martes, 29 de septiembre de 2015

Cooperstown Confidencial: Recordando a Johnny Logan y Drungo Hazewood.

Bruce Markusen. The Hard Ball Times. 16-08-2013. Él no fue un inquilino del Salón de la Fama, tampoco un nombre establecido para los aficionados por debajo de 45 años, pero si fue el campocorto más grande que la franquicia de los Bravos ha tenido en los últimos 60 años. Johnny Logan, quién falleció a principios de mes a los 86 años de edad, fue una de las piezas clave de aquellos grandes equipos de los Bravos de Milwaukee de finales de los años ’50. Logan emergió desde Endicott, ubicado en las galerías del centro del sur de Nueva York, que con sus largos inviernos y cortas primaveras no parecía el lugar ideal para desarrollar beisbolistas. Firmado por los Bravos de Boston en 1947, Logan pasaría partes de cinco largas temporadas en las ligas menores antes de finalmente ganarse su promoción definitiva en 1951. Tuvo dificultades durante una prueba de 62 juegos, en la cual compartió responsabilidades con el veterano de las Ligas Negras, Bus Clarkson, pero Logan ganó experiencia y mostró una gran mejoría en su segunda oportunidad en 1952. Logan acreditó al antiguo shortstop de los Yanquis Frank Crossetti por darle los consejos necesarios sobre como jugar la posición. Crossetti le escribió, diciéndole “ataca cada pelota que te bateen como si te fuese a dar un mal bote”. También le dijo que se olvidara de aprender la forma fundamental de ejecutar el dobleplay y en vez de eso “haz el dobleplay de la manera que te salga natural”. En 1953, Logan se mudó con la franquicia a Milwaukee y apareció en el primer juego en casa en el County Stadium. Ese verano, Logan se convirtió en uno de los mejores shortstops de la Liga Nacional, al destacar con el bate y al campo. Logan disfrutó sus mejores años desde 1953 hasta 1959, cuando era el ancla de la mitad del infield de los Bravos. Milwaukee no tuvo un segunda base importante durante esos años, por lo menos hasta que llegara Red Schoendienst, así que la presencia estabilizadora de Logan solidificaba el medio del cuadro de los Bravos en una época cuando estos lo necesitaban mucho. Aunque no disponía de un brazo fuerte o un cuerpo atlético, Logan tenía mucha rapidez de manos y pies, lo cual lo ponía en posición ventajosa para ejecutar el dobleplay. He oído a varios observadores comparar a Logan con el paracortos actual de los Orioles J.J. Hardy, y para mí esa es una buena comparación. No es un insulto. Hardy es un buen pelotero, subestimado, y eso describe con precisión a Logan durante el apogeo de su carrera. Un pelotero aguerrido y fajador, Logan hacía mucho del trabajo desapercibido para los Bravos. Él bateó de segundo buena parte de su carrera, servía la mesa para las estrellas del equipo, Hank Aaron y Eddie Matthews. Un bateador derecho capaz, Logan alcanzaba con frecuencia dobles figuras en jonrones y boletos casi tanto como se ponchaba. Consistentemente lograba números de OPS en el rango entre .700 y .800, números muy buenos para los infielders centrales de la época. Los periodistas de la Liga Nacional ciertamente reconocieron a Logan, al darle alguna consideración para jugador más valioso cada año desde 1952 hasta 1957. De muchas maneras, él era el pegamento de aquellos equipos de los Bravos que ganaron los banderines de la Liga Nacional en 1957 y ’58. Aaron y Matthews a menudo cargaban el equipo, pero eran los talentos de segunda fila como Logan, Del Crandall, y Billy Bruton quienes también hacía su parte de colaboración como actores de reparto, profundizando la alineación de los Bravos y puliendo al equipo en las posiciones defensivas clave. Así como Logan era bueno en términos de números y victorias, había más que simples tangibles en su juego. Libra por libra, él era tan duro como cualquier jugador de su era. Una vez los Bravos jugaban ante los Dodgers de Brooklyn, quienes tenían a un joven Don Drysdale en el montículo. Luego que Drysdale golpeara a Logan con un envío que aterrizó en la parte más baja de su espalda, la paciencia del campocorto se agotó. Luego de llegar a primera base, Logan empezó a gritarle a Drysdale y avanzó hacia el montículo. Aunque Drysdale era mucho más grande y alto, el pequeño Logan no se amedrentó. Lanzó un puñetazo al tórax de Drysdale. Gil Hodges sostuvo a Logan, previniendo un mayor contacto con su objetivo, pero el igualmente pugnaz Matthews terminó el trabajo, al golpear a Drysdale con una ráfaga de puñetazos. Como equipo de contacto, Logan y Matthews eran difíciles de igualar. De acuerdo a la leyenda, Logan nunca perdió una pelea durante su carrera en el beisbol. También se dijo que nunca eludió una sola pelea. Ciertamente lucía como un tipo duro, con un megáfono en la boca y gestos faciales que lo habrían hecho un orgulloso miembro de los Bowery Boys. Otro incidente más adelante en su carrera tipificó su actitud intensa hacia los rivales. Durante la temporada de 1959, el corredor de los Dodgers, Norm Larker se abalanzó sobre Logan mientras este terminaba un dobleplay . Larker se deslizó para bloquearlo, lo cual eral legal en ese momento, pero también ocurrió al final de la jugada. “Era innecesario, completamente innecesario. Yo tenía la jugada. Agarré la pelota antes”, le dijo Logan al periodista deportivo Dick Young. “Entonces él me golpeó, aquí en el pecho con su codo”. La jugada sacó a Logan del juego, por lo cual él rechazó disculpar a Larker. “Tengo memoria de elefante”, le dijo Logan a Young. “Un elefante grande”. Logan no solo podía aportar la cuota colorida. También tenía un apodo pintoresco, el cual adquirió mientras crecía en Endicott. De madre croata y padre ruso, Logan era inusualmente activo de niño. Sus padres trataban de calmarlo diciéndole “Yah-shoo”, una frase rusa-croata que significa “tranquilo”. Cuando uno de los vecinos de Logan en Endicott oyó la palabra, empezó a llamar a Logan “Yatcha”. El apodo perduró el resto de su vida. Luego de terminar su carrera con los Piratas, Logan regresó a Milwaukee para vivir sus días de retiro. Se hizo un miembro popular de la comunidad, reconocido por sus historias animadas y su peculiar manera de hablar. Logan podía soltar las groserías más grandes, pero lo hacía de una manera que sonaba divertido pero no molesto. Logan desarrolló fuertes raíces en Milwaukee, ayudó a establecer la Milwaukee Braves Historical Association y trabajó ara los Cerveceros como scout. Antes de retirarse, frecuentemente asistía a los juegos en Miller Park. A menudo hablaba con los peloteros de los Cerveceros y el cuerpo técnico, los entretenía con sus historias y sus ocasionales groserías, las cuales solo acentuaban su sentido del humor. En junio, los Cerveceros homenajearon a Logan al invitarlo a Miller Park para inducirlo oficialmente en su Walk of Fame. Fue un bonito tributo para un hombre quien nunca jugó para la franquicia de los Cerveceros. Pero eso nos dice cuanto significó Johnny Logan para la comunidad de Milwaukee. *** Algo extraviado entre los fallecimientos de Georg Scott y Frank Castillo a finales de julio, estaba la desaparición de otro pelotero. Su nombre era Drungo Larue Hazewood, o Drungo Hazewood para abreviar. De solo 53 años de edad, él murió de cáncer ampulario, dos años después de haber sido diagnosticado. (Cáncer ampulario, el cual se desarrolla en el ducto común de la bilis, es el mismo cáncer que recientemente reclamó la vida de la actriz Karen Black). Pienso que es justo decir que Drungo Hazewood tuvo uno de los nombres más inusuales en la historia del beisbol, pero él fue mucho más que eso. Como jugador de escuela secundaria en Sacramento, se convirtió en leyenda local, reconocido por su fuerza increíble y sus largos jonrones. Después, como jugador de ligas menores en el sistema de granjas de los Orioles, él alcanzó algunos números impresionantes, incluyendo un par de temporadas en las cuales estuvo cerca de convertirse en un jugador 30-30. Los talentos de Hazewood dejaban a sus compañeros de equipo, incluyendo al campocorto Bob Bonner, impávidos. “El único otro pelotero que puedo recordar para describirlo físicamente era probablemente Bo Jackson”, dijo Bonner en una entrevista con el Baltimore Sun. “Tenía mucho talento natural, era increíble”. Más que todos sus talentos, los cuales incluían un cañón en el brazo de lanzar, su fuerza bruta era suprema, recordaba algo de Mickey Mantle. Mientras jugaba con Charlotte en ligas menores, Hazewood fue expulsado de un juego. La discusión y la expulsión lo pusieron furioso. Luego de vestirse con sus ropas de calle, se acercó a una pared donde había dos bates. “Él tomó uno y lo quebró como un palillo”, dijo Cal Ripken Jr., quién jugaba con Drungo en Charlotte. Hazewood no rompió el bate sobre su muslo; simplemente uso sus manos y brazos. “Él lo dobló y partió como un palillo”. Con tanta habilidad cruda, la pregunta es inevitable: ¿Por qué Hazewood no tuvo una carrera más sustancial como grande liga? Desafortunadamente, Hazewood se encontraba en la organización equivocada, una llena de talento en las mayores y en AAA. Cuando Hazewood fue al entrenamiento primaveral de 1980, hizo un esfuerzo inmenso para integrar la plantilla de los campeones defensores de la Liga Americana. Estaba bateando .583 en la Liga de la Toronja cuando fue informado que había sido enviado de vuelta a AAA. El manager de los Orioles, Earl Weaver trató de suavizar la situación diciéndole a los periodistas, “Nunca antes había descartado a un tipo que estuviera bateando tan alto. Pero estaba haciendo lucir mal al resto del equipo con ese promedio”. Hazewood pudo haberse molestado, especialmente cuando los Orioles lo enviaron bien abajo hasta el Charlotte AA, pero él se resistió a desilusionarse. Regresó a Charlotte, despachó 28 jonrones y robo 29 bases, y trabajó a pulso su camino a las ligas mayores, hasta ganarse una promoción a Baltimore hacia finales de la temporada. Tomó un puñado de turnos al bate, y falló en conseguir algún imparable, nunca más recibiría otra oportunidad. Me gustaría saber si un tipo como Hazewood habría conseguido otra oportunidad en las Grandes Ligas si hubiese jugado hoy, cuando hay cuatro equipos adicionales para un total de 30 conjuntos de ligas mayores. Eso es algo como entre 100 y 160 puestos de trabajo adicionales, dependiendo de cuantos movimientos haga un equipo en una temporada. Basado únicamente en los números, me gustaría saber si Hazewood se habría beneficiado de eso. Pero aún si Hazewood no hubiese jugado mucho en el beisbol de hoy, al menos hubiera hecho algo con lo que sueña la mayoría de nosotros: y eso es jugar en un encuentro de Grandes Ligas. Como bono, él jugó con inquilinos del Salón de la Fama como Eddie Murray y Jim Palmer y jugó para un manager leyenda como Weaver. Tambien hizo algunas cosas buenas fuera del beisbol, como ayudar a levantar su amplia familia de siete hijos. Parafraseando a Bill Murray en Caddyshack: “Así que Drungo Larue Hazewood tuvo todo eso para él… lo cual es agradable”. De hecho, jugar en las Grandes Ligas y ser un buen padre debe ser agradable. Lo hiciste bien, Drungo. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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