sábado, 8 de marzo de 2014

Cincuenta años después perdura el recuerdo de Ken Hubbs en Colton y los Cachorros de Chicago

Hace unas semanas encontré este artículo mientras revisaba unos textos de beisbol. Aun cuando fue escrito en 1993, ahora a cincuenta años del accidente aereo, en sus lineas sigue flotando la misma nostalgia y la misma imagen de Ken Hubbs que entonces. Las memorias de Ken Hubbs permanecen: Casi 30 años después, el pueblo de Colton aún se recupera de su muerte a los 22 años. 05-07-1993. Earl Gustkey. Los Angeles Times. Desde la colina del cementerio, se puede mirar hacia abajo, entre las filas de cedros rojos y palmeras la mayor parte de San Bernardino y Colton. Un día reciente, Keith Hubbs se detuvo cerca de la tumba de su hermano, y señaló que era una rara tarde clara como el cristal. Mirando hacia el norte, las montañas nevadas de San Bernardino enmarcaban la espectacular vista. "Era como el día que enterramos a Kenny", dijo. "Excepto que el viento sopló muy duró en su funeral. Todos los que estaban ahí recuerdan que el viento casi arrancó esos árboles". Miró la lápida. 07 "Nuestro Ken" Kenneth D. Hubbs. 23 de diciembre de 1941 - 13 de febrero de 1964. Keith Hubbs miró hacia el norte de nuevo, hacia las montañas. "Varios días después que asimilamos que había muerto, el doctor vino a la casa de mis padres, para darles sedantes y así pudieran dormir", dijo. "No quería dormir. Tenía terribles pesadillas con Kenny. Cada noche, tenía una variación del mismo sueño. Había soñado que estaba en el avión con él, que nos derribábamos juntos". "Entonces una noche soñé que él estaba parado frente a mí.Tan claro como nunca. Y me dijo: 'No te preocupes por esto. Fue rápido y sin dolor. Estoy muy feliz donde estoy'. Eso fue hace 30 años. Nunca he soñado con él desde entonces". El dolor. Al principio, cuando Colton se llenó de rumores sobre la desaparición de Ken Hubbs en un avión pequeño que volaba desde Provo, Utah, aquellos que conocían al segunda base de los Cachorros de Chicago no les dieron importancia. Luego, llegó la verdad. Para algunos, la herida nunca cicatrizó. "Cuando oi que su avión estaba perdido, no le presté mucha atención", recordó Norm Housley, un antíguo compañero de equipo de Hubbs en Colton High. "Me imaginé que había hecho un aterrizaje de emergencia en algún lugar. Pensé que recibiría una llamada diciendo que lo habían encontrado en perfectas condiciones. El hecho de que podía haber muerto, nunca pasó por mi mente. Eso no le podía pasar a Ken Hubbs". "Por eso dolió mucho cuando entendimos que realmente había muerto". "Eulis, el padre de Hubbs, habló con los reporteros de los medios en su casa pocos días después del accidente. "Cada vez que se abre la puerta del frente, espero ver a Ken entrar, preguntándose que está pasando", dijo entonces."Una parte de mí no lo cree. Voy a estar buscando su nombre en los box scores de los Cachorros por mucho tiempo". Un compañero de equipo en los Cachorros, Ron Santo, expresó en una entrevista filmada en 1964 que le costaba comprender la muerte de Hubbs. "Ken y yo eramos religiosos ambos", dijo. "Siempre bromeábamos, cada quién tratando de convertir al otro". "Soy católico, él era mormón- Pero luego que murió, tuve que hablar con un sacerdote. No podía entenderlo. Me explico, él amaba la vida. Era un gran ser humano. Era un muchacho que no bebía ni fumaba". "¿Por qué él?" El compañero de equipo. Housley, el compañero de equipo de Hubbs en futbol americano, baloncesto y beisbol en Colton High desde 1957 hasta 1959, tiene ahora 52 años. Trabaja para Colton School District. Casi tres decádas después, el dolor por la muerte de su compañero de equipo aún lo afecta. A Housley le mostraron recortes de periódicos viejos, historias del accidente aereo de 1964 don murió Hubbs. Les dio una mirada, luego los empujó lejos. "Todavía vivo en Colton, veo su nombre en cada lugar que voy", dijo "Para todos los que estamos por aquí es imposible dejar de pensar en Kenny, cada día. Me explico, hay varios estadios con su nombre. El gimnasio de la secundaria tiene su nombre... está la Ken Hubbs Little League". Pocos atletas de secundaria del sur de California han tenido carreras comparables a la de Hubbs en Colton High. En los días anteriores a la existencia de la San Diego Section en la CIF, la Southern Section se extendía desde Santa María hasta el límite con México, excluyendo la ciudad de Los Angeles, él fue seleccionado al primer equipo de toda la sección por dos años seguidos en baloncesto y béisbol. Y fue seleccionado al primer equipo de futbol americano en su último año de secundaria. Es un logro que sólo ha sido igualado por Glenn Davis, Bonita High, clase de 1943, Bill McColl, San Diego Hoover, 1948, y Marty Keough, Pomona, 1952. Hubbs, quien medía 1,85 metros y pesaba 85 kg en su último año en Colton High, fue quarterback en el otoño y fue reclutado por Notre Dame, en invierno fue defensa y fue reclutado virtualmente por cada escuela superior del oeste. Jugó media docena de posiciones en el equipo de beisbol. Fue lanzador, tanto derecho como zurdo. Cinco años antes de que empezara el draft del béisbol, Hubbs fue el foco de una guerra de ofertas. Compitió en pocas competencias de pista, pero aún así estableció una marca escolar de salto alto con 6-2,5 pulgadas. Una vez saltó seis pies con el uniforme de beisbol. "Era un atleta fenomenal en todos los deportes, pero yo pensaba en él principalmente como jugador de baloncesto", dijo Housley. "Hoy, lo catalogarían como alero fijo. Él movía la pelota por toda la cancha. Tenía las manos grandes. Podia dar dos pasos y mover la pelota con ambas manos. Y podía lanzar la pelota desde todos los ángulos". "Mi memoria más persistente de él fue nuestro juego por el tercer lugar en los play offs de CIF en 1958, su año de noviciado". "Vencimos a Santa Maria esa noche en tiempo extra y ellos tenían a John Rudometkin (quién luego fue USC All-American). Kenny convirtió un lanzamiento de media cancha con la chicharra del medio tiempo que pasó líquida. Luego empató el juego con la chicharra del segundo tiempo y nos cargó en su espalda en el tiempo extra". Hubbs marcó 23 puntos en aquel juego, cinco en los últimos 23 segundos, incluyendo un lanzamiento de 7 metros sobre la chicharra. Rudometkin, quien marcó 39 puntos, salió por faltas acumuladas en el tiempo extra. Colton ganó 63-59. El Hermano. Keith Hubbs, 55, habla de Ken Hubbs, quien ahora tendría 51 años: "Algo que separaba a Kenny de los otros atletas eran sus manos y brazos". "Kenny era tres centimetros más alto que yo. Pero cuando nos parábamos frente a frente y extendíamos nuestros brazos, él era una mano más alto en ambos lados. Y sus manos eran un nudillo más grandes que las mías". "Él era un gran saltador. En baloncesto, podía levantarse hasta pegar el antebrazo del aro. Podía saltar con tipos más altos. Baloncesto era el deporte que mejor jugaba, estoy convencido de que hubiese sido un alero de NBA del tipo de Jerry West, si hubiese jugado baloncesto universitario". "En ese sentido, siempre he estado algo molesto de que haya firmado ese contrato para jugar béisbol". "Cuando firmó con los Cachorros luego de la secundaria, sorprendió a todos. Fue una decisión que tomó con nuestro padre. Yo estaba en Brigham Young en ese momento". "Él era un estudiante de puras Aes. Todos asumieron que iría a la universidad. Fue reclutado por todas las escuelas, además de lugares como Notre Dame". "Los Cachorros le ofrecieron 50.000 $ por la firma. Recuerda, era 1959. Papá y Kenny hablaron por horas. Finalmente papá le dijo: 'Si vas a ser un atleta profesional, probablemente debes hacerlo ahora porque esas carreras son cortas'". “Así que firmó. Fue a BYU luego de finalizar la temporada. Jugó baloncesto intramuros en BYU, aun así fueron a verlo muchas personas”. “Soy el mayor de cinco hijos. Tuve suerte. Asistí a Colton High justo antes de Kenny, pero sus hermanos menores Gary (ahora de 44 años) y los gemelos Kirk y Kraig (39) vinieron después de él y sus carreras siempre fueron comparadas con la de Kenny”. “Fue injusto, porque nadie podía ser comparado con Kenny”. “Cuando Kenny tenía seis meses de edad, tenía una hernia que el médico no quiso extirpar hasta que fuese adolescente. Todos esos años, él usó una faja. El doctor le dijo a nuestros padres: ‘Nunca será un chico activo. Nunca podrá hacer las cosas que hacen otros chicos’”. Keith Hubbs rió. Es una historia familiar divertida. “De hecho, los otros chicos no podían hacer lo que hacía Kenny”, dijo. “No pasan muchos días en que deje de pensar en él. La familia lo recuerda cada 13 de febrero (la fecha del accidente aereo). Somos una familia unida. Todos creemos que lo veremos de nuevo”. La Familia El padre de Ken Hubbs, Eulis, fue vendedor de seguros en Colton durante 42 años antes que falleciera en 1985. Su viuda Dorothy, aun vive en Colton. La familia de ella tiene raíces en los primeros años de los mormones en Utah. En 1925, el abuelo paterno de Ken Hubbs, Harvey Hubbs, se mudó desde Missouri a Colton para ingresar al negocio de la construcción. Luego se convirtió en comandante de la policía. Dorothy Preece y Eulis Hubbs se conocieron en Colton High. Luego que se casaron en 1936, Eulis se hizo miembro de la iglesia de los mormones. A los 25 años, él trabajaba en la Southern Pacific Railroad. Un día, regresó a casa sintiéndose enfermo. Luego de comer un bocadillo en el sofá de la sala, se levantó y no sintió las piernas. Tenía polio. Luego de un año en el White Memorial Hospital de Boyle Heights, pasó el resto de su vida en una silla de ruedas. Esa fue la primera tragedia en la familia Hubbs. Como no podía trabajar en el ferrocarril, Eulis Hubbs horneaba pasteles en casa y Dorothy Hubbs los vendía en un restaurant donde trabajaba como camarera. Luego, Eulis empezó su exitoso negocio de seguros. También permaneció activo en las carreras deportivas de sus cinco hijos y en los asuntos escolares de Colton. Fue presidente del comité escolar de Colton High. Cuando Ken Hubbs lograba prominencia en los deportes, la casa de la familia era una especie de casa blanca, parcialmente sombreada por árboles de Ceiba, en el 1050 West H St., a tres cuadras de Colton High. Hoy, Keith Hubbs, es un agente de bienes raíces, vive en San Bernardino. Gary y Kirk viven en Forest Grove, Ore., donde diseñan sistemas de computación para el gobierno federal. Kraig trabaja para una aerolínea en Salt Lake City. El jugador de pequeñas ligas. En 1954, Hubbs y Housley fueron compañeros de equipo en un conjunto de pequeñas ligas de Colton que llegó hasta el juego de campeonato de la Serie Mundial de Pequeñas Ligas de Williamsport, Pa., allí perdieron con un equipo de Schenectady, N.Y. El juego fue filmado y buena parte de este aparece en un documental de tv sobre la vida de Hubbs, hecho el año después de su muerte. Antes de salir hacia Williamsport, se realizó un picnic en Colton para celebrar la partida de su equipo hacia el evento de Pequeñas Ligas. Hubbs cayó en un hueco y se fracturó el dedo de un pie. En el juego por el campeonato en Williamsport, Hubbs, quién jugaba campocorto, hizo una gran atrapada. Batearon un elevado al jardín central corto, él se lanzó hacia atrás y estiró el guante hacia la pelota mientras caía. La pelota rebotó de su guante, pero Hubbs giró su cuerpo en el aire y la atrapó, justó antes de hacer contacto con la grama. Más adelante en el juego, bateó un jonrón por el jardín izquierdo y caminó a duras penas en el recorrido por las bases. Los Cachorros Con su bono de 50.000 $ de los Cachorros en el banco, Ken Hubbs inició una carrera de ligas menores que lo llevaría a las Grandes Ligas en dos temporadas. Él era un bateador promedio en las menores, pero su defensiva era maravillosa en el campocorto. El problema era que los Cachorros tenían un shortstop llamado Ernie Banks. “Ken sabía que tendría que mudarse a segunda base, había jugado un poco esa posición en las menores”, dijo Lou Boudreau de 76 años, el inquilino del Salón de la Fama quién hacía las transmisiones radiales de los Cachorros cuando Hubbs subió. “Trabajé con él un poco, en la transición de campocorto a segunda base. Hay un mundo de diferencia entre la segunda base y el campocorto, todos los ángulos de bateo son diferentes. Pero Ken era un chico tan inteligente y talentoso que se adaptó muy rápido”. “Cuando él murió, definitivamente sentí que iba en camino a una carrera de Salón de la Fama. Su bate debía mejorar, pero lo hubiese hecho. Era un bateador de contacto”. Hubbs bateó .247 en 324 turnos en juegos de Grandes Ligas, pero se convirtió en algo mucho mejor que un buen segunda base. En septiembre de 1962, a los 20 años, estableció una marca de Grandes Ligas para un segunda base al realizar 418 lances seguidos sin cometer error en 78 juegos. Hoy la marca la tiene otro Cachorro, Ryne Sandberg, 577 lances en 123 juegos en dos temporadas. La marca de la Liga Americana de lances seguidos sin cometer error para un segunda base, es 425, le pertenece a Rich Dauer de Baltimore…él también estudió en Colton High. El aeroplano. Ernie Banks recuerda hoy que Hubbs nunca perdía oportunidad de sentarse en la cabina con el piloto en los vuelos de los Cachorros. Empezó a volar pequeños aviones en Mesa, Ariz., donde los Cachorros entrenaban cada primavera. “No me gustaba eso y tampoco a papá”, dijo Keith Hubbs. “Papá tuvo una larga conversación con él sobre eso. Pero Kenny era un chico muy maduro, así que papá lo dejó tranquilo. Estuve en Mesa el verano anterior a su muerte y le dije que no me gustaba la idea de que volara aviones”. “Pero el tenía cierta manera de convencerte de que debías tratar de practicar algo. Lo próximo que supe, fue que me presentó a su instructor de vuelo. Estoy tomando lecciones de vuelo”. A principios de febrero de 1964, Hubbs, quién había firmado para jugar en 1964 por 50.000 $, y su amigo de toda la vida de Colton, Denny Doyle, quién no jugó béisbol organizado, planificaron volar el nuevo Cessna 172 hasta Provo para jugar en un torneo de baloncesto. De regreso a casa, los dos salieron del aeropuerto de Provo la mañana del jueves, 13 de febrero de 1964. Sus cuerpos fueron hallados entre los restos del avión dos días después. Se había estrellado contra el hielo del lago Utah, a cinco millas de distancia. Hubbs tenía 22 años, Doyle 23. Los investigadores de accidentes teorizaron que Hubbs creyó que podía escapar de una tormenta que soplaba desde las montañas Wasatch. Entonces, pocos después del despegue, de acuerdo a la teoría, Hubbs cambió de parecer y decidió regresar al aeropuerto de Provo. Mientras regresaban, la violencia de la tormenta embistió al pequeño avión y Hubbs perdió contacto con el horizonte. Los investigadores dijeron que el avión se precipitó en espiral hacia el lado derecho. Encontraron un libro de vuelos entre los restos del avión. Hubbs había volado un total de 71 horas, 15 minutos. Max Lofy, un amigo de Colton de toda la vida de la familia Hubbs, nunca ha considerado la posibilidad de que un simple momento de juicio errado le haya costado la vida a Ken Hubbs. "Nunca me ha pasado eso por la cabeza", dijo. "Este era un chico que practicaba el buen juicio en todo, hasta en las cosas que decía", dijo. Así que una vez en su vida hace un juicio errado... y eso le cuesta la vida". El funeral Debido a que pasaron dos días antes de que fuese encontrado el avión de Hubbs, Colton estaba preparado para lo peor. Aún así, cuando se supo la verdad, la ciudad estaba desolada. El día de su funeral, 20 de febrero de 1964, todas las oficinas de la ciudad y muchos comercios, cerraron. El funeral de un pueblo pequeño, estremeció a todo un país. Más de 1300 personas, incluyendo a la mayoría de los Cachorros de Chicago y muchas otras figuras del béisbol, asistieron a los servicios en el Colton High Auditorium. Un reportero del Colton Courier contó 582 carros en una procesión fúnebre de dos millas hasta Montecito Cemetery, cerca de Loma Linda. Allí, en medio de un viento silbante, el manager de los Cachorros Bob Kennedy, Ernie Banks, Dick Ellsworth, Don Elston, Glen Hobie, y Ron Santo bajaron a Kenneth Douglas Hubbs a su tumba. El museo En el museo de la ciudad de Colton, en un estante trasero, descansa un busto de bronce del muchacho que capturó la imaginación de una ciudad pequeña... y luego le rompió el corazón. Una tarjeta descolorida, escrita hace mucho tiempo por el escultor, Andrew Moses Lester, esta adherida al busto. En ella se puede leer: "En este lugar, un muchacho se convirtió en una leyenda viviente...esta es mi expresión de él, desde la arcilla al bronce, forjada con mi mano". Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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