miércoles, 5 de agosto de 2015
Esquina de las Barajitas: 1972 Topps: Lee May
27-07-2012. Bruce Markusen.
Me gusta cuando una barajita de beisbol muestra a un pelotero sudando. Es una parte integral de practicar el juego. Al ver el rostro de Lee May, es fácil la humedad que está brotando allí. Es como si el fotógrafo de Topps hubiese tomado la foto momentos después que May terminara una agitada sesión de bateo. May no tuvo ni un segundo para secarse, en su lugar, fue directo desde la jaula de bateo hasta la pose fotográfica.
El otro aspecto a tomar en cuenta en la barajita es el uniforme de May. Mientras su casco ha sido pintado con el logo de su nuevo equipo, los Astros, el uniforme pertenece a los Rojos, para quienes el jugó en 1971. Podemos ver claramente el número 23 en el lado derecho de la camiseta de May. Los uniformes de visitante de los Rojos de esa época mostraban números visibles en la parte anterior de la camiseta, pero los de los Astros no. Los tipos de Topps probablemente pensaron que no necesitaban alterar el uniforme porque los Rojos y los Astros usaban el rojo como su color distintivo. Pero el ojo que escruta una barajita de beisbol descubre todo.
Aún queda un misterio por descifrar en la barajita. ¿Dónde fue tomada la foto? Excepto por una pequeña parte de una torre de alumbrado apenas visible detrás del cuello del corpulento May, todo lo que vemos es el cielo azul en el entorno. Como muchas fotos de Topps, me parece que esa es una toma de una gira en el campo de entrenamiento primaveral, realizada en cualquier lugar de la Liga de la Toronja, pero no estoy seguro.
Estoy más que convencido de que Lee May fue uno de los bateadores derechos más imponentes de finales de los años ’60 y comienzos de los ’70. Él se hizo más temido por la manera distintiva como movía el bate mientras se paraba en la caja de bateo. May mantenía el bate casi vertical y abajo, pero lo agitaba en sus manos, una y otra vez hasta que el pitcher soltaba la pelota. Los insistentes movimientos de May con el bate, el cual parecía un arma en sus manos inmensas, debieron dejar a algunos pitchers un poco nerviosos.
La carrera profesional de May empezó en 1961, luego de firmar con los Rojos como agente libre amateur. Desde ahí, May inició el largo camino hacia las ligas mayores. Le tomó casi seis temporadas de ligas menores, excepto por una pequeña taza de café en 1965 y otra un poco más grande en 1966, para llegar a los Rojos en 1967.
Al principio, May no jugaba mucho, Tany Pérez le bloqueaba el camino en primera base. Pero cuando el tercera base regular Deron Johnson se lesionó, los Rojos ajustaron su cuadro interior. Rotaron a Pérez hacia tercera, lo cual abrió un espacio para que may jugara regularmente en primera base. Cuando Johnson regresó, él y May compartieron tiempño de juego. May jugó lo suficiente, y bateó lo suficiente, para ganar el premio de Novato del Año de The Sporting News.
May también se ganó un apodo, el cual llegó cortesía del segunda base Tommy Helms. Al jugar al lado de May en el infield de los Rojos, Helms lo llamó “The Big Bopper from Birmingham”. (El Gran Golpeador de Birmingham). El sobrenombre fue eventualmente recortado a The Big Bopper.
Despues de la temporada, los Rojos decidieron que el Big Bopper representaba el future, y cambiaron a Johnson a los Bravos. El ajuste del infield, con Pérez en tercera y May en primera, era el empujón que necesitaba la carrera de May.
Para 1968, May se había establecido como un toletero de pelotas malas. Negoció solo 38 boletos contra 100 ponches durante el verano del ’68 pero aún se las arregló para agenciar un OPS de .805, una figura impresionante en “El Año del Pitcher”.
May tuvo una temporada aún mejor en 1969, ayudado por la disminución de la altura del montículo de lanzar y los cambios que reducían la zona de strike. Él levantó su OPS hasta .860, mientras bateaba 38 jonrones y empujaba 110 carreras.
Uno de los principales bateadores derechos de poder del juego, May siguió siendo un bateador productivo para los Rojos en las temporadas de 1970 y 1971. En 1970, se ganó la atención a nivel nacional por su feroz bateo en la Serie Mundial, aún si Brooks Robinson le robaba algunos extravases adicionales. Al enfrentar a un enormemente talentoso cuerpo de lanzadores de los Orioles, May bateó .389 y tuvo un porcentaje de slugging de .833 en una derrota en cinco juegos ante Baltimore.
May continuó su ataque en 1971. Tuvo un porcentaje de slugging de .532 con los Rojos esa temporada, lo cual estimuló alguna conversación de que él podría estar en camino al Salón de la Fama. Extrañamente, ese año terminó siendo su último con los Rojos, pero no debido a alguna debilidad ante el pitcheo de la Liga Nacional. De hecho, alcanzó topes personales en OPS con una marca de .864 y en jonrones con 39.
Fuera del campo, May también se había convertido en figura importante de los Rojos. Si Sparky Anderson sentía que algún problema se estaba gestando en el clubhouse, May podía hacerse cargo de eso. Entre su estatura intimidante y su entusiasta sentido del humor, May ayudaba a disolver potenciales disputas en el clubhouse de Cincinnati. Llevadero y dispuesto a conversar, May sigue usando ese sentido del humor hoy, al participar en las caravanas invernales de los Rojos como embajador de buena voluntad.
Como jugador más valiose del equipom en 1971, May no había hecho nada malo para provocar que Cincinnati lo cambiara. Los Rojos simplemente sentían que tenían un pelotero idéntico en Tany Pérez, u bateador derecho de características similares. Al cambiar a May, abrirían la primera base para Pérez, mejorarían defensivamente en otras posiciones del infield, y agregarían algo de la velocidad que el equipo necesitaba.
Con esos pensamientos en mente, los Rojos hicieron un cambio de varios jugadores en la reunión invernal de 1971 en Arizona. Enviaron a May junto al segunda base defensivo Helms y al utility Jimmy Stewart a los Astros por Joe Morgan, el tercera base/shortstop Denis Menke, los jardineros Cesar Gerónimo y Ed Armbrister y el pitcher derecho Jack Billingham. El cambio representaría un robo monumental para Cincinnati, con Morgan convirtiéndose en un pelotero de calibre del Salón de la Fama, coliderando a la Gran Maquinaria Roja en apariciones de Serie Mundial en 1972, ’75 y ’76.
El cambio devastó a May, quién había estado con la organización de los Rojos por 12 años y se consideraba parte de su familia beisbolera. Para complicar las cosas, el surgimiento de Morgan en Cincinnati hizo del cambio uno de los más inclinados hacia un lado de la historia; se hizo conocido como un movimiento infame para los Astros, con May asumiendo la parte gruesa de la culpa.
Y eso realmente no era justo. May siguió teniendo sus números de poder impresionantes con los Astros, aunque sus totales de jonrones cayeron de los 30 a los 20 debido a las dimensiones colosales del Astródomo de Houston. (Nunca bateó más de 29 jonrones en una temporada con Houston). Los Astros no podían haberle dado a un bateador de poder como May un peor ambiente para batear jonrones. Adicionalmente, a él no le gustaba jugar en la grama artificial del domo, la cual le dejaba sus piernas adoloridas. Pero May dio lo mejor para ajustarse, ganó votos para el jugador mas valioso en las temporadas de 1972 y ’73, ambas de muchas dificultades para los Astros.
Una temporada para el olvido en el plato en 1974 (un año en el cual solo negoció 17 boletos en todo el verano), junto a un certificado de nacimiento que ahora lo colocaba del otro lado de los 30 años, convencieron a los Astros de mover a May en un cambio invernal. Lo enviaron junto a un jardinero de ligas menores llamado Jay Schlueter a los Orioles por los jugadores del cuadro Enos Cabell y Rob Andrews.
Esta vez el equipo que adquirió a May emergió como claro ganador. Aunque Memorial Stadium era difícilmente un paraíso para los bateadores, fue un mejor estadio para un bateador como May que el Astródomo. May pudo también ser bateador designado de vez en cuando, así los Orioles tenían la oportunidad de colocar al talento defensivo de Tony Muser en primera base mientras mantenían a May en la alineación. El cambio a la Liga Americana también le dio a May la oportunidad de jugar frente a frente contra su hermano, Carlos May, quien desarrollaba su carrera como bateador designado con los Medias Blancas y los Yanquis.
May alcanzó números respetables con Baltimore en 1975 y 1976. Una vez más, logró algunos votos para jugador más valioso en ambas temporadas. En 1976, hizo lo que se le daba mejor, lideró la Liga Americana en carreras empujadas.
No fue hasta 1977 cuando la producción de May empezó a decaer. También se mudó desde la primera base a bateador designado para acomodar a un joven pelotero llamado Eddie Murray. Todavía era el bateador designado en 1979, pero simplemente por casualidad, casi no recibió tiempo de juego en la Serie Mundial , solo fue a batear dos veces ante los Piratas. (En ese tiempo, la Serie Mundial alternaba al bateador designado con los años, y 1979 resultó ser un año sin bateador designado).
Con sus totales de jonrones y boletos disminuyendo por tres años seguidos, los Orioles decidieron reducir drásticamente las funciones del Big Bopper en 1980. Lo usaron como reserva y bateador designado alternativo, antes de permitir que se fuera como agente libre al terminar la temporada.
Ahora con 37 años de edad, May parecía estar acabado. Pero los Reales pensaron que May podía aportar algo de profundidad y fuerza en el banco de un equipo que había sido un contendor perenne desde 1976. Viendo tiempo de juego como emergente y bateador designado a medio tiempo, May se convirtió en un buen jugador de banca en Kansas City. Hasta en su temporada final, alcanzó un tope personal con un OPS de .898, aunque en solo 107 turnos al bate.
A los 38 años, May parecía tener mucha destreza bateadora para seguir siendo un jugador de banca de calidad. Pero los Reales sorpresivamente lo dejaron en libertad en noviembre de 1982, así terminó su carrera de 18 años en las Grandes Ligas.
Aún, esa no fue la despedida de May. En 1985, los Reales trajeron de vuelta a May como su coach de bateo, a tiempo de ganar un anillo de campeonato de Serie Mundial ese octubre.
En general, May disfrutó de una carrera ejemplar. En los años ’80, yo solía pensar en él como un potencial candidato al Salón de la Fama. Eso se basaba principalmente en mi suprema creencia en las carreras empujadas como una estadística. May tuvo tres temporadas donde alcanzó la marca de las 100 empujadas, y otras cuatro donde tuvo 98 o 99 empujadas. Dado su impresionante total de jonrones (354 en su carrera), yo sentía que May podía ser un caso a discutir para Cooperstown.
A medida que avanzaron los ’80, empecé a aprender de las carreras empujadas en contexto, que ellas eran parcialmente una función de la fuerza y la oportunidad de un equipo. También empecé a ver que el porcentaje de embasado de May (.313) dejaba cabos sueltos, que se ponchaba tres veces por cada boleto que recibía, y que su juego defensivo era cuando mucho ordinario, y quizás por debajo del promedio. A comienzos de los ’90, me di cuenta que Lee May no era un serio candidato al Salón de la Fama.
Esto no debe ser interpretado como un insulto para May. El fue un buen jugador, un jugador en la categoría de un Boog Powell, un Willie Horton, un George Scott, y no hay nada malo con eso. May fue un bateador quién alcanzó sus mejores números en una época de pitcheo, un bateador de poder puro quien era muy bueno empujando carreras. Se podía ganar con un hombre como May jugando regularmente, como lo, hicieron los Rojos en 1970 y los Orioles en 1979.
Por todo esto, me siento orgulloso de ver a Lee May sudar en su barajita Topps 1972.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Lee May en LVBP con los Industriales del Valencia (1964-65, 1965-66, 1966-67):
172 juegos, 654 turnos al bate, 95 carreras anotadas, 197 imparables, 38 dobles, 6 triples, 21 jonrones, 91 carreras empujadas, 43 boletos, 120 ponches, 6 bases robadas, .301 promedio al bate.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario