domingo, 13 de enero de 2019
Esquina de las Barajitas: 1988. Topps. Joe Niekro.
Bruce Markusen
Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown.
En 1988, Joe Niekro apareció por vez final en una barajita Topps. Aunque la fotografía no obviamente no fue tomada en un juego, aun así aporta el sabor del movimiento de Niekro, y su intensidad.
Basados en el número de asientos vacíos del entorno, la foto debió ser tomada mucho antes del juego. Niekro todavía usaba su camiseta de calentamiento; su equipo, los Mellizos de Minnesota, usaban camiseta a rayas como parte de su uniforme de visitador, no la indumentaria negra que aparece allí. El estadio que puede o no ser el Coliseo de Oakland ( a menudo el lugar de la fotografía de Topps). Aparece tan completamente vacío que probablemente la foto haya sido tomada varias horas antes del inicio del juego, o quizás haya sido en un día libre. Al mostrar el brazo derecho completamente extendido hacia adelante, podemos imaginar que Niekro ha terminado de lanzar uno de sus emblemáticos pitcheos de nudillos, un envío que aprendió luego que empezara su carrera en las grandes ligas.
Quizás lo que más llama la atención en esta barajita es la expresión facial de Niekro. Parece estar mordiéndose el labio, una muestra del esfuerzo y seriedad que le imprimía a su trabajo, aunque fuese una sesión de calentamiento en un día cuando probablemente no jugaría.
Recuerdo mucho la intensidad y el profesionalismo de Niekro, cuando pienso en un campamento de fantasía que el Salón de la Fama solía realizar a inicios de la década de 2000. El campamento se efectuó desde 2004 hasta 2008 y contaba no solo con un grupo de inquilinos del Salón de la Fama, sino con otras estrellas retiradas del juego. Niekro participó en ese campamento de fantasía en 2006, al cual también asistió su hermano Phil, miembro del Salón de la Fama. Una tarde sabatina de aquel octubre, Joe Niekro lanzó los innings finales de los dos juegos de una doble cartelera. Fue un destacado despliegue de resistencia para un hombre quien tenía 61 años de edad, pero parecía estar en excelente forma. Nadie imaginaba que más adelante ese mes, Joe Niekro se marcharía, víctima de una condición que le dio pocas señales de advertencia.
Luego de pitchear en el doblejuego ese día en Cooperstown, Niekro y su hermano participaron en un programa especial en el Salón de la Fama y el Museum’s Grandstand Theater. También participaron otros jugadores del campamento, contado historias y respondiendo preguntas de la audiencia. Como muchos en ese panel, los hermanos Niekro deleitaron a la audiencia esa noche. En particular, Joe Niekro sobresalió por ser llevadero, divertido y genuino.
El tema de los comentarios de Joe involucraba el cariño sincero y admiración por su hermano inquilino del Salón de la Fama. Esa noche, aprendí cuan cercanos eran Joe y Phil, y noté de cerca una completa falta de celos de parte de Joe hacia su más famoso hermano. No había rivalidad entre hermanos. Todo lo contrario, Joe transpirana respeto y amor por el hermano mayor, uno que era un pitcher del Salón de la Fama. Las sentidas declaraciones de Joe casi hicieron llorar a algunos miembros de la audiencia, algo impensable en una noche llena de chistes y risas.
Joe también habló de su hijo, Lance, un primera base de grandes ligas para ese momento. Lance había hecho el equipo con los Gigantes de San Francisco solo tres años antes. Decir que Joe tenía una mirada de orgullo hacia su hijo sería innecesario. Lance tomaría el lugar de Joe en los próximos dos campamentos de fantasía del Salón de la Fama, al acompañar a su tío Phil y pasar gratos momentos con los miembros del campamento.
La aparición de Joe de 2006 en Cooperstown resultó ser la última presentación pública de su vida. Fue una gran vida beisbolera, pero empezó con muchos momentos de dificultad, mientras trataba de establecerse como grandeliga. Joe lograría la mayor parte de su gloría como pitcher después de cumplir 30 años. Igual que Mike Easler y Bill Robinson, Niekro fue ese tipo de pelotero extraño quien fue mejor en sus 30 que en sus 20.
Esos años iniciales mostraron solo relumbrones momentáneos del futuro éxito de Niekro. Los Cachorros de Chicago lo seleccionaron en la tercera ronda del draft de junio de 1966 y lo subieron al equipo grande un año después. Pitcheó bien, mezclando la recta, slider y una curva ocasional para ganar 10 de 17 decisiones mientras marcaba una efectividad de 3.34. Entonces llegó la dificultad del segundo año. Los Cachorros lo designaron abridor del día inaugural, pero Niekro dio tumbos a través de toda la temporada de 1968, en un año extremadamente favorable a los pitchers, la efectividad de Niekro se hundió hasta 4.31, una carrera por encima del promedio de la Liga Nacional.
Despues de solo abrir tres juegos en 1969, los Cachorros cambiaron a Niekro, lo enviaron junto a dos prospectos hacia el equipo de expansión Padres de San Diego, por el veterano relevista Dick Selma. Niekro lanzó decentemente para la nueva franquicia, pero actuar para un equipo de expansión ayudó poco a su balance de ganados y perdidos. Al sufrir de una severa falta de apoyo ofensivo, Niekro ganó solo ocho juegos y perdió 17.
Niekro solo tenía 24 años de edad, y los Padres en proceso de construcción, decidieron que querían un pitcher de más edad y más experimentado en su rotación. Ese invierno, empacaron a Niekro junto al utility del cuadro, Dave Campbell, y los enviaron a los Tigres de Detroit por Pat Dobson de 28 años de edad. Fue un cambio que permitió a Niekro llegar a un equipo más competitivo que había ganado el campeonato mundial hacía dos años.
El manager de los Tigres, Mayo Smith, ubicó a Niekro en su rotación de abridores, lo cual le permitió efectuar 34 aperturas. Niekro se convirtió en un caballo de batalla, lanzó más de 210 innings y ponchó más de 100 bateadores por primera vez en su carrera, pero pitcheó inconsistentemente. Ganó 12, perdió 13, y dejó una efectividad ligeramente por encima de 4.00. En un cuerpo de lanzadores con un as bien definido en Mickey Lolich, Niekro se convirtió en el segundo abridor.
Despues de la temporada de 1970, los Tigres despidieron a Smith y lo reemplazron con Billy Martin, quien mantuvo a Niekro en la rotación para empezar la temporada. Pero luego de perder sus primeros tres inicios y tener un juego mediocre en su cuarta salida, Martin pasó a Niekro al bullpen. Allí pasaría la mayor parte del verano antes de recibir varias oportunidades de abrir en agosto, pero falló en ambos trabajos. Al final de la temporada, su efectividad se detuvo en 4.42, lo cual lo dejó en el aire para 1972.
Los Tigres bajaron a Niekro hasta AAA al inicio de la temporada de 1972, luego lo llevaron de vuelta a Detroit en mayo. De nuevo, osciló entre la rotación y el bullpen, y dejó números promedio.
Niekro regresò a las ligas menores en 1973. En agosto, los Tigres trataron de esconderlo en waivers, pero los Bravos de Atlanta lo reclamaron. Esa transacción resultò ser la inflexión que necesitaba Niekro, al permitirle jugar con su hermano Phil, pilar de los Bravos desde principios de la década de 1960. Cuando llegó a los Bravos, Joe seguía siendo un pitcher de rectas y sliders. Pero el contacto con Phil le permitió conocer las virtudes de la bola de nudillos.
Gracias a las lecciones que le dio su padre en la niñez, Joe había sabido como lanzar el pitcheo al comienzo de su carrera profesional, pero nunca lo usó en grandes ligas. “Tenía el pitcheo en el bolsillo trasero del pantalón”, le dijo Phil después a Associated Press. “Solo tenía que mirar hacia atrás y usarlo. Pero sus managers anteriores y coaches no lo animaron, y le tomó algun tiempo ganar confianza”.
Como Phil dijo en su entrevista con AP, “Él estaba confundido. Pensaba que el mundo lo estaba dejando atrás. Y no iba a dejar que renunciara”. Phil animò a Joe para que experimentara y refinara el pitcheo, el cual le había permitido convertirse en el as de los Bravos.
Al principio, Joe mezclaba la bola de nudillos, con su recta y slider. Joe aprendió todo lo que pudo de la bola de nudillos de Phil. Joe alteró el agarre ligeramente, lo cual le pertmitió lanzar el envío de nudillos más fuerte que su hermano. Pero no tuvo éxito de inmediato. Al trabajar casi exclusivamente desde el bullpen de los Bravos, Niekro tuvo dificultades en la segunda mitad de 1973 antes de mejorar en 1974.
Phil esperaba que los Bravos tuviesen paciencia con Joe. La primavera siguiente, Joe lanzó bien en los juegos de exhibición, pero justo antes del día inaugural, los Bravos le dijeron que planeaban enviarlo de vuelta al Richmond AAA. Joe le dijo al gerente general de los Bravos, Eddie Robinson que no tenía interés en regresar a las ligas menores, no a su edad. Así que recomendó que lo cambiasen a otro equipo. Robinson respondó enviando a Joe a los Astros de Houston por la suma de 35.000 $. Esa resultaría ser la ganga de la década para los Astros, quienes encontraron al complemento eventual de los derechos de poder como J.R. Richards y Joaquin Andújar.
Una vez más, sin embargo, el éxito no llegó de inmediato para Niekro. Fue relevista las próximas dos temporadas, lo hizo bien, pero sin mucha fanfarria o gloria. Entonces en 1977, el manager de los Astros, Bill Virdon, le dio a Niekro mayores responsabilidades. Al lanzar en 180 innings como abridor y relevista, Niekro ponchó 101 bateadores, ganó 13 juegos, salvó cinco, y redujo su efecto ividad hasta 3.04. Para ese momento, Joe había convertido a la bola de nudillos en su principal pitcheo. A la edad de 32 años, Niekro se encontraba iniciando la segunda fase de su carrera como pitcher dominante.
En 1978, los Astros movieron a Niekro a la rotación de abridores a tiempo completo. En un lapso de tres temporadas, compiló más de 700 innings lanzados y ganó 55 juegos, incluyendo un par de temporadas seguidas de 20 victorias. En 1979, Niekro estuvo tan bien que fue llamado por primera vez al equipo de estrellas, ganó el premio del Sporting News al Pitcher del Año de la Liga Nacional, terminó segundo en la votación del premio Cy Young (detrás del inquilino del Salón de la Fama, Bruce Sutter), y hasta ocupó el sexto lugar en la votación del jugador más valioso. Y en una deliciosa coincidencia, sus 21 victorias igualarona a su hermano Phil en el liderazgo de la Liga Nacional.
En 1980, Niekro alcanzó las 20 victorias otra vez. La vigésima victoria llegó en un momento muy oportuno, en el juego de desempate de la división oeste de la Liga Nacional contra los Dodgers de Los Angeles. Niekro venció a los Dodgers, los envió a casa y llevó a los Astros a su primera presencia en postemporada en la historia de la franquicia.
El pitcheo estelar de Niekro continuò en la serie de campeonato de la Liga Nacional. En el tercer juego, Niekro lanzó un blanqueo por 10 innings y se fue sin decisión en una victoria de los Astros en 11 episodios. Pero esa salida inhabilitó a Niekro para lanzar los dos juegos finales de la serie. Los Astros perdieron ambos juegos, con lo cual se les escurrió la serie en cinco juegos muy disputados.
Desde 1977 hasta 1984, Niekro vivió los mejores años de su estadía con los Astros. Vale la pena señalar que su estadía con los Astros coincidió con otros pitchers destacados, incluyendo a Richards, Nolan Ryan y Mike Scott. Esos tres lanzadores aterrorizaban a sus oponentes, Ryan y Richards debido a sus rectas magníficas y Scott debido a su devastadora recta de dedos separados. Aún así, Niekro ganó más juegos (114) como meimbro de los Astros, que cualquiera de esos titanes, lo cual le dio una marca de la franquicia que aun está vigente. (Roy Ostwald, con 143 victorias, se quedó corto por muy poco).
En 1985, Topps imprimió su barajita final de Niekro como miembro de los Astros. Al decaer su efectividad, los Astros lo enviaron a los Yanquis de Nueva York a mediados de temporada por un paquete encabezado por el joven pitcher zurdo Jim Deshaies. El cambio no le agradó a sus compañeros de los Astros, quienes sabían que extrañarían mucho a un gran compañero con buen sentido del humor.
Aunque Joe disfrutó su estadía en Houston, el cambio le pertmitió reencontrarse con Phil, quien se había convertido en Yanqui en 1984. “Por supuesto, que estoy emocionado”, le dijo Joe a Mike McAlary del New York Post. “Phil siempre ha sido mi ídolo. Ahora me vestiré en un casillero contiguo al de él”. Debido a la preencia de los hermanos Niekro, el 40 por ciento de la rotación ahora dependía de la bola de nudillos. Con los Yanquis a la caza del título divisional, Joe ganó dos tres tres aperturas al final de la temporada, pero el equipo se quedó corto en su lucha por ganar la división este de la Liga Americana. El día final de la temporada trajo algo de diversión, sin embargo. Phil ganó su juego 300, mientras Joe recibió la tarea de ser coach de pitcheo honorario de los Yanquis por ese día.
La primavera siguiente, Phil fue dejado en libertad, en un movimiento que sorprendió a los fanáticos de los Yanquis, pero Joe lanzó la temporada completa en Nueva York. Tuvo dificultades con los Yanquis quizás por su salida del Astrodomo, donde el ambiente favorable a los pitchers y las condiciones de clima neutral hacen más efectiva la bola de nudillos. Otra posibilidad era el efecto emocional que tuvo el despido de Phil en Joe, lo cual no era sorprendente dado lo cercano de su relación.
Joe regresó a los Yanquis como su quinto abridor en 1987, pero una serie de lesiones afectó la ofensiva del equipo, lo cual causó necesidad de bateadores zurdos. A principios de junio los Yanquis adquirieron al catcher de reserva Mark Salas desde los Mellizos de Minnesota, a cambio de Niekro. Luego de unirse a los Mellizos, Niekro se vio envuelto en una controversia.
Mientras lanzaba en un juego en Anaheim, Niekro fue objeto de una inspección de parte del cuerpo arbitral. Mientras revisaban a Niekro, el árbitro Steve Palermo notó que de la mano del pitcher precipitaron una pequeña lima de uñas y algo de papel de lija. Con la evidencia en el suelo, el árbitro principal Tim Tschida expulsó a Niekro, de inmediato se produjo una suspensión por 10 juegos de parte del presidente de la liga Bobby Brown. Mientras cumplía el veto, Niekro apareció en el programa nocturno de David Letterman, allí bromeó consigo al presentarse en el estudio con un cinturón de herramientas donde llevaba polvo de lija, vaselina y varias limas de uña.
Luego de cumplir la suspensión, Niekro regresó a los Mellizos y terminó la temporada pero fue inefectivo. Regresó con los Mellizos en 1988, pero sus continuas dificultades provocaron que los despidieran en mayo. Con eso, llegó a su fin la larga carrera como lanzador de Niekro.
Luego de retirarse, Niekro estuvo fuera del beisbol la mayor parte del tiempo. Pero en la década de 1990, asumió un papel que se salía de la normalidad. Se convirtió en coach de pitcheo de unn equipo femenino, las Silver Bullets de Colorado, al unirse a un cuerpo técnico que trabajaba a las órdenes de su hermano Phil, el manager del equipo. Despues de una estadía de dos años con las Silver Bullets, Niekro se enlistó en otro proyecto poco convencional: en señarle el lanzamiento de nudillos a una joven llamad a Chelsea Baker, quien lanzaría dos juegos perfectos en las pequeñas ligas.
Niekro también se presentaba regularmente en torneos de golf y campamentos de fanatasía, incluyendo el de Doubleday Field en Cooperstown. Parecía estar en excelente forma física, como lo evidenció al pitchear el final de los dos juegos de Cooperstown. Luego de concluido ese campamento, Niekro regresó a su hogar en Florida.
Solo tres semanas despues, Niekro se vio afectado por severos Dolores de cabeza y pecho. Se traslado por su cuenta al hospital local de Plant City, donde colapsó poco después de ingresar. Desde allí, lo llevaron al St. Joseph’s Hospital de Tampa. Un día después, Niekro fallecía por los efectos de un aneurisma. Solo tenía 61 años de edad.
En respuesta a la repentina e inesperada tragedia, Natalie, la hija de Niekro creó la Joe Niekro Foundation, una organización sin fines de lucro dedicada a la investigación y tratamiento, en la lucha contra el aneurisma cerebral, los infartos hemorrágicos y las malformaciones arteriovenosas (AVM).
Recuerdo haberme enterado de la noticia del deceso de Niekro y como eso me impresionó. Cada vez que nos enteramos que ha muerto alguien a quien vimos hacía pocos días o semanas, eso nos pega algo más fuerte. La noticia se hizo más difícil de digerir por la impresión que Niekro dejó aquella noche en el Grandstand Theater, cuando pareció tan lleno de vitalidad, tan lúcido y tan agradecido con su familia.
Al reportar su muerte; varios artículos de los medios recordaron el protagonismo de Niekro en la controversia de 1987, cuando fue sorprendido con la lima de uña y la lija. Esa historia debía ser mencionada, pero ella no definía a Joe Niekro. Y eso ciertamente no es lo que más recuerdo de Niekro cada vez que oigo su nombre. Siempre lo recuerdo por lo que nos reveló en Cooperstown durante el campamento de fantasía del Salón de la Fama en 2006. Allí fue cuando Joe Niekro nos mostró su verdadero carácter: un hombre bueno quien fue un gran trabajador, hermano cariñoso y padre orgulloso.
Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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