miércoles, 8 de febrero de 2017

Vinculados: Jackie Robinson y Dummy Hoy

Gary Kaschak. The Hard Ball Times. 28 de diciembre de 2016. Es hora de que la importancia de Dummy Hoy en la historia del beisbol, sea reconocida. (Vía Goodwin & Company) Para una impresionante mayoría de historiadores de beisbol y aficionados, el término “romper barreras” está únicamente ligado al inquilino del Salón de la Fama, Jackie Robinson. Todos conocemos la historia, o al menos deberíamos, porque esta trasciende al beisbol como ningún otro tópico de la historia del juego. De hecho el término “breaking barriers” ha sido utilizado tan prevalentemente desde que Robinson rompió la barrera del “color” en 1947, que Major League Baseball se unió con Scholastic Inc. Hace más de 20 años en un programa de extensión llamado Breaking Barriers. En medio de su mensaje de construcción del personaje, el concurso anual de ensayos “Breaking Barriers” combina los valores determinación, compromiso, persistencia, integridad, justicia, coraje, trabajo de equipo, ciudadanía y excelencia mostrados por Robinson. Los estudiantes desde cuarto a noveno grado son instados a compartir sus experiencias propias para sobreponerse a los obstáculos. Hasta la fecha, más de 27 millones de estudiantes y casi 4 millones de maestros han participado.
Comprometida a mantener vivo el nombre de Robinson, MLB ha ido un paso más allá con sus celebraciones del “Jackie Robinson Day” cada 15 de abril, el aniversario del debut de Robinson en las mayores. Enfocándose en saludar y rendir honores a Robinson, todos los peloteros, coaches, managers y árbitros usan el número 42 en sus camisetas ese día especial. Lo que sigue son centenares de artículos e historias de Robinson, escritas por centenares de periodistas. En este celebrado día del beisbol, no se escatima esfuerzo para mantener vivo el icónico nombre de Robinson . Pero mientras MLB se ha enfocado con justicia, en preservar y mantener a un verdadero campeón del beisbol y lo que él experimentó a favor y en contra, otro pelotero, virtualmente perdido en el entramado de la historia, había roto la primera barrera del beisbol más de 50 años antes que Robinson rompiese la suya. Y al romper la barrera de la comunicación en el beisbol, William “Dummy” Hoy está vinculado a Jackie Robinson en ese respecto. Solo que nadie lo sabe. Las Señales de Manos Los historiadores conocen a Hoy como el pelotero sordo más celebrado y exitoso de la historia de las ligas mayores. Con estadísticas meritorias de al menos una buena mirada para ser consideradas dignas de tener un lugar en el Salón de la Fama, el nombre de Hoy aparece usualmente en cualquier discusión acerca de quien fue el responsable de implementar las señales de manos usadas por los árbitros. Hay centenares de referencias de que Hoy fue el catalizador, incluyendo a su difunta nieta, Joan Hoy Sampson, quien dijo antes de su deceso hace pocos años, “Nunca cuestionamos el hecho de que él había iniciado el uso de las señales de manos. Sabíamos que lo había hecho, era un hecho aceptado en nuestra familia”. El documental ganador del Emmy-award 2009, Signs of The Time, examina el debate desde ambos lados, al citar la edición del Washington Post de 19 de abril de 1906 apoyando fuertemente la campaña de Hoy. En la reseña del juego, el reportero escribe: “El árbitro Silk O’Loughlin se dislocó la laringe este martes al expulsar al manager Stahl del terreno en Washington, y hoy no tenía voz. En lugar de pronunciar sus decisiones, empleó el código de señales mudas de Dummy Hoy”. A pesar de esta y otras referencias de compañeros de equipo, familia y reporteros, es el árbitro inquilino del Salón de la Fama, Bill Klem, quien es reconocido y acreditado con la introducción de las señales de manos, en su placa del Salón de la Fama se lee en parte, “acreditado con la introducción de señales de brazos que indican strikes y pelotas en zona buena o en foul”. A pesar de que Hoy es subestimado y hasta suprimido de su verdadera importancia en los anales de la historia del beisbol, él es tan extraordinario y reverenciado para los sordos como lo es Robinson para los afroamericanos. Y los números son impresionantes y escalofriantes. Con la cantidad de sordos estadounidenses (48 millones) sobrepasando a los afroamericanos (45 millones), hay una armada de simpatizantes de Hoy quienes conocen su historia. Un Nombre Familiar Pero mientras Hoy es ciertamente un héroe para los sordos, ¿Por qué su nombre todavía no es familiar como lo es el de Robinson? ¿Por qué MLB no ha reconocido a Hoy como un pionero, un verdadero ariete para romper una seria barrera durante tiempos muy difíciles? ¿Es porque los sordos no tienen una voz real para justificar su causa, o es que MLB no está escuchando lo que los sordos han estado tratando de expresar a sus autoridades y otras personalidades del beisbol por décadas? El U.S. Postal Service anunció recientemente que el afamado abogado sordo y académico Robert Panara sería homenajeado con una estampilla en su honor. Con su imagen en la estampilla, firmada con la palabra “respeto”, Panara hizo un reconocimiento a Hoy, hace unos años al declarar, “Hoy es el Jackie Robinson de la comunidad de sordos, Hoy rompió la barrera de la comunicación”. Esa frase es bien conocida hoy en la Deaf Society. Ciertamente hay varios paralelismos que vinculan a Hoy y Robinson al romper barreras. Mientras Hoy ciertamente no experimentó el nivel de prejuicio y segregación que vivió Robinson, él tuvo que sobreponerse a la ignorancia y la opinión sesgada durante uno de los períodos más tumultuosos en la historia de los sordos. La Conferencia de Milano de 1880 En el verano de 1880, solo un puñado de años antes que Dummy Hoy apareciera en la escena beisbolera, un evento internacional agitó la ya inestable base de la cultura sorda. Mientras los sordos habían crecido acostumbrados a una ignorancia prevalente a su alrededor, su lugar común estaba en su lenguaje de señas, la gran mayoría dependía por completo de las señas como su vehículo de comunicación. Habían empezado a aflorar debates apasionados entre los “expertos” del oralismo y los que apoyaban el lenguaje de señas. Los vientos de cambio estaban soplando, y soplaban duro y rápido. Los partidarios del oralismo pedían un cambio de paradigma, y mientras los acalorados debates se arraigaban y ganaban momento, fue organizada una reunión internacional para establecer los patrones de la vida de los sordos. La tenebrosa Conferencia de Milano de 1880 fue uno de los fraudes más elaborados en la historia de los fraudes. Con decisiones de largo alcance que retrasaron a los sordos por décadas, la Pereire Society planeó una agenda estratégica diseñada específicamente en función de sus necesidades egocéntricas. Totalmente contraria al uso del lenguaje de señas como patrón o aún como forma alterna de comunicación, la arrogante sociedad logró su cometido al asegurar una victoria sesgada y hacer sus alegatos sagrados. Con presencia de delegados pro-oralistas escogidos a dedo, e incitando reacciones hostiles contra los representantes de la oposición, no fue ninguna sorpresa que el resultado fuese desventajoso para los sordos. Ocho resoluciones fueron aprobadas, incluyendo una votación desproporcionada de 160-4 que consideró la “incontestable superioridad de la articulación sobre las señas para reinsertar al sordomudo a la sociedad y darle un conocimientos más completo del lenguaje”. El efecto negativo fue inmediato. Los educadores sordos fueron despedidos, y los maestros que oían no permitieron más las señas, dejando a la “escucha” como el único método de aprendizaje para los estudiantes sordos. Los trabajos profesionales para sordos se redujeron dramáticamente, degradando a los sordos aun más que antes, sin líderes a quienes acudir. De acuerdo al autor sordo e investigador Mark Drolsbaugh, la educación de calidad ya “no era accesible, y los estudiantes pasaban horas en aprender a pronunciar, “George Washington”, en vez de tener discusiones dinámicas acerca de quien era ese Mr. Washington, y como él contribuyó en la historia estadounidense. Las Leyes Feas Como si el prejuicio intencional ocasionado por las decisiones de la Conferencia de Milano no hubiese sido suficiente, otros obstáculos dentro de nuestras fronteras habían afectado la situación de aquellos etiquetados “diferentes”. Emitidas para ayudar a reducir la aparición pública de personas “indeseables o repugnantes”, las “Leyes Feas” contribuyeron a un incremento de la depresión, falta de autoestima y al vacío de sentimientos impropio de las personas, “Enfermos, mutilados o de alguna manera deformes como para ser objetos indeseables o repugnantes”. A pesar de que los sordomudos no eran señalados directamente en el enunciado de esas leyes, eran considerados “anormales”. Similares a las minorías étnicas previas a ellos, los sordos fueron los próximos en sufrir las consecuencias de la élite. Como lo afroamericanos durante los días de Jackie Robinson, y de alguna manera como los indígenas estadounidenses obligados de manera inmisericorde a marchar centenares de millas hacia reservaciones miserables, los sordos se habían convertido en una isla. Entonces Llega Hoy Como Jackie Robinson, Dummy Hoy apareció en escena justo en el momento apropiado en la historia. Los sordos necesitaban héroes, héroes que pudieran admirar y emular. Hoy mezclaba talento extremo, moral sobresaliente y una confianza innata y pasión por destacar en todo. En ningún momento, la población sorda había tomado a Hoy como un héroe. Con una preparación de destreza e inteligencia, así como estar consciente de su circunstancia y oportunidad, Hoy penetró una barrera de comunicación en quizás la época más inestable en la historia de los sordos. Penalizado por las restricciones impuestas como reforma social, Hoy se las arregló para sobreponerse a los límites restrictivos de la comunicación, usando su prospecto único para hacer avanzar la causa de los sordos. La historiadora y académica sorda, Susan Burch es citada: “Los eventos deportivos extendieron las interacciones de las sociedades, Sordos y oyentes…Los atletas sordos buscaban la aceptación de la sociedad, y las personas sordas servían como sus audiencias y jueces primarios. Como miembros de una comunidad sorda más grande, su solicitud de admisión en la sociedad oyente fue hecha en términos sordos. Solo su estado de sordo, no oral, no permitido, permitió a Hoy ganar la aprobación y el reconocimiento de la audiencia sorda”. Visto como un igual y héroe, el elevado estado de Hoy como “héroe” fue debido parcialmente al énfasis de la comunidad sorda en las señas sobre el discurso. Burch agrega, “Hoy representaba el sueño estadounidense de los sordos. Como no graduado universitario quien se comunicaba solo por señas y escritura, él desplegó las habilidades de las personas sordas comunes”. El afamado filántropo y escritor Stephen Jay Gould estudió a Hoy extensamente, escribió varios artículos acerca de él en el proceso. Gould estuvo de acuerdo con la consideración de que Hoy fue, y aun es, un héroe gigante en la comunidad sorda, y declaró, “Cuando estudiamos su carrera, descubrimos que él destaca no por su sordera, sino porque fue un actor y ser humano ejemplar. Su determinación, honestidad, carácter y energía dejó una impresión duradera en todo lo que conoció. Se convirtió en héroe de la comunidad sorda y de todas las personas discapacitadas”. El Proyecto Jackie Robinson: George Washington University En la primavera de 2015, fui invitado junto al colega de “Hoy For The Hall” (“Hoy Al Salón”) Rex Bishop para hablar en la reunión anual de la Jackie Robinson Society de GWU. Yo había escrito una carta al director, Profesor Richard Zamoff, comparando a Robinson y Hoy, como rompedores de barreras. Esa noción lo intrigó. Como concesión final para los oradores nos permitieron cinco minutos para exponer nuestros puntos a la asamblea de los simpatizantes de Robinson. En pocos días, recibimos la siguiente carta del Profesor Zamoff: William “Dummy” Hoy merece ser ingresado en el National Baseball Hall of Fame debido a sus logros beisboleros, su heroísmo frente a la extensión del prejuicio y la discriminación, y al crédito que su heroísmo y logros le otorga al pasatiempo nacional. A su manera, “El coraje, la perseverancia, la inteligencia y el carácter de ‘Dummy’ Hoy inspiró, y continúa inspirándonos. Como Jackie Robinson, Hoy fue ejemplar y revolucionario en uniforme de beisbol. Como Robinson, él merece reconocimiento no solo de la comunidad minoritaria que representa, sino también de la mayor comunidad a la cual aspiran sus logros ejemplares. “Jackie Robinson cambió Estados Unidos al animarnos, educarnos, retarnos y obligarnos a pensar diferente acerca de los asuntos raciales. La elección de “Dummy” Hoy al Baseball Hall of Fame proveería la atención nacional que él ha merecido por mucho tiempo. Eso no solo reconocería sus credenciales como pelotero del Salón de la Fama, sino que también proveería evidencia tangible de lo que los impedidos de la audición pueden lograr. El ingreso de “Dummy” Hoy en Cooperstown nos animaría, educaría, retaría y obligaría a pensar diferente de los asuntos relacionados con los retos físicos y las discapacidades”. Reconocimientos para Hoy En octubre de 2015, Topps presentó su colección de Barajitas Pride & Perseverance, que incluía peloteros que se habían sobrepuesto a los obstáculos. Entre los 11 peloteros está Hoy, uno de dos (Curtis Pride) peloteros sordos en la colección. De acuerdo a David Leiner, VP & gerente general de deportes norteamericanos de Topps, “Estos hombres tuvieron que sobreponerse a grandes dificultades no solo para llegar a las grandes ligas, sino a veces con lo que pudo haber sido una desventaja. En vez de eso, ellos son una inspiración y tenemos el honor de mostrarlos en nuestro producto”. Junto con el reconocimiento que Hoy recibe de Topps, fue publicado un libro infantil más temprano ese año por la autora Nancy Churnin. The William Hoy Story: How A Deaf Player Changed The Game ha recibido extensas revisiones de docenas de grandes industrias. Churnin fue una autora participante de la Hall of Fame’s Summer Author Series de este año, luego visitó el lugar de nacimiento de Hoy en Houcktown, Ohio, así como el Salón de la Fama de los Rojos de Cincinnati. Otros Salones de la Fama Mientras la presión es para conseguir la inducción de Hoy en Cooperstown, otras organizaciones notables han reconocido las contribuciones de Hoy. Hasta la fecha, Hoy ha sido inducido por los siguientes salones de la fama: • 1941: Louisville Colonels Hall of Fame • 1951: American Athletic Association of The Deaf Hall of Fame • 1989: Hancock County, Ohio, Sports Hall of Fame • 1990:Ohio School For The Deaf Hal of Fame • 1992: Ohio Baseball Hall of Fame • 2003: Cincinnati Reds Hall of Fame • 2004: Baseball Reliquary: Shrine of The Eternals Vinculados: Robinson y Hoy El investigador e historiador de Hoy, Steve Sandy ha estado estudiando a Dummy Hoy por más de un cuarto de siglo, recabando información y difundiendo las buenas noticias de Hoy. Un ávido abogado de los derechos de los sordos, Sandy (quien es sordo) entiende la causa de los afroamericanos y su prolongada pelea por la igualdad. Al reconocer que la “contribución” de Jackie Robinson al beisbol abrió el camino a los afroamericanos y estableció un nuevo patrón social, Sandy está apenado de que Hoy no haya sido reconocido por lo que hizo por la cultura de los sordos. “Los sordos pueden entender la ignorancia que resistieron los afroamericanos. Pero los Afroamericanos se han probado una vez y a menudo, y ahora son considerados en la sociedad”. Al notar que los sordos necesitan una fuerte representación, Sandy escribió, “Debemos rendir homenaje a Branch Rickey. Si no fuera por él, ¿Quién habría abierto el camino a Jackie Robinson? Así como Connie Mack, Clark Griffith, Frank Selee, Charlie Comiskey, Tommy McCarthy, Sam Crawford, Honus Wagner y otros habían intercedido por Dummy Hoy, es preciso que lo haga una autoridad más alta. Los sordos todavía tienen “techo de vidrio” y no van a ninguna parte hasta que alguien les abra la puerta”. Al haber examinado la carrera, vida y legado de Hoy, es claro como el cristal que él es vitalmente importante para la cultura de los sordos como Jackie Robinson lo es para los afroamericanos. El nombre de Hoy merece ser un nombre familiar. Él rompió la primera barrera del beisbol durante la época más difícil de la historia de los sordos. Pero su nombre no solo debería ser conocido, debería estar vinculado con el de Jackie Robinson, como rompedores de barreras pioneros. Referencias y Recursos • Signs of the Time • Charles Reilly & Sen Qi, Gallaudet University, “A Brief Summary of Estimates for the size of the Deaf population in the USA Based upon available Federal data and published research” • 2014 US Census Data • Wikipedia, “Second International Congress on Education of the Deaf” • David Boles, BolesBlogs, “Enforcing the Ugly Laws” • Dan Thompson, “Ugly Laws: the History of disability regulation in North America” • R.A.R. Edwards, Sign Language Studies, “No Dummies: Deafness, Baseball, and American Culture” • Stephen Jay Gould, “The Amazing Dummy,” essay from Susan Ware’s book Forgotten Heroes: Inspiring American Portraits From Our Leading Hist (later reprinted in Gould’s book, Triumph and Tragedy in Mudville: A Lifelong Passion for Baseball) Acerca de Gary Kaschak Gary Kaschak es un investigador y escritor del “The Hoy For The Hall Committee”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

martes, 7 de febrero de 2017

Esquina de las Barajitas: Lou Johnson 1968.

Bruce Markusen. Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown. El marco fragmentario que Topps utilizó en su colección de barajitas de 1968 es uno de los ejemplos más creativos del trabajo artístico de la compañía. En contraste con los usuales marcos blancos o negros, este le da a las barajitas una dosis de tercera dimensión. La fotografía de la colección está generalmente bien hecha, con muchos buenos primeros planos que nos muestran que los peloteros lucían en su apogeo de los años ’60. Entre mis favoritas de la colección de 1968 está la barajita de Lou Johnson. Me gustan las barajitas que muestran a los peloteros sudando, como la barajita Topps de Clay Carroll de 1966 (donde aparece casi empapado luego de los ejercicios del entrenamiento primaveral) y la barajita de 1972 del toletero de los Astros de Houston, Lee May. Aunque no suda tan profusamente como Carroll o May, Johnson aun muestra cierta evidencia de humedad en su rostro. Es un buen recordatorio de que el beisbol puede ser un trabajo duro, sea en las calistenias de los entrenamientos primaverales o en las demandas de un juego de temporada regular. Hay algo más que es inusual en la barajita de Johnson. El movimiento de su boca la hace parecer como si estuviese silbando. O tal vez le está gritando a alguien mientras le toman la fotografía. De cualquier manera, nos da un ángulo diferente de la barajita normal de beisbol. Al haber tantos peloteros que parecen sin expresión, y tan obviamente silenciosos, en sus barajitas. Ver a un pelotero silbando o hablando (o quizás hasta cantando) en su barajita, eso nos proporciona algo inconvencional. Una cosa que esta barajita de 1968 no provee es alguna evidencia del secreto que Johnson escondía en ese momento. Era un pelotero quien no socializaba con sus compañeros de equipo, un hombre quien no quería que otros peloteros vieran como era él fuera del estadio. Para sus compañeros de equipo, Louis Brown Johnson era conocido como “Sweet Lou”. De hecho, él es uno de tres “Sweet Lou” en la historia de las ligas mayores. El más conocido es probablemente Lou Piniella, quien tuvo éxito como pelotero y manager. Luego está Lou Whitaker, el buen segunda base de los Tigres de Detroit y socio de dobleplays de Alan Trammell por largo tiempo. El más oscuro de los tres, al menos para la mayoría de los aficionados, sería Johnson, quien pasó buena parte de los años ’60 rebotando en las ligas menores antes de finalmente encontrar su nicho con los Dodgers de Los Angeles. Entonces cerró su carrera como pelotero disminuido con los Cachorros de Chicago, Indios de Cleveland y Angelinos de California. Aunque Johnson solo jugó tres temporadas con los Dodgers, se las arregló para convertirse en uno de los peloteros más populares en la larga historia de la franquicia. Además del apodo “Sweet Lou”, Johnson tenía otro remoquete, a veces lo llamaban “Slick”. Esa podría ser la palabra usada para explicar su largo camino hacia Los Angeles, angosto y accidentado. Como joven atleta de Lexington, Ky., tenía esperanzas de jugar baloncesto con los Wildcats de Kentucky, pero la Southeastern Conference no reclutaba atletas negros en ese momento. “Mi sueño era jugar baloncesto en la University of Kentucky, donde trabajaban mi padre y mi madre, pero ellos no aceptaban negros”, le dijo Johnson a Ken Gurnick de MLB.com, “así que nunca me involucré con la universidad, y eso me afectó por mucho tiempo”. Desanimado por el incidente racial del baloncesto, Johnson optó por el beisbol. Firmó con los Yanquis de Nueva York en 1953 pero duró solo una temporada en su sistema de ligas menores antes de ser despedido. Antes de 1954, los Yanquis lo enviaron a un equipo de ligas menores en la Mountain States League en lo que Baseball Reference describe como una “transacción desconocida”- Antes de cada una de las dos temporadas siguientes Johnson de nuevo se movió mediante transacciones desconocidas, primero hacia los Piratas de Pittsburgh y luego hacia los Cachorros. Johnson pudo haber establecido una marca no oficial por estar involucrado en la mayor cantidad de “transacciones desconocidas”. Johnson también pasó parte de la temporada de 1955 jugando para los Monarchs de Kansas City en la encarnación final de las ligas negras. Para entonces, las ligas negras habían pasado su mejor momento, pero aún representaban oportunidades legítimas para los peloteros afroamericanos con esperanzas de extender sus carreras. Johnson sentía un orgullo especial de jugar con los Monarchs. “El punto más alto de mi carrera fue jugar con los Monarchs de Kansas City y ser seleccionado para jugar en el Juego de Estrellas Este-Oeste, frente al público de Comiskey Park”, le dijo Johnson a Sports Collectors Digest. “El calibre de la organización era grande. Aprendí a jugar beisbol ahí”. Entre los compañeros de equipo de Johnson estaba Satchel Paige. Jugó para el manager Buck O’Neil, quien luego ganaría fama por su papel en el documental de Ken Burns de 1994, Baseball. O’Neil, quien fue scout dos veces de los Cachorros, aconsejó a sus jefes que firmaran a Johnson y al toletero George Altman. Por recomendación de O’Neil, los Cachorros compraron el contrato de Johnson a los Monarchs. Ese movimiento le dio a Johnson la oportunidad que necesitaba. El jardinero que bateaba a la derecha pasaría las siguientes cuatro temporadas avanzando en el sistema de los Cachorros, finalmente ganándose una promoción a Chicago en la primavera de 1960. Pero solo bateó .206 en 68 turnos al bate, una decepcionante actuación que le valió el boleto de regreso a las ligas menores. Al jugar con el Houston AAA, Johnson agenció números sólidos: un promedio de bateo de .289, 12 jonrones y 13 bases robadas. Para ese momento, Johnson tenía 25 años y mucha experiencia jugando pelota de ligas menores. Simplemente, no tenía nada que probar en AAA. El equipo de expansión, Angelinos de Los Angeles mostraron interés, al enviar algun dinero hacia Chicago por el veloz jardinero. Él pasaría la mayor parte de 1961 en AAA antes de recibir la oportunidad de subir a Los Angeles. Jugó exactamente un juego antes de ser cambiado, esta vez a los Maple Leafs de Toronto, un equipo de una liga menor independiente, a cambio del jardinero Leon Wagner. Johnson pasó el resto de 1961 en Toronto, puso buenos números ofensivos otra vez, antes de ser vendido a los Bravos de Milwaukee ese otoño. Pero los Bravos lo enviaron de vuelta a AAA, así que empezó la temporada de 1962 en Toronto una vez más, antes que los Bravos lo llamaran a mitad de verano. Los Bravos convirtieron a Johnson en el abridor de su alineación y jardinero central. Eventualmente se desempeñó en las tres posiciones de los jardines, Johnson lo hizo bien con los Bravos. Bateó .282 y tuvo un OPS justo por encima de .800. También jugó bien en los jardines, mostrando alcance y elegancia. Eso debió haber sido lo suficientemente bueno para mantenerlo en Milwaukee en 1963, pero todo terminó en un viaje de regresó a las ligas menores. Los Bravos lo pusieron a jugar muy poco durante la primavera y luego lo bajaron a Denver antes de la inauguración de la temporada. Por alguna razón, la gerencia de los Bravos consideraba a Johnson una pobre influencia para los jugadores jóvenes del equipo. Años después, Johnson revelaría públicamente algunas de las razones tras esa reputación. “Yo había estado bebiendo desde que tenía 13 años”, dijo Johnson al afamado periodista deportivo Jerome Holtzman. “Siempre fui muy inseguro”. Esencialmente vetado de Milwaukee, Johnson permaneció en las menores por las próximas tres temporadas, al rebotar desde los Bravos, hacia los Tigres de Detroit y a los Dodgers de Los Angeles. Johnson casi abandona el juego, mientras hablaba de renunciar al beisbol por la relativa seguridad de vender carros. Pero se mantuvo en el juego y regresó a la actividad de ligas mayores en 1965 con los Dodgers. Johnson empezó la temporada en AAA, pero recibió un llamado para subir en mayo cuando Tommy Davis sufrió una severa fractura en el pie. El manager Walter Alston llamó a Johnson para reemplazar a Davis en el jardín izquierdo, tomando su lugar junto a Willie Davis y Ron Fairly en el talentoso outfield de los Dodgers. Etiquetado el “vagabundo de las menores” por el Sporting News, Johnson sustituyó maravillosamente a Davis, un doble campeón de bateo. Johnson bateó solo .259, pero bateó 12 jonrones (lo cual lo igualó en el liderato del equipo), robó 15 bases, y jugó un excelente jardín izquierdo, También anotó la única carrera del juego perfecto de Sandy Koufax el 09 de septiembre Luego de negociar boleto, robó segunda base, pasó a tercera mediante sacrificio y entonces llegó al plato por un error en tiro del cátcher de los Cachorros de Chicago, Chris Krug. Al realizar eso, Johnson se convirtió en pié de página del día perfecto de Koufax. En la temporada, Johnson jugó papel importante en el banderín de la Liga Nacional alcanzado por los Dodgers. Los Dodgers apreciaron la entrega y el entusiasmo de él. También les gustaba la manera como el aplaudía para celebrar durante los juegos, aun si el beisbol conservador de los años ’60 disentía de tal exuberancia. Los periodistas que cubrían a los Dodgers y los compañeros de equipo también disfrutaban al conversar con Johnson, cuya inteligencia, humor, y personalidad llevadera convirtieron a su casillero en una parada necesaria en las giras posjuegos. Johnson se refería cómicamente a si mismo como “LBJ”, las cuales no solo eran sus iniciales sino que también le daban algo en común con el Presidente de Estados Unidos Lyndon Baines Johnson. Un veterano de 13 temporadas de ligas menores, Johnson era uno de los menos conocidos de los ocho regulares de los Dodgers en la Serie Mundial, pero pronto se forjaría un nombre. Al batear en el medio de la alineación de los Dodgers, Johnson atormentó al cuerpo de lanzadores de los Mellizos de Minnesota. Johnson conectó ocho imparables en 27 turnos al bate, incluyendo un par de vuelacercas. El segundo estacazo resultó decisivo para ganar el séptimo juego, de lejos el batazo más importante de su carrera. Los aficionados de los Dodgers celebraron cantando “All the way with LBJ!” Prácticamente un desconocido al inicio de la temporada, Johnson era ahora un héroe. Cuando Tommy Davis regresó a la alineación de los Dodgers a finales de abril de 1966, Johnson se movió desde el jardín izquierdo al derecho. Los Dodgers también recompensaron a Johnson al colocarlo como tercer bate en la alineación. Johnson respondió con su mejor temporada, incluyendo un promedio de bateo de .272 y 17 jonrones. También fue líder en pelotazos recibidos en la liga con 14, lo cual ayudó a su porcentaje de embasado. Los Dodgers fueron de nuevo a la Serie Mundial, pero no jugaron tan bien como en el clásico de 1965, al perder el campeonato ante los Orioles de Baltimore en cuatro juegos seguidos. Johnson jugó respetablemente, al batear 4 imparables en 15 turnos al bate. En mayo de 1967, Johnson sufrió la fractura de un tobillo, lo cual lo limitó a jugar solo 104 desafíos en la temporada. Pero su porcentaje de embasado y su OPS subieron, mientras permanecía como un productivo jardinero derecho a medio tiempo. Mientras los Dodgers se preparaban para la temporada de 1968, decidieron abrir espacio para los jóvenes jardineros Willie Crawford y Len Gabrielson. Johnson se hizo canjeable, lo enviaron de vuelta a los Cachorros (su primer equipo de grandes ligas) por el joven infielder Paul Popovich y un jugador de lias menores. Johnson dijo que los Dodgers lo cambiaron por “razones personales”, las cuales eran atribuibles a sus problemas de bebida. Los Cachorros pensaron que tenían espacio para Johnson en el jardín derecho, pero una pelota de foul en un juego a finales del entrenamiento primaveral lo golpeó en la cabeza, le fracturó el cráneo. Johnson regresó a la alineación, pero la lesión tuvo un efecto a largo plazo. . Con solo un jonrón en sus primeros 62 juegos, la falta de poder de Johnson preocupó a los Cachorros. La estadía de Johnson con Chicago resultó miserable por otras razones. Pasaba muchas de sus noches en la versión de Chicago de “Skid Row”, vagando con mendigos en la calle. Solitario y sin compromisos, Johnson sintió que se podía identificar con las personas denominadas “vagos” por el resto de la sociedad. Poco después de la fecha tope para hacer cambios del 15 de junio, los Cachorros lo negociaron a los Indios de Cleveland por el jardinero Willie Smith. Después del cambio, Johnson despotricó públicamente a varios de los Cachorros, incluyendo al manager Leo Durocher y al catcher Randy Hundley. Johnson tuvo muchas dificultades para batear con los Indios, quienes salieron de él la primavera siguiente, lo enviaron a los Angelinos de California por el versátil Chuck Hinton. Al batear solo .203 en 167 juegos, se ganó su despido al final de la temporada. A los 34 años de edad, los bien viajados días de jugador activo de Lou Johnson habían llegado a su fin. Johnson consiguió trabajo como vendedor en una compañía especializada en sistemas de seguridad, pero eventualmente regresaría al beisbol. En 1978, los Dodgers emplearon a Johnson como instructor de ligas menores. Menos de un año después, lo despidieron. Fue incapaz de cumplir sus deberes, debido a la adicción al alcohol y la cocaína. Para los años ’70, Johnson estuvo metido en problemas. Uno de sus puntos bajos llegó cuando empeñó su anillo de Serie Mundial a un traficante de drogas, y solo recibió 500 $. “Hacia cualquier cosa para conseguir dinero, por el hábito de la cocaína”, le dijo a Los Angeles Times. “Emitía cheques sin fondos, usaba el dinero de mi esposa, manipulaba a las personas”. Él trató de suicidarse, dos veces. “Me metía en mi carro y manejaba a 60, 70 millas por hora en una via de 25 millas”, le dijo Johnson a Jerome Holtzman. “Una vez me tomé una sobredosis, una gran sobredosis de calmantes. Estaba cansado. No quería despertar”. Afortunadamente, Johnson despertó. Eventualmente buscó ayuda. En 1980, se piso en contacto con Don Newcombe, el antiguo gran jugador de los Dodgers de Brooklym quien se las había arreglado para vencer el alcoholismo y lideraba esfuerzos para asistir a otros. Con la ayuda de Newcombe, Johnson ingresó en una clínica de Arizona llamada The Meadows, donde inició el difícil proceso de rehabilitación. Hasta el día de hoy, Johnson agradece a Newcombe por salvar su vida. Luego de la rehabilitación, Johnson regresó a los Dodgers como parte de su equipo de servicios comunitarios. Se convirtió en uno de ocho antiguos peloteros de los Dodgers en aparecer en eventos comunitarios y cívicos como representante oficial de la organización. Para el efusivo, burbujeante y energético Johnson, el trabajo representó una oportunidad perfecta para sus talentos. Más de 35 años después; Johnson sigue siendo empleado del departamento de relaciones comunitarias de los Dodgers, trabajando como coordinador del equipo. Ahora de 81 años de edad, él continúa haciendo docenas de apariciones con los Dodgers a través del sur de California, cada año. Para aquellos quienes dicen que los finales felices no ocurren, Sweet Lou Johnson es la prueba viviente de que esos escépticos están equivocados. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Nota del traductor: Números de Lou Johnson con los Industriales el valencia en la temporada 1961-62: 45 J, 170 VB, 23 CA, 54 H, 12 2H, 7 3H, 5 HR, 28 CI, 3 BR, .318 AVG. Regresó con los Tiburones de La Guaira en la temporada 1963-64