jueves, 4 de junio de 2015
Steve Blass en paz con el legado de su “enfermedad”.
El antíguo jugador estrella de los Piratas perdió inexplicablemente el control de sus pitcheos, y eso ocasionó el fin de su carrera.
Terence Moore. MLB.com. 24-04-2015.
Aquí vamos otra vez. El nombre Steve Blass se ha hecho sinónimo de los pitchers que no pueden hacer esto y los bateadores que no pueden hacer lo otro y los fildeadores que no pueden hacer mucho con su guante o con su brazo. Tu sabes, de toda esa miseria que aparece de la nada.
“Si, yo soy un punto de referencia fácil cuando se trata de todos esos tipos de situaciones”, dijo Blass, de 73 años, suspirando en el teléfono desde Pittsburgh, donde ha sido narrador de radio y televisión de los Piratas desde comienzos de los años 80.
Blass jugó para el equipo en 1964 y desde 1966 hasta 1974. Entonces, mientras el mundo del beisbol se estrujaba los ojos, él se retiró. Blass, pasó en un instante de ser uno de los lanzadores élite de la Liga Nacional a ser un tipo que no podía hacer un lanzamiento preciso desde una silla de su sala a una papelera cercana.
A esto se debe el término “La enfermedad de Steve Blass”.
Hemos oído de esto a menudo esta temporada. Entonces de nuevo, como ha sido el caso por los pasados 40 años, Blass respondió con otro suspiro, pero este fue más de reconocimiento que de lamento.
“Cuando las personas recuerdan lo que yo pasé, es algo muy fugaz, porque fue una caída tan enfática desde las alturas hasta el foso, así que entiendo el interés. Pero no es mi tema favorito”, dijo Blass.
Por esto necesitamos enfatizar lo siguiente: Esta fue una rara entrevista para el antiguo derecho del Todos estrellas en referencia a su implosión de pitcheo en el pasado y porque estas memorias vivirán por siempre. En suma, los peloteros de Grandes Ligas siguen teniendo dificultades, las cuales siempre llevan a las mentes inquisidoras de vuelta a Blass.
Blass pasó de ser un héroe de Serie Mundial en 1971 y de terminar segundo en la votación del premio Cy Young de la Liga Nacional en 1972 con marca de 19-8 y efectividad de 2.49, a presentar una efectividad de 9.85 luego de 23 salidas la siguiente temporada. Él también lideró el beisbol en pelotazos con 12. Peor aún, Blass pasó la mayor parte de 1974 en las menores después de permitir ocho carreras (cinco limpias), cinco imparables y siete boletos en cinco innings en su aparición final en Grandes Ligas.
“Mi filosofía siempre ha sido que como las personas estuvieron interesadas cuando me iba bien, lo menos que podía hacer era no cerrarme cuando las personas quisieran hablarme de los que pasó”, dijo Blass. “Así que estoy conforme con el tema, y entiendo porque el interés sigue ahí”.
El interés sigue ahí, porque…Bien, veamos los ejemplos de esta temporada.
El campocorto de los nacionales Ian Desmond tiene un par de años como finalista de premio Guante de Oro en la Liga Nacional, pero está liderando a los fildeadores de las Grandes Ligas con ocho errores, la mayoría de ellos fueron inexplicables. Han incluido elevaditos y roletazos, junto a malas decisiones. Y cuando se trata de lanzar, los que se sientan en los puestos bajos de la tribuna han aprendido a protegerse.
Los Piratas tienen a Pedro Álvarez, quien empató el liderato de jonrones de la Liga Nacional como tercera base en 2013, ha sido movido a primera base este año debido a sus problemas para lanzar.
Hablando de lanzar, no mencione esa palabra al pitcher de los Cachorros Jon Lester, si se trata de lanzar a primera base. Él ha cometido tantas marfiladas tratando de mantener a los corredores cerca de la base que virtualmente no se molesta (discúlpame Jon) en lanzar más a primera base.
Luego está el derrumbe de Dan Uggla en el plato. Luego de cinco años de eficiencia con los Marlins, su el brillo de su bateo empezó a desvanecer con los Bravos en 2011. Uggla está ahora con los Nacionales, está tratando de evitar un tercer año seguido con promedio de bateo por debajo de .200. Actualmente batea para .129.
Sip, la enfermedad de Steve Blass.
¿Cuál fue la causa original de esta cosa?
“Bien, quiere todas las teorías posibles que he oído alfabética o numéricamente?” dijo Blass sonriendo, antes de recordar como algunos creían que él estaba traumatizado por la muerte de su compañero Roberto Clemente, cuyo avión se estrelló la víspera de año nuevo de 1972 en la costa de Puerto Rico, “Éramos amigos, pero ambos teníamos amigos cercanos, por lo que no estábamos conectados emocionalmente. Todos sentimos el peso de esa tragedia, pero no lo atribuyo a eso”.
“Nunca encontré lo que me causó eso, pero estoy satisfecho con el hecho de que exploré cada posibilidad tratando de regresar. No quería llegar a 85 años, sentado en el porche y diciendo. ‘Muchacho, hubiese deseado haber hecho eso’. Intenté todo. Atravesé el infierno dos años (1973 y 1974) tratando de todo. No sé cual fue el detonante de eso ni que lo causó, hasta el día de hoy”.
“Tal vez con la tecnología médica de estos días, se podría haber descifrado el enigma. Quizás puedo ir a la escuela de medicina de Harvard justo ahora y decir, ‘Aquí estoy, muchachos. Revísenme’”.
Blass sonrió, aún al recorder la tortura mental de convertirse en un ex grandeliga a los 32 años. Entonces no había psicólogos deportivos.
“Pero teníamos a Danny Murtaugh”, dijo él, sonriendo algo más, en referencia al querido manager de los Piratas en parte de los años ’50, ’60 y ’70. “Él fue como un padre para mí en el beisbol. Aquí está lo importante: Como pasé por todo eso y traté de todo, recibía llamadas telefónicas de peloteros que buscaban mi consejo sobre que hacer. Era como si yo tuviera un número 800”.
A finales de los años ’90, el cerrador de los Bravos Mark Wohlers pasó por un período cuando amenazaba con enviar su recta más hacia la malla que hacia la mascota del cátcher.
Wohlers llamó a Blass.
Rick Ankiel hizo algo parecido. Su llamada llegó luego de lanzar cinco lanzamientos salvajes como pitcher abridor de los cardenales en un inning de un juego de playoff en 2000. Ankiel nunca se recuperó como pitcher y jugó como jardinero entre 2007 y 2013.
“También hable con Steve Sax durante los años ’80 y con Chuck Knoublauch durante los ‘90”, dijo Blass, en referencia a antiguos segundas base de Grandes Ligas quienes descubrieron luego de un tiempo que no podían efectuar ese corto lanzamiento a primera base sin drama. “Dale Murphy fue cátcher hacia finales de los ’70, y no podía lanzar la pelota de vuelta al pitcher, luego se convirtió en dos veces ganador del premio al jugador más valioso de la Liga Nacional como jardinero”.
“Cada vez que pasaban esas cosas, la gente llamaba y decía, ‘¿Qué piensas?’ Siempre les decía, ‘Estás llamando al tipo indicado. Yo no lo superé, pero deseo poder ayudar’”.
“Sé cuan doloroso es cuando experimentas algo como eso, y finalmente les diría, ‘Si yo pudiera darte un consejo, sería que lo intentes todo. No te rindas. Algo podría funcionar. Y si no ocurre, tendrás la satisfacción de que lo intentaste todo’”.
Blass, quién sigue practicando lo que predica a las víctimas de su enfermedad no oficial dice, “Estoy bien con las personas que usan mi nombre. Porque estoy conforme con mi carrera, y estoy conforme con mi vida”.
Terence Moore es un columnista de MLB.com.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 1 de junio de 2015
El Astro de Houston Don Wilson y su posible suicidio en 1975.
En 1994 Todd Jones del Cincinnati Post le dio una mirada a Wilson, su carrera y aparente suicidio el 5 de enero de 1975. Wilson es uno de pocos pitchers de Grandes Ligas con al menos dos juegos sin hits ni carreras, y yo creo que es el único pitcher, además de Addie Joss, que murió a mitad de su carrera:
“El podía lanzar duro, como Bob Gibson”, dijo el, antíguo manager de los Rojos y jugador Tommy Helms.
Helms lo sabe. Hace 25 años, el domingo 01 de mayo de 1969,él entregó el último out del no-hitter de Wilson ante los Rojos en Crosley Field. El logro de Wilson llegó 24 horas después que Jim Maloney dejase sin hits ni carreras a Houston. Nada nuevo para Wilson. Él lanzó un sin hits ni carreras contra los Bravos de Atlanta en 1967. Y tenía un no-hitter en curso ante los Rojos el 04 de septiembre de 1974 cuando fue sacado del juego por un emergente luego de ocho inning, los Astros perdían 2-1.
Cuatro meses después, Wilson estaba muerto.
El cuerpo de Wilson fue hallado en su carro, víctima de la toxicidad el monóxido de carbono acumulado en el garaje de su casa de Houston. Si la muerte fue suicidio o accidente nunca ha sido determinado. Él tenía 29 años.
“Fue algo muy, muy triste”, dijo Helms, compañero de equipo de Wilson en Houston al momento de la muerte del pitcher.
La muerte repentina fue el capítulo final de misterio de la carrera de un pelotero intrigante y misterioso.
Wilson tuvo una marca vitalicia de 104-92, con efectividad de 3.15, y 1479 ponches para los Astros entre 1966 y 1974. Era un talentoso pero temperamental pelotero quien se dio a conocer tanto por su idiosincracia como por sus habilidades.
“Él fue un gran compañero y competidor”, dijo Helms, “pero algunas veces dejaba de hablarte por tres o cuatro días y de pronto te hablaba. Venía temprano al estadio para hacer su trabajo y nadie viera lo que hacía. Había que llamarlo el solitario”.
El antíguo manager de los Rojos, Dave Bristol dijo: “No sabías lo que él estaba pensando. Hablaba consigo en el montículo”.
Bristol fue la causa de un enfrentamiento entre Wilson y los Rojos. Wilson dominaba tanto a los Rojos en 1968, ponchó 18 Rojos (incluyendo 8 seguidos) en un juego y 16 en otro, que Bristol recurría a provocaciones verbales desde el dugout, tratando de molestar al pitcher.
“Él lanzaba duro, duro”, dijo Bristol. “Solíamos meternos con él todo el tiempo para molestarlo y distraer su atención”.
Nueve días antes que los Rojos no pudieran batearle un hit a Wilson, lo habían zarandeado 14-o. Las provocaciones de Bristol y los lanzamientos pegados de Wilson hicieron que hirviera la sangre.
Wilson estaba furioso porque Pete Rose trató de tomar una base extra cuando los Rojos tenían una gran ventaja. También estaba bravo, porque Johnny Bench pidió curvas contra Houston en el noveno inning. Después del juego, Wilson telefoneó al clubhouse de Cincinnati.
La revancha de Wilson llegó nueve días después. Ante una multitud de 4042 aficionados en Crosley Field, él ponchó 13 Rojos, incluyendo a Helms para completar el no-hitter.
“Luego que él lanzara el sin hits ni carreras, me quería linchar”, dijo Bristol. “Él quería buscarme. No quería las felicitaciones de sus compañeros de equipo. Tuve suerte de que ellos lo alcanzaron primero”. Wilson se quedó tranquilo.
“Tengo pocos amigos en los Rojos, pero no frecuento a la mayoría de ellos”, dijo Wilson. “Vencí a los Rojos. Por eso siento más satisfacción personal por este no-hitter que por el último”.
Wilson apenas empezaba la mejor parte de su carrera cuando falleció. Su cuerpo fue encontrado sobre el asiento reclinado del lado del copiloto de su carro deportivo el 05 de enero de 197. La llave de encendido estaba pasada, pero el motor estaba detenido.
Los gases del tubo de escape del carro subieron a la habitación de arriba del garaje y asfixiaron al hijo de 6 años, Alex. La esposa de Wilson y su hija también fueron afectadas por el monóxido de carbono pero sobrevivieron luego de ser hospitalizadas. Su esposa tenía la mandíbula fracturada algo que nunca fue investigado.
Wilson fue enterrado en un dia oscuro y nublado.
En el reporte de la muerte la AP escribió:
Un vocero del cuerpo de bomberos de Houston, Jack MacGillis, dijo que una mujer llamó al cuerpo de bomberos, el cual presta servicio de ambulancia en la ciudad, diciendo que ella no podía despertar a sus hijos y que su esposo estaba en su carro. McGillis dijo que la llamada fue recibida a la 1:24 p.m. Las llamadas que solicitan ambulancias son reportadas automáticamente al departamento de policía, el cual envió oficiales al hogar de Wilson en la sección suroeste de la ciudad.
Un vocero del departamento de policía de Houston dijo que cuando los oficiales llegaron a la casa de Wilson aproximadamente a la 1:30 p.m. encontraron al pitcher en el garaje. Él estaba inconsciente sentado en el asiento delantero derecho de su Thunderbird 1972. Su cabeza estaba inclinada hacia atrás, descansando en el asiento y sus brazos estaban a los lados. Su pie izquierdo estaba cruzado sobre su pie derecho. Una cajetilla de cigarrillos estaba en el tablero frente a Wilson.
La puerta izquierda delantera estaba cerrada, pero la puerta derecha estaba abierta. La llave del encendido estaba pasada y la aguja de la gasolina indicaba que el tanque estaba vacío, pero el motor del carro estaba frío. Las puertas del garaje estaban abiertas.
Alexander, el hijo, fue encontrado en su cama, acostado sobre su estómago con sus brazos levantados alrededor de la cabeza, cubierto hasta la cintura con una sábana.
T.R. Trinkle, un oficial de cuidado juvenil, dijo que había hablado con la señora Wilson en el hospital. El la citó diciendo que se levantó luego de oir el motor de un carro encendido y había ido a revisar a los niños.
Ella le contó que había cargado al niño y lo llevó a la habitación principal y cerró las puertas de la habitación principal y la de la habitación de la hija. Ella dijo que no podía regresar a dormir porque el motor del carro seguía encendido, ella fue a revisar y encontró a su esposo, reportó Trinkle.
Ella le dijo que había llamado a una amiga, una enfermera graduada, quien le dijo que le tomara el pulso. Ella dijo que no sabía como se había fracturado la mandíbula, agregó Trinkle.
“Fue una noticia terrible”, dijo el gerente general de los Astros, Spec Richardson. “Toda la organización siente mucho esta tragedia”.
“No podia creerlo”, dijo el pitcher de los Astros, Dave Roberts, mientras en el hospital para visitar a la Sra. Wilson. “Don tenía todo lo necesario. Tenía todo a la vez”.
“habíamos estado trabajando juntos en el escritorio de oradores y todo salió bien. Él no se presentó para la escuela de pitcheo esta mañana y por eso empezaron a buscarlo”.
Wilson y Roberts trabajan en el escritorio de oradores de los Astros durante el receso entre temporadas, el cual arregla compromisos de conferencias para los jugadores. Wilson estaba programado para instruir en una escuela de entrenamiento hoy con otro pitcher de los Astros, Tom Griffin.
Roberts dijo que la última vez que estuvo con Wilson fue el 15 de diciembre, cuando ambos se reportaron a la oficina del escritorio de oradores en el Astródomo.
Un oficial de los Astros dijo que Wilson había visitado varias veces las oficinas de los Astros durante el receso y estaba pendiente de la temporada de 1975.
“Él estaba realmente entusiasmado con la temporada venidera”, dijo Boby Risinger, a cargo de la publicidad de los Astros.
“Disfrutaba mucho andar con él”, dijo Griffin. “Era una persona agradable, una gran persona. Quiero que las personas sepan que tipo de hombre era. Era un buen ser humano”.
Y en el mismo año, 1994, Michael Point del Austin-American-Statesman le dio una segunda Mirada a Wilson y su sin hits ni carrera de 1967 contra los Bravos, una victoria 2-0 ante un equipo de una alineación cargada de grandes bateadores que incluía a Henry Aaron, Rico Carty, Felipe Alou y Tito Francona. Para dar una idea de la actuación de Wilson, Aaron fue el último bateador que enfrentó, y el novato estrella terminó su obra maestra en gran forma, convirtiendo al campeón jonronero de todos los tiempos en su décimoquinto y final ponche.
Wilson es el único pitcher de los Astros que ha lanzado dos juegos sin hits ni carreras. El brillante, pero atribulado joven derecho probablemente habría añadido algunos más a su total si su vida personal hubiese sido tan positiva como su pitcheo. Wilson, de 29 años de edad, fue hallado abatido en su carro estacionado en el garaje el 05 de enero de 1975, asfixiado con gases de monóxido de carbono. El hecho fue catalogado como suicidio.
Luego de haber ponchado a 197 bateadores en 187 innings en Amarillo en la Texas League en 1966, Wilson fue promovido ala rotación de abridores de los Astros. Nunca más salió de esa rotación, y en su breve carrera lideró el equipo en vitorias y efectividad tres veces. En 1971, él fue elegido para el Juego de Estrellas por la Liga Nacional y lanzó dos innings en blanco. El nombre de Wilson todavía aparece entre los cinco primeros de los Astros en blanqueos, juegos completos, ponches e innings lanzados. Es sexto en victorias.
Wilson sería particularmente importante para los Astros en su nueva división. Cincinnati, el némesis de Houston por mucho tiempo, ha emergido como el principal competidor de los Astros en la división Central de la Liga Nacional. Wilson odiaba a los Rojos y dio lo mejor de sí para hacérselo saber. Su segundo no-hitter ocurrió en 1969 ante los Rojos, y con este les envió un mensaje. El pitcher Maloney de los Rojos había dejado sin hits ni carreras a los Astros, que entonces tenían marca de 4-20, en el juego anterior. Maloney y sus compañeros de los Rojos habían ridiculizado abiertamente a los Astros durante y después del juego. Wilson subió al montículo con una misión y la logró con un no-hitter, silenciando no solo las bocas sino los bates de Pete Rose, Johnny Bench, Tany Pérez y los otros.
Nota del traductor: Este artículo fue escrito en los años ’90, cuando los Astros de Houston aún jugaban en la Liga Nacional.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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