jueves, 20 de agosto de 2015
Cooperstown Confidencial: Recordando a Wes Covington
07-07-2011. Bruce Markusen.
Nunca vi jugar a Wes Covington; cuando él participó en su juego final en 1966, yo solo tenía un año de edad. Aún estaba por familiarizarme con la televisión.
Aún así, el beisbol tiene una historia tan rica y detallada, y el internet es una herramienta tan maravillosa, que soy capaz de desarrollar una apreciación de él como pelotero.
Basado en lo que he leído y oído, Covington fue el Oscar Gamble de los años ’60, un jardinero defensivo secundario quien se ganaba la vida como bateador de ocasión, particularmente ante lanzadores derechos. Ciertamente recuerdo a Oscar Gamble, por eso tengo una mejor impresión mental de Wes Covington.
Covington, quién falleció víctima del cáncer el 4 de julio a la edad de 79 años, fue un buen jugador quien se convirtió en parte esencial de los Bravos de Milwaukee. Sin Covington, los Bravos probablemente no hubiesen ganado su único campeonato de los años en Milwaukee.
En una occasion, los Bravos consideraron a Covington un major prospecto de poder que Hank Aaron, una creencia de la que Aaron escribió en su biografía, I Had a Hammer (Yo tenía un martillo). En las ligas menores, Covington tenía un físico más fuerte que Aaron, quién aun era flaco y sin musculatura.
Como Aaron, Covington tuvo que lidiar con el sinsentido racial de la segregación y el tratamiento de segunda clase que afectaba a muchos jugadores negros de la época, particularmente en las ciudades sureñas de las ligas menores.
También estaba el llamado del servicio militar. Un período de un año en el ejército de Estados Unidos durante la guerra coreana retrasó su desarrollo en las ligas menores mientras lo dejaba con una herida en la pierna que afectó su velocidad.
Covington entró por primera vez en la conciencia nacional en 1957 cuando los Bravos lo llamaron junto al jardinero Bob “Hurricane” Hazle desde AAA a mitad de temporada. Ambos neófitos tuvieron un impacto inmediato; Hazle bateó un combinado .403 en julio y agosto, mientras Covington conseguía un papel como jardinero izquierdo alterno de los Bravos.
Covington en verdad había debutado con los Bravos el verano anterior, pero una actuación más o menos lo había enviado de vuelta al Wichita AAA para empezar la temporada del ’57. Los Bravos lo llamaron hacia finales de abril, pero realmente no empezó a ver tiempo de juego significativo hasta mayo. Aparecería en 96 juegos, descargando 21 jonrones y agenciando un porcentaje de slugging de .537
El bateo a la zurda de Covington le dio a los Bravos un tercer bateador de poder legítimo para acompañar a la combinación letal zurdo-derecho de Eddie Mathews y Hank Aaron, lo cual terminó de impulsarlos hacia el banderín de la Liga Nacional.
La Serie Mundial de aquel otoño convertiría a Covington en un nombre propio de la casa. En el segundo juego contra los Yanquis, empujó lo que terminó siendo la carrera ganadora. Aunque nunca fue reconocido como fildeador, en realidad no le gustaba jugar al campo, Covington hizo dos jugadas críticas que contribuyeron a un par de victorias en la Serie. En ese segundo juego, Covington hizo una tremenda atrapada con el guante de revés ante una línea bateada por el pitcher de los Yanquis Bobby Shantz, le robó al menos un doble, posiblemente un triple.
La jugada ayudó a preservar una victoria 4-2 para los Bravos y Lew Burdette. Luego en el quinto juego, Covington corrió hacia atrás ante una batazo profundo de Gil McDougald, se estrelló contra la cerca del jardín izquierdo, pero mantuvo la pelota en su guante para robarle a los Yanquis un potencial jonrón. Esa gema defensiva resultó clave; los Bravos ganaron el juego 1-0, de nuevo con Burdette en el montículo, en ruta a ganar su primer y único campeonato mundial en Milwaukee.
Para muchos peloteros, superar esa actuación podría haber sido difícil, no para Covington. En 1958, él tuvo la que sería la mejor temporada de su carrera. Aunque limiktado a 90 juegos debido su continuo estado como jugador alternativo, Covington bateó para .330, se embasó 38 % del tiempo, bateó un tope personal de 24 jonrones y logró el mejor OPS de su carrera: 1.003.
Con Covington jugando un papel enorme, los Bravos repitieron como campeones de la Liga Nacional y luego se fajaron con los Yanquis por siete juegos para perder una Serie Mundial muy competitiva.
La temporada de 1958 estableció a Covington como uno de los mejores jugadores alternativos del juego. Él nunca acumularía más de 378 turnos al bate en una temporada, principalmente debido a sus actuaciones como jugador alternativo. De acción limitada ante los lanzadores zurdos, Covington alcanzaba el extremo opuesto contra los derechos. Muy parecido a la manera como un pelotero como Gamble actuaría en los años ’70 y ’80, Covington destrozaba absolutamente a los pitchers derechos.
En 1957, tuvo un promedio de slugging de .578 ante derechos. En 1958, aterrorizó a los derechos a un pasó de .715 de slugging y un OPS de 1.127. Hasta algunos de los mejores derechos del juego podían fallar en detener el despliegue mágico de Covington. Uno fue el inquilino del Salón de la Fama Don Drysdale, a quién Covington castigó a lo largo de su carrera, bateándole .354 con seis jonrones vitalicios.
Covington no solo abusaba de los derechos, también los fastidiaba todo el tiempo. Sus técnicas dilatorias en el plato se hicieron legendarias. Buscando alterar el ritmo de los pitchers rivales, Covington a menudo se salía de la caja de bateo, se ajustaba la gorra, y algunas veces remarcaba la línea de la caja de bateo.
Tales tácticas de retraso lo hicieron impopular con los pitchers de la Liga Nacional, y algunos periodistas, quienes se quejaban de sus esfuerzos por dejar pasar el tiempo, pero eso se convirtió en una herramienta efectiva para desajustar a algunos de los lanzadores más temperamentales que enfrentó.
Covington no igualó nunca más su temporada pico de 1958. Permaneció como un efectivo, si no intimidante, pelotero alternativo por los próximos dos años, pero un mal comienzo en la temporada de 1961 determinó el fin de sus días en Milwaukee. Los Bravos trataron de esconderlo en waivers, pero los Medias Blancas reclamaron al veterano jardinero.
Él tendría un promedio de slugging de .508 en un mes con los Medias Blancas, pero eso solo sirvió para aumentar su valor en el mercado. El 10 de junio, los Medias Blancas lo enviaron junto a Bob Shaw y otros dos jugadores, a los Atléticos de Kansas City por un paquete encabezado por Don Larsen y Andy Carey.
Ahora un viajero, Covington duró menos de un mes en Kansas City. El 2 de julio, los Atléticos lo cambiaron a los Filis por el jardinero utilitario Bobby Del Greco. Al unirse a los Filis, Covington se convirtió en uno de un puñado de hombres en jugar para cuatro equipos diferentes en una temporada. Dave Kingman y Dave Martinez igualarían después a Covington como utilitarios de una temporada.
Afortunadamente, Covington encontró alguna estabilidad en Filadelfia. Retomó su antíguo papel de toletero zurdo contra pitchers derechos. En 1963, bateó .320 como emergente para Gene Mauch. Por tres temporadas seguidas, alcanzó doble figura en jonrones y logró marcas de OPS de por lo menos .800. Le tomó un gusto particular a la pared del jardín derecho, la cual tenía una pizarra metálica gigantesca, en Connie Mack Stadium. Durante la práctica de bateo, Covington entretenía a los espectadores bateando pelotas una y otra vez, hacia esa barrera.
Desafortunadamente, la temporada final de Covington en Filadelfia coincidió con la infame caída libre de los Filis hacia finales de septiembre, cuando permitieron que se evaporara una venta de seis juegos y medio durante un colapso horrendo de 12 juegos. Luego de ese disgusto, Covington terminó su carrera con dos deslucidas temporadas compartidas entre los Cachorros y los Dodgers, aunque estuvo con los Dodgers en la Serie Mundial de 1966.
Aunque nunca tuve el placer de verlo jugar , recuerdo a Covington hacer algunas apariciones memorables en las barajitas de beisbol de Topps. Su barajita Topps de 1961 lo muestra mirando a los fotógrafos mientras escoge un bate del estante en el dugout de los Bravos. En 1962, Topps lo retrató sosteniendo dos bates mientras expresa una gran sonrisa en el dugout de los Filis.
Pero es una de sus barajitas de 1966 que sobresale como una favorita personal. En una de las famosas barajitas de varios peloteros, vemos a Covington parado junto a su compañero de equipo Johnny Callison, sus bates entrecruzados. Una vez oi que los bates entrecruzados significaban mala suerte, pero esa pose no pareció molestar a los dos jardineros de las esquinas de los Filis, ambos parecen felices y relajados.
La barajita hace a Covington lucir como alguien de buena naturaleza, un rasgo de personalidad confirmado por muchos de sus antiguos compañeros. En días recientes, algunos de sus ex compañeros de los Bravos han elogiado a Covington por su gentileza y voluntad de participar en la diversión general del clubhouse.
Pero Covington se hizo reclusivo cuando dejó de jugar. Se mudó hacia el oeste de Canadá, donde administró una tienda de artículos deportivos, trabajó en publicidad de periódicos, fue embajador especial de los Trappers de Edmonton en la Pacific Coast League, y luego se retiró. Rara vez participaba en entrevistas o eventos de barajitas, y no regresó a Milwaukee hasta 2003, su primera aparición ahí en 40 años, cuando fue invitado a la ciudad por la Braves Historical Association.
No era que Covington se sintiera amargado hacia Milwaukee, o el beisbol. Solo no quería convertirse, en sus palabras, “en un vago del beisbol viviendo en el pasado”. Un hombre de corazón humilde, a Covington no le gustaba hablar de él, así que nos corresponde a los periodistas y aficionados hablar de él ahora. Wes Covington, especialmente para los aficionados ligados a la historia de los Bravos de Milwaukee, fue un jugador importante, un jugador que merece ser recordado.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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