viernes, 13 de diciembre de 2013

Esa clase de Maestro

Era un maestro joven, donde hacía veinticinco años había usado camisas desgastadas para ir a la escuela, había visto los Estados Unidos negros y los blancos y creía en la unidad de ambos, una posición moderada la cual asumió con intensidad inmoderada. Alrededor del 60 por ciento de los estudiantes de Plainfield Junior High eran negros. La mayoría del 40 por ciento blanco era judía. Un viernes, a finales del otoño de 1959, (Joe) Black se dio cuenta que algunos negros le estaban quitando dinero bajo extorsión a algunos judíos. El lunes siguiente, se levantó, se colocó al frente del escritorio y empezó a conversar con su clase. "Las personas deben vivir", dijo Black. "He estado en algunos lugares, he visto algunas cosas y lanzado en la Serie Mundial, y puedo decirles que eso es básico. Tenemos está única vida, y no es muy larga, y todos queremos vivir. Voy a hablar con ustedes de lo que significa vivir". "Algunos de ustedes son negros y otros blancos. Se que es dificil llevarse bien. Era más dificil cuando yo crecí. Honestamente pienso que las cosas son más fáciles ahora. Hay más comida. Pero las cosas son diferentes. ¿Me entienden?" Solo un murmullo sin indicativos. "Está bien, ustedes chicos negros. Yo fui un niño negro aquí. Conozco las desventajas. Pero sé que algunos de ustedes están golpeando a los muchachos blancos y no traten de negarlo. Y sé por qué. Porque cada día les quitan 50 centavos a cambio de no golpearlos. Bien, eso va en contra de la ley. Si yo trajera un policía aquí y los hiciera admitir lo que están haciendo, para lo cual soy lo suficientemente fuerte, ustedes irían a la cárcel". "Ahora muchachos blancos, a ustedes les dan algo de dinero. Ustedes tienen cincuenta centavos. Quiero preguntarles algo aquí y ahora, ¿porqué no defienden lo que es suyo?" Un muchacho judío dijo: "Ellos nos pueden dar una golpiza". "Está bien. Es una buena razón para no pelear. Ustedes no quieren que los maten. Pero tenemos gimnasio los miércoles y los voy a enseñar a pelear. Boxeo. Vamos a tener protectores de cráneo, son como cascos, y protectores bucales, y guantes grandes de 16 libras. Nadie saldrá maltrecho". El miércoles en el gimnasio, los muchachos estaban emocionados. Los muchachos negros se reunieron en un lado del cuadrilátero. "Métete ahí hombre, y golpea, golpea, golpea". Los muchachos judíos de clase media se pararon al otro lado. Los negros caminaron hacia ellos pavoneándose. "No se preocupen. Boxeen en su propio estilo. Ellos los van a arrollar al principio. Déjenlos. Yo soy el árbitro. No pasará nada grave". En cada uno de seis combates, el negro empezó arrollando al blanco. Pero el peso de los guantes suavizó los golpes, y luego de los primeros impactos, los negros fueron menos violentos. Lanzar puñetazos con guantes pesados es extenuante. Un muchacho ataca por treinta segundos. Luego pierde el deseo de atacar y quiere bajar los brazos". Cuando terminó el boxeo, Black se paró entre los muchachos judíos. "Está bien, ellos los arrollaron", dijo. "Bomp, bomp, bomp. Y ustedes no murieron, ¿o sí? Los muchachos empezaron a sonreir. "Está bién", dijo Black. "Ya llegará su día". Joe Black. Pitcher de los Dodgers de Brooklyn. The Boys of Summer. Roger Kahn. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario