lunes, 28 de septiembre de 2020

Roger Kahn, Quien Reivindicara la escritura deportiva con ‘The Boys of Summer’, fallece a los 92 años de edad. Feb. 15

Su libro de 1972 acerca de sus amados Dodgers de Brooklyn, reconocido como un clásico, fue, como muchos de sus 20 y tantos libros, basado en sus memorias juveniles.
Bruce Weber. The New York Times. 7 de febrero de 2020. Roger Kahn, cuyo libro de 1972 acerca de los Dodgers de Brooklyn de comienzos de los 1950s, “The Boys of Summer”, mezcló reportaje, sentimiento y sociología de una manera tal que estampó al beisbol como tema válido para escritores y lectores serios, falleció este jueves 6 de febrero en Mamaroneck, N.Y. Su hijo Gordon Jacques Kahn confirmó el deceso, en un hogar de cuidados. Mr. Kahn había residido principalmente en Stone Ridge, N.Y., en Ulster County, después de vivir la mayor parte de su vida en Brooklyn y Manhattan. Los alrededor de veinte libros de Mr. Kahn, muchos acerca de béisbol, incluyen un par de novelas, un retrato de los volátiles pero ganadores Yanquis de 1978, una biografía de Jack Dempsey, y una colaboración con Pete Rose en la autobiografía de este, publicada en 1989, meses antes que fuese vetado del béisbol. Pero es justo decir que el trabajo más memorable de Mr. Kahn se realizó desde temprano en su carrera. En la primavera de 1952, él era un reportero de 24 años de edad del The New York Herald Tribune, cuando fue asignado para viajar con los Dodgers. Era una época valiosa en la historia del juego, especialmente en Nueva York, el indisputado centro del universo beisbolero, hogar de tres equipos y tres bases de fanáticos apasionados. Por diez temporadas, desde 1947 hasta 1956, un equipo de Nueva York u otro, los Yanquis, los Gigantes o los Dodgers, ganaron todas las Series Mundiales a excepción de una. Los Yanquis estaban en medio de su aun inigualada seguidilla de cinco títulos de Serie Mundial. Pocos meses antes de que Mr. Kahn se uniera al grupo de prensa que cubría a los Dodgers, el equipo había perdido el banderín ante los Gigantes, sus rivales de la Liga Nacional del otro lado de la ciudad, en una serie de playoff de tres juegos, que terminó con el estacazo de Bobby Thomson que se escuchó alrededor del mundo., quizás el jonrón más famoso bateado alguna vez. La demoledora derrota de ese playoff fue uno de muchos disgustos para los aficionados de los Dodgers de esa época. Aunque ellos querían mucho a los peloteros, entre ellos estaban Pee Wee Reese, Duke Snider, Gil Hodges, Carl Furillo, Jackie Robinson y Roy Campanella, y sabían que todos eran de primera línea, lamentaban la falta de habilidad del equipo para ganar un campeonato. (De hecho, hasta ese momento, el equipo nunca lo había conseguido; Brooklyn finalmente ganó la Serie Mundial en 1955, al vencer a los Yanquis). Ese es el territorio fecundo que Mr. Kahn, mirando hacia atrás en la distancia de las décadas, explotó en varios libros, a menudo enlazando memorias de su juventud en Brooklyn y su consagración como periodista con cuentos del clubhousey el bar y el diamante. “The Boys of Summer”, con motivo del cual, él revisitó a muchos de los viejos Dodgers años después de sus días activos, fue el primero, y de acuerdo a la mayoría, el mejor de estos, el libro de beisbol más influyente que se haya escrito en los últimos cincuenta años. “Hay un momento de la vida cuando uno termina la juventud, pero aun no descubre como ser un hombre, tuve la fortuna de viajar con el más maravillosamente atractivo de los equipos”, así empieza el libro. “A principios de los 1950s los Dodgers de Brooklyn de Jackie Robinson eran extrovertidos, opinaban, fanatizados, tolerantes, negros, blancos, abiertos, apasionados: en suma, una mezcla fascinante de hombres vigorosos”. Un puñado de libros previos, entre ellos “The Long Season” (1960), de Jim Brosnan, y “Ball Four” (1970), de Jim Bouton, ambos escritos por peloteros activos, había buscado iluminar el juego en primer plano, sin un fulgor mitologizante. La ficción al estilo de Ring Lardner, Bernard Malamud y Mark Harris había creado personajes redolentes de Estados Unidos contra el trasfondo del estadio. “A Day in the Bleachers” (1955) de Arnold Hano describió un juego de la Serie Mundial de 1954 desde la perspectiva del hombre de las gradas. Pero “The Boys of Summer”, junto con “The Summer Game”, la primera colección del divulgativo de Roger Angell con artículos de beisbol publicados en la revista New Yorker, también publicada en 1972, más o menos crearon una nueva categoría literaria: narrativa del reportaje de beisbol en forma prolongada. Mientras los elegantes ensayos de Mr. Angell eran reportes contemporáneos del juego, Mr. Kahn se basaba en las técnicas del llamado nuevo periodismo; por una cosa, se convirtió en personaje de su narrativa. Y con un título tomado de un poema de Dylan Thomas, convirtió su libro en una meditación sobre padres e hijos, el paso del tiempo, el trabajo de equipo, los derechos civiles y la naturaleza del hombre, temas tan seductores y resistente que conectados al beisbol hoy suenan a cliché. Aunque las revisiones de “The Boys of Summer” fueron poco uniformes, este se convirtió en uno de esos libros rutinariamente descritos como clásicos. En 2002, Sports Illustrated lo colocó de segundo en su lista de los mejores cien libros deportivos de todos los tiempos, solo detrás de la reverenciada colección de piezas de boxeo “The Sweet Science” de A.J. Liebling “Es un libro de beisbol de la misma forma que Moby Dick es un libro de pesca”, escribió la revista acerca de “The Boys of Summer”. El libro de Mr. Kahn, dijo esta, “es por turnos, un cuento novelístico de conflicto y cambio, un tributo, una historia cívica, un pieza de nostalgia y, finalmente una tragedia, porque la mudanza de la franquicia hacia Los Angeles en 1958 se llevó el alma de Brooklyn con ella”. “Kahn escribe elocuentemente acerca de los juegos memorables y la tendencia de los Dodgers por lo doloroso, su lema es ‘Espera hasta el año próximo’, pero los pasajes más conmovedores revisitan a los muchachos en otoño”, continúa el artículo. “Un accidente automovilístico había convertido al cátcher Roy Campanella en cuadrapléjico. El valeroso Jackie Robinson está de luto por el fallecimiento de su hijo. El tercera base de manos prodigiosas, Billy Cox trabaja en un bar. Ningún libro muestra mejor que los deportes no son solo juegos" Roger Kahn nació en Brooklyn el 31 de octubre de 1927, pocas semanas después que Babe Ruth y los Yanquis barrieran a Pittsburgh en la Serie Mundial. Su padre, Gordon, era profesor de historia y un aficionado al beisbol bendecido con una memoria especial de amplio rango en la trivia que ayudaba a proveer las preguntas para el programa de radio “Information Please”. La madre de Roger, Olga (Rockow) Kahn, enseñaba inglés y toleraba poco al beisbol pero imbuyó a su hijo con el amor a la mitología, Shakespeare y Walt Whitman. Se graduó en la Erasmus Hall High School y pasó tres años en la New York University antes de conseguir empleo en The Herald Tribune como mensajero. Despues de su estadía de dos años con los Dodgers, Mr. Kahn cubrió a los Gigantes para The Herald Tribune en 1954. Luego escribió para Newsweek, The Saturday Evening Post y Esquire. En los 1960s escribió dos libros sobre temas distintos al beisbol: una consideración de su fe, “The Passionate People: What It Means to Be a Jew in America”, y un reporte sobre los disturbios estudiantiles en Columbia University, “The Battle for Morningside Heights: Why Students Rebel”. Escribió regularmente para The New York Timesa finales de los 1970s. La que ha sido llamada la era dorada del beisbol en Nueva York terminó cuando los Dodgers y los Gigantes anunciaron en 1957 que se marcharían a California. Después de “The Boys of Summer”, Mr. Kahn revisitó esos años en otros libros, incluyendo “Joe and Marilyn: A Memory of Love”, acerca del matrimonio de Joe DiMaggio y Marilyn Monroe; “The Era, 1947-57: When the Yankees, the Giants, and the Dodgers Ruled the World”; “Memories of Summer: When Baseball Was an Art, and Writing About It a Game”, y “Rickey & Robinson: The True, Untold Story of the Integration of Baseball”, el cual examinó la relación entre Jackie Robinson y Branch Rickey, el ejecutivo que rompió la barrera racial del beisbol al llevar a Robinson a los Dodgers. En otros libros, Mr. Kahn examinò la batalla entre el pitcher y el bateador (“The Head Game: Baseball Seen From the Pitcher’s Mound”) y las ligas menores inferiores (“Good Enough to Dream”). Sus novelas fueron “The Seventh Game”, acerca de las dificultades personales de un pitcher, y “But Not to Keep”, acerca de las dificultades personales de un periodista. Su libro acerca de los Yanquis de 1978, “October Men”, trazó una turbulenta temporada de campeonato. Los matrimonios de Mr. Kahn con Wendy Mecker, Alice Russell y Joan Rappaport terminaron en divorcio. Además de su hijo Gordon, de su matrimonio con Ms. Rappaport, le sobreviven su esposa, Katharine Johnson Kahn; una hija, Alissa Kahn Keenan, de su matrimonio con Ms. Russell; y cinco nietos. Otra hija, Elizabeth, falleció un día después de nacer. Y otro hijo, Roger Laurence Kahn, quien batalló con una enfermedad mental y la adicción a las drogas, se suicidó en 1987. Mr. Kahn escribió acerca de Roger en una memoria, “Into My Own: The Remarkable People and Events That Shaped a Life”. En las primeras páginas de “The Boys of Summer”, un pasaje expresa el propósito de buena parte de la escritura de Mr. Kahn: el anhelo nostálgico que el beisbol y Brooklyn evocaba en muchas personas. Muy pocas personas reconocerían hoy los detalles, de cómo algo desaparecido hace tiempo siempre será familiar. “Me refiero a estar menos pendiente de los lanzamientos en curva que al atractivo del equipo”, escribió Mr. Kahn acerca de sus amados Dodgers antes de invocar la imagen de su estadio. “Ebbets Field era una cabina estrecha, construida de ladrillo, hierro y concreto, a lo largo de una empinada cuesta de adoquines en Bedford Avenue. Dos niveles de tribunas presionaban el area de juego desde tres lados, y en miles de asientos los aficionados podían oir las palabras de un pelotero, notar los detalles del pasode un pelotero, en una época cuando la televisión aun no había asaltado la ilusión con potentes lentes Zoomar, se podía ver, se podía ver de verdad, la expresión real en el verdadero rostro de un verdadero grande liga mientras jugaba. ¡Se podía saber como era!” William McDonald contribuyó reportando. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 15 de febrero de 2020.

viernes, 25 de septiembre de 2020

La Antígua Estrella de los Astros de Houston, Jimmy “The Toy Cannon” Wynn, fallece a los 78 años de edad.

26 de marzo de 2020.
AP MLB: https://apnews.com/MLB and https://twitter.com/AP—Sports Jimmy Wynn, el diminuto toletero de Houston cuyos monstruosos batazos de los años 1960s y 1970s le ganaron el apodo de “The Toy Cannon” ha fallecido. Los Astros dijeron que el tres veces jardinero del equipo Todos Estrellas falleció este jueves 26 de marzo, pero no dieron más detalles. El pequeño Wynn tenía mucho poder. Bateó más de 30 jonrones dos veces con Houston, incluyendo un tope vitalicio de 37 en 1967 mientras su equipo efectuaba la mitad de los juegos en el Astrodomo que era un estadio que favorecía a los lanzadores. “El éxito de Jimmy en el terreno ayudó a construir nuestra franquicia desde sus inicios”, dijeron los Astros en una declaración. “Después de su retiro, su trabajo incansable en la comunidad impactó a miles de jóvenes en Houston. Aunque ya no está con nosotros, su legado vivirá en Minute Maid Park, en la Academia Juvenil de los Astros y más allá”. Para el momento de su deceso, Wynn trabajaba en la oficina principal de los Astros como ejecutivo de apoyo a la comunidad. Celebrado a cualquier parte que fuese, Wynn a menudo era visto alrededor del estadio interactuando con los peloteros y los aficionados. Wynn era conocido por sus largo jonrones y dos se hicieron famosos. El primero ocurrió el 10 de junio de 1967, cuando sacó una pelota del Crosley Fieldde Cincinnati sobre la pizarra entre el jardín izquierdo y el central hacia el autopista detrás dl estadio. Casi tres años después, el 12 de abril de 1970, se convirtió en el primer pelotero en batear un jonrón hacia el primer piso del Astrodomo cuando despachó un envío de Phil Niekro a más de 500 pies por la línea del jardín izquierdo. Wynn pasó sus primeras once temporadas en Houston, primero con los Colt ,45s y luego con los Astros, antes de hacer paradas con los Dodgers, Bravos, Cerveceros y Yanquis en una carrera de quince años en las mayores. Wynn salió del equipo como líder de la franquicia en imparables, jonrones, carreras empujadas y boletos. En total, terminó con 291 cuadrangulares, 964 carreras empujadas y 225 bases robadas en su carrera. Lideró las mayores con 148 boletos en 1969 y robó un tope de 43 bases en 1965. Wynn anotó 100 carreras o más tres veces con Houston. La camiseta número 24 de Wynn fue retirada por los Astros el 25 de junio de 2005, y fue inducido al Salón de la fama de los Astros en su clase inaugural el 3 de agosto de 2019. En junio de 2011, fue honrado por la franquicia cuando los Astros y Minute Maid inauguraron el Jimmy Wynn Training Center, una facilidad de beisbol con todos los adelantos del momento en la Astros Youth Academy. Nacido en Cincinnati el 12 de marzo de 1942, Wynn creció allí antes de asistir a la Central State University en Wilberforce, Ohio. Debutó en MLB el 10 de julio de 1963, a los 21 años y despachó cuatro jonrones con 27 carreras empujadas en 70 juegos esa temporada. Wynn tuvo su primera temporada de veinte jonrones en 1965 cuando largó 22. Descargó 33 jonrones en 1969 con Houston y su última temporada de 30 jonrones ocurrió en 1974 cuando soltó 32 y tuvo un tope vitalicio de 108 carreras empujadas con los Dodgers. Wynn jugó su única Serie Mundial en 1974 y jonroneó para los Dodgers en una derrota de cinco juegos ante Oakland. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 4 de abril de 2020. Nota del traductor: Actuación de Jimmy Wynn con los Tiburones de La Guaira en LVBP. Temporada 1964-1965: 44 J, 165 VB, 24 CA, 45 H, 8 2H, 5 HR, 18 CI, 10 BR, .273 AVG. 1965-1966: 15 J, 58 VB, 10 CA, 11 H, 2 2H, 2 HR, 4 CI, 1 BR, .190 AVG.

jueves, 5 de marzo de 2020

Johnny Antonelli, Pitcher Estrella de los Gigantes , fallece a los 89 años de edad.

Contribuyó para que ellos ganaran la Serie Mundial en 1954, cuando jugaban en Nueva York, y siguió siendo parte esencial del equipo cuando se mudaron a San Francisco. _______________________________________ Richard Goldstein. The New York Times. 28 de febrero de 2020. ____________________________________________________________ Johnny Antonelli, el lanzador zurdo del equipo de estrellas que ayudó a propulsar a los Gigantes de Nueva York para ganar la Serie Mundial de 1954 y continuó siendo uno de los mejores pitchers de la Liga Nacional durante los primeros años de los Gigantes en San Francisco, falleció este viernes 27 de febrero en su hogar de Rochester, NY. Scott Pitoniak, quien colaboró con él en “Johnny Antonelli: A Baseball Memoir” (2012), dijo que la causa fue cáncer. _______________________________________________________________ Codiciado por muchos equipos de grandes ligas por su cortante recta, Antonelli se convirtió en uno de los primeros “muchachos bono” en el verano de 1948 cuando, justo al salir de la escuela secundaria en Rochester, firmó con los Bravos de Boston por 52.000 dólares (el equivalente de alrededor de 566.000 dólares actuales). Antonelli nunca pasó un día en las menores, porque los peloteros con grandes bonos podían ser reclamados por otro equipo si estaban en el sistema de granjas. Fue utilizado de manera gradual por los Bravos en sus primeras tres temporadas con ellos, luego estuvo dos años en el ejército y regresó con marca de 12-12 cuando el equipo se mudó a Milwaukee en 1953. Él surgió como estrella después que los Bravos lo cambiaron a los Gigantes en febrero de 1954. “Fue el mejor momento de mi carrera”, le dijo una vez a The Democrat and Chronicle de Rochester. _____________________________________________________________ Antonelli dependía de la recta y la curva, pero también aprendió a lanzar envíos quebrados para lograr marca de 21-7 con los ganadores del banderín de 1954, los Gigantes. Lideró la Liga Nacional en efectividad (2.30) y blanqueos (6) e igualó al relevista de los Gigantes, Hoyt Wilhelm en porcentaje de triunfos (.750). “Polo Grounds fue un estadio amigable para mí”, Antonelli fue citado de haber dicho eso por Danny Peary en la historia oral “We Played the Game” (1994), “Fui capaz de evitar que los bateadores halaran la pelota. Los obligaba a que batearan de frente, y tenía a Willie Mays para que buscara los batazos dificiles”. __________________________________________________________ La Serie Mundial de 1954 entre los Gigantes y los Indios de Cleveland es recordada principalmente por la espectacular atrapada sobre el hombro y posterior lanzamiento de Willie Mays en Polo Grounds con dos corredores embasados en el primer juego, y por los jonrones de Dusty Rhodes como bateador emergente. Pero Antonelli también brilló. Lanzó juego completo en la victoria 3-1 del segundo juego y cerró la serie en relevo, al conseguir los últimos cinco outs del cuarto juego, tres ponches, mientras los Gigantes barrían a los Indios que habían ganado el banderín con una marca para la Liga Americana de 111 triunfos. Antonelli terminó tercero en la votación del jugador más valioso de la Liga Nacional y fue nombrado pitcher del año de la liga por The Sporting News. (El premio Cy Young aún no se había creado). _____________________________________________________________ Lanzó los 16 innings de una victoria 2-1 sobre Cincinnati en Polo Grounds en mayo de 1955, ganó 20 juegos en 1956 y fue el pitcher abridor cuando los Gigantes jugaron su último juego en Polo Grounds antes de mudarse a San Francisco en 1958. Antonelli ganó 35 juegos en los primeros dos años de los Gigantes allá, donde los Gigantes jugaban en el favorable para los bateadores Seals Stadium, un antíguo parque de la Pacific Coast League. Pero los aficionados de los Gigantes reservaban la mayor parte de su adulación para los peloteros que hicieron su debut en las mayores en San Francisco, Juan Marichal, Orlando Cepeda, Willie McCovey y Felipe Alou. _________________________________________________________________ Antonelli se convirtió en villano en San Francisco debido a una arrancada emocional luego de perder un juego ante los Dodgers de Los Angeles en Seals Stadium en julio de 1959, al permitir dos jonrones en un día de vientos intensos. “Fui derrotado por dos condenados elevados”, citó Sports Illustrated a Antonelli de haber comentado en el clubhouse. “A un pitcher le deberían pagar el doble por trabajar aquí. El peor estadio de Estados Unidos. Cada vez que subes al montículo aquí, tienes que vencer al bateador y a un viento de 30 millas por hora”. Un editorial de The San Francisco Chronicle sugirió que la directiva de los Gigantes debería enviar a Antonelli a “un estadio mítico donde el viento nunca sople, o que cuelguen una piñata en el clubhouse”. Cuando Antonelli abrió un juego en casa contra los Cachorros una semana despues, los aficionados lo abuchearon. Nunca volvió a tener el apoyo de ellos. Antonelli dijo mucho después que había sido malinterpretado de haber insultado a San Francisco Antonelli le contó a Danny Peary mucho despues que un reportero quien lo interrogó después del juego “estaba buscando sensacionalismo y escribió que dije, ‘Pueden meterse a San Francisco por…’” “Nunca dije nada malo de la ciudad”, dijo él, “ solo de Seals Stadium”. ______________________________________________________________________________ En 1960 los Gigantes empezaron a jugar en Candlestick Park, el cual se hizo notorio por los vientos que soplaban hacia la derecha. Antonelli tuvo problemas para ganar como abridor ese año, fue enviado al bull pen y agenció marca de 6-7. Seguía siendo abucheado por sus declaraciones de 1959, y fue cambiado a Cleveland después de la temporada de 1960. Tuvo marca combinada de 1-4 con los Indios y Bravos en 1961, entonces fue vendido a los Mets. Pero se retiró a la edad de 31 años en vez de reportarse a ellos, quería dedicarle más tiempo a su familia y los negocios. _________________________________________________________________________________ Tuvo marca vitalicia de 126-110 y participó en el juego de estrellas en 1954 y todos los años desde 1956 hasta 1959. John August Antonelli nació el 12 de abril de 1930, en Rochester, hijo de Gus y Josephine (Messore) Antonelli. Su padre, inmigrante italiano, instalaba rieles para el New York Central Railroad. ____________________________________________________________ Antonelli pitcheó en solo cuatro juegos con los Bravos en la temporada cuando ganaron el banderín en 1948. Cuando fueron vencidos por los Indios en la Serie Mundial, los jugadores decidieron no tomar en cuenta a Antonelli para entregarle su cuota de dinero por participar en la Serie Mundial y se repartieron el monto a 4.570.73 $ por pelotero. El comisionado de béisbol, Harry Chandler, ordenó que Antonelli recibiera un octavo de la cuota, 571.34 $. ___________________________________________________________ Los sobrevivientes de Antonelli incluyen a su segunda esposa, Gail Harms Antonelli, y tres hijas, Lisa, Donna y Regina, y un hijo, John Jr., de su matrimonio con su primera esposa, Rosemarie, una archivadora en Eastman-Kodak en Rochester, quien falleció en 2002. __________________________________________________________________ Despues de retirarse del béisbol, Antonelli fue dueño de más de dos docenas de tiendas de neumáticos Firestone en Rochester y áreas circunvecinas. En 2008, cuando los Gigantes celebraron el aniversario 50 de su mudanza a San Francisco, no hubo resentimiento de parte de Antonelli a pesar del incidente de sus comentarios en 1959. Estuvo presente para la ceremonia en AT&T Park, los jonrones ayudados por el viento de Seals Stadium eran solo un recuerdo distante. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

martes, 7 de enero de 2020

Don Larsen, el Pitcher de los Yanquis que lanzó el único Juego Perfecto en una Serie Mundial, fallece a los 90 años de edad.

Se retiró luego de 14 temporadas con un registro vitalicio negativo, pero por un día de 1956 fue la marca de la perfección. _________________________________________________________________ Richard Goldstein. The New York Times. 01 de enero de 2020. _____________________________________________________________________ Don Larsen, un lanzador ordinario quien alcanzó lo extraordinario cuando lanzó el único juego perfecto en la historia de la Serie Mundial, falleció este miércoles 01 de enero en Hayden Lake, Idaho. Su deceso fue confirmado por Andrew Levy, su agente. El hijo de Larsen, Scott, dijo la semana pasada en una declaración que su padre estaba siendo tratado por cáncer de esófago, el cual había sido diagnosticado este verano. Cuando Larsen subió el montículo contra los Dodgers de Brooklyn la tarde del 8 de octubre de 1956, en el Yankee Stadium original, estaba en la cuarta temporada de una carrera poco llamativa. Poseía un físico imponente para su época, 6 pies 4 pulgadas y 108 kilogramos, su humanidad la remataba un corte de cepillo y unas orejas extra grandes. Su repertorio de recta, slider y curva parecía el arsenal suficiente para tener una buena carrera. Pero Larsen había perdido 21 juegos lanzando para los Orioles de Baltimore hacía dos años, y tenía dificultades para controlar no solo sus pitcheos sino también por su afinidad con la vida nocturna. Sin embargo, por un día Larsen fue el retrato de la perfección. Veintisiete veces, los bateadores de los Dodgers, en una alineación que contaba con cuatro futuros inquilinos del Salón de la Fama fueron al plato, y todos regresaron al dugout sin conseguir imparable, boleto o algún error de la defensa de los Yanquis. La obra maestra de Larsen llegó 34 años después que las ligas mayores habían presenciado otro juego perfecto. Ningún pitcher, antes o después, ha lanzado un juego sin hits ni carreras en la Serie Mundial. Como Larsen dijera una vez: “Ocurren cosas tontas”. ___________________________________________________________ La temporada de Larsen en 1956 no había empezado de manera prometedora. Durante el entrenamiento primaveral en St. Petersburg, Fla., estrelló su carro contra un poste de teléfono mientras regresaba al hotel donde se alojaba el equipo alrededor de las 4 am. Más adelante ese día, dijo que se había quedado dormido mientras manejaba, y cuando le preguntaban sobre el incidente a través de los años, mantuvo que no había estado bebiendo. A excepción de una fisura en un diente ese episodio no tuvo consecuencias serias, pero el choque inspiró a sus compañeros de los Yanquis para apodarlo Gooney Bird, por el albatros, el cual se encuentra principalmente en Midway Atoll en el Pacífico, conocido por lo sus caídas de espalda mientras se desplaza sobre el suelo. Pero Larsen tuvo marca de 11-5 en 1956, brilló hacia el final de la temporada cuando desarrolló lo que era conocido entonces como un envío de windup no ortodoxo que le dio un mejor balance para determinar su selección de pitcheos. El manager Casey Stengel le dio la oportunidad en el segundo juego de la Serie Mundial, y los Dodgers lo castigaron en el segundo inning en Ebbets Field al marcarle seis carreras en un victoria 13-8. ___________________________________________________________________________ Cuando Larsen llegó a Yankee Stadium tres días después, no tenía idea si enfrentaría de nuevo a los Dodgers. Supo que abriría el quinto juego con la serie igualada a dos juegos, solo cuando encontró una pelota en uno de sus zapatos, la señal acostumbrada de una asignación para abrir juego, colocada por Frank Crosetti, el coach de tercera base. Hasta el día anterior Stengel no había escogido a nadie. Larsen y Sal Maglie, el abridor de los Dodgers, llegaron perfectos al cuarto inning. Pero Mickey Mantle descargó jonrón con dos outs en el cuarto para darles a los Yanquis ventaja de una carrera, y los Yanquis agregaron otra carrera en el sexto. Larsen avanzó en la distancia, sobreviviendo algunas dificultades. En el segundo inning de los Dodgers, Jackie Robinson abrió con un fuerte linietazo que rebotó en el tercera base Andy Carey, pero el campocorto Gil McDougald atrapó el rebote y retiró a Robinson, quien no tenía la rapidez de sus primeros años, en una jugada cerrada. “Pegó en la punta de los dedos de mi guante”, recordó Carey. “Pocos años antes, Robinson habría sido quieto”. En el cuarto inning, Duke Snider no bateó un jonrón por la derecha por pocos centímetros. En el quinto, Gil Hodges bateó una línea entre el jardín izquierdo y el central que atrapó Mantle corriendo mucho, y Sandy Amoros perdió un jonrón por la derecha por un pelo. Para el séptimo inning, Larsen sabía que tenía un juego sin hits ni carreras, aunque no se había dado cuenta que lanzaba un juego perfecto. Solo había llegado a cuenta de tres bolas con un bateador, Pee Wee Reese, en el primer inning, sus envíos bordaron las esquinas del plato a través de la tarde. “Nunca tuve un control como ese antes o después”, le dijo a Sports Illustrated décadas después. “Parecía que todo lo que lanzaba estaba en la zona”. Sus compañeros, temiendo que podían empavarlo, se alejaban en el dugout cuando él trataba de iniciar una conversación en las etapas finales del juego. Con más de 64.000 personas gritando, Carl Furillo, el primer bateador de los Dodgers en el noveno inning, elevó a la derecha. Entonces Roy Campanella la rodó por segunda base. Dale Mitchell, un jardinero, emergió por Maglie, fue al plato, y como Larsen lo recordaba, “Recé una pequeña oración”. Con la cuenta en una bola y dos strikes, lanzó una recta, su envío 97. Mitchell aguantó el swing, pero el árbitro Babe Pinelli cantó el tercer strike. Pocos minutos después de las tres en punto, se había hecho historia beisbolera. El cátcher Yogi Berra saltó a los brazos de Larsen, el efusivo abrazo fue capturado en una foto que se convirtió en una imagen clásica del beisbol. “Junto a llegar al Salón de la Fama en 1972, ese fue probablemente mi momento más emotivo en el beisbol”, dijo Berra una vez. Larsen solo se percató de que había lanzado un juego perfecto cuando entró al clubhouse. ___________________________________________________________________________________________________ Donald James Larsen nació el 7 de agosto de 1929, en Michigan City, Ind., pero sus padres, james y Charlotte Larsen, mudaron la familia para San Diego cuando el tenía 15 años de edad. Mientras lanzaba para Point Loma High School llegó una oferta de los Browns de St.Louis en 1947. (David Wells, otro alumno de Point Loma lanzó un juego perfecto para los Yanquis contra los Mellizos de Minnesota en 1998). Larsen llegó a las mayores en 1953, cuanto tuvo marca de 7-12 con los Browns. Tuvo marca de 3-21 en 1954 cuando los perennes sotaneros Browns se convirtieron en Orioles de Baltimore, entonces fue cambiado a los Yanquis en una negociación de 17 peloteros que también les proporcionó al lanzador de poder Bob Turley, quien ganara el premio Cy Young de 1958 como el mejor pitcher del beisbol. Larsen tuvo marca de 9-2 con los Yanquis en 1955. Después de sus 11 victorias en 1956, nunca ganó más de 10 juegos en una temporada. Fue cambiado a los Atléticos de Kansas City en diciembre de 1959, en una negociación que llevó a Roger Maris a los Yanquis. Dos años después, Maris establecería otra marca simbólica, al despachar 61 jonrones para romper la marca de Babe Ruth para una temporada. Larsen también pitcheó para los Medias Blancas de Chicago, Gigantes de San Francisco, Astros de Houston (entonces Colt .45s), Orioles y Cachorros de Chicago. Se retiró luego de 14 temporadas con marca de 81-91 y lanzó en la Serie Mundial cuatro veces con los Yanquis y una con los Gigantes. “No estoy contento con mi marca vitalicia”, dijo Larsen una vez. “Pudo haber sido mejor. Las fiestas tuvieron algo que ver con eso. Pero siempre necesitaba compañía, aun si solo había dos personas en la ciudad”. ______________________________________________________________________ Luego de retirarse del beisbol, Larsen fue vendedor para una compañía de productos de papel de California. Larsen y su esposa, de soltera Corrine Bruess, pasaron sus años finales en el pequeño pueblo de Hayden Lake, en la frontera de Idaho. Larsen disfrutaba pescando en un lago cercano a su hogar, pero también asistía a eventos de autógrafos y memorabilia y a los juegos de viejas glorias de los Yanquis. Vendió su uniforme del juego perfecto, la camiseta de rayas con el número 18 y sus pantalones, a un negociador de memorabilia en una subasta por 765.000 $, en diciembre de 2012 para financiar la educación de sus nietos, Justin y Cody Larsen. Además de su esposa e hijo, ellos le sobreviven. _______________________________________________________________________ Larsen decía a menudo que no había un día en que no pensara en su hazaña, y manejaba un carro con placas DL000, por sus iniciales y el box score que indicaba cero carreras, cero hits, cero errores. En el aniversario 45 de su juego perfecto, Larsen reflexionó sobre ese momento. “Mi creencia es que si trabajas lo suficientemente duro, algo bueno va a ocurrir”, dijo él. “Todos pueden tener días buenos”. Tyler Kepner contribuyó reportando. __________________________________________ Traducción: Alfonso L. Tusa C. 06 de enero de 2020.