miércoles, 2 de octubre de 2013
La faceta olvidada de Rod Carew
En Cooperstown reza una placa que el señor Rod Carew merece un nicho en ese templo entre otras razones por haber alcanzado el liderato de bateo en la Liga Americana en 7 ocasiones, solo superado por Ty Cobb (11), Tony Gwynn (8) y Honus Wagner (8) y a su vez igualado por Roger Hornsby y Stan Musial. También bateó sobre .300 durante 15 temporadas seguidas (1969-1983). Fue elegido al Juego de Estrellas por 18 años seguidos. Quizás por esta habilidad sus colegas lo apodaban "Sir Rodney" mucho antes de alcanzar estos pergaminos.
Nació el 1 de octubre de 1945, en el vagón de un tren mientras su madre se trasladaba desde Gatún hacia el hospital de Colón. Rompió fuente durante el viaje y la asistió el médico Rodney Cline, he allí la razón de los nombres del futuro beisbolista. Durante su niñez atravesó momentos dificiles cuando su padre le recriminaba por ser "delicado y afeminado". Sin embargo supo salir adelante y conectó con su mejor capacidad de ajuste ese cambio de velocidad.
A los 16 años emigró a Nueva York, allí fue firmado por el el scout de los Mellizos de Minnesota, Herb Stein, recibió un bono de $5000, si hacía el grado con el equipo grande recibiría $7500 adicionales. Luego de fajarse por seis años en las ligas menores subió a la Gran Carpa en 1967. Su primer imparable lo consiguió ante el dificil Dave McNally. Gaylord Perry se quejaba de como Carew bateaba a placer su pelota grasosa, "Es el único pelotero que le pega con consistencia a mi pelota grasa. La ve con tanta claridad que imagino que le puede ver el lado seco".Lo único que lo pudo detener fue un ligamento desgarrado en su rodilla izquierda. Aún así terminó bateando .366 en 191 turnos.
El pitcher Ken Holtzman decía que bateaba con tal facilidad sus mejores envíos que parecía empuñar una varita mágica en vez de un bate.
Carew experimentó su mejor temporada en 1977 cuando coqueteó con los .400 de promedio al bate y terminó con .388, el promedio más alto desde que Ted Williams registrara igual marca en 1950. Sus 239 imparables fueron el registro más alto desde los 254 de Ralph Terry en 1930. Luego George Brett batearía para .390 en 1980 y Tony Gwynn .394 en 1994.
En Venezuela jugó con los Tigres de Aragua en la temporada 1971-72. Como manager-jugador le tocó manejar aquel momento cuando 5 peloteros importados dejaron el equipo por exigir màs dinero. Esa temporada, para variar, fue campeón de bateo, .355 (72 hits en 203 turnos). Y fue campeón de LVBP con los Tigres.
Lo que los aficionados normales al juego quizás poco recuerdan es una estadística que tiene su origen en una enseñanza que un manager facilitó a Carew. 17 robos de home en su carrera significa el premio Pulitzer, el premio Nobel, la medalla del Congreso y la triple corona, todo en uno."Empecé en 1969, Billy Martin dirigìa a los Mellizos. Se nos hacía dificil anotar carreras. Billy me dijo que no tuviera miedo de hacer el intento".
Carew empezó a estudiar a los pitchers. "Miraba la forma como sostenían la pelota en el guante, la forma como la agarraban con la mano y como hacían el wind up. Trataba de calcular cuantos pasos podía adelantar desde tercera base. Si eran bastantes, los sorprendía y arrancaba hacia el plato". En 1967 Carew robó el home en 7 oportunidades. Desde ese momento fue vigilado como cualquier jefe mafioso.
"No hay nada más humillante que perder un juego por un robo de home", dice Nolan Ryan, pitcher de los Angelinos de California en los años setenta. "Me ocurrió una vez ante Kansas City. Tenía al bateador en 2 y 2 y Amos Otis arrancó desde tercera base. El lanzamiento fue bola y él se deslizó quieto. Me sentí insignificante".
"Cuando veo a Carew en tercera base", dice Ryan, "me concentro más en lo que él hace y el tercera base está pendiente de él. Al hacer eso, dejo de hacer el wind up y dejamos un hueco grande en tercera para el bateador".
En una ocasión le preguntaron a Carew, "¿El bateador sabe cuando vas a salir hacia el plato?"
"Doy la seña. Pero los bateadores no siempre la toman", respondió Carew. "Harmon Killebrew la perdió una vez e hizo swing mientras yo salía hacia la goma. Sentí un miedo terrible. Pensé que me iba a matar".
Una situación similar asustó a Maury Wills cuando Frank Howard soltó un linietazo que pasó a centímetros de Wills. Wills temblaba cuando relató que la pelota rozando su cráneo parecía una torta de casabe y el bate de Howard tomó las dimensiones de la torre Eiffel. Quizás por eso se olvidó de los robos de home.
Carew confesó que nunca sintió miedo de fallar, su alta efectividad en robos de home así lo certifica. "Cuando empiece a sentir que no lo puedo hacer, dejaré de intentarlo".
Alfonso L. Tusa C.
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