martes, 6 de junio de 2017
Jimmy Piersall, cuya enfermedad mental fue retratada en ‘Fear Strikes Out’ fallece a los 87 años de edad.
Richard Goldstein. The New York Times. 04-06-2017.
Jimmy Piersall, el a menudo excéntrico jardinero y comentarista cuya dificultad emocional mientras era novato de los Medias Rojas de Boston fue retratada en la película de 1957 “Fear Strikes Out”, una rara mirada, para la época, a la enfermedad mental de un atleta, falleció este sábado 3 de junio en Wheaton, Ill.
Su muerte fue anunciada por los Medias Rojas.
Piersall fue un jardinero central sobresaliente, sólido bateador y dos veces integrante del equipo Todos Estrellas, jugó 17 temporadas en las ligas mayores. Pero su carrera casi terminó cuando estaba en pleno apogeo.
Considerado el sucesor del jardinero central estrella de los Medias Rojas, Dom DiMaggio, Piersall payaseaba en el terreno en su temporada de novato, 1952, peleaba o simplemente trataba de manera brusca a sus compañeros de equipo y contrincantes; y arengaba a los árbitros.
“Yo fui un tipo divertido, un payaso del beisbol, y donde iban los Medias Rojas, los aficionados se agolpaban para verme”, dijo Piersall en su libro de 1955, “Fear Strikes Out”, escrito con Al Hirshberg. El libro fue la base para la película, en la cual Piersall fue interpretado por Anthony Perkins.
“Casi todos excepto los Medias Rojas y los árbitros, pensaban que yo era un extravagante”, escribió Piersall. “Mi esposa sabía que yo estaba enfermo, pero no pudo detener mi alocada carrera hacia el colapso mental”.
Los Medias Rojas enviaron a Piersall a las ligas menores en junio de 1952, esperando que recuperara el control de sus emociones, pero sus bufonadas continuaron, y debió ingresar a un hospital mental de Massachusetts un mes después. Permaneció hospitalizado por seis semanas, bajo tratamiento para dificultades nerviosas.
Piersall regresó a los Medias Rojas en 1953 y pareció haber superado sus demonios emocionales. Pero a menudo regresaba a sus andanzas conductuales en los veranos siguientes, principalmente en junio de 1963, cuando jugando para los Mets, luego de batear el centésimo jonrón de su carrera, recorrió las bases en sentido normal pero de espaldas. Cuando terminaron sus días como jugador activo, tuvo problemas con sus jefes por sus comentarios imprudentes como comentarista e instructor.
Al no resistir la conmoción, Piersall le buscó un lado positivo.
“Probablemente la mejor cosa que me ocurrió fue volverme loco”, escribió él, con Richard Whittingham, en el inicio de su memoria de 1985 “The Truth Hurts”. “Eso llevó a las personas al estadio para verme”.
James Anthony Piersall nació el 14 de noviembre de 1929, en Waterbury, Conn. Su padre, John, un pintor de casas, lo animó para que practicara deportes, pero tenía un temperamento volátil, a menudo era brusco y exigente, recordó Piersall. Su madre, cuyo nombre de soltera era Mary Williams, tuvo estadías intermitentes en hospitales mentales.
Luego de destacar en beisbol y baloncesto en la escuela secundaria, Piersall firmó con la organización de los Medias Rojas en 1948. Durante tres temporadas en las menores, a menudo estaba agitado, temía fallar.
Jugó brevemente con los Medias Rojas al final de la temporada de 1950, luego regresó a las menores. Para el momento cuando llegó al entrenamiento primaveral de 1952, sus miedos habían empeorado, y se había convencido de que los Medias Rojas esperaban que él fallara cuando lo cambiaron al campocorto desde los jardines.
Jugó bien el campocorto, y entretuvo a los aficionados con sus arrancadas, incluyendo su acoso al legendario pitcher, Satchel Paige, entonces con los Carmelitas de San Luis, mediante gestos alocados en las bases.
Pero virtualmente tenía antagonismos con todos al confrontar a sus compañeros de equipo con sus bufonadas, sus lenguaradas contra los árbitros y su imitación del modo de desplazarse de DiMaggio, el cual Piersall describió en “Fear Strikes Out” como “de pies arrastrados, con las piernas casi rígidas desde las rodillas hacia abajo”, mientras “movía sus brazos como aleteando en cada paso”. Peleó con Billy Martin de los Yanquis y con el pitcher de los Medias Rojas, Mickey McDermott, y lloraba en el dugout cuando el manager Lou Boudreau no lo ponía en la alineación abridora.
Cuando la conducta disruptiva de Piersall continuó luego que fuera enviado al equipo granja de Birmingham, fue persuadido por los Medias Rojas y su esposa, Mary, para que se sometiera a tratamiento psiquiátrico.
A principios de 1955, Piersall colaboró con Mr. Hirshberg en un artículo de dos partes para The Saturday Evening Post, titulado “They Called Me Crazy, And I Was!” (“Me llamaban el loco, ¡y lo era!”) el antecedente de su memoria “Fear Strikes Out”.
“La valiente descripción de Mr. Piersall de sus dificultades con la depresión maníaca, ahora llamada desorden bipolar, ayudó a sacar de las sombras a la enfermedad y su tratamiento”, escribió el Dr. Barron H. Lerner, profesor de medicina y salud poblacional en el New York University Langone Medical Center, en The New York Times en 2015. “Eso fue realmente un acontecimiento hace 60 años”.
La batalla de Piersall con el desorden bipolar, la cual se caracteriza por cambios extremos que incluyen altibajos emocionales, por lo cual él fue tratado con litio, fue dramatizada en televisión en 1955 cuando Tab Hunter lo interpretó como parte de la serie de CBS “¡Climax!” y en una película de Hollywood dos años después. Karl Malden personificó a su padre en la película.
En un artículo que escribió para The New York Times, Bosley Crowther calificó a la película “Fear Strikes Out” como “una gran película psicológica” al describir la relación de Piersall con un padre obsesionado con que su hijo se convirtiese en pelotero de grandes ligas.
“Odié la película”, escribió Piersall en su memoria de 1985. Perkins, dijo él, hizo una buena actuación pero pareció torpe tratando de jugar beisbol. Piersall reiteró que la película incluyó eventos que nunca ocurrieron, y que él nunca culpó a su padre por sus dificultades.
Piersall tuvo un promedio de bateo vitalicio de .272 con 104 jonrones, al jugar para los Medias Rojas, Indios de Cleveland, Senadores de Washington, Mets y los Angelinos de Los Angeles y California. Participó en el juego de estrellas en 1954 y 1956 y ganó el guante de oro en 1958 y 1961.
Los momentos tumultuosos continuaron cuando Piersall se convirtió en comentarista de los Medias Blancas de Chicago, compartiendo con Harry Caray. Golpeó a un periodista deportivo de un diario de los suburbios de Chicago, insultó a la esposa de Bill Veeck cuando este era dueño del equipo, y no dudó en criticar a los peloteros de los Medias Blancas.
Luego fue instructor de jardineros en ligas menores con la organización de los Cachorros de Chicago, pero fue despedido en 1999 luego de hacer comentarios que parecieron criticar a la gerencia del equipo.
Los sobrevivientes de Piersall incluyen a su esposa, cuyo nombre de soltera fue Janet Weber Jones; nueve hijos de su matrimonio con la primera esposa, Mary Teevan, el cual terminó en divorcio, y muchos nietos y bisnietos.
Más de medio siglo después de su falla, Piersall aún trabajaba en un programa deportivo radial en Chicago.
“Soy el albatros que caminaba hacia el banco”, le dijo a The Plain Dealer de Cleveland en 2001. “Me va mejor que a la mayoría de esos tipo quienes dijeron que estaba loco”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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