viernes, 8 de mayo de 2015
Hablando de pelota con el autor de Gil Hodges: Una Vida de Salón de la Fama
Bruce Markusen. 15-04-2015
Uno de los mejores libros de beisbol nuevos de esta primavera es la biografía de Gil Hodges por Mort Zachter, sin discusión la mejor narrativa publicada sobre el antíguo primera base de los Dodgers de Brooklyn. Como dijo Jim Burns de Library Journal en su revisión de Gil Hodges: Una Vida de Salón de la Fama, “Zachter presenta un exhaustivo recuento de la vida de Hodges, profusamente documentado pero altamente leible…Los aficionados quienes recuerdan a los vagos de Brooklyn y a los milagrosos Mets harán de este libro una lectura obligada”.
Si eres un seguidor del trabajo de Hodges con los Dodgers o de su estadía de cuatro años como manager de los Mets de Nueva York, encontrarás mucho material que revisar en la biografía de Zachter. Profusamente detallado y altamente recomendado, el libro explora a Hodges desde muchos ángulos, incluyendo un examen de los factores que desembocaron en su muerte prematura la primavera de 1972.
A finales de marzo, entrevisté a Zachter en referencia al libro, cubrimos tópicos desde la segunda guerra mundial hasta los esfuerzos del autor por entrevistar a la viuda de Hodges, Joan.
Markusen: Gil Hodges perdió dos temporadas completas sirviendo en la marina durante la segunda guerra mundial. ¿Piensas que habría pasado esas dos temporadas en Brooklyn, o habría regresado a las ligas menores?
Zachter: Él probablemente habría ido a las ligas menores. Si, pienso que habría estado en las menores. Si la guerra no hubiese ocurrido y no hubiese existido la regla de los tres años (una vez que habían pasado tres años desde el momento cuando un veterano militar había sido puesto en el roster por primera vez, no podía ser regresado a las ligas menores sin pasar por waivers), entonces probablemente él habría ido de vuelta a las menores. Con la regla de los tres años para los jugadores en servicio militar, ellos solo podían mantenerlo en las menores por otra temporada después de la guerra. La regla de los tres año era un instrumento para proteger a los jugadores quienes habían jugado en las mayores antes de la guerra.
Si los Dodgers hubieran tenido un cátcher de confianza en 1944 (lo tenían en Mickey Owen), no habrían mantenido a Hodges en la banca. LO hubieran querido desarrollándose en las ligas menores. Él era muy valioso como bateador de poder para permanecer sentado en la banca como tercer cátcher y no jugar. Tenía un swing muy rápido y podía atacar cualquier pelota en la esquina de adentro. Él sacrificó su promedio de bateo para cumplir la tarea que los Dodgers le asignaron, halar la pelota y empujar carreras con poder.
Sin esa situación, la guerra y la regla de los tres años, Hodges habría ido a las menores, probablemente por otra temporada. Si no hubiera una guerra, él probablemente habría tenido dos temporadas adicionales en las Grandes Ligas, 1945 y 1946. Por supuesto, todo es una conjetura.
Markusen: ¿Cuan difícil piensas que fue para Hodges hacer la transición desde cátcher hacia primera base?
Zachter: Debido a que estaba motivado a estar en las Grandes Ligas, y él era un atleta increíble, un baloncetista, esto fue retador, pero no era algo que no pudiera hacer. En una era más moderna, en el caso de Mike Piazza (a quien le pidieron moverse a primera base), el fue un cátcher toda su carrera, y no estoy seguro que él fuese el atleta completo que era Hodges. Hodges fue un atleta multideportivo. Jugó baloncesto y también fue estrella de pista y campo; hizo lanzamiento de bala. Algunos dicen que era el mejor atleta de los Dodgers, quizás mejor que Jackie Robinson.
Hodges era muy rápido de pies. Podía anticipar los toques por primera base. También era increíblemente adepto a los aspectos mentales del juego. Era inteligente para el beisbol.
Markusen: Uno de los pocos peloteros quien criticó a Hodges fue su compañero de equipo Dick Williams, quién se quejaba de que Hodges y otros veteranos de los Dodgers se aislaban de los novatos en Brooklyn. ¿Cómo reconcilias esa visión con la percepción de Hodges como uno de los líderes de los Dodgers?
Zachter: Pienso en el caso de Dick Williams, él estaba en el roster de Grandes Ligas debido a una regla similar a la de los tres años que afectó la carrera de Hodges. Williams tenía que estar en el equipo debido a una regla similar luego de la guerra de Corea. Los jugadores de los Dodgers sabían eso. Sabían que una temporada se podía reducir a una jugada o un juego. Pienso que había resentimiento hacia personas como Williams, quienes estaban en el equipo y no deberían haber estado.
Sandy Koufax, quién era un novato con bono, dijo que lo afectó algo similar, como le ocurrió a Williams. Para otros peloteros jóvenes como Don Drysdale y Bob Aspromonte, quienes merecían indiscutiblemente estar en el equipo, Hodges fue muy receptivo con ellos.
Hodges era grande en la apreciación de todos los 25 puestos del roster y se aseguraba de utilizar a todos esos peloteros. Eso se convertiría en una de sus filosofías como manager. Pero aún como pelotero, el valoraba cada puesto del roster. Y si el pensaba que no pertenecías, podría existir algún resentimiento.
Basicamente, Williams no era para nada el tipo de pelotero que le gustaba a Hodges. Algunas personas gustan de otras personas, y algunas no. Había un choque.
Markusen: Como manager, Hodges parecía haber encaminado a los Senadores de Washington en la dirección correcta como franquicia. ¿Te sorprende que lo hayan dejado ir, aun cuando recibieron alguna compensación?
Zachter: Por lo que leí e investigué, esa fue una situación relacionada a los 100000 $ que pendían sobre ellos. Los Senadores no era un equipo bien financiado, y enecesitaban el dinero. Hodges tenía una buena relación con el gerente general George Selkirk. Le agradaba a Selkirk, pero este sabía que Hodges quería regresar a Nueva York con su familia.
Inicialmente, Hodges quería completar el contrato. Era un profesional y veía el progreso que había logrado en Washington. Profesionalmente sabía lo que había hecho en Washington, y no sabía lo que ocurriría en Nueva York. Pero llegó la oportunidad. Selkirk dijo que había varios equipos interesados en Hodges. Era reconocido como uno de los mejores managers del beisbol.
Varios peloteros, incluyendo a Dave Baldwin, dijeron que el hombre que suplantó a Hodges, Jim Lemon, era un manager terrible. Los peloteros notaron que extrañaban a Hodges, quién era particularmente bueno con los pitchers. Era el manager perfecto para un equipo joven como los Senadores. Si un pelotero joven estaba dispuesto a trabajar duro, Hodges le dedicaba el tiempo para trabajar con él para mejorar.
Se necesita de mucho para ser el manager. Frank Howard quizás dio lo mejor. Cuando diriges un equipo difícil, es cuando de verdad tienes que dirigir. Hodges trabajaba duro en Washington. Maximizó los resultados de aquellos equipos inferiores de los Senadores.
Markusen: Acerca del famoso incidente del 30 de julio de 1969, cuando Hodges se fue hacia el jardín izquierdo y sacó a Cleon James del juego por no fajarse. Jones siempre ha dicho que estaba jugando con un tobillo adolorido. ¿Quién crees que estaba en lo correcto?
Zachter. La palabra “correcto” puede tener significados diferentes. En un sentido, ambos estaban equivocados. Si Jones estaba lesionado, debió haberlo dicho y salirse del juego desde el comienzo. Luego de tomar la pelota, hasta el tiro que hizo al infield fue descrito como un globo. Él no hizo el esfuerzo que Hodges esperaba. Eso causó que Hodges rompiera una de las leyes cardinales de la dirección de un equipo. No se debe avergonzar o dejar en evidencia a los peloteros. Cuando él criticaba a los peloteros, lo hacía en la privacidad de su oficina. Hasta con una mirada, él podía reprimir al pelotero.
Ambos cometieron falta. Jones no hizo el esfuerzo al 100%. Pienso que Hosges pudo haber manejado la situación sin salir al campo. Esa fue realmente una excepción respecto a la forma como usualmente él se comportaba. No se pudo contener.
Markusen: ¿Cómo catalogarías la actuación de Hodges como manager en 1969? ¿Es justo decir que esa fue la demostración más grande de cómo dirigir un equipo en la historia moderna?
Zachter: Diría que ese tiene que ser uno de los grandes logros en la dirección de un equipo de beisbol. Hodges fue el maestro de lo psicológico y lo pragmático. Era un maestro para conocer el momento preciso para dar una charla motivacional a los jugadores.
Las personas piensan que el incidente de Jones fue el punto de partida, pero tuvieron marca de 7-8 en sus próximos 15 juegos. El verdadero punto de partida llegó después. Era 13 de agosto, los Mets estaban listos para tomar un largo viaje desde Houston, donde habían perdido tres juegos seguidos. Hodges cerró la puerta del clubhouse y les dejó saber a los peloteros todo lo que sentía. Los fustigó. De acuerdo a Don Clendenon, fue una real “patada en el trasero”. El equipo respondió ganando nueve de sus próximos 10 juegos (y 12 de 13)
Más adelante en su carrera, Jon Matlack dijo que Hodges fue el mejor manager de los últimos tres innings a quién vio dirigir. Era muy buena en la dirección del juego.
Una de las mejores entrevistas que hice fue con Claude Osteen, quién jugara para Hodges con los Senadores. En 1970, Osteen estaba con los Dodgers. En el Juego de las Estrellas de 1970, Hodges pudo haber elegido a Hoy Wilhelm. Pero sabía que Osteen lo podía hacer, lo había entrenado, y confiaba en él. Hodges lo llamó y Osteen pitcheó tres innings en blanco para terminar el juego.
Markusen: No quiero que esto suene incómodo, pero ¿piensas que Hodges y los Mets debieron prevenir el ataque cardíaco de 1972, dada su historia de fumador y su ataque cardíaco previo? En retrospectiva, ¿debieron ellos haber hecho algo diferente, en términos de la manera como manejaron su salud?
Zachter. Ellos hicieron ciertas concesiones por su salud luego de su primer ataque cardíaco en 1968. Si terminaban una serie con un juego nocturno, no viajaban esa noche; esperaban hasta el próximo día de manera que Hodges pudiera descansar. Ellos, tampoco le permitían lanzar práctica de bateo.
Entrevisté al que fue su doctor desde 1968; él falleció este pasado invierno. Me dijo que en aquel entonces no había mucho que pudieran hacer. En tiempos más modernos, una cirugía de corazón o un stent habrían sido una opción. Nadie de la gerencia iba a decirle que se lo tomara con calma; él era muy independiente. Nadie le habría dicho que hacer. No sé que más podrían haber hecho.
Markusen: Estoy fascinado por la relación de Hodges con Tom Seaver. Ellos solo tuvieron una pocas conversaciones largas, pero Seaver siempre ha declarado que Hodges fue el mejor manager que tuvo.
Zachter: A grandes rasgos, Hodges de alguna manera dirigía a través del miedo que inspiraba en sus peloteros. Era físicamente intimidante, un tipo alto y fuerte, que cuando se molestaba, lo hacía con mucha intensidad. Parte de la manera como dirigía estaba relacionada con mantenerse poco amigable con los peloteros. Estoy seguro de que eso era intencional. Él había sido entrenado por los militares; quería mantener distancia, porque sabía que en cualquier momento tendría que prescindir de un pelotero o cambiarlo.
En el caso de Seaver, ellos solo hablaron de beisbol una media docena de veces . Aquí está otro ejemplo. Ralph Kiner, quién empezó a narrar juegos de los Mets en 1962, conocía a Hodges desde que eran peloteros activos. Y él todavía narraba juegos en 1968 cuando Hodges regresó a Nueva York. Kiner nunca salió a cenar con Hodges. Gil también mantenía su distancia con los narradores.
El tenía un círculo de allegados cerrado, sus coaches, incluyendo a Joe Pignatano y Rube Walker. Como lo dijera Dave Baldwin, si le oías algo a Walker, era como si lo oyeras del propio Hodges. Por una parte, Hodges era un tipo muy agradable, muy bueno con los niños y los aficionados, amable con los reporteros. Pero por otro lado, era muy reservado. No era un gran conversador. El propio tipo tranquilo.
Markusen: Pregunta final para Mort Zachter. La viuda de Hodges, Joan, prefirió no hablar con usted para este proyecto de libro. ¿Tiene usted alguna idea de porqué ella le negaría una entrevista?
Zachter: Mi parecer es que cuando conseguí el contrato en 2006 y la contacté por primera vez, nunca había publicado un libro. Ella probablemente sintió que yo no era el escritor que mereciera escribir sobre Gil. Esa es mi sospecha. Dos o tres años después, ella acordó trabajar con dos tipos veteranos, Danny Peary y Tom Clavin.
Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning en el Salón de la Fama del beisbol. Él ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A’s, el cual fue premiado con la Medalla Seymour de SABR.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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