jueves, 14 de abril de 2016
Un pueblo alimentado por el legado de Mickey Mantle, mas no aún por la prosperidad.
Michael Shenker. The New York Times. 10-04-2016.
Commerce, Okla.—El nombre de Mickey Mantle vale millones, pero no se encontrará ese dinero en el pueblo donde Mantle aprendió a batear a ambas manos golpeando pelotas de tennis usando el lateral de un almacen de metal como malla trasera.
Commerce tiene más que una buena cantidad de portales deprimidos, pintura descascarada y terrenos llenos de monte. La vía principal es tranquila, con solo el Western-themed Hitch N’ Post Antique, el mercado de las pulgas y otros pocos negocios tratando de tener actividad. En un día reciente de semana por la tarde, se sentía como si todos se hubiesen ido a otra parte.
Aún, hay cierto orgullo Yankee, aquí en el país de los Reales de Kansas City, cerca del límite de Kansas. En el medio del pueblo, la torre de agua de Commerce está pintada con líneas verticales y un número 7. Una estatua de Mantle, el “Commerce Comet” (“Cometa de Commerce”), saluda a los visitantes en Mickey Mantle Boulevard en un extremo del pueblo, detrás de la pared del jardín central de la escuela secundaria que lleva su nombre.
Todo el que viene aquí para reconectarse con su ídolo de la niñez busca el hogar de Mantle, la casa blanca cuadrada de cuatro habitaciones con un patio grande y un almacen de metal oxidado y corrugado, donde dice la historia, que el padre y el abuelo de Mantle le lanzaban al muchacho mientras este bateaba a la zurda y luego a la derecha, por horas cada tarde hasta que el sol se ocultaba. El techo del almacen está parcialmente levantado, pero la leyenda está intacta. Este es el lugar donde creció el bateador ambidextro más grande del beisbol.
Acercarse así a Mantle, quién recorrió su ruta hacia el estrellato en la época de Marilyn y Elvis, es suficiente para hacer llorar a un hombre adulto. “Los hemos visto romper en llanto hablando de Mickey Mantle y que él era su héroe y todo eso”, dijo Tisha Nading, una cajera en la tienda Tammi’s L & M. “Es importante saber que alguien de aquí significó tanto para alguien cuando crecía”.
Ahora que regresó la primavera, los peregrinos empezaran a venir en grandes cantidades otra vez. Nadie sabe cuantos vienen cada año, aunque Michael Hart, el alcalde de Commerce, se aventuró a decir que “son miles; se lo puedo asegurar”.
Nadie sabe por cuanto tiempo se quedan los visitantes, o, cuanto gastan, pero mayormente no es mucho. Commerce no tiene hotel. Los visitantes pueden conseguir almuerzo, y podrían llevarse algunas antigüedades, o llegarse hasta Dairy King por una barquilla, pero eso es todo. Nadie ofrece a la venta la barajita de novato de Mantle por 225.000 $, o maneja alrededor como si hubiese comprado una.
“Vemos personas que dicen todo el tiempo, ‘Hey, ¿Hay algun lugar donde podamos comprar una franela de Mickey Mantle, o un llavero, o un imán?’__ solo algún tipo de recuerdo que se puedan llevar, y luego puedan decir, ‘Estuve en Commerce, Okla., y compré una postal, y compré esto’”, dijo Hart, 33, quien creció al lado del hogar de Mantle. “Y siempre tenemos que decir, lo siento, no tengo nada eso’”.
Pero casi 70 años después que Mantle saliera de esta esquina de Oklahoma, donde su padre mantenía la familia con su trabajo en las minas de plomo y cinc, las personas aun buscan una manera de levantar al pueblo en los amplios hombros de Mantle, o por lo menos hacer algo más por rendirle tributo. Ellos tuvieron grandes planes una vez, sueños más grandes que un armario de recuerdos, y tal vez muy grandes para Commerce.
En los años posteriores a la muerte de Mantle en 1995 a la edad de 63 años, algunos de sus compañeros de la escuela secundaria y otras personas vinieron con un plan de un museo multimillonario. Crearon el fondo financiero Mickey Mantle Memorial, compraron 17.5 acres de tierra al otro lado de Mickey Mantle Boulevard y contrataron un arquitecto para que hiciera un diseño. El resultado: los planos detallados del complejo para un museo con cuatro diamantes de beisbol y un edificio con exhibiciones interactivas, a un costo total aproximado de 10 millones de dólares.
Las personas involucradas en el proyecto dan visiones diferentes de porque este fracasó. Algunos dicen que no había suficiente dinero recaudado para empezar el museo, y ellos aún se preguntan si habrían venido suficientes visitantes para sustentarlo.
Para el tiempo cuando Hart se convirtió en alcalde en 2008 y se unió al comité del fondo financiero, dijo, que el plan del museo ya había colapsado y los abogados de la familia Mantle le pidieron que removiera el nombre de Mantle del fondo.
El legado de Mantle en Commerce ahora está en manos de las personas que crecieron después que él se retiró en 1969. Brian Waybright, 51, quien enseña estudios sociales en la escuela secundaria local, supo desde joven que Mantle era importante para Commerce, oía a sus padres hablar, él conocía a los homónimos del pueblo, pero sorpresivamente, no había notado cuan importante era Mantle en muchas otras partes.
“Mi vecino del lado, su nombre era Mickey, mi amigo, su nombre era Mickey”, dijo Waybright. “Había un gran orgullo por Mickey Mantle, pero todo era a nivel personal”.
Entonces en 2000, Waybright ayudó a crear el Mickey Mantle Classic, un torneo local de beisbol que él continúa haciendo cada año, y aprendió lo que el nombre podía hacer.
Aún se maravilla con su primera llamada telefónica al Salón de la Fama del Beisbol de Cooperstown, NY para discutir sus planes.
“Lo que de verdad me hizo voltear la cabeza es que podías llamar al Salón de la Fama del Beisbol y mencionar al nombre de Mickey Mantle, y ellos te devuelven la llamada”, dijo él. “Eso es de verdad impresionante”.
El torneo, que empezó el 4 de abril este año, es la única vez en el calendario cuando se puede encontrar a la venta en Commerce una franela con el nombre de Mantle impreso. Waybright trae una estrella de beisbol cada año para firmar autógrafos y dar un discurso en el banquete de cierre. El antiguo pitcher de los Yanquis, Ron Guidry estuvo ahí el sábado. David y Danny Mantle, los dos hijos sobrevivientes de Mantle, donaron una litografía autografiada para ser subastada esa noche, para ayudar a que el torneo cubriera sus gastos. Waybright fue el ofertante ganador: 575$.
Si hay un legado no deseado que persiste desde los años de Mantle, es la falta de prosperidad. Commerce, que está en la esquina noreste de Oklahoma, está clasificado entre los pueblos más pobres del estado. Las minas de plomo y cinc de Picher, unas cinco millas al norte, donde el padre de Mantle, Elvin Charles, conocido como Mutt, trabajó, cerraron hace mucho tiempo.
Las compañías mineras dejaron atrás un desastre: aguas y suelos contaminados, pilas de desechos de minería que aumentaron el nivel de plomo en los niños que vivían en las cercanías. Varios pueblos fueron evacuados por orden gubernamental, dejando atrás pueblos fantasmas donde las casas eran arrancadas desde sus cimientos luego que las comunidades fueron desalojadas.
Se puede conseguir algo de empleo en las escuelas de Commerce, en el area de casinos y en las ventas al detal del cercano Miami, Okla. Pero no hay mucho dinero que ganar. El presupuesto típico anual de una familia está alrededor de 26.000 $ al año.
Waybright, quien dirige el fondo financiero, lo renombró como Commerce Sport Authority, dijo que el pueblo ahora tiene ambiciones más modestas. Hay planes de vender el terreno comprado hace doce años para el museo y usar el dinero para acondicionar los alrededores de una estatua de bronce de Mantle. El lugar sería llamado Mickey Mantle Monument Park.
El progreso es lento. Waybright al menos quiere poner un aviso en la estatua para informarle a los visitantes comprar ladrillos (107$ la pieza) y baldosas (277 $) para grabarlos con mensajes personales e instalarlos a lo largo de un camino pavimentado que conduce a la estatua.
“Para ser honesto, todo esto ha sido un gran impulso, y hemos logrado mucho, pero cuando haces cosas con voluntarios que trabajan durante el día y otras cosas, se hace difícil”, dijo él.
En el Dairy King, el cual funciona en una antigua estación de gasolina old Marathon remodelada, Treva Duboise dijo que ella no pensaba que Mickey Mantle la ayudaría a pagar las cuentas. Eso no significa que ella y su hijo, Charles, no reciban a los peregrinos del beisbol. Él obsequia a los clientes con imágenes fotocopiadas de Mantle en sus días de pelotero activo. Y si ellos se quedan para comer un helado o hamburguesa, Charles, 49, les regalará cada cuento que ha oído de Mantle.
Pero Treva Duboise es rápida para abrir su libro de visitantes y mostrar de donde vienen la mayoría de sus clientes de fuera del pueblo, y no es de países beisboleros: Italia, Nueva Zelanda, Irlanda, Dinamarca, Noruega y otros lugares lejanos. Ellos vienen por un diferente tipo de nostalgia: la histórica Route 66, la cual pasa por Commerce en su camino desde Chicago hasta Los Angeles.
Entre su clientela, Treva Duboise dice, que hay más interés en un capítulo oscuro de la historia de Commerce, cuando una sediciosa pareja llegó al pueblo en carro y mató a un policía un año antes que los Mantle llegaran.
“Más gente viene aquí queriendo saber de Bonnie and Clyde”, dijo ella. “Ellos son héroes folklóricos en todo el mundo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 11 de abril de 2016
Ellos estuvieron ahí: Jim Landis.
Jim Landis fue firmado por los Medias Blancas de Chicago como agente libre amateur en 1952 y jugó por ocho años antes de ser cambiado en 1965 a los Atléticos de Kansas City. Entonces se movió hacia los Indios de Cleveland, Astros de Houston, Tigres de Detroit y finalmente Medias Rojas de Boston. Fue integrante del equipo de la Liga Americana en el Juego de Estrellas de 1962, ganó cinco veces el guante de oro (todos consecutivos en el lapso 1960-64) y jugó en la Serie Mundial de 1959. Landis jugó su encuentro final en las Grandes Ligas con los Astros el 28 de junio de 1967. Ahora vive en Napa, California, con su esposa Sandy (Foster)
Como le fue contado a Ed Attanasio, This Great Game.
Sobre su primer juego en las Grandes Ligas en 1957: “Yo era un conejo asustado. La mitad del tiempo no me percataba de que estaba en el campo. Así de nervioso estaba. Todo lo que recuerdo fue enfrentar a Herb Score, quien lanzaba a 100 millas por hora. Mi primera impresión fue más me vale ganarme el almuerzo en otra cosa si voy a enfrentar tipos como este todo el tiempo. Me dije que mejor buscaba otro trabajo. Estaba tan nervioso que era increíble. Eso fue un problema por un tiempo. Eso fue todo un tema para mi, porque estar en las Grandes Ligas era como un sueño, pero no me podía despertar. Me enviaron a Indianapolis, porque estaba jugando muy mal ese primer año.
Sobre su relación con el manager Al López: “Pongámoslo de esta manera, todo tiene dos lados. Él era uno de los mejores managers para entender como manejar a las personas. Era como mi psiquiatra. Sabía cuando palmear a los peloteros en la espalda, y cuando patearles el trasero. Esos eran uno de sus principales atributos, creo. Él sabía como manejar a cada pelotero muy bien. Por otro lado, no siempre era un gran juez de talento, en mi opinión. Si a él no le gustaba cierto tipo de pelotero, lo sentaba y lo dejaba ahí”.
Sobre los tres compañeros de los Medias Blancas, inquilinos del Salón de la Fama: “Luis Aparicio, Nellie Fox y Early Wynn eran sorprendentes. Aparicio era nuestro líder, Nellie era uno de los mejores jugadores que haya visto y estaba feliz de que Wynn estuviera en mi equipo, porque casi siempre era literalmente imbateable”.
Sobre los pitchers más dificiles que enfrentó: “Guao, había tantos grandes pitchers en las Grandes Ligas en ese entonces, diferente de lo que es hoy. Podíamos jugar contra el equipo sotanero y enfrentábamos a tres buenos pitchers de ese equipo. Solo había 16 equipos, así que era más compacto. Ante los grandes como Whitey Ford, yo tenía que batallar cada vez que lo enfrentaba. Él nunca se rendía y era un pitcher muy bueno. Otros que recuerdo son tipos que no recordarás, quienes eran abridores decentes para equipos más o menos, como Dick Donovan (Cleveland), Hank Aguirre (Detroit), Bill Monbouquette (Boston) y Camilo Pascual (Minnesota).”
Sobre el uso de drogas de alto rendimiento: “Un día en el estadio yo estaba cansado y un par de tipos que me dieron algo de velocidad. Ellos las llamaban verde o azules…Pero, eso no hizo nada excepto que esa noche no pude dormir. Yacía allí dando vueltas y esperando que el sol se proyectara en la pared. Y entonces tenía un juego el día siguiente. Estaba abatido esa tarde y me dije que nunca más tomaría esas píldoras”.
Landis versus la pared del Comiskey Park: “Nunca le tuve miedo a la pared y pienso que en cierto modo la pared era un estímulo. Recuerdo correr hacia esa pared en Chicago y era de puro concreto. Eso te hacía reflexionar, lo sabes. Recuerdo una vez que choqué muy duro contra la pared. Estuve mareado por el resto del juego. Casi me caía y no sé como me mantuve en el juego. No regresé a jugar hasta la próxima noche. Creo que si le hubiera tenido miedo a esa pared, no habría sido capaz de hacer las jugadas que hice”.
Sobre ser golpeado en la cara en la Serie Mundial de 1959: “(Johnny) Podres de los Dodgers me golpeó bien duro y años después vi a Podres en un evento y me dijo que él me estaba lanzando a pegar ese día. “Tengo que admitirlo”, me dijo Podres. “Estábamos tratando de intimidarlos un poco y me pidieron que te recostara la pelota”. Bien, él me la recostó mucho más cerca. Los pitchers te lanzan muy pegado y eso es parte del juego. La mayoría de las veces me golpeaban en las piernas o la espalda. Nunca fui lesionado por un pelotazo en la cara. Fui muy afortunado en ese sentido”.
Sobre ganar cinco guantes de oro seguidos: “Estoy muy orgulloso de ese logro. Yo siempre reaccionaba rápido ante la pelota y eso hizo mi vida más fácil en el jardín central. Anticipaba bien y estudiaba a los bateadores, trataba de imaginar hacia donde podrían batear la pelota. Eso ayudaba mucho. Aprendes mientras juegas más y te sientes mejor. Estaba muy orgulloso de jugar versus Mickey Mantle, pero él perdió varios pasos en el campo cuando se lesionó la rodilla. Cuando él estaba sano, era el mejor jardinero central defensivo que vi. Él era mi ídolo. No sé como hacia Mick para jugar en ese inmenso jardín central de Yankee Stadium. Los monumentos nunca me molestaron tanto, pero era un jardín muy grande. El callejón entre el jardín central y el izquierdo tenía más de 400 pies y tenía ese drenaje donde el suelo tenía un declive para escurrir el agua. Perdí el balance dos veces en la zona de ese drenaje en un juego. Era peligroso, ahí fue donde Mickey se lesionó la rodilla”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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