última que envió directamente a la Serie Mundial a los campeones de las ligas Nacional y Americana, el Año del Pitcher, el año del juego que sintonicé a un costado del tanque de agua del techo de la casa. El nombre de los lanzadores abridores me quedó grabado para toda la vida: Tom Seaver por los Mets versus Don Wilson por los Astros. Dos novatos que prometían mucho. La recta de Seaver ya era escuchada por los ciegos como dijera Reggie Jackson en la Serie Mundial de 1973. Wilson había lanzado un juego sin hits ni carreras ante los Bravos de Atlanta el 18 de junio de 1967 en el Astrodomo. Los próximos años dieron mucho de que hablar, Seaver con su deslumbrante desempeño que lo llevó a liderar a los milagrosos Mets de 1969. Todavía recuerdo la impresión de vacío que experimenté cuando lei la página deportiva de El Nacional a comienzos de enero de 1975, Don Wilson había fenecido asfixiado en el garaje de su casa, dentro su carro. Las investigaciones arrojaron un presunto suicidio, se halló el carro con la llave de encendido en posición de arranque, un fuerte olor a monóxido de carbono impregnaba el interior del carro y el garaje. Nunca se sabría más de aquel espigado pitcher de recta encendida a quien se le acusaba injustamente de problemático por sus encontronazos con los managers Harry Walker y Leo Durocher. El 14 de julio de 1968 ponchó 18 bateadores de los Rojos de Cincinnati en nueve innings, luego el 1 de mayo de 1969 los dejó sin hits ni carreras rumbo a una victoria 4-0. El 4 de septiembre de 1974 mantuvo a los Rojos de Cincinnati sin hits hasta el octavo inning. Houston perdía 2-1 y el manager Preston Gómez sacó a Wilson por un emergente. De Seaver es inolvidable aquel juego del 9 de julio de 1969 cuando llegó al noveno inning lanzando un juego perfecto ante los Cachorros de Chicago, y luego de un out Jimmy Qualls acabó con la magia al batear imparable entre el jardín central y el izquierdo. También que ganó 20 juegos en una temporada cinco veces, y lideró la Liga Nacional tres veces en victorias y cinco veces en ponches. Seaver solo permitió un imparable en los primeros nueve innings aquel lunes 15 de abril de 1968, un doble de Harold King a la izquierda en el segundo episodio, luego pasó a tercera base mediante wild pitch y fue retirado en el plato cuando el camarero Ken Boswell tomo el roletazo de Bob Aspromonte y lanzó hacia la mascota de Jerry Grote. Tom el Terrífico retiró a 11 bateadores mediante roletazos al cuadro, a siete los dominó con elevados a los jardines, seis con elevados al cuadro y ponchó a tres. En el décimo inning retiró a los dos primeros bateadores con rodado por segunda base y elevado al centro, luego recibió imparable de Rusty Staub a la derecha y terminó el episodio obligando a King a rodarla por primera base para forzar a Staub en la intermedia. Don Wilson permitió cinco imparables y 3 boletos en nueve innings: sencillo de Ed Kranepool al centro en el segundo inning, luego de 2 outs. En el tercer inning Al Weis negoció boleto luego de dos outs y Ken Boswell se embasó por wild pitch luego de poncharse. Sencillo de Art Shamsky a la derecha luego de un out en el cuarto, fue sorprendido pero fue quieto en primera por error en tiro de Wilson, pasó a segunda. Sencillo de Seaver a la derecha en el quinto, luego de un out. Sencillo de Kranepool a la izquierda abriendo el séptimo, dos outs después, Seaver negoció boleto. Sencillo de Shamsky a la derecha abriendo el noveno, boleto a Jerry Grote. Los Astros no tuvieron otro corredor en segunda base hasta el duodécimo inning. Carl Koonce relevó a Ron Taylor. Ron Davis sencilleó al centro luego. Norm Miller se sacrificó de primera a segunda. Davis pasó a segunda. Bill Short relevó a Koonce. Jim Wynn recibió boleto intencional. Rusty Staub salió con elevado en foul al cátcher. Harold King se ponchó. En el vigésimo segundo inning, Les Rohr relevó a Danny Frisella. Rusty Staub negoció boleto luego que Jimmy Wynn se ponchara. Staub pasó a segunda base por wild pitch de Rohr. Luego llegó hasta tercera mediante rodado al campocorto de Harold King. Aspromonte fue boleado intencionalmente. Gotay se ponchó. En la pizarra del Astrodomo se leía: Este es el juego más largo en la historia de las grandes ligas, 22 innings, sin que se haya anotado una carrera”. Los Mets llenaron las bases en el duodécimo inning. Danny Coombs relevó a Buzhardt y ponchó a Ed Charles. Jerry Grote sencilleó al centro. Phil Linz emergió por Taylor y bateó elevado a segunda base. Al Weis sencilleó a la izquierda. Boswell soltó otro imparable para llenar las bases, pero Tommie Agee salió de segunda a primera. Los Mets también amenazaron en el inning 19. Cleon James abrió con imparable y pasó a segunda base mediante sacrifico de Ed Kranepool. Despues que Ed Charles fue pasado intencionalmente, Grote se ponchó pero James y Charles ejecutaron el doble robo. Como se estaba quedando sin pitchers, el manager Gil Hodges dejó batear a Danny Frisella y este se ponchó. El mensaje de la pizarra en el vigésimo inning decía: “Esperamos estén disfrutando el tercer juego de esta noche, tanto como los dos primeros”. Harold King y Jerry Grote permanecieron como catchers los 24 innings del juego. Al final no solo ellos estaban cansados, la multitud de 14.219 aficionados había disminuido hasta unos cuantos miles la madrugada del martes. En la cabina de transmisión, Loel Passe anunciaba que dentro de poco la zona de refrigerios de la prensa empezaría a ofrecer el desayuno. Norm Miller estaba en una seguidilla de 14 turnos seguidos sin conectar parable cuando saludó al relevista Les Rohr con sencillo a la derecha para iniciar el inning 24. Rohr incurrió en balk y Jim Wynn fue boleado intencionalmente. Rusty Staub salió de segunda a primera y los corredores avanzaron. John Bateman emergió por Harold King y fue boleado intencionalmente. Entonces vino a batear Aspromonte y bateó un roletazo fuerte al campocorto. No se sabe si fue fatiga o querer empezar el doble play antes de tener la pelota, el hecho es que Al Weis no dobló lo suficiente y la pelota se le fue entre las piernas hacia el jardín izquierdo y Miller cruzó el plato con la carrera de la victoria. Era la 1:37 am en el Astrodomo. El juego había durado 6 horas y 6 minutos. Weis declaró desconsolado, “Boté el juego”. También había sido una larga noche para otro Astro que ni siquiera estaba ahí. El pitcher Tom Dukes había sido llamado a la gran carpa desde las ligas menores antes del juego, para reemplazar a Mike Cuellar quien fue colocado en la lista de incapacitados. Le dijeron que se presentara en Houston el día siguiente. Su equipo, Oklahoma City, jugaba en Nashville, así que empacó sus pertenencias y pasó todo el día manejando desde Dallas hacia Houston. Sintonizó la emisora local que transmitía el juego y cuando este se fue a extra innings, pensó que podían necesitarlo. Tomo el autopista de Dallas hacia Houston y estaba a 50 millas del Astrodomo cuando Miller finalmente cruzó el plato para terminar el juego. Por los Mets también lanzaron Dick Selma (0.2 inning), Al Jackson (3 innings). Por los Astros tambien subieron al montículo: Jim Ray (7 innings, 11 ponches) y Wade Blasingame (4 innings) quién se apuntó la victoria. Afortunadamente ambos equipos tenían fecha libre el 16 de abril. Los Mets tomaron un vuelo hacia Nueva York después del juego. Originalmente había sido programado para llegar a Nueva York a las 4 am hora del este, pero el juego terminó solo 83 minutos antes de esa hora. Este juego igualó la marca del encuentro más largo que terminara con un ganador, el 1 de septiembre de 1906 Filadelfia y Boston jugaron 24 innings. El juego más largo, 26 innings, el 1 de mayo de 1920, terminó en empata 1-1 entre Boston y Brooklyn. Alfonso L. Tusa C. 23-03-2018.

Rusty Staub, eterno bateador quien ganó el banderín con los Mets, fallece a los 73 años de edad.

Richard Goldstein. The New York Times. 29 de marzo de 2018. Rusty Staub, Le Grand Orange de los toleteros del beisbol y uno de los mejores bateadores de su época, las décadas de 1960, 1970 y 1980, principalmente con Houston, Montreal, Detroit y los Mets, falleció este jueves 29 de marzo en West Palm Beach. Su muerte, acaecida en un hospital, fue causada por un ataque cardíaco, dijo su hermano Chuck. Staub quien vivía en Wast palm Beach, había lidiado con dificultades de salud en años recientes, incluyendo un ataque cardíaco que sufrió en un vuelo desde Irlanda hacia Nueva York en 2015. Staub falleció temprano el día inaugural de las grandes ligas, y horas después, durante las ceremonias del primer juego de los Mets ante los Cardenales de San Luis en Citi Field, el equipo solicitó un minuto de silencio para él, descrito como “un neoyorquino icónico en su ciudad adoptiva”, y para Ed Charles, el popular tercera base de su equipo campeón de la Serie Mundial de 1969, quien falleciera el 15 de marzo. Un espigado bateador zurdo quien pesaba 120 kg al final de su carrera, para entonces era un cocinero gourmet y propietario de un restaurant, Staub delineó un figura infalible en el plato. Tenía el cabello rojo y rizado, agarraba el bate tres pulgadas por encima del extremo, usaba los pantalones del uniforme bien arriba y volaba como el dulce en invierno”, dijo una vez el periódico canadiense The National Post. Pero podía batear, y jugar en los jardines y la primera base. En sus 23 temporadas, acumuló 2716 imparables y 292 jonrones mientras asistía a seis juegos de estrellas. Floreció como bateador con los Astros de mediados de la década de 1960; se convirtió en el primer jugador estrella de los Expos; y jugó nueve temporadas con los Mets en dos estadías: en la década de 1970, cuando ganaron su segundo banderín de la Liga Nacional, y luego en la de 1980, cuando se convirtió en uno de los bateadores emergentes más cotizados del beisbol. Despues fue narrador de los juegos de los Mets, desde 1986 hasta 1995, trabajó principalmente con Ralph Kiner y Tim McCarver. Y aunque era oriundo de Nueva Orleans, el considerado el neoyorquino. En una ocasión fur propietario de dos restaurantes en Manhattan, Rusty’s y Rusty Staub’s on Fifth. Staub fue muy respetado, durante su carrera en el beisbol y después, por su participar en los asuntos de la comunidad y por su trabajo caritativo. Particularmente se encariñó en Canadá, donde jugó para el equipo de expansión, los Expos; participó en el juego de estrellas sus tres temporadas en Montreal, desde 1969 hasta 1971. Staub aprendió francés y se convirtió en embajador itinerante del equipo, ganándose e l apoyo de Major League Baseball en Canadá. Lo hizo por respeto a los aficionados. “Estaba en Quebec, y no podía hablar con un niño”, le dijo a The Montreal Gazette en 2012. “No podía decir nada para animarlo. Sentía que no estaba haciendo mi trabajo, no era capaz de responder a los medios al menos en lo más básico”. “Tomé unas 25 clases de francés después de la primera temporada, y el año siguiente tomé clases más largas”, continuó él. “No hay duda de que hacer ese esfuerzo es parte de la razón por la cual Le Grand Orange representaba a Montreal y a todos esos aficionados, ellos sabían que me importaban y que trataba de dar lo mejor”. En cuanto al sobrenombre que se quedó con él, él escribió en The New York Times, que los compañeros de equipo lo habían estado llamando Big Orange aun antes que llegara a Montreal en un cambio con Houston. “El sobrenombre no se formalizó ante el publico hasta un día cuando jugábamos en Los Angeles”, recordó él. “Bateé un jonrón y ejecuté una buena atrapada cuando Willie Crawford largó un estacazo contra la cerca. El día siguiente en los periódicos, yo era ‘Le Grand Orange’. Yeso se quedó así en los periódicos ingleses y franceses”. Los Expos lo enviaron a los Mets en abril de 1972. Un año después, ayudó a impulsarlos hasta el banderín de la Liga Nacional, al despachar tres jonrones, que fueron todos sus imparables, en la victoria de cinco juegos ante los Rojos de Cincinnati en la serie de campeonato de la Liga Nacional. También se lesionó su hombro en esa serie al ejecutar una excelente atrapada. Pero bateó .423 en la Serie Mundial, con dos dobles y un vuelacercas, aunque los Mets fueron derrotados por los Atléticos de Oakland en siete juegos. Staub empujó 105 carreras en 1975, una marca para los Mets que se mantuvo por 15 años. Pero ese diciembre fue enviado hacia los Tigres de Detroit, los Mets recibieron al pitcher Mickey Lolich, y se desempeñó principalmente como bateador designado. Staub regresó a los Expos en un cambio de julio de 1979. En su primer turno al bate de vuelta al Olympic Stadium, los aficionados le tributaron una ovación de pie. Fue una corta segunda estadía en Montreal. Pasó la temporada de 1980 con los Rangers de Texas y entonces firmó con los Mets como agente libre, jugó sus últimas cinco temporadas con ese equipo. Como bateador emergente en 1983, bateó ocho imparables seguidos en junio y empujó 25 carreras esa temporada. Staub tambie mostró sus técnicas culinarias en televisión, pero su amor por la comida resultó un reto para controlar el peso. “Es difícil”, le dijo a The Times en 1985. “Voy a mi restaurant italiano favorito, y tienen ese rissotto que disfruto mucho. Tiene salsa de champiñones, y me digo, ‘No esta vez’. Pero cada vez que voy allí tengo que comerlo”. Daniel Joseph Staub nació en Nueva Orleans el 1 de abril de 1944. Firmó con la organización de los Colt .45 de Houston en septiembre de 1961 al egresar de Jesuit High School de Nueva Orleans. La franquicia que luego se convirtió en Astros, se preparaba junto a los Mets para entrar a la Liga Nacional la próxima temporada como equipo de expansión. Despues de jugar en las menores, Staub debutó con Houston en 1963. Su temporada de consagración fue en 1967, cuando bateó para .333 y lideró la liga con 44 dobles además de ser seleccionado para el juego de estrellas por primera vez. Se retiró con los Mets después de la temporada de 1985, con 1466 carreras impulsadas y un promedio de bateo vitalicio de .279, junto a sus 292 jonrones y 2716 imparables. Además de su hermano, le sobreviven sus hermanas, Sally Johnston y Susan Tully. Despues de retirarse del beisbol, Staub se convirtió en presidente de la Rusty Staub Foundation la cual ha apoyado almacenes de comida de emergencia en toda Nueva York en colaboración con la caridad católica. También creó el New York Police and Fire Widows’ and Children’s Benefit Fund, el cual ha recaudado millones de dólares para las familias del personal uniformado fallecido en cumplimiento de su deber. (Un tío de Staub falleció mientras trabajaba como oficial de policía en Nueva Orleans). Cuando los juegos de grandes ligas se reanudaron en Nueva York luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, con los Mets enfrentando a los Bravos de Atlanta, los Mets donaron alrededor de 450.00 $, al fondo para las viudas y sus hijos. Esa noche, Staub dijo que la organización había distribuído 8.3 millones de dólares en los 15 años antes de los ataques. “Desde entonces, hemos recaudado 8 millones de dólares”, le dijo a The Times. “Si quieres conseguir dinero para las viudas y sus hijos, somos los indicados”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 10 de abril de 2018.