miércoles, 18 de junio de 2014

Tony Gwynn la leyenda de los Padres de San Diego, fallece a los 54 años.

Chris Jenkins.U-T. San Diego. 16-06-2014 Tony Gwynn ha fenecido a la edad de 54 años. Para el béisbol y San Diego, su legado es el de un inmortal. Esa es una denominación que el béisbol asigna a sus leyendas certificadas, a los jugadores para quienes la designación "Inquilino del Salón de la Fama" sigue siendo algo sin importancia. Anthony Keith Gwynn, electo al Salón de la Fama en 2007, adorado en San Diego y conocido de costa a costa como "Mr. Padre", se fue de este mundo este lunes 16 de junio en el hospital Poway, luego de largos años batallando con el cáncer. "Estoy profundamente entristecido de saber que Tony Gwynn ha perdido su corajuda batalla contra el cáncer", dijo Tony Clark, director ejecutivo de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas. Clark quien fuera como Gwynn una antígua estrella baloncetista de San Diego State quien jugó con los Padres, agregó: "Cuando era un muchacho en San Diego, me inspiraba en la pasión de Tony por la excelencia, y tuve el honor de jugar contra él como grande liga. Vayan nuestros pensamientos y oraciones a su esposa, Alicia, su hija Anisha, su hijo y amigo grande liga Tony Jr., y hasta sus muchos amigos y aficionados. Extrañaremos a Tony". Luego de lidiar con una especialmente viciosa forma de la enfermedad con la misma tenacidad con que golpeaba lanzamientos imbateables,para usualmente dirigirlos hacia la banda contraria a través del hueco de 5.5 pies entre short y tercera base, Gwynn se retiró en 2001 con ocho títulos de bateo de la Liga Nacional. También con la casi unánime creencia en el béisbol de que "T" fue el bateador puro más grande de la última mitad del siglo 20. Sin discusión, Gwynn también fue el mejor pelotero que haya jugado para la franquicia de beisbol de Grandes Ligas de los Padres. Antes de eso, él era un atleta de dos deportes que fue a San Diego como un basketero de 18 años y nunca se fue de ahí, regresó a su alma mater luego de retirarse de las Grandes Ligas para entrenar al equipo de beisbol Aztecs en el Tony Gwynn Stadium. "Simplemente es la figura de beisbol más grande que haya tenido San Diego", dijo Hoffman, cuyo "51" es uno de los pocos números retirados con el de Gwynn al tope de la pared del centerfield. "Reconozco lo que Ted (Williams) hizo en el beisbol, pero hay una razón por la cual ellos llaman a Tony Mr Padre en esa estatua de Petco Park, todo lo que hizo en San Diego". Hoffman pudo haber hablado de otro de sus antíguos compañeros de equipo, el primera base de los Dodgers de Los Ángeles Adrian Gonzalez, quien idolatraba a Gwynn cuando crecía tanto en Chula Vista como Tijuana. En toda su estadía en EAstlake High, donde se convirtió en la primera escogencia del draft de 2000, Gonzalez usaba el número 19 en honor a Gwynn. "Él era El Tipo", dijo Gonzalez, quien tambien jugó con los Padres. "Cuando era pequeño, él era el pelotero de quién mi papá hablaba y señalaba como ejemplo de bateadores, la manera como asumía cada turno al bate y agitaba el madero". "Era nuestro modelo. Como profesional. Como hombre". Por la manera como Mr. Padre refinó el arte y la ciencia del bateo, y tambien se convirtió en de lo que el llamaba un fildeador "inadecuado" a un ganador de cinco guantes de oro, él ha sido considerado el pelotero más grande de todos los tiempos por un buen número de equipos de Grandes Ligas. En la historia de 150 años del juego, solo Ty Cobb ganó más campeonatos de bateo (11) que Gwynn, quién obtuvo el promedio de promedio más alto de la Liga Nacional en 1984, tres temporadas seguidas (1987-1989) y cuatro más corridas (1994-1997). Con las primeras cuatro, Gwynn era una maravilla. Con las últimas cuatro, fue el maestro. "Indefendible" era una palabra aplicada a Gwynn por los rivales exasperados en el campo. Luego de unos años, algunos pitchers admitieron que Gwynn manejaba con tanta facilidad hasta sus envíos más dificiles, que se resignaron a lanzarle por el medio, con la esperanza de que la bateara cerca de alguien que tuviese un guante. "Él puede batear cualquier envío de cualquier pitcher", dijo Mark Grace otro antíguo grande liga con pedigree de San Diego State University, cuando Gwynn se acercaba al retiro. "No importa quién lance. Zurdo, derecho, con ocho brazos". Desde que Williams bateara .406 en 194, ningún jugador ha terminado una temporada sobre la marca de .400. Lo más cercano que alguien ha llegado fue Gwynn, quien bateaba .394 cuando la Asociaciòn de Peloteros delas Grandes Ligas se declararon en huelga el 11 de agosto de 1994, cancelando la Serie Mundial y haciendo eterna la pregunta de si Gwynn hubiese podido subir su promedio otros seis puntos en los 45 juegos finales. "Tony hubiese bateado .400", dijo Eric Davis, un antíguo jugador de los Rojos de Cincinnati quien competía con Gwynn por los títulos de bateo cuando estaban en la liga de novatos. "Lo sé. Lo sé". Debido a que Gwynn se quedó con los Padres durante las dos décadas de su carfrera como grande liga, eso le costó en términos de salario, exposición a nivel nacional y experiencia en postemporada, cada una de los cuales seguramente hubiese sido mayor, si hubiese probado el mercado de agentes libres y firmado con los equipos más exitosos y poderosos. Gwynn fue parte de los dos equipos de los Padres que ganaron banderines, con 14 años de separación. Irónicamente, el hit más visto y electrificante de su carrera no cuenta entre los 3141 de Gwynn, debido a que las estadísticas de postemporada no son incluídas en los totales oficiales de los jugadores. Tipicamente, Gwynn tuvo 33 imparables y promedio de .308 en 27 juegos de postemporada, incluyendo un jonrón rayo laser a la fachada del right field de Yankee Stadium que le dio a los Padres ventaja en el primer juego de la Serie Mundial de 1998. "Todo de acuerdo a las circunstancias hacen de ese mi hit número uno de lejos", dijo Gwynn una vez. "La Serie Mundial, Yankee Stadium, los Yanquis, lanzaba David Wells y ese batazo nos dio la ventaja (4-2)". La ventaja se disolvió, también debido a las "circunstancias", una sentencia de bola cuatro discutible y a continuación un jonroón con las bases llenas de los Yanquis, pero Gwynn había probado en el escenario más grande que era más que solo un bateador de líneas. "Se puede predicar todo lo que se quiera sobre el balance, pero la mayoría de los jugadores salen a tomar turno y quieren mandar la bola a nueve millas", dijo Joe Torre, un antíguo campeón de bateo y jugador más valioso de la Liga Nacional, además de manager de los Yanquis en su dinastía de finales de los años '90. "Tony nunca hizo el ridículo, nunca pareció perder su balance. Nunca querías enfrentarlo cuando necesitabas un ponche, porque no lo ibas a lograr, y sabías que iba a conseguir la mayoría de sus imparables hacia la izquierda. Pero de seguro nos castigaba, ¿o no?" Ahora un ejecutivo de MLB, Torre representó al béisbol solo hace unos meses en el servicio fúnebre de Jerry Coleman en Petco Park. Que haya sabido tan pronto despues del declive de salud de otro muy querido pelotero de San Diego, fue como una combinación 1-2 al espíritu. Tony Gwynn nunca, nunca dejó de tratar de mejorar su arte", dijo Torre. "Él era el modelo de lo que querías que fuera un pelotero". La última meta de cada pelotero es Cooperstown, y hasta para los bateadores más cumplidos de la historia, llegar hasta allá implica un proceso riguroso. Gwynn y Cal Ripken Jr. fueron los únicos inducidos de 2007, ambos en la primera votación, ambos casi por unanimidad. "Hay tres clases de inquilinos del Salón de la Fama, en el límite, ordinario e inquilinos mayores del Salón de la Fama", dijo la leyenda de pitcheo Bob Feller, elegido en 1962. "Estos tipos ambos pertenecen a la mayor categoría". El impresionante número de votos de ambos fue una declaración resonante de los periodistas de beisbol y los miembros del Salón de la Fama, no sólo del talento y la consistencia del duo, sino tambien del respeto que cada quien le daba a los números más allá de la desaprobación. Ese mensaje tambien resonó entre los aficionados que habían llegado a sospechar que el bateo de poder se había hecho una fuerza nuclear. De hecho, las colinas del norte del estado de Nueva York mparecían la versión beisbolera de Woodstock para la inducción de Gwynn y Ripken. No menos de 53 inquilinos del Salón de la Fama vivientes, un record, asistieron a una ceremonia dominical que fue atestiguada en persona por 75000 personas, aproximadamente 25000 más que el record anterior del evento en 1999. Claramente, la gran audiencia fue atribuída a los dos inducidos. Peloteros legendarios, si, pero hombres como ellos. "Tony venía a trabajar todos los días, y me refiero a que se metía de lleno en eso", dijo el coach de los Gigantes de San Francisco Tim Flannery, quién fuera compañero de equipo de Gwynn en sus primeras ocho temporadas con los Padres. "Él jugaba todos los días. Jugaba enfermo. Jugaba con dolor". "Y con lo que sabemos ahora, él nunca reclamó nada. Eso es muy impresionante en una temporada de 162 juegos y por tantos años como lo hizo". Flannwery, quién fuera coach de los Padres en las últimas cinco temporadas de la carrera de Gwynn, estaba absolutamente maravillado con la visión interna y externa que Gwynn tenía en la caja de bateo. Recordó un juego en Cincinnati que estaba afectado por un chubasco, un juego que los Rojos ganaban 2-0 cuando Gwynn se paró a batear con dos corredores en base. Por todo lo conveniente que era, llamaron a un zurdo al bull pen de Cincy, la lluvia caía a cántaros antes de que pudiese hacer un envío al plato. El juego fu suspendido en ese momento, para ser reanudado en ese punto exacto el dia siguiente. "Como en muchos juegos suspendidos por lluvia, ahora son las 11:30 de la noche", dijo Flannery. "Tony y yo caminamos por el tunel del Riverfront. Él dijo, 'Hey, Flan, quiero que estés preparado mañana, porque este tipo me lanzará una slider en el primer pitcheo, la voy a batear entre left y center, entrarán dos carreras y vamos a estar empatados'". "Dicho y hecho, el dia siguiente, el primer pitcheo fue una slider, buuum, left-center field, ambos corredores anotan, juego empatado. Tony me mira y sonríe. Te garantizo esto: Antes que se fuera a dormir esa noche, ese zurdo no sabía que iba a lanzar eso. Pero Tony lo sabía". "Sorprendente. Solo sorprendente, un pelotero sorprendente". Si Gwynn hizo parecer el batear una pelota de beisbol como un juego de niños, es debido parcialmente al hecho de que cuando era un niño, bateaba higos lanzados por sus hermanos Charles y Chris en el patio de su casa en Long Island. Tony, el hijo mediano de Charles y Vandella Gwynn, dijo Charles Jr. podía "hacer un baile de higos". Como bate, los hermanos usaban un palo de escoba. (Eso tambien puede explicar porque Gwynn, al legar a las ligas menores, usaba un bate de 32 pulgadas y 32 onzas al cual a menudo llamaban mondadientes). Su padre era entrenador de fútbol americano y béisbol, pero el deporte favorito de Tony en su adolescencia era el baloncesto, era tan bueno que San Diego State le ofreció una beca. Gwynn renunció al beisbol en sus dos primeros años en San Diego State. A pesar de tener manos tan pequeñas que no podía agarrar el balón de basket con una sola palma, Gwynn fue un manejador de balón lo suficientemente bueno para calificar en el equipo de la All Western Athletic Conference como alero, estableció marcas de asistencias para los Aztecs y hasta ganó algún seguimiento de los scouts de la NBA. Gwynn renunciò al beisbol en sus dos primeros años en San Diego State. A pesar de tener las manos tan pequeñas que no podìa agarrar un balón con una palma, Gwynn era suficienemente buen manejador de balón como para ser seleccionado al equipo de All-Western Conference como alero, estableciò una marca de asistencias y hasta levantó algunas miradas de los scouts de NBA. Una vez que llegó al beisbol, sin embargo, el futuro de Gwynn estaba decidido. Bateò .301 en el segundo año, .423 en el tercero y .416 en el cuarto año. El único atleta de los Aztec que ha sido nombrado all-conference en dos deportes, Gwynn fue seleccionado en 1981 por ambos equipos de la ciudad, los Padres y luego los Clippers de San Diego. El mismo día. "Un día Dick Williams nos dijo a todos", 'Hay un muchacho que va a subir llamado Tony Gwynn", dijo Flannery en referencia al exigente manager de los Padres. "¿Ustedes saben como cada quién se saca a si mismo de la alineación?" dijo Williams, "Cuando finalmente escriba el nombre 'Tony Gwynn en la alineación, pienso que él nunca se va a sacar de ella". En su debut con los Padres el 19 de julio de 1982, Gwynn soltó un doble e inmediatamente tuvo la clase de momento que se instala en la tradición del juego. Mientras pasaba por primera base, el campeón hiteador de todos los tiempos Pete Rose de los Filis de Filadelfia le dijo al novato de los Padres, "No me alcances en una noche". El volumen del trabajo de Gwynn durante los próximos 20 años, él tiene las marcas vitalicias de los Padres virtualmente en cada categoría de bateo puro, incluyendo más de 2000 imparables con el uniforme de los Padres de San Diego que cualquiera con el uniforme de San Diego y 19 temporadas seguidas con promedio de .300, no fue escrito sin asuntos de distintas características. Fue en medio de un "slump" de su segundo año en 1983 que Gwynn le pidió a su esposa Alicia que grabara los juegos de los Padres de la televisión para que {el pudiese estudiar sus turnos al bate. Esto era años antes que los equipos, incluyendo los Padres, comenzaran equipos de alta tecnología digital para observar a los otros y a si mismos. "Él revolucionó el video en beisbol", dijo Hoffman. "Veía a "T" con sus cassettes, viendo sus películas cuando viajábamos en aviones, tomando práctica de bateo desde temprano. Él sabía como trabajar, sabía como corregirse, como mejorar y vencer al otro. Él no dejaba nada pendiente". Cuando los Piratas de Pittsburgh estuvieron en San Diego recientemente, el centerfielder estrella Andrew McCutchen llegó hasta una de laptops en el centro del clubhouse de los visitantes en Petco Park. Sus compañeros de equipo hacían click en las imagenes digitales del pitcher abridor rival de ese día y de sus turnos al bate. "No tuve mucha oportunidad de ver jugar a Tony Gwynn", dijo McCutchen, 27, actual jugador más valioso de la Liga Nacional. "Solo con los títulos de bateo, se puede saber que gran pelotero fue. Él fue quién empezó todo esto de los videos, quién enseñó alos otros jugadores como encontrar maneras de ser mejor, cuan importante es trabajar para mejorar cada día". Gwynn se repuso de dificultades financieras y varias escaramuzas contractuales con la gerencia de los Padres, aunque nunca hasta el punto de amenazar con que se iría a otro equipo, y hubo roces ocasionales con compañeros de equipo como Jack Clark y Jim Leyritz. A trav{es de su carrera se habló mucho del hecho de que Gwynn no lucía como el atleta fenomenal que era.. El peso se convirtió en un tema constante, especialmente cuando se hablaba de las dificultades en las rodillas que requirieron nueve operaciones, pero su coordinación ojo-mano nunca pareció disminuída en los más mínimo. "Cuando se es así de bueno y se perfecciona lo que se hace...juego a juego, Tony siempre hacía algo para impresionarte", dijo Davis. "Era devastador con corredores en posición anotadora. Imposible". A través de su sentimiento de desmayo por el deterioro de la salud de Gwynn, Davis sonrió calmado. Recordó la vista desde el outfield de los equipos rivales, la impotencia en los juegos contra los Padres, la comedia que era Pitcher versus T. Gwynn. "Traes un zurdo a lanzar, piensas que lo agarraste, le lanzas dos curvas, el las mira, luego le lanzas la tercera", dijo Davis. "Tony batea la pelota sobre la cabeza de Barry Larkin. ¡Hombre, ese Tony!" Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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