miércoles, 3 de febrero de 2016

Bruce Hurst, el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial que no fue.

Dan Shaugnessy. The Boston Globe. 01-12-2015. Todos esos peloteros de los Medias Rojas que llegaron cerca pero nunca ganaron un campeonato…usted conoce la lista… Ted Williams, Johnny Pesky, Carl Yastrzemski, Carlton Fisk, Luis Tiant . . . Bruce Hurst está ahí con ellos. Y él llegó más cerca que cualquiera de ellos. El próximo octubre se cumplirán 30 años. ¿Quizás usted ha visto el video? ¿Rolincito al primera base Bill Buckner? Vin Scully exclamando, “¡Detrás de la almohadilla y los Mets ganan!” Ese ni siquiera era el séptimo juego de la Serie Mundial. Era el sexto juego. Y antes de que ocurriera esa jugada, Bruce Hurst había sido elegido el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1986. Eso es correcto, muchachos y muchachas. Hurst , el zurdo de finos modales de St. George, Utah, iba a ser el Jugador Más Valioso de la primera victoria de los Medias Rojas en Serie Mundial en 68 años. La maldición del Bambino estaba a punto de terminar, y Hurst sería el MVP. Él había vencido a los Mets 1-0 en el primer juego y 4-2 en un crítico quinto juego. Hurst mantuvo a los Mets en dos carreras en sus primeros 22 innings de Serie Mundial. Él fue nombrado prematuramente MVP antes que ocurriera la debacle en el cierre del décimo inning del sexto juego en Shea Stadium. Yo hablé con él por teléfono la semana pasada mientras el viajaba con su familia en Seattle, y Hurst dijo, “Tal vez solo soy un idiota, pero no puedo pensar en nuestro equipo del ’86 como no campeones mundiales”. Esta bien. Hay un triple negativo ahí. Pero tiene sentido. Y eso dice que clase de evento tuerce mentes fue la Serie Mundial de 1986 para todos los involucrados. “No puedes llegar tan lejos y perder”, dijo Hurst. “Así que es difícil para mi decir que de alguna manera no lo hicimos. Si eso tiene algún sentido”. “No cerramos el trato. Esos muchachos fueron campeones para mi. ¿Que tan diferente las personas habrían visto a tipos como Jimmy Rice y Dewey Evans si hubiésemos ganado?” Hurst estará de vuelta en Boston esta semana como parte de The Tradition, la celebración anual deportiva de Boston que se efectuará la noche del miércoles en el Garden. Hurst estará ahí para presentar a su amigo de mucho tiempo, Danny Ainge, uno de cinco homenajeados en The Tradition. Los otros homenajeados son Roger Clemens (presentado por Joe Castiglione), Gerry Cheevers (Harry Sinden), Joan Benoit Samuelson ( Bill Rodgers), Richard Seymour (Ty Law), y Don Rodman (Rob Gronkowski). Hurst no viaja a Boston muy a menudo. Él lanzó para los Medias Rojas por nueve temporadas antes de terminar su contrato y firmar con los Padres de San Diego luego de tener marca de 18-6 en 1988. Lanzó en las mayores hasta 1994, ha vivido en Arizona por los últimos 16 años. Bruce y Holly Hurst tienen cuatro hijos y dos nietos. “La vida es buena”, dijo él. “Realmente ha sido una gran vida”. Hurst trabajó en el departamento internacional de la oficina principal de los Dodgers la temporada pasada, pero perdió su trabajo junto a otras 40 personas como parte de una reestructuración masiva de las operaciones de beisbol en agosto. Los Dodgers como muchos otros equipos de beisbol en 2015, están enfocados en títulos universitarios y analíticos. “Pienso que terminé con el beisbol”, dijo Hurst. “Estoy molesto con eso. Es un mundo diferente a lo que solía ser. Me parece que ya no soy más una buena opción”. Él espera reunirse con su antiguo compañero de equipo Clemens esta semana. Clemens y Hurst le dieron a los Medias Rojas un dominante duo derecho-zurdo desde 1986 hasta 1988, y los dos eran cercanos, dentro y fuera del campo. Fue en defensa de Hurst en 1988 que Clemens se metió en aguas calientes en una lamentable entrevista televisiva en la cual habló de peloteros teniendo que “cargar nuestras propias valijas”. El comentario fue el primero de muchos que enterraron a Clemens ante los ojos de muchos aficionados de los Medias Rojas. Como el resto de los seguidores del beisbol en Estados Unidos, Hurst se removió en su silla cuando el nombre de Clemens apareció en el reporte de Mitchell y cuando el Cohete fue a un largo juicio versus su antiguo masajista. “Fue difícil para mi ver eso”, dijo Hurst. “Para mi, Roger fue el compañero más grande de siempre. A nivel humano. Él conocía a todos los niños. Conocía a cada esposa, padres, hermanos. Cuando las cosas se ponían duras, había una palmada en la espalda, o decía algo, o dejaba un regalo en tu silla. Esas son cosas de las que el público no sabe. “Si él hizo eso (esteroides), lo cual pienso que no hizo, ese no es el Roger que conocí. Tendría un momento muy duro asimilándolo, porque vi todas las cosas que él hacía para prepararse. Buen tipo. Buen muchacho”. Hurst era aún más cercano con Ainge. Sus familias eran unidas. Ellos eran vecinos en Arizona cuando Ainge estaba con los Suns de Phoenix, y su amistad se remonta a los años ’80 caundo Ainge (un antiguo infielder de Grandes Ligas) era un alero regular de los Celtics y Hurst era un pitcher abridor de los Medias Rojas. No era inusual para Hurst salir de Fenway e ir a la práctica de los Celtics en Hellenic College de Brookline. “Eso fueron grandes momentos”, dijo Hurst. “Ellos me dejaban lanzar con el grupo antes de la práctica. Larry. Kevin. Scott Wedman, Chief, DJ, todos ellos. Era por Danny. Siempre lo he considerado mi mejor amigo”. ¿Desea Hurst que no hubiese dejado nunca los Medias Rojas? “Absolutamente”, contestó él. “Mis años en San Diego fueron buenos, pero profesionalmente, no hay nada como Boston. Es el lugar para jugar beisbol. Fenway Park es la meca. Estimaba mucho a los muchachos con quienes jugué allí. De verdad. Los extrañé cuando me fui. Estoy alegre de haber tenido unos pocos momentos allí”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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