lunes, 19 de octubre de 2015
Trevor Rosenthal, el cerrador de los Cardenales, disfruta acercarse al pasado.
Tyler Kepner. The New York Times. 10-10-2015.
St. Louis.- Bob Gibson tiene casi 80 años de edad, un inquilino del Salón de la Fama y un titán de octubre, nunca tímido para emitir una opinión. Su equivalente espiritual en su viejo equipo, los Cardenales de San Luis, es Trevor Rosenthal, un relevista de 25 años quien apenas había pitcheado antes de convertirse en profesional.
“Te lo diré ahora: Hay un pelotero en las Grandes Ligas que me pregunta más por mi forma de pitchear que cualquiera, en todas las veces que lancé o entrené, y ese es el cerrador de los Cardenales”, dijo Gibson. “Cada vez que me ve, yo hago cuatro o cinco viajes para acá durante el año, él me busca y se sienta a mi lado, y hablamos”.
Gibson ha escrito un libro nuevo, “Pitch by Pitch” para ilustrar su actuación en la marca de 17 ponches en el primer juego de la Serie Mundial de 1968 contra los Tigres de Detroit. Esa fue la mejor de nueve aperturas de Serie Mundial de Gibson, quién dejó balance de 7-2 con efectividad de 1.89 y fue nombrado dos veces el jugador más valioso.
Gibson fue a menudo su propio cerrador, completó ocho de sus nueve aperturas de Serie Mundial. Los Cardenales de 2015 tuvieron un juego completo en toda la temporada, y Rosenthal es su especialista del noveno inning. El juego ha cambiado, pero la presión de asegurar los outs finales no.
“Definitivamente sientes que él dio todo lo que tenía, cada pitcheo”, dijo Rosenthal recientemente. “Eso es algo muy evidente cuando hablo con él: el esfuerzo que él dio. Él no tuvo que decirme eso”.
Rosenthal, quien jugó shortstop la mayor parte de su tiempo en Cowley County Community College en Kansas, hizo su primer equipo de Todos Estrellas esta temporada. Tuvo efectividad de 2.10 con 48 salvados, y solo tres relevistas lanzaron más pitcheos en la Liga Nacional.
Él fue probado como abridor en las menores, con una mezcla de pitcheos, cambio, curva y recta que ahora promedia 97.6 millas por hora, parecía que encajaría en ese papel. Pero Rosenthal ha lanzado exclusivamente desde el bull pen con San Luis, y Gibson puede sentir su frustración en sus conversaciones.
“Estábamos los dos sentados ahí, y él se lamentaba del hecho de que no consiguió ser pitcher abridor”, dijo Gibson. Le dije: ‘Está bien, pero ¿te das cuenta de lo importante que eres para este equipo, siendo el cerrador? ¿Te das cuenta de eso?’ Él pestañeó debido a que su mente estaba enfocada en ser abridor, por la razón que fuese”.
“Pero en realidad él es más importante para el equipo que lo que sería como abridor porque no lanza una vez a la semana, una vez cada cuatro o cinco días. Tiene la oportunidad de salir cada día o cada dos días y ser significativo para el equipo. Se lo expliqué y el sonrió. No dijo nada; solo sonrió. Pero pienso que empezó a entender cuan importante es su trabajo para el equipo”.
Rosenthal principalmente escucha, dijo Gibson, trata de absorber todo lo que pueda. Rosenthal dijo que particularmente disfrutaba aprendiendo porque Gibson se paraba donde lo hacía sobre la goma de lanzar, en el extremo derecho contra bateadores derechos, para aumentar la decepción y hacer que la pelota pareciera venir desde atrás del hombro frontal de los bateadores.
Rosenthal, quién también citó al inquilino del Salón de la Fama, Red Schoendienst, dijo que siempre que alguno de los grandes jugadores de los Cardenales estuviera dispuesto a compartir su tiempo, él escucharía.
“Bob es un tipo de quien no necesariamente sabía mucho hasta que llegué aquí y empecé a oir de él y a ver sus estadísticas y las cosas que hizo”, dijo Rosenthal. “No sé si de verdad buscaba algo, solo traté de abrir la puerta para escuchar las conversaciones”.
“Es muy sorprendente cuando empiezas a hablar con esos tipos, cuanta atención le prestan a cada juego que jugamos. Hasta Red, ellos saben como lanzo, ellos prestan atención y de verdad les importa”.
Gibson dijo que estaría en San Luis si los Cardenales vencían a los Cachorros y avanzaban a la serie de campeonato de la Liga Nacional. Gibson dio a menudo lo mejor de sí ante los Cachorros; los blanqueó 11 veces, su mayor número ante cualquier equipo.
“Hasta que me lo dijiste, no sabía eso, que lancé 11 blanqueos contra los Cachorros”, dijo Gibson. “Si tuviera que recordar, yo habría pensado que probablemente blanqueé a los Mets más que a cualquier otro. Pero nunca pensé en cosas como esa”.
Gibson (quien realmente solo blanqueó cuatro veces a los Mets) no pensó mucho en su marca de ponches en la Serie Mundial mientras silenciaba a los Tigres en el juego que recrea en su libro, el cual fue escrito con Lonnie Wheeler. Él tomó un momento para levantar su gorra hacia la multitud luego de romper la marca, pero la dejó de lado, escribe él, como si secara el sudor de sus cejas.
Gibson venció a Detroit de nuevo en el cuarto juego antes de caer ante Mickey Lolich en el séptimo juego. Aún así, su temporada de 1968 permanece como una referencia en la historia de las mayores, a menudo citada cuando un pitcher como Jake Arrieta de los Cachorros se pone muy caliente.
Arrieta tuvo una efectividad de 1.77 esta temporada, entonces blanqueó a Pittsburgh en el juego del comodín. De seguro, impresionante, pero Gibson, en 1968 tuvo una efectividad record de 1.12 antes de llegar a la Serie Mundial
“Nunca sabes si eso va a durar”, dijo Gibson. “Alguien lo va a hacer mejor y lo va a romper. Esa es lo último que piensas: ‘Esto es grande, nadie tocara esto’. No tú no piensas de esa manera”.
“Pero es realmente agradable oir a la gente elogiarte cuando alguien más ha hecho algo bueno. Entonces sabes eso, lo que ice fue muy bueno”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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