jueves, 28 de enero de 2016

El pedazo de cielo de Ron Darling

Steven Kurutz. 02-06-2015. The New York Times. Una mirada más cercana al apartamento de Ron Darling. Edad 54 Ocupación: Analista de juegos de los Mets para SNY; antiguo jugador de Grandes Ligas. Ubicación: Upper East Side. (Lado Superior Oriental). Su habitación favorita: Una oficina que Mr. Darling llama “la versión de Nueva York de la cueva de un hombre”, en las alturas que él comparte con su esposa, Joanna, una diseñadora de interiores. Alejada en una esquina, esta es pequeña y tranquila, un espacio apacible de colores mudos y muebles básicos. Marie Kondo sería feliz aquí. ¿Qué amas de esta habitación? Sé de muchas personas que viven en townhouses o un lugar en Village o algo por el estilo, pero me gusta vivir en lo alto. Estamos 37 pisos arriba. Se puede ver hacia Jersey. Citi Field en un día claro. Es muy hermoso y tranquilo aquí. Para una persona que se gana la vida hablando. Soy una persona muy tranquila por naturaleza. Veo que estás viendo un juego de beisbol. Es un Baltimore versus Boston, así que no se trata de los equipos que sigo. Pero si lo veo, me nutro de algunos cosas de los narradores. Si no lo estoy viendo al detalle, siento que consigo algo por ósmosis. ¿Donde están tus recuerdos de beisbol? ¿No es típìco de los exatletas tener una habitación de trofeos? Pienso que 99 porciento de los tipos con quienes jugué tiene una habitación con todas sus cosas ahí. Yo no tengo eso. La mayoría de mis cosas está en casa de mis padres. Recuerdo cuando fui a la casa de TomSeaver en Greenwich cuando yo tenía 22 años de edad. Yo estaba en su oficina, y había dos gavetas abiertas llenas de pelotas de beisbol. Así que le pregunté por ellas durante la cena. Él dice, ‘Esas son los blanqueos’. Yo estaba, como, Ah ya entiendo. Yo nunca llenaré un escritorio de pelotas. ¿Le dejas a Joanna las decisiones de diseño, como digamos, amueblar esta habitación? Se lo dejo a ella completamente. Una de las grandes cosas acerca de envejecer es que no tienes problemas en delegar. Yo estaba de gira. Y luego vine y esto lucía así. Llévame a tu primer apartamento en Nueva York cuando eras un Novato de los Mets. El primer apartamento que fue mio fue un quinto piso en East 53rd Street. Esa es una de las salidas de F.D.R., así que es una de las calles más concurridas, lo cual pensé era agradable. Hasta que vives ahí y no es tan agradable. El dormitorio miraba hacia el Metropolitan Café. Recuerdo que ellos tenían sillas en la acera, y el maravilloso olor de la comida permeaba todo el apartamento. Tenía sueños despìertos de que algún día iba a tener suficiente dinero para comer en el Metropolitan Café. Era inspirador con sus aromas. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

martes, 26 de enero de 2016

Esquina de las Barajitas: 1975 Topps: La identidad errada de Steve Busby

Bruce Markusen. The Hard Ball Times. 07-12-2015. En 1975, Steve Busby era un nombre hecho en los círculos de beisbol. Había lanzado dos juegos sin hits ni carreras y era reconocido como el as de los Reales de Kansas City, un equipo emergente que estaba por ganar 91 juegos y de pronto se convirtió en contendor en el oeste de la Liga Americana. Él era una joven estrella de pitcheo, parecía un futuro ganador del premio Cy Young, y la mayoría de los entendidos del juego sabía como lucía Busby, desde su apariencia facial hasta su distintivo estilo de pitcheo. En medio de este entorno, podría ser una sorpresa que el hombre retratado en esta barajita de Topps 1975, no es Busby. Para nada. En realidad, el jugador de la foto es el cátcher Fran Healy, quién luego sería mejor conocido por su trabajo como analista con los Yanquis y los Mets. Esta no es la primera vez, ni será la última, que una compañía de barajitas ha equivocado la identidad de un pelotero en una barajita de beisbol. La barajita de 1966 de Dick Ellsworth muestra a su antíguo compañero en los Cachorros de Chicago, Ken Hubbs. (Esta barajita es especialmente asustante dado que Hubbs había fallecido dos años antes en una accidente de aviación). En 1969, en lo que sin discusión es el error de barajita más famoso de todos los tiempos, Topps publicó una barajita del tercera base de los Angelinos de California, Aurelio Rodríguez, que en realidad mostraba la fotografía del recogebates del equipo, Leonard García. Cuatro años después, Topps se apareció con una barajita de Joe Rudi, pero ninguno de los tres peloteros de los Atléticos de Oakland fotografiados en la barajita resultó ser él. En su lugar estaban sus compañeros de equipo Gene Tenace, Marty Martínez y Bill Voss. En otro error del juego de barajitas de Topps 1975, la barajita que pretende mostrar al cátcher de los Atléticos Larry Haney en realidad muestra un lance de otro cátcher, dave Duncan. Entonces está la barajita de Gary Pettis de Topps 1985, la cual muestra una fotografía de su hermano menor, Lynn Pettis, quien nunca jugó en las Grandes Ligas. La barajita de John Smoltz de Donruss 1990 despliega al amigo inquilino del Salón de la Fama, Tom Glavine. Algunos de estos errores de identificación son completamente entendibles, pero este cae en una categoría más mística. La Topps no tuvo dificultad para identificar a Busby en una de sus otras barajitas de 1975, una barajita especial de “highlights” que hacía mención a los sin hits ni carreras lanzados por Busby, Dick Bosman y Nolan Ryan el verano anterior. Más pertinente, Healy y Busby no se parecían. A excepción de que ambos son blancos, sus rasgos faciales eran completamente diferentes. Sus actuaciones en el campo también eran completamente diferentes. Healy venía de una temporada de 1974 en la cual bateó .252 con nueve jonrones como cátcher titular no reconocido quien bateaba usualmente en el último tercio del orden de bateo de los Reales. Mientras, el lanzador de poder Busby había cumplido una e las mejores temporadas de su corta carrera, al ganar un tope personal de 22 juegos con una sólida efectividad de 3.39. El pico de la temporada de Busby llegó el 14 de junio, cuando dejó sin hits ni carreras a los Cerveceros de Milwaukee y quedó a un boleto (concedido a George Scott) de lanzar un juego perfecto. Ese fue su segundo sin hits ni carreras, a la edad de 24 años. Así que ¿como ocurrió este error de identidad? No tengo una respuesta clara, más que especular que el fotógrafo de Topps puede no haber tenido conocimiento acerca de beisbol. O quizás él estaba tan preocupado con tomar tantas fotografías de muchos peloteros durante ese día en el entrenamiento primaveral que simplemente una se le confundió. (Hey, los periodistas también cometemos errores. A medida que aumenta el volumen de palabras, también lo hace la oportunidad de errores). Supongo que el error pudo haber sido mucho más grande. El fotógrafo pudo haber confundido a Busby con un pelotero afroamericano como Vada Pinson, o alguien como Tony Solaita, el corpulento primera base de la Samoa estadounidense, o un pelotero latino como Fernando González. Ahora eso hubiera sido divertido, aunque es casi cierto que alguien de Topps haya cometido tal error de proporciones obvias. En retrospectiva, la confusión relacionada a la identidad de Busby podría parecer más comprensible dado que su nombre se ha desaparecido de la conciencia pública. Él es un pelotero raramente recordado hoy debido a la naturaleza meteórica de su carrera. Pero la realidad es esta: en el momento cuando Topps produjo esta barajita de Busby (o Healy, para ser más técnicamente precisos), él era un joven derecho quien parecía destinado a la grandeza del Salón de la Fama. Así que ¿Quién era Steve Busby? Como pitcher de secundaria, él mostró un talento enorme, pero también afectado por las lesiones. Los Gigantes de San Francisco (quienes coincidencialmente se convirtieron en uno de los equipos de Fran Healy) lo seleccionaron en la cuarta ronda del draft amateur de 1967, pero bajaron su oferta luego que Busby tuvo una lesión en la rodilla. En vez de aceptar la oferta desmejorada, Busby se inscribió en University of Southern California y llevó a los Trojans al título de la Serie Mundial universitaria en 1971. Ese mismo año, los Reales draftearon a Busby en la segunda ronda. Él firmó relativamente rápido y se reportó a San José de la California League, donde dominó la competencia. Busby hizo siete aperturas, ganó cuatro de ellas, y limitó a los oponentes con una efectividad de 0.68. Con 50 ponches en 40 innings, Busby estuvo claramente por encima del nivel de la competencia de la pelota Clase-A. El siguiente verano, los Reales promovieron a Busby al Omaha AA, donde forjó una marca engañosa de 12-14. Él fue mucho mejor que lo que el record indicaba, al dejar una efectividad de3.19 y ponchar 221 bateadores en 217 innings. A no ser por una racha de descontrol, la cual llegó hasta 13 wild pitches, la actuación de Busby convenció a los Reales de que él estaba listo para las Grandes Ligas. Cuando los Reales expandieron su roster en primero de septiembre, incluyeron a Busby entre los llamados y lo agregaron a su rotación. Él hizo cinco aperturas, permitió solo 28 imparables en 40 innings, y lanzó para una efectividad de 1.58. La audición de final de temporada convenció a los Reales de que Busby sería parte de su rotación regular en 1973. No pasó mucho tiempo para que Busby dejara una impresión distinta en los periodistas y narradores que seguían a los Reales. Un periodista describió a Busby como “un hombre analítico y altamente verbal” cuyos diversos intereses iban desde la ciencia de computación hasta la ciencia ficción. De hecho, mientras estaba en USC, Busby había escrito varias historias de ciencia ficción en un estilo que recordaba al de Rod Serling. Rapidamente se convirtió en un sujeto favorito de entrevista, tanto por su personalidad y apertura como por su gran talento como lanzador. En el campo, Busby se unió a una rotación que incluía jóvenes veteranos como el zurdo Paul Splittorff, quien era el as establecido del cuerpo de lanzadores, y los derechos dick Drago y Al Fitzmorris. Busby emergió como un caballo de batalla, lanzó 238 innings, los cuales fueron segundos solo de Splittorf entre los abridores de Kansas City. Con sus lanzamientos poderosos, encabezados por una recta devastadora y una slider, él ponchó a 174 bateadores y ganó 16 juegos, pero su efectividad subió a 4.23. ¿El motivo? Fue el descontrol de Busby. Caminó a 105 bateadores y lanzó nueve wild pitches. La falta de control permaneció como el obstáculo entre Busby y el dominio de la Liga Americana. En 1974, Busby mejoró su control, bajó su total de boletos a 92 mientras subía sus innings lanzados a 292. Hizo 38 aperturas, completó 20 de ellas, y lanzó tan bien que ganó la selección al juego de Estrellas y recibió algunos votos para jugador más valioso al final de la temporada. Mientras él se acercaba a la marca de 20 victorias en la temporada, un reportero le preguntó a Busby sobre la posibilidad de alcanzar esa marca. Su respuesta ofreció una pista sobre su inclinación sin fin por el éxito. “Ganar 20 no me daría una satisfacción completa si no ganamos. Francamente, espero estar nunca satisfecho porque la gente satisfecha es complaciente”, le dijo Busby al periodista deportivo Sid Bordman. “Tal vez estoy buscando algo que no puedo encontrar. Siempre trato de mejorar. Me parece que soy un perfeccionista”. Busby mejoraría en 1975. Mantuvo su racha competitiva, lanzó más eficientemente en 1975, aunque con una carga de trabajo menor causada por problemas en el brazo. En 260 innings, agenció la mejor efectividad de su carrera 3.08. Él también ganó 18 juegos para un equipo de los Reales que terminó segundo en la división oeste. Al hacer su segundo equipo seguido de Todos Estrellas, Busby dejó claro que se había consagrado como pitcher estrella. En junio, sin embargo, Busby sintió algo malo en el hombro. Inicialmente fue diagnosticado como tendinitis. Él siguió lanzando, pero el dolor empeoró, lo llevó a la lista de incapacitados antes del final de la temporada. Un examen médico reveló una torcedura en el manguito rotador en su hombro, una lesión que previamente había sido el final para la carrera de muchos pitchers. La cirugía del manguito rotador apenas empezaba a realizarse; se decidió que Busby se operaría, convirtiéndose en el primer pitcher de Grandes Ligas en hacerlo. Luego del procedimiento del manguito rotador, el doctor recomendó que Busby fuese usado con un estricto conteo de lanzamientos. Algunos han especulado que esta fue la primera vez en la historia que un pitcher ha sido usado con un límite de pitcheos por su equipo, pero Busby ha disputado esa afirmación, al decir que otros pitchers de su era habían sido puestos a lanzar con límite de lanzamientos luego de sufrir lesiones. En contraste al la cirugía pionera Tommy John, la cual resultó ser un éxito para el pitcher el mismo nombre, la primera cirugía de manguito rotador falló en alcanzar el mismo nivel de gloria. Busby regresaría a un montículo de Grandes Ligas, pero no llegaría a recuperar de cerca la efectividad de sus mejores días. Él hizo un retorno abreviado en 1978, luego de un período en las ligas menores, pero solo hizo siete aperturas y vio su efectividad ascender hasta 7.59. Lanzó mejor en 1979, compartiendo el tiempo entre las aperturas y el relevo, pero su recta de poder había desaparecido, su velocidad se redujo al máximo al oscilar por debajo de las 90 millas. Empezó la temporada de 1980 en AAA e hizo 11 apariciones para los Reales, pero era obvio que la fuerza de su brazo lo había abandonado por completo. Con una efectividad de 6.17 y solo 12 ponches en 42 innings, Busby sospechaba que el final estaba cerca. Los Reales pensaron igual, despidieron a Busby cerca de un mes antes del término de la temporada y le negaron la oportunidad en la serie Mundial de ese otoño. Pero Busby decidió tratar una vez más, firmó un contrato con los Cardenales de San Luis. Se reportó al entrenamiento primaveral como invitado fuera del roster, pero falló en hacer el equipo y finalmente renunció. El declive había llegado muy rápido para Busby. A dos años de la publicación de su barajita Topps de 1975, él había lesionado su brazo de la manera más seria.Nuncaría ganaría más de seis juegos en una temporada después de 1975, y ahora se encontró fuera del beisbol solo cinco años después. De muchas maneras, su carrera reflejaba la del meteórico surgimiento y rápida caída de Mark Fidrych, pero sin el colorido ni el lado divertido de la historia del hombre conocido como “El Pájaro”. Nadie podía haber sabido eso 35 años después que la notoriedad de Busby en el juego sería igualada por Fran Healy. Aunque el sirvió la mayoría de sus días como jugador activo como cátcher de respaldo con los Gigantes, Reales y Yanquis, la presencia de Healy como narrador de mucho tiempo con Nueva York lo hizo tan bien conocido como a Busby. Coincidencialmente, Busby también se convirtió en narrador, nada sorpresivo debido a su facilidad de palabra, pero en el de lejos pequeño mercado de los Rangers de Texas. Busby aun trabaja para los Rangers, haciendo el jugada a jugada en una cabina de dos hombres con Tom Grieve. Él lo ha hecho bien en lo que puede ser una industria difícil, logrando éxito a largo plazo a nivel local. Y también es bien recordado en Kansas City, donde narró brevemente y se ganó un lugar en el Salón de la Fama de los Reales. Pero a nivel nacional, Steve Busby se ha convertido en una especie de figura oscura. Parece que la generación actual de aficionados conoce poco acerca de él, y cuan destacado pudo ser un pitcher en aquellas pocas espléndidas temporadas de los años ’70. En su pico, Busby fue el pitcher más talentoso de los Reales hayan tenido, mejor que Brett Saberhagen, o Dennis Leonard o Yordano Ventura. Para aquellos que como yo recuerdan a Busby en su tope, parece algo injusto como se ha convertido en alguien desestimado. De manera extraña, la barajita de Busby de Topps 1975, y su caso clásico de identidad errada fueron indicadores de las cosas por venir, una señal de cuan fácil alguien se puede volver anónimo en el vasto, a veces cruel mundo del beisbol. Fuentes y Referencias • National Baseball Hall of Fame Library • The Sporting News Acerca de Bruce Markusen Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Luis Arroyo, el mejor relevista del beisbol en 1961, fallece a los 88 años de edad.

Bruce Weber. The New York Times. 14-01-2016. Luis Arroyo, un zurdo de amplia contextura con una gran screwball quien fue Todos Estrellas en cada liga mayor, lanzó en dos Series Mundiales y como relevista ayudó a Whitey Ford a conseguir su mejor temporada con los Yanquis, falleció el miércoles 13 de enero en Guayanilla, P.R. Su hija, Milagros, dijo que la causa fue cáncer. Por todo, Arroyo tuvo una carrera promedio, pasó toda o partes de ocho temporadas en las ligas mayores con cuatro equipos diferentes. Pero en 1961 fue el mejor relevista del juego, un prototipo del especialista del último inning ahora conocido como cerrador. Los Yanquis fueron un equipo poderoso, esa fue la temporada cuando Roger Maris sobrepasó el record de Babe Ruth de 60 jonrones y Mickey Mantle agregó 54, y Arroyo, quien se había unido al equipo el año anterior, fue algo como un arma sorpresiva. De hecho él tenía un arma sorpresa. Algunos reportes de la carrera de Arroyo dicen que el desarrolló su screwball con los Yanquis, aunque hay evidencia de que ese lanzamiento formaba parte de su repertorio desde mucho antes. El envío, una curva que rompe en reverso, es difícil de lanzar y controlar y afecta el codo, por lo cual pocos pitchers lo usan. La mayoría que lo hace son zurdos, entre los famosos lanzadores de screwball están Carl Hubbell, Mike Cuellar y Fernando Valenzuela, debido a que el envío es especialmente efectivo para ellos contra bateadores derechos. En cualquier caso, la screwball de Arroyo fue especialmente temible en 1961. Arroyo apareció en 65 juegos esa temporada y terminó 54, lanzó 119 innings con efectividad de 2.19. Su marca fue una lustrosa 15-5, y él ha sido acreditado 29 salvados. (El término estaba en uso para la época, y The Sporting News había empezado a tabular salvados de acuerdo a una fórmula que ha sido modificada, pero el salvado no se convirtió en estadística oficial hasta 1969). Muchos de los juegos que él terminó habían sido iniciados por Ford, quien completó solo11 de 39 aperturas y cuyas 25 victorias (perdió solo cuatro) fueron el tope de su carrera de Salón de la Fama. “Cerveza para todos por mi cuenta”, dijo Ford en el camerino después de su vigésima victoria. “Y dos para mi muchacho, Luis”. Luis Enrique Arroyo Lugo nació en Peñuelas, P.R., el 18 de febrero de 1927; de acuerdo a un artículo biográfico de Baseball-Reference.com, él era el tercero de cinco hijos de Felipe Arroyo González, un trabajador de una plantación de caña de azúcar, y Modesta Lugo de Arrazose. El artículo dice que él abandonó la escuela secundaria para jugar beisbol profesional en la cercana ciudad de Ponce en 1947, aunque el tendría 19 o 20 años en ese momento. El inicio de su carrera profesional lo realizó en la liga invernal de Puerto Rico así como en las ligas menores estadounidenses, y llegó a las Grandes Ligas como pitcher abridor con los Cardenales de San Luis en 1955 a la relativamente avanzada edad de 28 años. Fue una auspiciosa temporada de novato. Ganó sus primeras seis decisiones y con marca de 10-3 en julio fue nombrado para el equipo de la Liga Nacional en el Juego de Estrellas. Él no jugó; recordó después que se estaba preparando para calentar en el bullpen cuando Stan Musial jonroneó en el cierre del décimosegundo inning para terminar el juego. (Él tampoco lanzó para su otro equipo Todos Estrellas, la escuadra de la Liga Americana en 1961). En el resto de 1955 fue menos exitoso, su marca final fue 11-8, y por las próximas temporadas él rebotó alrededor, jugó para los Piratas de Pittsburgh y los Rojos de Cincinnati. Fue con los Piratas que empezó a hacer su transición de abridor a relevista. Estaba jugando para el equipo afiliado de los Rojos en La Habana en 1959, el año cuando ocurrió la revolución cubana; los Rojos mudaron el equipo a Jersey City.Ahí fue donde los Yanquis lo vieron, y él empezó a jugar en el Bronx la próxima temporada. Lanzó en dos Series Mundiales para los yanquis: en 1960, contra su antíguo equipo los Piratas (los Yanquis perdieron en siete juegos), y 1961, contra otro antíguo equipo, los Rojos. Ese año él fue el pitcher ganador del tercer juego del triunfo de campeonato de los Yanquis de cinco juegos. Arroyo se casó por lo menos dos veces. Además de su hija, le sobreviven tres hijos, Paicky, Luis y Harold; 11 nietos; y una bisnieta. Luego de dos temporadas inefectivas y problemas en el brazo, Arroyo despedido por los Yanquis en 1963 con un registro acumulado de 40-32, 45 salvados. El jugó algo más en Puerto Rico, y después sus días como jugador activo terminaron, él fue manager en Puerto Rico y scout de los Yanquis. Años después el recordó que después de la temporada de 1961, los Yanquis le pagaron para que no lanzara en Puerto Rico durante el invierno, como lo hizo la mayor parte de su carrera, algo que luego vio como un error. Él ganó peso, dijo, aunque de contextura pequeña y con 100 kilogramos en su mejor momento, nunca fue esbelto. “Ellos dicen que él no parece un pitcher”, dijo de él su primer manager, Casey Stengel. “Entonces de nuevo ellos dicen que Yogi Berra no se parece mucho a un beisbolista”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.