viernes, 19 de junio de 2015
Cooperstown Confidencial: Reggie Jackson y los Mets.
11-10-2013. Bruce Markusen. The Hardball Times.
Cuando Reggie Jackson habla, la gente reacciona. Por eso era inevitable que cuando se hicieron públicos extractos de la nueva autobiografía de Jackson, los medios y los aficionados respondieran. Quizás las palabras más inflamables de la pluma de Jackson tuvieron que ver con los Mets de Nueva York, quienes tenían la primera escogencia del draft amateur de 1966 y algunos observadores habían estado esperando que seleccionaran a Jackson. No lo hicieron, lo que llevó a algunos a especular sobre el porqué de esa decisión.
Jackson dice que el razonamiento de los Mets era simple; a ellos no les gustaba que él tuviera una novia de etnia mexicana en ese momento. Jackson dice que esa información se la dio Bobby Winkles, su entrenador en Arizona State. De acuerdo a Jackson, Winkles le dijo, “Estás saliendo con una muchacha mexicana, y los Mets piensan que serás un problema. Ellos piensan que serás un problema social porque estás relacionándote fuera de tu raza”.
La acusación de Jackson, ciertamente una denuncia de la organización de los Mets en los años ’60, no es nada nuevo. Por años, ha habido especulación de que los Mets evitaron escoger a Jackson por su tendencia a salir con mujeres blancas. Jackson ahora da su versión un poco diferente; fue la herencia mexicana de su novia lo que molestó a algunas personas en la oficina principal de los Mets.
¿Es esto verdad? Ante de llegar allí, primero veamos la escena de junio de 1966, cuando el beisbol tuvo su segundo draft anual en el Hotel Roosevelt de la ciudad de Nueva York. Paul Richards, trabajaba para los Bravos en ese momento, catalogó el draft como “el mejor grupo de talento joven que hemos tenido en años”.
Por virtud de haber tenido la peor marca en las Grandes Ligas en 1965, los Mets tenían la primera escogencia en el draft. De acuerdo al consenso de los reportes pre-draft, Jackson y el cátcher de 17 años de escuela secundaria Steve Chilcott fueron calificados como los mejores. Chilcott tenía poder a la zurda, siempre una facultad deseable en un cátcher joven. Pero algunos scouts pensaban que los Mets tomarían a Jackson, quien estaba más avanzado como jugador universitario en Arizona State y teóricamente estaba más cerca de llegar a Grandes Ligas.
Los Mets decidieron tomar a Chilcott. Bing Devine, quien trabajaba como asistente de Weiss, explicó que el razonamiento de los Mets tenía que ver con necesidad posicional. “Fuimos por Chilcott “, le dijo Devine a The Sporting News, “porque pensamos que la receptoría era nuestra mayor necesidad”.
Con Chilcott fuera de la pizarra, los Atléticos de Kansas City tomaron felizmente a Jackson. El gerente general de Kansas City, Eddie Lopat, elogió diplomáticamente a Jackson y Chilcott. “Nuestros reportes los consideran comparables”, le informó Lopat a The Sporting News. “Ambos corren bien, y tienen poder. Nuestros scouts nos dicen que Jackson está más pulido y que podría estar listo para las mayores en dos años”.
Leyendo entre líneas, Lopat pareciera decir que él habría tomado a Jackson si los Atléticos hubiesen tenido la primera escogencia. Despues de todo, el jefe de Lopat era Charlie Finley, un hombre impaciente quien habría preferido al pelotero más cercano a llegar a Grandes Ligas. Para agregar credibilidad a esa teoría, consideremos los sentimientos de Bob Zuk, el scout de los Atléticos, el hombre que había seguido a Jackson en la universidad. Zuk había dejado saber que él había valorado a Jackson como el mejor prospecto del draft. Él había recomendado a sus jefes que los Atléticos debían seleccionara Jackson si los Mets lo dejaban pasar.
El consejo de Zuk fue bueno, la escogencia de Jackson ayudó a convertir la franquicia de Finley desde el hazmerreir hasta la dinastía. Con Jackson como pieza central de la alineación, los Atléticos ganaron un título divisional en 1971, tres campeonatos mundiales seguidos entre 1972 y 1974, y otro título divisional en 1975.
La selección de Chilcott por los Mets terminaría mal. Luego de una pobre temporada de novato en las categorías bajas de las menores, Chilcott encontró su ritmo de bateo en 1967. La mala fortuna intervino en ese momento. Durante un juego de ese verano en la Florida State League, Chilcott regresó de cabeza a la almohadilla de segunda cuando el pitcher se volteó y lanzó a la base, se dislocó el hombro derecho, y allí terminó la temporada para él. Chilcott nunca fue el mismo. Después de seis temporadas de largas dificultades en la organización de los Mets, firmó con los Yanquis, jugó una temporada recortada en su sistema antes de recibir su despido a la edad de 24 años. Forzado al retiro, Chilcott nunca llegó a las mayores.
En retrospectiva, la selección de Chilcott resultó un desastre. Pero eso no prueba que los Mets fuesen racistas. Para tener respuestas potenciales a esa pregunta, necesitamos observar el ambiente del beisbol en 1966. El juego era ultra conservador. Nadie contrataba un manager negro. No había coaches negros. Aunque había numerosos jugadores negros, ningún equipo había colocado en la misma habitación a un pelotero negro con uno blanco. Y algunos equipos todavía permitían que sus jugadores estuvieran segregados en hoteles separados durante el entrenamiento primaveral.
En tal ambiente, y dado que algunos ejecutivos de beisbol de los años ’60 seguían viviendo en la época previa a Jackie Robinson , es posible que Jackson fuese discriminado por razones de raza y etnia. Y si lo fue, no resultó el único pelotero afectado por tales aberraciones sociales del momento. Veamos el cambio de 1969 que envió a Oscar Gamble y al relevista de recta pesada Dick Selma desde los Cachorros a los Filis por un envejecido Johnny Callison. Han circulado rumores por mucho tiempo de que los Cachorros salieron de Gamble por su práctica de salir con mujeres blancas. Los Cachorros, conocidos por su estilo conservador como organización, supuestamente no querían que sus peloteros traspasaran los límites raciales cuando se trataba de citas románticas.
En contraste con Jackson, Gamble siempre ha cuestionado esta teoría, quizás en parte porque nadie de la organización de los Cachorros le dijo directamente que había un veto silencioso a las citas interraciales. Pero Gamble siempre ha sido más tolerante que Jackson. Hay razones para cuestionar porque los Cachorros hicieron ese cambio.
El cambio de Gamble por los Cachorros fue intrigante, porque Gamble era uno de los principales prospectos de los Cachorros, un jardinero de 20 años con velocidad y poder. El manager de los Cachorros, Leo Durocher, había comparado una vez a Gamble con Willie Mays. El scout de los Cachorros Buck O’Neal, quién firmó a Gamble, dijo que él era el mejor pelotero joven que había firmado desde Ernie Banks. Entonces ¿Cómo es que un pelotero quién había sido comparado con Mays y Banks podía ser cambiado por un Callison lleno de lesiones, quién tenía 30 años de edad y 4 años desde la última vez que participó en el Juego de Estrellas? Desde un punto de vista beisbolero, entregar a Gamble y soltar a Selma por un Callison envejecido no parecía justo para los Cachorros.
Un caso más famoso de un pelotero cuyo destino puede haber sido afectado por actitudes raciales anticuadas involucró a los Yanquis. Consideremos como los Yanquis trataron a Vic Power, un prospecto altamente reconocido quién jugaba en su sistema de granjas durante los años ’50. Un destacado primera base defensivo y buen bateador, Power tenía el tipo de talento que llevó a varios periodistas a predecir que se convertiría en el primer pelotero negro en la historia de la franquicia de los Yanquis.
Power parecía estar en la ruta directa al Bronx, pero las apariencias extraterreno dictaban otro destino. Mientras Power ascendía en el sistema, era considerado muy radical por la oficina principal, la cual era manejada por el capaz pero conservador gerente general, George Weiss. Weiss prefería a un pelotero aforamericano con una personalidad más reservada, alguien como Elston Howard, quién eventualmente rompería la barrera racial en los Yanquis. A diferencia de Howard, Power no era el tipo que agradara a la conservadora y anticuada organización de los Yanquis.
Un nativo de Puerto Rico, Power estaba impactado por las prácticas segregacionistas aquí en los estados y retó al status quo. Trató de enfrentar las tendencias sociales entrando a hoteles segregados y comiendo en restaurantes designados solo para blancos. Cuando encontró obstáculos a estos derechos, denunció las injusticias del sistema estadounidense.
Aún así, Los Yanquis pudieron haber ignorado el estilo extrovertido de Power, si no hubiera sido por la tendencia de este para salir con mujeres blancas. Dificilmente del tipo tímido y retraído, a Power le gustaba ir a restaurantes y clubes nocturnos, donde podía ser visto en compañía de sus conquistas, blancas o de cualquier raza. A diferencia de Gamble, Power sentía que la raza era un factor principal que lo mantenía fuera de Nueva York. “Tal vez los Yanquis no querían a pelotero negro que saliera abiertamente con mujeres blancas”, le dijo Power al autor Danny Peary en su libro, We Played The Game. Por lo cual Weiss mantuvo a Power enterrado en AAA en Kansas City a pesdar de sus números impresionantes, incluyendo promedios de bateo de .331 en 1952 y .349 en 1953.
Weiss y la jefatura de los Yanquis hicieron su mejor esfuerzo por explicar las excusas de porque fallaron en promover a Power. “Nuestros reportes de escauteo catalogan a Power como buen bateador pero malo a la defensiva”, le dijo el copropietario Dan Topping a United Press International. Eso era puro sinsentido; Power era un primera base excepcional quien era lo suficientemente atlético para jugar tercera y segunda base.
“El primer negro que se ponga el uniforme de los Yanquis debe valer la espera”, dijo Weiss. Los Yanquis no tenían intención de esperar por Power. Luego de la temporada de 1953, ellos cambiaron a Power a los Atléticos de Filadelfia como parte de una negociación de 11 peloteros. Ninguno de los peloteros que recibieron los Yanquis se desempeñaba tan bien como Power. El cambio aseguró que Power nunca jugaría para los Yanquis durante la estadía de Weiss en el Bronx.
Eso nos lleva de vuelta a Jackson. Mientras podría ser reconfortante creer que las actitudes raciales habían cambiado entre comienzos de los años ’50 y mediados de los ’60, el alegato de Jackson pone eso en serio cuestionamiento. ¿Es posible que los Mets consideraran una relación interracial como punto determinante en tomar una decisión para dejar pasar a Jackson como la escogencia número 1 en el draft?
“La respuesta corta es un si enfático”, dice el antíguo grandeliga Billy Sample, un jardinero afroamericano quién jugó en los años ’70 y ’80. “Cuando llegué a mediados de los ’70, habíamos oído de talentosos jugadores negros que tenían novias blancas y nunca salieron de las categorías medias de las ligas menores. Mucho depende del liderazgo de los ejecutivos y entrenadores en las ligas menores; Texas era muy bueno respecto a eso (libertad individual), aunque irónicamente yo tuve más de tres años con amenazas de muerte y acoso como grandeliga con una esposa blanca”.
Como Sample lo señala, había un enfrentamiento entre la naturaleza conservadora de los empleados del equipo y las actitudes diferentes de los atletas jóvenes. “Los scouts, en aquellos días, eran principalmente blancos, la mayoría de pueblos pequeños con estructura social conservadora, y los estados sureños tenían el mejor clima para jugar beisbol,; puede no haber sido lo mejor ser un pelotero en el límite de ser escogido en el draft y tener una amiga blanca, aún si solo eran amigos”.
Es un tema difícil de considerar. Al tratar de descifrar la actitud de los Mets respecto al asunto racial en los años ’60, no hay una respuesta definitiva, ni prueba concreta, ni evidencia de que los Mets hicieron algo indebido. Si usted estuviese encargado de este juicio, la falta de humo de pistola probablemente llevaría a fallar al abogado acusador.
Aún así, parece haber una cantidad sustancial de evidencia circunstancial de que algo más allá de las consideraciones usuales del beisbol jugó un papel aquí, dadas las actitudes dominantes de los ’60 y los distintos personajes involucrados en este escenario. La raza afectaba muchos aspectos del juego en el pasado que no es una exageración pensar que ese punto incidió en el status en el draft del futuro inquilino del Salón de la Fama.
Al sopesar todos los factores y revisar la estructura del juego con una dosis sana de escepticismo, debo decir que le creo a Reggie Jackson.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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