jueves, 22 de febrero de 2018
Jeremy Barfield, el pelotero más interesante en el entrenamiento primaveral de los Medias Rojas de Boston.
Alex Speier. The Boston Globe. 15 de febrero de 2018.
FORT MYERS, Fla. — ¿Busca al pelotero que llegó de la manera más inusual al clubhouse del entrenamiento primaveral de los Medias Rojas? No hay discusión.
Jeremy Barfield, de 29 años de edad, llega a los Medias Rojas luego de un viaje de 10 años en el beisbol profesional que lo ha llevado por los Atléticos, Rockies, Rangers, Diamondbacks, México, beisbol independiente, el montículo de pitcheo, y el techo de la casa de Dustin Pedroia.
¿El techo de la casa de Pedroia?
Despues de la temporada de 2014, año en el cual los Atléticos le pidieron que se convirtiera desde jardinero hacia pitcher, Barfield fue a casa en el area de Phoenix, donde la realidad de los salarios de ligas menores le llevó a buscar un trabajo en el receso entre temporadas. Trabajaba por 10 $ la hora instalando luces de Navidad en los techos de las casas, incluyendo las de varios grandes ligas.
“No ganas dinero de verdad en las ligas menores hasta que te haces agente libre, y a veces ni siquiera entonces. Estaba quebrado en la temporada muerta. Se habla acerca de estar quebrado, eso era demoledor, estar en una escalera 12, 14 horas al día abrazando un cactus, instalando luces, cosas como esas, líneas de luces en los techos”, dijo Barfield. “Estuve en el techo de la casa de Pedroia, subiendo escaleras hacia su techo. Habíamos terminado en la casa de Andre Ethier antes de ir a la de Pedroia. Estaba instalando sus luces, fijando los temporizadores. Es una casa muy grande. Eso llevo un tiempo. Trabajé en su casa, hablé con él por un momento cuando jugaba con su hijo en una caja de arena. Eso es legítimo. Eso ocurrió”.
Ese pasado fue humillante para un pelotero quien creció alrededor del juego. Barfield había visto mucho del nivel más alto del juego como hijo del antiguo pelotero estrella, Jesse Barfield, cuya carrera de 12 años de grande liga empezó a la edad de 21 años, y hermano de Josh Barfield, cuya carrera de cuatro años de grande liga empezó a la edad de 23 años.
Jeremy Barfield no transitó el mismo camino de aquellos dos, pero su tortuoso camino le ofrece una perspectiva mayor en su situación actual como invitado fuera del roster en el entrenamiento primaveral de grandes ligas de los Medias Rojas, buscando causar la impresión que podría ayudarlo a asegurar su primer llamado a las ligas mayores en 2018.
“Mi camino ha sido muy diferente al de ellos. Por supuesto, cuando era más joven, pensaba, ‘Voy a ser drafteado y a firmar al salir de la escuela secundaria, estaré en las grandes ligas muy joven, siempre jugaré allí’”, dijo Barfield. “Eso no es ser realista excepto para un absoluto, completo anormal. Pero está bien”.
Barfield ha transitado un viaje tumultuoso para llegar a tal perspectiva.
Barfield firmó con los Atléticos en 2008 luego de ser drafteado en la octava ronda en San Jacinto Junior College. Dio algunas muestras de poder en los niveles bajos de las ligas menores, pero luego bateó para .213/.298/.407 entre AA y AAA en 2013, Oakland mostró interés en ver si Barfield, un jardinero que bateaba a la derecha y lanzaba a la zurda podría aprovechar toda la fuerza de su brazo desde el montículo.
A regañadientes, Barfield aceptó el experimento. Un año después que había llegado a AAA, fue regresado a la liga de novatos para empezar de nuevo. Aunque actuó decentemente con el Stockton Clase A fuerte, al agenciar efectividad de 4.63 con 39 ponches y 28 boletos en 35 innings, Barfield, quien entonces tenía 25 años, estuvo muy mal a principios de 2014 cuando estaba en el límite de la libre agencia de ligas menores. Antes del receso del juego de estrellas, buscó al coach de pitcheo del Stockton (y antíguo pitcher derecho de los Medias Rojas) John Wasdin.
“Le dije, ‘Si, pienso que no voy a regresar’”, recordó Barfield. “Él pensó que yo bromeaba. Le dije, ‘Hablo en serio. Pienso que no voy a regresar. Se acabó’”.
Barfield discutió su malestar con el grupo de desarrollo de peloteros de Oakland y dijo que extrañaba batear. Quería reanudar su carrera como jardinero. Oakland tomó en cuenta su petición, Barfield regresó al Midland AA como jardinero para el mes y medio final de la temporada, pero fue difícil no lamentar el cambio en la progresión de su carrera.
“Eso me retrasó mucho”, dijo Barfield de su tiempo como pitcher. “Honestamente, siento una especie de agradecimiento por eso. No estaría aquí sin eso. Mi camino ha sido muy loco. He crecido mucho como pelotero, pero más como persona. Si no hubiese sido por mi tiempo como pitcher, y por pasar desde AAA hasta la liga de novatos debido a eso, pienso que no sería exitoso ahora, porque eso fue una lección para enfrentar la adversidad”.
Barfield firmó un contrato de ligas menores con los Rockies justo antes de inicio del entrenamiento primaveral de 2015 pero fue dejado en libertad justo antes del inicio de la temporada regular. Esa fecha tardía de despido, en un momento cuando el mercado está recargado de peloteros buscando trabajo, puso a Barfield en dificultades. Ninguna organización de grandes ligas lo llamó, ni siquiera se le presentaron oportunidades en las ligas independientes.
“Me dije, ‘Caramba, no puedo conseguir trabajo ni en una liga independiente y hasta enfrenté a Clayton Kershaw en el entrenamiento primaveral’”, dijo Barfield. “Terminé en Camden, N.J. Eso lo dice todo, los Riversharks de Camden de la independiente Atlantic League, ya no existen”.
Barfield pasó dos semanas con el Camden antes de presentarse la oportunidad de jugar en México.
“Fue en Cancún, me dije, ‘Bien, esto será fácil’”, dijo Barfield.
No lo fue. Estuvo 12 juegos allí antes que un slump llevó a su despido y a otra búsqueda de trabajo en Estados Unidos. Después de tres semanas en casa, Barfield firmó de nuevo con Colorado, pasó los meses finales de esa temporada en AA y AAA antes de ingresar nuevamente al mercado de trabajo como agente libre de ligas menores al inicio de 2016.
Las ofertas de trabajo no estaban llegando, pero la carrera del jardinero estaba cerca de tomar una trayectoria distinta. Despues de esa temporada, Barfield se sometió a una cirugía Lasik para mejorar su visión. Firmó con los Skeeters de Sugar Land (ubicados cerca de su natal Houston) de la Atlantic League, y brilló ante un escenario de peloteros con experiencia en los niveles superiores de las ligas menores y grandes ligas.
Él ganó el premio al jugador más valioso de la Atlantic League en 2016 al batear para .306/.382/.533 con 27 jonrones. Jay Miller, el presidente de los Skeeters quien había pasado décadas trabajando en las oficinas de los Rangers de Texas y equipos de ligas menores, estaba tan impresionado con ese desempeño que no entendía la falta de interés de los scouts.
“Todo lo que veía era a un muchacho que venía todos los días, a jugar con todo lo que tenía, era bueno en el clubhouse, era un líder, fue el jugador más valioso de la liga en 2016”, dijo Miller. “Le pedía a los scouts que vinieran, me decía, ‘¿Qué es lo que no estoy notando?’ Ellos decían, ‘Jay, él no puede con la recta alta’. Yo pensaba, ‘Lo he visto batear la recta alta a 450 pies’. Seguí motivándolo. Quería verlo conseguir su oportunidad. Hay tantos muchachos como él, que por cualquier razón, no obtienen su oportunidad”.
Barfield recibió invitaciones a campamentos de ligas menores con los Rangers y los Diamondbacks antes de la temporada de 2017. Ambos equipos lo despìdieron. Barfield, al enfrentar la posibilidad de tener que regresar a una liga independiente, consideró retirarse a comienzos de 2017.
“No sabía que más podía hacer. Jugué toda la temporada de 2016 en una liga independiente. Fui el pelotero más valioso de la liga, hice todo lo que tenía que hacer, tuve una gran actuación, nuestro equipo ganó el primer campeonato de la franquicia. ¿Qué más podía hacer?” dijo Barfield. “Aunque vivía en Arizona, no podía conseguir un trabajo en el entrenamiento primaveral. Lo intenté con varios equipos. Me decía, ‘¿Regreso a la liga independiente?’ Me sentía contra la pared, pensaba, ‘Claramente no importa lo que haga aquí. Eso no le importa a nadie’”.
“Si no hubiese sido por mi esposa, eso hubiera sido todo. Estaba entrenando, pero mi esposa me preguntó, ‘¿Todavía te gusta eso?’ Le dije, ‘Si’. Ella dijo, ‘Entonces sigue jugando’. Si no hubiera sido por eso, hubiera colgado el guante”.
No lo hizo. En vez de eso, Barfield regresó a Sugar Land. A finales de mayo, el director de búsqueda de talento de los Medias Rojas, Gus Quattlebaum, contactó a Miller debido a que los patirrojos necesitaban un jardinero para su equipo AA de Portland. Miller, el padre de Derek Miller, un jugador de ligas menores de los Medias Rojas quien había sido despedido de los Red Sox de Salem de Clase A fuerte a mediados de abril, estaba emocionado.
“Gus me llamó y dijo, ‘Necesitamos un jardinero’. Bromeé con él y dije, “Ese podría ser el puesto de mi hijo’”, dijo Miller. “Gus preguntó por Jeremy y otro de mis peloteros. Le dije, ‘Jeremy es tu opción’”.
Miller y el manager de los Skeeters, Gary Gaetti, hablaron con Quattlebaum de Barfield, y no podían creer que no tuviera trabajo en el beisbol organizado. El hecho de que Miller ofreciera ese tipo de recomendación a los Medias Rojas poco después que su hijo había sido despedido por el equipo causó impresión. Los Medias Rojas compraron el contrato de Barfield al Sugar Land, rápidamente llegaron a un acuerdo de ligas menores con él, y lo enviaron a Portland.
“Teníamos dificultades con la ofensiva. Necesitábamos un bate en el medio de la alineación”, recordó Carlos Febles, el coach de tercera base de los Medias Rojas, quien dirigió al Portland el año pasado. “Recibí una llamada del director del sistema de granjas, Ben Crockett, me dijo, ‘Escucha, este es un tipo que ha estado en la liga independiente. Su swing es un poco largo, pero puede batear pitcheos equivocados’. Le dije, ‘Bien, probemos con él’”.
“Él llegó, y el tipo era fuerte. Lo vi tomar práctica de bateo el primer día y…bateó largo”.
Febles y el coach de bateo de Portland, Lee May, vieron talento en Barfield, y no sintieron que hacía falta ajustar su swing o rutina. Pero hablaron con él acerca de refinar su actitud, que buscara lanzamientos específicos en lugares específicos en ciertos conteos. Aunque Barfield, quien cumplió 29 años de edad en medio de su temporada con Portland, era más de ocho años mayor que algunos de sus compañeros, Febles y May no creyeron que era un relleno de la nómina.
“Lee y yo hablamos de eso. ‘Lee, él tiene mucho que dar y necesitamos encontrar la manera de maximizar eso’”, dijo Febles. “Nos sentamos con él. Dijimos, ‘Eres mucho mejor de lo que piensas. El asunto es como asumes eso. Tienes que asumir tu negocio de esta manera. ¿Quieres regresar a la liga independiente?’ Él dijo, ‘No, de ninguna manera’. Dijimos, ‘Bien, si no quieres regresar, esto es lo que necesitas hacer’. Desde ese día, fue un jugador diferente”.
Barfield logró números impresionantes en Portland. En 88 juegos, bateó .288/.359/.584 con 27 jonrones, luego bateó de 11-5 con otro jonrón en una promoción de fin de temporada hacia AAA. Sus 28 jonrones desde su debut del 26 de mayo con Portland, fue la segunda marca de las menores durante ese período.
“Eso fue ridículo por dos meses”, dijo el pitcher derecho Ty Buttrey, compañero de equipo de Barfield en Portland. “Era como decir, ‘¿Por qué este tipo no está en grandes ligas?’”
La muestra de talento, junto al papel de respetado líder de equipo en Portland, donde Barfield se adaptó fácilmente con los peloteros jóvenes, llevó a los Medias Rojas a ofrecerle a Barfield un contrato de ligas menores para este año, cuando se espera que inicie la temporada en el Pawtucket AAA, y le extendieron una invitación al campamento de ligas mayores.
No hay garantía en la situación actual de Barfield, está intentando lograr algo raro. Han pasado tres años desde que un jardinero quien llegó al beisbol por la vía del draft debutara en grandes ligas con 29 años de edad o más.
Pero historias como la de Daniel Nava ocurren, y un año después que Barfield contemplara abandonar un juego que le ofrecía pocas oportunidades, ocupa el mismo dugout de Pedroia, en vez de colocar las luces en el techo de la casa del veterano de los Medias Rojas. Y solo por eso, Barfield debe ser tomado en cuenta.
“Ir a México, jugar en peladeros, en cualquier parte, ese tipo de cosas te enseña a disfrutar donde estás, vivir el momento. Trato de no pensar mucho en el futuro. Disfruto el momento”, dijo Barfield. “Cuando tomé mi último turno al bate de 2015, el último de la temporada, no sabía que iba a ser mi último turno al bate en el beisbol organizado por algunos años. Pasé de enfrentar a Matt Cain (quien estaba en asignación para rehabilitarse con el equipo AAA de San Francisco) al beisbol independiente”.
“Lo que me ha ocurrido es algo loco. Estoy lejos de lograr algo. Hay mucho trabajo que hacer. Pero el proceso ha sido grandioso”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 21-02-2018.
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