lunes, 17 de febrero de 2014

Ralph Kiner, el toletero que se convirtió en narrador de los Mets, fallece a los 91 años.

Bruce Weber. 06-02-2014. Ralph Kiner, el poco reconocido toletero del beisbol, quién despachara más jonrones que cualquiera en los 10 años de su carrera, pero cuyos logros en la caja de bateo fueron oscurecidos por sus décadas en la cabina de narración, donde fue una de las personalidades más reconocidas del juego, falleció este jueves 6 de febrero en se hogar de Rancho Mirage, Calif. Tenía 91 años. El Salón de la Fama del béisbol, el cual lo recibiera en 1975, informó del deceso. Los aficionados del béisbol que están apunto de jubilarse, especialmente aquellos de Nueva York, recuerdan a Kiner como un narrador que pasó medio siglo con los Mets, enriqueciendo sus transmisiones con análisis agudos, historias agradables y errores semánticos memorables empezando con su primera temporada en 1962. Su presencia genial, bien informada y ocasionalmente cargada de marfiladas linguisticas acompañó toda la historia de los Mets desde las bromas verbales de Casey Stengel y las bromas de fildeo de Marv Throneberry hasta la llegada del lanzallamas Tom Seaver y el milagroso campeonato de Serie Mundial de 1969, desde la espeluznante victoria de la Serie Mundial de 1986 ante los Medias Rojas hasta la desoladora pérdida de la Serie Mundial del metro ante los Yanquis en 2000 y la mala fortuna de temporadas recientes. Pero mucho antes que se refiriera en el aire a Gary Carter como Gary Cooper, declarara que "si Casey Stengel estuviera vivo se estuviera revolviendo en su tumba", o narrara un batazo largo salir del parque con su peculiar "Se va, se va, se fue, adiós", Kiner fue unos de los grandes bateadores derechos del juego. La carrera de Kiner sobre el terreno de juego, acortada por una lesión en la espalda, estuvo entre las más destacadas en la historia del beisbol, mostró un marcado despliegue de poder exhibido por pocos peloteros. Lento de piernas y poco distinguido como jardinero, estuvo entre las estrellas de la época beisbolera posterior a la segunda guerra mundial, al nivel de Joe DiMaggio, Ted Williams y Stan Musial. Desde 1946 hasta 1955, jugó para los Piratas de Pittsburgh, los Cachorros de Chicago y los Indios de Cleveland, totalizó 369 jonrones, dos veces bateó más de 50 en una temporada, y empujo 1015 carreras, un promedio de más de 100 por temporada. En sus primeras siete temporadas, todas con Pittsburgh, Kiner lideró la Liga Nacional en jonrones cada año, todavía es una seguidilla record para ambas ligas mayores. (Empató dos veces con Johnny Mize y otra con Hank Sauer). Desde 1947 hasta 1951, tuvo totales de jonrones de 51, 40, 54, 47 y 42, convirtiéndose en solo el segundo pelotero en la historia, Babe Ruth fue el primero, en batear al menos 40 jonrones en cinco temporadas seguidas, y el tercero (luego de Ruth y Jimmy Foxx) en batear 100 en dos temporadas seguidas. Desde 1930, cuando Hack Wilson bateara 56 jonrones con los Cachorros de Chicago, hasta la era de los esteroides en el beisbol en la década de 1990, los 54 jonrones de Kiner en 1949 fue la cantidad más alta en una temporada para un jugador de la Liga Nacional; Henry Aaron nunca lo igualó, ni Willie Mays, Ernie Banks, Mike Schmidt o Willie McCovey, todos inquilinos del Salón de la Fama con más de 500 jonrones en sus carreras. Kiner nunca jugó una Serie Mundial, los Piratas de su época fueron perpetuos mediocres (o peores), tambien los Cachorros. En 1955 fue cambiado a la Liga Americana para su última temporada, fue lo más cercano que estuvo: los Indios llegaron segundos de los Yanquis. Por un tiempo, Kiner estuvo entre los peloteros mejor pagados. Pero luego de la vergonzosa temporada de Pittsburgh en 1952, cuando el equipo terminó con marca de 42-112 a pesar de el liderato de jonrones de Kiner, Branch Rickey, el gerente general de los Piratas, le rebajó el salario, le dijo: "Hijo podemos terminar últimos sin tí". Su corta carrera junto a su prolongada permanencia en equipos sotaneros, quizás explique la relativa falta de reconocimiento para Kiner. Cuando fue elegido finalmente al Salón de la Fama, en 1975, en su 15to y final año de elegibilidad, logró 273 votos de 362, dos más de los necesitados para ser electo. Pero Kiner era apreciado en otros círculos. Alto, bien parecido y de buen hablar, como jugador aspiraba a la carrera de narrador que lo definió. Era en los rumores de la época, un soltero muy codiciado. Bing Crosby, quien co-dueño de los Piratas, lo presentó a Elizabeth Taylor, él la acompañó a la premiere en Hollywood de la película de guerra de 1949 "Twelve O'Clock High", protagonizada por Gregory Peck. Cuando se filmaba la película "Angels in the outfield" (1951) en el Forbes Field de Pittsburgh, Kiner tenía una relación sentimental con la protagonista, Janet Leigh. Su cortejo a la tenista estrella Nancy Chaffee, ganadora de tres campeonatos nacionales consecutivos, fue seguido con avidez por los columnistas de farandula. Su compromiso fue anunciado en la radio por Walter Winchell, antes de que Kiner se declarara, y poco después del matrimonio, en 1951, la novia escribió un artículo para el Saturday Evening Post (como le fue contado a Al Hirshberg) con el encabezado "Por qué me casé con Ralph Kiner". Luego que lo conoció, el tennis ya no fue lo más importante en su vida, escribió Chaffee. "Aun si me invitaran, no regresaría a Wimbledon, a menos que Ralph esté de acuerdo", continuó la ex-tenista. "Queda muy lejos de Forbes Field, donde los Piratas juegan sus encuentros como anfitriones. Queda muy lejos de las ciudades que voy a visitar como la esposa de un pelotero". Kiner y Chaffee tuvieron tres hijos en un matrimonio de 17 años que terminó en divorcio en 1968. Chaffee se casó después con el narrador deportivo Jack Whitaker, ella murió en 2002, El segundo matrimonio de Kiner, con Barbara George, también terminó en divorcio. Un tercer matrimonio, con DiAnn Shugart, terminó cuando ella murió en 2004. Entre sus sobrevivientes estám sus hijos Ralph y Scott, sus hijas Kathryn Chaffee Freeman, Tracey Jansen y Kimberlee Manzoni, y 12 nietos. Ralph McPherran Kiner nació en Santa Rita, N.M., el 27 de octubre de 1922. Su padre, un panadero, murió cuando Ralph tenía 4 años, él se mudó con su madre Beatrice, una enfermera, a Alhambra, Calif., allí creció jugando béisbol. Firmó con los Piratas al graduarse en la secundaria, jugó dos temporadas y parte de una tercera en las ligas menores ante de entrenarse como piloto naval durante la segunda guerra mundial. Sirvió en el Pacífico, con la tarea de rastrear submarinos japoneses, aunque reconoció que no participó en la línea de combate. "Estuve en pocas patrullas, pero no le disparamos ni a una ballena", declaró a The New York Times en 1947. A comienzos de ese año, su segundo en Grandes Ligas, los Piratas adquirieron al gran bateador Hank Greenberg de los Tigres de Detroit, y Greenberg se convirtió en compañero de cuarto y mentor de Kiner (luego fue el padrino de su boda con Chaffee), aconsejándolo sobre su bateo, su preparación, su ética de trabajo. La llegada de Greenberg ayudó a Kiner de forma más tangible. Al batear detrás de él Greenberg lo protegía, lo cual permitía que viera mejores pitcheos, Kiner bateó .313, el promedio más alto de su carrera. Además, para ajustarse a Greenberg, los Piratas hicieron modificaciones en Forbes Field, movieron la cerca del left field para hacerla similar a la de otros estadios, e instalaron los bull pen detrás de ella, ese área llegó a ser conocida como el jardín de Greenberg por los jonrones que se esperaba bateara en esa dirección el nuevo Pirata. Pero el principal beneficiario de la modificación fue Kiner, al batear 51 jonrones. En lo que terminó siendo su última temporada Greenberg bateó 25. El jardín de Greenberg fue rebautizado la esquina de Kiner. Este par de hombres se reunió en 1955, cuando Greenberg, entonces gerente general de los Indios, adquirió a Kiner de los Cachorros, una transacción complicada por la curiosa decisión de Kiner de firmar un contrato por 40000$ anuales, menos de lo que le habían ofrecido y mucho menos de lo que percibió el año anterior en Chicago, reportado como 65000$. Los representantes de los peloteros de Grandes Ligas objetaron el contrato debido a que violaba el acuerdo entre los jugadores y dueños de equipo que estipulaba que el salario de un jugador no podía ser reducido en más de 25 % de una temporada a otra. Ford C. Frick, comisionado del beisbol, indicó que anularía el contrato. Kiner y Greenberg, quien en principio no quería pagarle tan poco, renegociaron el contrato. "Venía de un año poco bueno con los Cachorros, mi salario podría crear disgusto en algunos jugadores", explicó Kiner, quien estaba entre los peloteros que reclamaron ante los dueños por una mejora en el plan de pensiones. "Pensaba que si tenía un buen año con los Indios en 1955, podía recuperarme de la reducción y pasar a un mucho mejor salario. Primero Greenberg estuvo en desacuerdo, pero luego pensó que la publicidad de esto sería positiva. En ningún momento tuve en mente despreciar a los peloteros. Todos saben que he trabajado por sus reivindicaciones laborales por años". En Cleveland empeoraron los problemas de su espalda. Jugó solo 113 encuentros con los Indios en 1955, bateó la menor de jonrones de su carrera en una temporada: 18. Esto ocasionó su retiro. Los cinco años siguientes fue gerente general de los Padres de San Diego, entonces un equipo de ligas menores, y en 1961 consiguió su primer trabajo como narrador radial de los juegos de los Medias Blancas de Chicago. LA próxima temporada aparecieron los Mets en Nueva York y le ofrecieron un puesto en su equipo de narradores, una vez dijo, "porque yo tenía mucha experiencia en derrotas". En más de cincuenta años como narrador de los Mets, compartiendo el micrófono con Lindsey Nelson, Bob Murphy y Tim McCarver, a quién una vez llamó Tim McArthur, entre muchos otros, Kiner demostró que era muy valioso explicando las particularidades del arte de batear, y aunque ocasionalmente era criticado por alterar el sentido de algunas frases, "¡En el día del Padre de nuevo les deseamos feliz cumpleaños!", era conocido como un narrador divertido que generalmente estaba bien preparado para los hechos y las historias, y sus intervenciones razonables eran tan memorables como su humor inconsciente. "Dos tercios del planeta tierra están cubiertas de agua", declaró en referencia a un jardinero muy bueno a la defensiva. "El otro tercio está cubierto por Garry Maddox". Mientras cortaban para la transmisión de un comercial confundió el apellido de McCarver con el de un general de la segunda guerra mundial: "McArthur una vez dijo 'Regresaré' y regresaremos después de esto". Además de sus narraciones de los juegos, él era anfitrión del popular show de entrevistas posterior al juego "Kiner's Korner", toda una fuente de Kinerismos legendarios, aunque algunas veces era superado por sus invitados. En un intercambio de los dias iniciales de los Mets (fuera del show "Kiner's Korner"), le preguntó al joven catcher de los Mets, Choo Choo Coleman, "Cual es el nombre de tu esposa y a quioen se parece?" Coleman respondió: "Su nombre es Mrs. Coleman, y yo le gusto". (Años después, Coleman negó que eso hubiese ocurrido). En 1996 Kiner confesó que sufría un tipo de parálisis facial, pero continuó trabajando, aunque con una pronunciación pastosa. Más adelante solo aparecía esporadicamente en las transmisiones. En 2010, Kiner fue descrito en The New York Times como "un archivo humano de la historia de los Mets y el beisbol", de hecho el tuvo la clase de longevidad en el juego que le permitió poner en perspectiva una carrera cuando comenzó su segunda. En 1961, cuando Roger Maris y Mickey Mantle perseguían el record de 60 jonrones de Babe Ruth en una temporada, logrado en 1927, Kiner recordó que en 1949, cuando el perseguía la misma marca, esta era tan reverenciada que odió romperla. Escribió un artículo para una revista titulado "El jonrón que odiaría conectar". "Doce años después de mi temporada de 54 jonrones, me encontré diciéndo que desearía haber roto el record de Babe", dijo, mientras predecía, erroneamente, que la marca de jonrones vitalicia de Ruth de 714 jonrones nunca sería alcanzada. (Henry Aaron y Barry Bonds lo han hecho). No podía haber sabido que lo esperaba otra oportunidad con la fama en las ondas hertzianas, pero sentía que sus logros en el terreno de juego se habían degradado hasta la oscuridad. "He llegado a un punto cuando me sorprendo si me preguntan por un autógrafo", dijo. "El ayer ya no cuenta, solo el presente". Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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