martes, 5 de mayo de 2015

Elston Howard se convirtió en el Jackie Robinson de los Yanquis hace 60 años.

Elston Howard se unió a Mickey Mantle y todos los Yanquis blancos en 1955 y se convirtió en un pelotero legendario John Rosengren. Lunes 13-04-2015. El 13 de abril de 1955 fue un buen día para los Yanquis. Arrancaron su temporada triturando a los Senadores de Washington 19-1 en el Bronx. Mickey Mantle bateó tres imparables, incluyendo un vuelacercas; Yogi Berra también jonroneó; y Whitey Ford lanzó juego completo mientras permitía menos imparables (dos) que los que él bateó (tres más cuatro carreras empujadas). Pero el jugador más significativo de Nueva York ese día, nunca salió de la banca. A dos días de cumplirse ocho años exactos de que Jackie Robinson saltara la barrera racial delas Grandes Ligas, Elston Howard se convirtió en el primer pelotero afroamericano que vistió el uniforme rayado de los Yanquis. El retraso del equipo más popular y exitoso de Estados Unidos en la integración había generado todo tipo de cosas desde editoriales hasta artículos de advertencia, todo o cual había sido ignorado por la alta gerencia de Nueva York. En su libro, Baseball’s Great Experiment, el autor Jules Tygiel cita al gerente general George Weiss diciendo: “Los Yanquis no van a promover a un jugador negro al estadio simplemente para decir que tienen ese tipo de jugador. No vamos a caer en la presión de ciertos grupos sobre este tema”. Para ser honestos, el roster de Nueva Yolrk no tenía muchos huecos en aquellos años, era un equipo que había ganado seis Series Mundiales entre 1947 y 1954. Pero había ciertos puntos débiles que habrían podido ser mejorados si los Yanquis no hubieran sido tan lentos en aceptar la integración. El debut de Howard convirtió a Nueva York en el equipo 13 de 16 franquicias de Grandes Ligas para aquel entonces, en emplear a un pelotero afroamericano. Weiss previamente había dejado pasar oportunidades de firmar a Ernie Banks y Willie Mays, entre otros, los comentarios entre los allegados a los Yanquis sugerían que los prejuicios habían influido en mantener la alineación del equipo con puros peloteros blancos. En Baseball’s Great Experiment, el secretario de viajes Bill McCorry es citado hablando del entonces joven Mays de 19 años, “Ese muchacho no puede batear la curva” y luego, del éxito tempranero de Mays con los Gigantes, “No lo necesito a él ni ninguno de ellos. Ningún negro tendrá oportunidad en cualquier tren que esté manejando”. Como se recuerda en el libro de Roger Kahn, The Boys Of Summer, Weiss había dicho en 1952 que tener un jugador negro llevaría indeseables al estadio. “No queremos ese tipo de multitud”, dijo él. “Eso ofendería a los abonados de Westchester compartir asientos con negros”. El dinero fue otro factor que influyó en la resistencia de los Yanquis a la integración. En agosto de 1946, el entonces dueño y gerente general del equipo, Larry McPhail, dirigía un comité especial que le reportaba al nuevo comisionado Happy Chandler. El reporte decía en parte, “la relación de los peloteros negros, y la existencia de las Ligas Negras en el beisbol profesional es un verdadero problema”, en gran parte porque la integración de MLB podría causar la desaparición de las ligas negras. Eso, notó el comité de McPhail, le costaría a equipos como los Yanquis los casi 100000 $ que recaudaban anualmente por rentar el estadio a los Yanquis Negros, un equipo de las Ligas Negras. Sin embargo, a finales de 1953, Nueva York parecía listo para llamar a Vic Power, un puertorriqueño de piel oscura que estaba quemando la liga AAA, American Association, a punta de batazos. En lugar de eso, Weiss sorprendió a la prensa y aficionados al promover a Gus Triandos, un pelotero blanco, desde AA. “Parecía que la única ventaja que tenía Triandos era la circunstancia de no haber nacido negro”, escribió Joe Bostic en The New York Amsterdam News. Power era un fuerte bateador quien estaba en camino de ganar la corona de bateo de la American Association con .349 de promedio. Los Yanquis parecían más preocupados de sus citas con mujeres de piel clara, una convención común en su nativo Puerto Rico, pero que iba contra las costumbres estadounidenses de la época. Weiss cambió a Power a los Atléticos de Filadelfia ese invierno. “Tal vez el puede jugar, pero no para nosotros”, Weiss es citado en el libro de Kahn, The Era: 1947-57. “Él no tiene pudor y busca mujeres blancas. Power no es del tipo de los Yanquis”. La próxima primavera, Nueva York invitó a un jardinero de gran brazo llamado Elston Howard a su campamento, el equipo lo sorprendió con la idea de convertirlo en cátcher. Los Yanquis ya tenían a un cátcher indómito en Berra, quien esa temporada ganaría su segundo de tres premios al jugador mas valioso de la Liga Americana. Los teóricos de la conspiración dijeron que esto era una treta del equipo para sumergir a Howard en su sistema de granjas, de hecho Nueva York lo asignó a AAA. El afroamericano de Baltimore, Sam Lacy caracterizó a Howard como una “víctima” y lo citó quejándose por el tratamiento recibido. Howard negó la cita y declaró, “Yo debería golpear a ese tipo en la cabeza”. Howard dio su declaración más grande en el campo, donde ganó el premio al jugador más valioso de la liga ese verano, se ganó una promoción al Bronx para la temporada de 1955. Él hizo su debut en Grandes Ligas el 14 de abril en Boston, entró a jugar en el jardín izquierdo en el cierre del sexto inning. Hizo su primera y única aparición del día en el plato en el octavo inning, conectó una línea sólida imparable al jardín central para remolcar a Mantle, aunque Nueva York perdió 8-4. Howard no empezó un juego hasta el 28 de abril, cuando bateó de 5-3 con dos carreras anotadas y dos empujadas en una victoria 11-4 sobre Kansas City. Jugó 97 encuentros en toda la temporada, terminó con promedio de .290, 10 jonrones y 43 carreras empujadas y ayudó a los Yanquis a llegar a la Serie Mundial. Allí participó en los siete juegos del clásico de otoño, bateó un jonrón en el primer juego, pero sólo bateó .192 y entregó el último out en la derrota en siete juegos de Nueva York ante los Dodgers. En su momento, Howard se convertiría en una estrella. Ganó el premio al jugador más valioso de la Liga Americana en 1963, ayudó a los yanquis a ganar nueve banderines y cuatro Series Mundiales y su número 32 fue retirado en 1984. Pero el prejuicio que enfrentó no terminó con su promoción a las Grandes Ligas. Su manager Casey Stengel, es citado en la biografía de Robert Creamer, Stengel, llamando a Howard “negro” y “bolaocho”. Sin embargo varios compañeros de Howard, le dieron la bienvenida al novato. Moose Skowron lo fue a buscar a la estación del tren; Hank Bauer lo invitó a compartir con otros peloteros en el comedor del hotel; Berra y Phil Rizzuto socializaron con él. Quizás la señal más notable de su aceptación llegó un mes después de su debut- El 14 de mayo, él fue a batear en el cierre del noveno iknning con dos outs, dos hombres en base y los Yanquis perdiendo 6-5. Howard descargó un triple a la izquierda para impulsar a Joe Collins y Mantle, y así darle la victoria a Nueva York 7-6. Cuando Howard llegó al clubhouse, encontró que Collins y Mantles habían desplegado una alfombra honoraria de toallas blancas desde su casillero hasta la ducha. Se había convertido oficialmente en uno de ellos. John Rosengren es un laureado autor de ocho libros. El más reciente es The Fight of their Lives: How Juan Marichal and John Roseboro Turned Baseball’s Ugliest Brawl into a Story of Forgiveness and Redemption. (La Pelea de sus vidas: Como Juan Marichal y John Roseboro convirtieron la golpiza más fea del Beisbol en una Historia de Disculpa y Redención). Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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