domingo, 12 de octubre de 2014
Código de ética
“La ética no consiste en formular preceptos caídos o dictados desde el cielo, sino que es consecuencia de tomar consciencia de lo que somos. Albert Jacquard
La Liga Venezolana de Béisbol Profesional ha procedido con mucha diligencia sobre un tema muy pertinente en cualquier sector de la actividad humana, las normas de convivencia. Como muy pocas veces visto en LVBP, quizás desde la época de Franklin Whaite, la directiva se ha enfocado en recordar que existe un reglamento de funcionamiento y ha ido más allá, ha creado un instrumento (Código de ética) mediante el cual se recuerda y actualiza cuan fundamental es tener en cuenta las normas a la hora de actuar, dentro y fuera del terreno. Se entiende que las normas, en primera instancia van dirigidas a peloteros, directivos y otros personeros. Sería bien interesante hacer notar también el tipo de sanciones directas o indirectas que pudiesen recibir las personas del público que violen las normas de convivencia.
Solo desde esta asertividad que ha decidido aplicar LVBP resulta más expedito evitar o solventar situaciones difíciles que se han vivido en el pasado. Una de las más refulgentes en la memoria se remonta al primer juego de la serie final de la temporada 1999-2000. Navegantes del Magallanes versus Águilas del Zulia. Estadio Luis Aparicio El Grande de Maracaibo. Desde el principio se notaron tumultos en las gradas y ausencia de personal de seguridad (Guardia Nacional, Vigilantes, etc.). Hacia mediados del juego, en medio de la efervescencia de ver a su equipo perder, los aficionados de las gradas generaron disturbios que desembocaron en el desprendimiento de la baranda del jardín central, además de agredir con pedazos de hielo a uno de los jardineros magallaneros. El juego estuvo detenido por más de 20 minutos. En el estadio brillaba por su ausencia el representante de LVBP. Era muy triste el espectáculo de los árbitros esperando por una decisión telefónica de LVBP desde Caracas. ¿Qué hubiese hecho Roberto Olivo o Armando Rodríguez? Además algún directivo zuliano en vez de asumir la responsabilidad por lo que ocurría en el estadio se quejaba de “el ventajismo central”. Entre los reglamentos de esa temporada existía uno que indicaba la confiscación del juego a favor del equipo visitante si el mismo permanecía detenido más de 20 minutos por causas extraterreno. El encuentro se reanudó luego de más de media hora detenido, antes el manager de Magallanes, Phil Regan estableció como condición que al primer objeto lanzado al campo retiraría a su equipo del terreno y no regresaría. En ese mismo episodio mientras fildeaba un elevado a segunda base, Richard Paz resultó impactado con una batería de radio. Luego de varios incidentes el juego hubo de ser suspendido. Lo que siguió a continuación con respecto a la decisión de LVBP sobre lo que ocurriría con ese juego, fue un ejemplo de cómo no se deben ventilar situaciones de esta magnitud. Pasaron dos o tres días y fue entonces que LVBP comunicó que el juego se realizaría después del quinto encuentro en Valencia, al ver que las Águilas habían ganado tres en fila. Sería muy importante que LVBP aclarara si la normativa de la confiscación de juegos está vigente.
También en juegos de post temporada se recuerda episodios bochornosos del público con peloteros en el estadio Universitario, los mismos que se rien al recordar aquella violencia de “Wilson ‘ta cagao” y de contarle el “1…2…3…4…5… nocaut” a Alex Delgado luego de quedar inconsciente o maltrecho sobre el plato tras el choque intenso con un corredor, son los que se quejan cuando muchos de esos que gritan los irrespetos saltan al terreno para agredir árbitros y hasta peloteros, como cuando algunos caraquistas persiguieron a un árbitro sobre el propio terreno d ejuego del estadio Universitario, o cuando unos magallaneros increparon al lanzador Jean Machí con gritos obscenos en el José Bernardo Pérez. Parecieran desconocer que la violencia verbal es tan o mas bestial que la física.
En episodios más recientes, se recuerda jugadores de equipos campeones cantando el fatal estribillo “…y donde están…y donde están..” en el clubhouse luego del juego definitivo, dándole fuerza al eco de las tribunas. Sería muy reparador que además del código de ética, LVBP adelante y practique campañas ciudadanas de sana convivencia y respeto a los derechos del otro entre los asistentes a los estadios.
Un episodio no menos bochornoso fue el ocurrido en la serie final de la temporada 2012-2013 entre Cardenales de Lara y Navegantes del Magallanes, en el último juego en Barquisimeto el locutor interno se refirió a los peloteros magallaneros de manera despectiva y luego la directiva de Cardenales dejó sin seguridad al dugout del Magallanes. Al día siguiente, en vez de solventar esa situación en las oficinas de LVBP, la directiva magallanera decidió devolver el golpe con más irrespeto de su locutor interno y el público. También se debería aclarar y remarcar las funciones de un locutor interno porque el juego de béisbol merece respeto y silencio en los momentos decisivos.
Alfonso L Tusa C.
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