viernes, 28 de junio de 2013

Ocho décadas de aquellos 18 innings de Carl Hubbell

David Marasco En 1933 Chuck Klein de los Filis de Filadelfia ganó la triple corona. Él descubrió, como lo haría Ted Williams años después, que eso no le garantizaba el MVP (Premio al Jugador más Valioso) en bandeja de plata. Ese año el trofeo iría a las manos de Carl Hubbell de los Gigantes de Nueva York. El rey Carl ganaría 23 con 10 blanqueos, lideró la liga en efectividad con 1.66. Sus Gigantes ganarían la Liga Nacional y el lograría dos victorias en la Serie Mundial. Su hazaña más resaltante aquel año no ocurrió en octubre, sino en julio. El 2 de julio los Cardenales de San Luis efectuaron un doble juego ante los neoyorquinos en Polo Grounds. Los Cardenales habían ganado dos de los tres primeros juegos de la serie, y una barrida en los juegos de ese día los acercaría apenas a medio juego de los Gigantes. El primer juego vio a Hubbell enfrentarse al cardenal Tex Carleton. Estos dos hombres ofrecieron una de las grandes exhibiciones de pitcheo que el mundo hubiese visto. Ambos equipos recibirían ceros inning tras inning. La primera amenaza real de los Gigantes ocurrió en el undécimo inning. Llenaron las bases con un out. Carleton fue capaz de conseguir un out forzado en el plato, y luego obligó un roletazo al cuadro para terminar la entrada. Tex lanzaría los primeros 16 innings del juego, sin permitir carreras, 8 imparables y 7 boletos. Tan buenas como 16 entradas en blanco puedan parecer, Hubbell lanzaba aún mejor. Estaba en camino de solo permitir 6 imparables, sin conceder boletos. De los seis imparables, solo dos salieron del cuadro. No hubo más de un corredor en las bases en cualquier inning, y sólo un cardenal llegó a tercera. Jesse Haines vino a lanzar el decimoséptimo por los Cardenales, y aunque permitió que se embasaran dos corredores, preservó el blanqueo. Hubbell pitcheó la parte de arriba del decimoctavo, y luego en el turno de los anfitriones Haines se metió en dificultades. El primer bateador negoció boleto y llegó a segunda en jugada de sacrificio. El próximo bateador caminó intencionalmente para lanzarle a Hubbell quién fue a batear, obviamente con la idea de lanzar el décimonoveno inning. Carl bateó un roletazo al cuadro que forzó al corredor de primera en la intermedia. El corredor de tercera anotó cuando Hughie Critz destapó imparable a la derecha para decretar la victoria. Los Gigantes habían ganado el primer juego en 18 innings. Carl Hubbell había lanzado un juego de seis hits con 12 innings perfectos de 18, ponchó 12. 50000 personas vieron un juego que duró 4 horas y 3 minutos. El manager de San Luis Gabby Street, sabía que si perdía el segundo juego su equipo quedaría a 4 juegos y medio detrás en la tabla, por eso envió al montículo al legendario Dizzy Dean con un día de descanso. Bill Terry contaba con Roy Parmalee. El segundo juego se jugó en un ambiente nublado, con llovizna y cierta oscuridad. En 1933 Polo Grounds todavía estaba a siete años de tener luz artificial. Como el primer juego fue muy largo, el segundo estaba en peligro de ser suspendido por oscuridad. De nuevo los pitchers lanzaron de maravillas. Parmalee lanzó un blanqueo de cuatro hits, ponchó 12. Dizzy Dean permitió cinco hits, solo cometió un error. Johnny Vergez depositó un lanzamiento de Dean en el segundo piso para un jonrón en el cuarto inning. Los dos juegos duraron casi seis horas. Los Gigantes los ganaron ambos con marcador de 1-0. La barrida permitió a los Gigantes ampliar la ventaja en la tabla y Bill Terry en su primer año como manager fue capaz de llevar al equipo al título de la Serie Mundial. Carl Hubbell ganó su segundo premio al Jugador más Valioso en 1936 cuando ganó 16 juegos seguidos y una vez más llevó a los Gigantes al banderín de la Liga Nacional. Se retiraría como jugador activo en 1943 y sería inducido al Salón de la Fama en 1947 (esto fue antes de la regla de los 5 años). Carl Hubbell permaneció en la organización de los Gigantes como parte de la oficina. A menudo se le veía en Polo Grounds y luego en Candlestick Park. Podía ser reconocido fácilmente por el brazo de lanzar que se le había deformado de tanto lanzar la screwball. Carl Hubbell falleció en Arizona en 1988 en un acidente automovilístico. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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