viernes, 2 de marzo de 2018

Jack Hamilton, Quien Lanzara un pitcheo fatal, fallece a los 79 años de edad.

Richard Goldstein. The New York Times. 27 de febrero de 2018. Jack Hamilton pitcheó total o parcialmente en ocho temporadas de las ligas mayores, pero fue recordado principalmente por un momento único. Lanzó la recta que golpeó la cara del jardinero de poder de los Medias Rojas de Boston, Tony Conigliaro en agosto de 1967, un lamentable episodio que recortó la carrera de un potencial inquilino del Salón de la Fama. En las décadas siguientes, Hamilton fue buscado de tiempo en tiempo para entrevistarlo acerca de aquella noche en Boston, en una temporada cuando los largamente inexistentes Medias Rojas ganaron el banderín del Sueño Imposible. Falleció este jueves 22 de febrero en Branson, Mo. Su esposa Janyce, dijo que había tenido problemas cardíacos y otras dolencias. Un pìtcher polivalente, Hamilton había sido cambiado desde los Mets hasta los Angelinos de California en junio de 1967 y tenía marca de 8-2 cuando abrió contra los Medias Rojas en Fenway Park la noche del 18 de agosto. Conigliaro, un pelotero bien parecido y popular, de los suburbios de Boston, había participado en el juego de estrellas y a los 22 años se había convertido en el jugador más joven de la Liga Americana en alcanzar los 100 jonrones. Se enfrentaron en el cuarto inning de un juego sin carreras. Conigliaro se acercó mucho al plato, como era su costumbre. Entonces Hamilton envió el pitcheo que lo derribó. Conigliaro se había movido un poco mientras la pelota se desplazaba hacia su cara. La pelota le fracturó el malar izquierdo, dislocó su mandíbula y le ocasionó daño en la retina y visión nublada. Una foto apareció en los periódicos mostrando a Conigliaro en su cama de hospital, con su ojo izquierdo ennegrecido. “Fue una recta alta”, le dijo Hamilton a The Associated Press en 1987. “No se movió para nada. Ni siquiera saltó, ni retiró su cabeza. Fue duro pararse ahí y recibir un pitcheo como ese”. Conigliaro perdió el resto de la temporada de 1967 y toda la de 1968. Regresó a los Medias Rojas para 1969 y 1970, bateó 56 jonrones en esas temporadas. En 1971 fue cambiado a los Angelinos, pero con la visión de su ojo izquierdo en franco deterioro, tuvo dificultades para batear. Se retiró a mitad de temporada. Regresó con los Medias Rojas en 1975, entonces se fue del beisbol por su bien luego de participar en 21 juegos. Conigliaro tenía esperanzas de regresar al juego como narrador deportivo cuando tuvo un ataque cardíaco en 1982 y fue confinado a un hogar de cuidados después de eso. Su hermano Billy, un antiguo compañero de equipo en los jardines de los Medias Rojas, y otros miembros de la familia lo cuidaron hasta su muerte debida a una falla renal en 1990 a los 45 años de edad. “Sé en el fondo de mi corazón que no estaba tratando de golpearlo”, le dijo Hamilton a The New York Times poco después que Conigliaro falleciera. “Nunca golpeé a un tipo tan duro en mi vida. Se derrumbó”. La noche cuando fue golpeado, Conigliaro usaba una gorra de plástico duro. No fue hasta 1971 que las ligas mayores requirieron el uso de cascos, aunque solo para los peloteros novatos. Una orejera fue obligatoria en 1983, aunque a los veteranos les permitían evitarla si así lo deseaban. Jack Edwin Hamilton nació el 25 de diciembre de 1938, en Burlington, Iowa, y creció en el cercano Morning Sun. Fue un pelotero del estado en la escuela secundaria y firmó con la organización de los Cardenales de San Luis en 1957. Un pitcher derecho, debutó en grandes ligas con los Filis de Filadelfia en 1962 y luego lanzó para los Tigres de Detroit, Indios de Cleveland, Medias Blancas de Chicago, así como con los Mets y Angelinos. Pitcheó el segundo juego de un hit en la historia de los Mets en mayo de 1966, permitiendo un solo sencillo mediante toque al pitcher de los Cardenales, Ray Sadecki. Abridor y relevista, Hamilton tuvo una marca vitalicia de 32-40 y luego fue dueño de restaurantes en Iowa, Illinois y Branson. Además de su esposa, Janyce DeYarman, le sobreviven una hija, Karla Hamilton, un hijo, Kyle; sus hermanas Patsy Huddle, Janet Hall y Judi Delzell; cuatro nietos y cinco bisnietos. “Cuando veo el beisbol por TV, cada vez que un tipo es golpeado pienso en eso”, le dijo Hamilton a The Times en 1990, refiriéndose al incidente de Conigliaro. “Yo era un pitcher normal, pero las personas me recuerdan por lo que le pasó a Tony”. Continuó: “Traté de verlo en el hospital, pero solo dejaban pasar a su familia. Cuando Tony regresó en 1969, no traté de hablar con él de eso. Siento mucho que eso haya ocurrido. He tenido que vivir con eso también”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.