lunes, 14 de septiembre de 2015

Un rey de las sliders remonta la cuesta.

Tyler Kepner. Extra Bases. The New York Times. 05-09-2015. Recientemente un panel de peloteros en Baseball America nombró a Chris Archer, el joven as de los Rays de Tampa Bay, como el pitcher de mejor slider de la Liga Americana. Archer, un lanzador derecho, ha usado el lanzamiento para establecerse como un pitcher sobresaliente, el mes pasado lanzó un blanqueo de un hit y 11 ponches contra los Astros de Houston. Observando esa noche en Minute Maid Park estaba un antíguo lanzador cuya slider fue probablemente la mejor de si época entre los pitchers derechos. “Eso es lo que decían”, dijo el pitcher J.R. Richard en una reciente entrevista telefónica. “Pero vi que él definitivamente tiene buenos lanzamientos. Vi algunas cosas que cambiaría muy lentamente, si él pudiera, pero no me preocuparía por cambiarlo mucho, porque él está haciendo un gran trabajo”. Archer, como casi cualquier pitcher, podría solo tener esperanza en lograr el tipo de trascendencia que alcanzó Richard en una fugaz pero gloriosa carrera con los Astros. Él fue el pitcher más alto de su época, y probablemente lanzó 100 millas. En su debut de 1971, ponchó 15, incluyendo tres veces a Willie Mays. Dos veces poncho 300 bateadores en una temporada. Sus oponentes solo promediaron 6.9 imparables por juego ante Richard, la quinta mejor marca en la historia de las Grandes Ligas entre los pitchers con al menos 1000 innings lanzados. “Pienso que realmente no alcancé mi apogeo, cuando empiezas a despegar”, dijo Richard. “Si miras mi record, nunca despegué”. Richard abrió el Juego de Estrellas de 1980, y tres semanas despues su carrera había terminado, a los 30 años, luego de sufrir un infarto debilitante en cascada en un entrenamiento en el Astródomo. Batalló ante la depresión, perdió su fortuna y quedó sin hogar a mediados de los años ’90, a menudo dormía bajo un puente entre las calles 59th y Beechnut de Houston. Este verano, Richard publicó su memoria, “Still Throwing Heat” (“Aun lanzando Candela”), escrita con Lew Freedman para Triumph. Firmó ejemplares durante su visita al estadio en Houston, donde aún vive, y hace apariciones para los Astros. Richard, 65, ha sido predicador, está activo en su iglesia y es voluntario para asistir a las personas sin hogar. “Estoy en un punto donde retribuir se ha convertido en más que una prioridad en mi vida, debido a las cosas por las que he pasado”, dijo Richard. “Digo eso porque estoy agradecido. Algunas veces Dios te bendice no solo por ti, él te bendice para que puedas bendecir a otros”. El libro está escrito en estilos contrastantes, con las reflexiones de Richard alternadas con el recuento de Freedman acerca de la vida y la carrera de Richard. Richard recrea su niñez en Louisiana, donde aprendió su slider al leer un manual de pitcheo que había encontrado a un costado de una carretera rural. Richard también describe su ascenso al estrellato, su infarto, sus regresos fallidos y su descenso y salida de la pobreza. “Yo dormía bajo un puente algunas noches a la semana”, dijo Richard. “Yo tenía algunas personas que conocía desde cuando jugaba pelota e iba a sus casas para lavar mis ropas y comer, tal vez me quedaba una noche o dos, pero algunas de esas personas tenían familias y no me sentía bien quedándome allí. Así que me iba debajo del puente, y eso es todo”. “Toldo se convirtió en un asunto de supervivencia. Tratas de sobrevivir, no tienes transporte, ni comida, ni finanzas. Te preguntas muchas veces: ¿A dónde voy desde aquí? No tienes respuesta. Pero me di cuenta que lo haría a mi manera, y mira lo que pasó”. Richard contactó con un pastor local, encontró trabajo en una compañía de asfalto y recibió ayuda del Baseball Assistance Team, el cual fue formado en 1986 por un grupo de antiguos Grandes Ligas. Los detalles son un poco borrosos, Richard dijo que perdió células cerebrales debido a su infarto, el cual aún afecta sus reflejos en el lado izquierdo, y algunas veces, sus palabras. Pero él camina mucho, disfruta pescar y tiene destreza para cocinar costillitas. Está casado desde 2010 y dijo que la vida era buena. Y aún puede recordar sus días de dominio. “Fue grande, tener el control”, dijo Richard. “No le temes a nadie. Los respetas como ser humano; ellos te podían batear un jonrón así como tú podías poncharlos. Pero me sentía como si fuese el león más malo del valle”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario