viernes, 3 de marzo de 2017

¿Sin boletos Intencionales? ¡Eso no debe ser!

Escritorio Editorial. The Chicago Tribune. 24-02-2017. El juego promedio de Major League Baseaball dura tres horas. Eso es muy largo. Los aficionados pueden disfrutar un juego sin tener que ver crecer la grama, por lo cual el beisbol es inteligente para introducir cambios de reglas para agilizar el paso del juego. El cambio más nuevo, sin embargo, es un swing fallido. Desde el inicio de esta temporada, los pitchers de las grandes ligas no tendrán que lanzar los cuatro envíos para conceder un boleto intencional. El manager hará la señal de su decisión al árbitro y el bateador trotará hacia primera base, para ahorrar algo así como un minuto. Pensamos que se trata de mejorar la eficiencia, pero a un costo que altera la manera como se juega el beisbol. Si se quiere ser filosófico respecto a eso, esto es beisbol, después de todo, las metáforas de la vida son una especialidad, la pérdida llega profundo: Un pedazo integral del pasatiempo nacional está siendo reducido a un acto mecánico. Una solicitud automática. En algún lugar los dioses del beisbol ven sus hojas de anotación incrédulos. “Boleto intencional”, no es solo una gran frase de beisbol. (¿Quién no disfruta un boleto intencional una tarde veraniega?) La opción del manager de conceder un boleto intencional es una decisión estratégica para quitarle el bate de las manos a un adversario. A veces porque el bateador es muy peligroso, o el pitcher podría tener mejor suerte ante el bateador siguiente, o el equipo al campo quiere crear la situación de outs forzados. Esos cálculos no cambiarán, pero ahora el pitcher y el catcher no tendrán que pasar por el acto de lanzar y recibir. Casi siempre, el boleto intencional ocurre sin sobresaltos. El catcher se levanta para recibir cuatro envíos fáciles alejados del plato de manera que no puedan ser bateados. Pero de vez en cuando ocurren imprevistos porque los peloteros son falibles y en el beisbol, como en la vida, se comete errores. El año pasado, Gary Sánchez de los Yanquis de Nueva York, logró conectar un lanzamiento intencional defectuoso y lo sacó de jonrón contra Tampa Bay. Miguel Cabrera jugando para los Marlisn hizo algo similar en 2006. La Society for American Baseball Research encontró 16 casos de swings sorpresivos que pusieron la pelota en juego a través de los años y trata de confirmar otros. Los bateadores han sido avergonzados también, el caso más famoso ocurrió cuando Johnny Bench se ponchó con un lanzamiento intencional simulado en la Serie Mundial de 1972. En otras palabras, nunca se sabe lo que ocurrirá en el terreno, por eso hay que efectuar las jugadas. Hay tensión involucrada en realizar esos envíos suaves hacia el plato. Es un acto fuera de lo normal que un lanzallamas de pronto deba hacer envíos azucarados. El pitcher debería estar preparado física y mentalmente para hacer esos envíos. El cátcher debería asegurarse de atrapar esos envíos para evitar que avancen los corredores. Y el bateador debería pararse en el plato, alerta, y ganarse su pase a primera base. Mientras más pensamos en eso, se siente que el cambio de la regla afecta más el legado y la influencia del juego. El beisbol tiene un fuerte impacto en la cultura estadounidense: Se “mantiene la vista en la pelota” y se “recorre todas las bases” y se hace “swing de gradas”, debido al beisbol. Los fundamentos del juego aportan lecciones para cada situación competitiva. Ahora el beisbol postula que no todos los detalles son importantes y algunas tareas rutinarias pueden ser obviadas si todos están de acuerdo. ¿No se quiere hacer la llamada larga de ventas, o hacer la inspección de un puente largo o realizar una prueba más de laboratorio? Hay la posibilidad de que no ocurra nada malo, así que se dice, “Hago la señal desde el banco para que se otorgue un boleto intencional”. Eso es prácticamente la misma cosa que hacer el trabajo ¿cierto? ¡Eso no debe ser! Si Major League Baseball quiere agilizar los juegos, hay muchas maneras amigables a los aficionados para hacerlo. Los árbitros pueden regularizar la zona de strike y limitar las visitas al montículo. Los pitchers pueden resumir el tiempo entre envíos y los bateadores pueden dejar de presumir con sus guantines Velcro y de sacudirse los zapatos antes de cada lanzamiento. A veces los cambios para ahorrar tiempo requieren del acuerdo con el sindicato de peloteros; otras veces pueden llegar via mandato de MLB o persuasión. Pero jugar con la esencia del juego está equivocado. Copyright © 2017, Chicago Tribune Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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