lunes, 27 de marzo de 2017
Preguntas y respuestas: Dustin Pedroia, el hombre de estado más antíguo de la era post-Papi en los Medias Rojas.
Scott Lauber. ESPN.com. 16-03-2017.
Fort Myers, Fla.- Vaya y dígale a Dustin Pedroia que él es viejo del clubhouse de los Medias Rojas de Boston.
Prepárese para sorprenderse.
“La edad es solo un número, hombre”, dice Pedroia. “Pienso vivir mucho tiempo”.
Por lo menos 100 años, de acuerdo a Pedroia a principios de esta primavera. Y si duda del poder de Pedroia, bien, él está listo para probarle que usted se equivocó otra vez, como lo hizo hace una década cuando casi todos cuestionaron si un pelotero tan pequeño podía llegar a las grandes ligas.
“La parte buena de eso es que soy un campocorto. Los Medias Rojas no me han estado usando apropiadamente por los últimos 12 años, así es como lo veo. ¿Usted dice que los segundas base no envejecen bien? Bien, eso es maravilloso porque esa no es mi mejor posición de todas formas”.
Pedroia hizo más que eso. Un antíguo novato del año de la Liga Americana (2007) y jugador más valioso (2008), ha asistido cuatro veces al juego de estrellas, ganado cuatro guantes de oro y dos veces campeón de la Serie Mundial. Desde 2007, su primera temporada completa en las mayores, él tiene un WAR de 51.5, segundo mejor entre los segundas base después de Robinson Canó (58.4). En 2013, se convirtió en el primer segunda base en firmar un contrato por más de 100 millones de $.
Y después del retiro del ícono de la franquicia, David Ortíz, Pedroia es el hombre de estado más antíguo de los Medias Rojas, 33 años y casi 7 meses de edad, 19 días más viejo que el jardinero Chris Young. Pedroia todavía juega como si se le estuviera quemando el cabello. Es tan festivo como siempre, rechaza la especie de que él es el líder de la era post-Ortíz en los Medias Rojas, al insistir que él siempre ha sido un líder. Dígale que los segundas base no tienden a envejecer bien y él responderá que es diferente porque él llegó como campocorto.
Pedroia habló recientemente de esos tópicos y otros en una conversación con ESPN.com:
¿Qué extraña más acerca de jugar con David Ortíz?
DP: Hablar con él, cara a cara. Se extraña eso. Si yo tenía un tema o algo que me molestaba, tenía la opción de hablar con él. Él es mayor que yo, ha estado aquí más tiempo, ha pasado por todo. Extraño esas conversaciones, verlo todos los días. Él es divertido.
¿Ha sabido de él desde que empezó el entrenamiento primaveral?
DP: Si, le he enviado algunos mensajes de texto.
¿Piensa que él extraña esto?
DP: (Risas). No, no. Él está disfrutando la vida. Creéme.
Cuando usted llegó, los Medias Rojas tenían un equipo predominantemente de veteranos. ¿Qué lecciones aprendió de esos tipos, Jason Varitek, Mike Lowell, Ortíz, que pueda pasarle a Mookie Betts, Xander Bogaerts y otros peloteros jóvenes de este equipo?
DP: Ellos no decían nada. Solo los observabas, veías como trabajaban cada día, como manejaban las situaciones, como manejaban los buenos tiempos, los malos, como se administraban. Pero nunca tuvieron nada que decir. Solo se trataba de verlos.
¿Diría usted que ese es su modelo de liderazgo?
DP: Si, me refiero a que los tipos que necesitan decir algo son los que probablemente no son lo que tratan de hacer. He sido afortunado de haber jugado con tipos quienes estaban enfocados, que querían ganar, que estaban ahí por las razones correctas, y por tanto no necesitas tener esas conversaciones.
¿Le ha propuesto el equipo que asuma el título de capitán y usar la C en su uniforme, a la Varitek?
DP: No. Nadie me ha dicho nada al respecto. No he pensado en nada como eso.
Probablemente eso es innecesario ¿cierto? La mayoría de las personas lo ven como el capitán de todas formas.
DP: No sé. No pienso en eso. Pienso que actúo de la misma manera que lo hice en mi año de novato. No me tomo eso de modo diferente a los años previos. Se viene a ganar todos los días. Los muchachos saben que si necesitan algo pueden hablar conmigo, o con cualquiera.
Pero usted invitó a Andrew Benintendi a vivir en su casa el año pasado luego que fue subido en agosto. Eso es algo que haría un capitán.
DP: Bien, él no tenía un lugar donde quedarse. Tengo como 10 habitaciones en mi casa. Y mi familia no estaba ahí. Mis hijos tuvieron que regresar a la escuela en Arizona. (Pedroia y su esposa, Kelli, tienen tres hijos entre 2 y 7 años). Los muchachos hacen eso todo el tiempo. Es como, ‘hey hermano, tengo una habitación extra’.
¿Fue Benintendi un buen compañero de casa? Oi que lo enviaba a hacer mandados a Starbucks
DP: (Risas) Si, él es buena persona.
Pareció como si nada de las grandes ligas lo hubiese afectado. Como alguien quien tuvo dificultades cuando subió (Pedroia bateó .191 en 31 juegos en 2006), ¿qué tan impresionante fue ver lo que Benintendi fue capaz de hacer?
DP: Ahí es cuando sabes que él está listo. A veces los muchachos son subidos y parecen venados encandilados tratando de escapar. Él fue a lo suyo, hizo lo que probablemente había hecho en AA o en la universidad. Llegó, se preparó para jugar, se preparó para ganar, y eso fue todo.
¿Se prepara usted diferente para una temporada a los 33 años de edad a como lo hizo a los 23?
DP: Si. No me puedo esforzar como solía hacerlo. Se tiene que ser más inteligente, se tiene que cambiar, hay que adaptaser a nuevos estilos de entrenamiento. No se puede ser terco acerca de eso. Si soy cabeza dura y me esfuerzo como antes, no voy a durar mucho. Hay que hacer ajustes. Tienes que conocer tu cuerpo, saber que tipo de cuerpo tienes y ser inteligente.
Usted jugó con David Ortiz por 11 años, y vive durante la temporada en la calle de Tom Brady. ¿Se puede imaginar jugando cuando tenga 39, 40 años de edad?
DP: Pienso que los tipos de quienes hablas, son lo suficientemente fuertes para bloquear los rumores. A medida que envejeces, las personas dicen, ‘Este tipo no va a durar mucho’. Creéme, si quiero jugar a los 40 al nivel que tengo ahora, lo haré. Porque me diré que tengo 31. La edad es un número. Es un asunto de si quieres hacerlo o no. Me gusta mucho jugar. Es como las pequeñas ligas. Mi hijo mayor se está preparando para eso. Le gusta. Me siento igual que él.
Su contrato abarca hasta 2021, en ese momento usted tendrá 38 años. Desde 1950, Joe Morgan, Lou Whitaker y Jeff Kent son los únicos segundas base a tiempo completo en tener un OPS de .800 o mejor a los 38 años.
DP: La parte buena de eso es que soy un campocorto. Los Medias Rojas no me han usado apropiadamente por los últimos 12 años, así es como lo veo. ¿Dices que los segundas bases no envejecen bien? Bien, eso es grandioso porque esa no es mi posición.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 22 de marzo de 2017
Duelos de Pitcheo Épicos. Bill Hands versus Mike Cardwell
Cachorros de Chicago 1, Mets de Nueva York 0.
Domingo, 5 de mayo de 1968 en Shea Stadium.
Bill Hands versus Mike Cardwell.
En el primer inning Don Kessinger (ss) sencilleó por segunda base, robó segunda base y pasó a tercera por error de Jerry Grote (c). Lou Johnson (rf) salió con elevado al jardinero derecho Ron Swoboda. Billy Williams (lf) entregó el segundo out con otro elevado a la derecha. Ron Santo (3b) entregó el último out con roletazo por tercera base.
En el cierre de ese episodio, Raimundo Arcia sustituyó a Glen Beckert en la segunda base. Ken Boswell (2b) sencilleó hacia la derecha. Cleon Jones (cf) forzó a Boswell del campocorto Kessinger al segunda base Arcia, Jones robó segunda base. Art Shamsky (lf) salió con elevado al jardinero izquierdo Billy Williams. Ron Swoboda negoció boleto. Ed Kranepool (1b) entregó el tercer out de del segunda base Arcia al inicialista Ernie Banks.
En la apertura del segundo inning, Banks salió con línea al tercera base Buchek. Randy Hundley (c) sencilleó hacia la derecha. Arcia se ponchó. Adolfo Phillips (cf) forzó a Hundley del campocorto Al Weis al segunda base Boswell.
En el cierre del segundo, Grote fue out del segunda base Arcia al inicialista Banks. Buchek sencilleó hacia la derecha. Weis forzó a Buchek del primera base Banks al campocorto Kessinger. Mike Cardwell (p) se ponchó.
En la parte alta del tercer inning, Bill Hands (p) se ponchó. Kessinger bateó elevado a manos del jardinero izquierdo Shamsky. Williams entregó el último out con línea al jardinero central Jones.
Desde el segundo hasta el séptimo inning, Hands retiró 14 Mets en fila (3 rodados, 6 ponches, 4 elevados y 1 línea) hasta que concedió boleto a Swoboda abriendo el séptimo. Kranepool fue out en toque de sacrificio del pitcher Hands al camarero Arcia. Swoboda pasó a segunda base. Grote se ponchó. Buchek fue out del campocorto Kessinger al primera base Banks.
En la apertura del cuarto inning, Santo se embasó por error del antesalista Buchek. Banks salió del segunda base Boswell al inicialista Kranepool. Santo pasó a segunda base. Hundley salió con elevado al jardinero central Jones. Arció sonó doblete a la izquierda; Santo anotó (carrera sucia). Phillips recibió boleto intencional. Hands entregó el tecer out del cátcher Grote al primera base Kranepool. Cachorros 1, Mets 0.
En la parte alta del quinto inning, Kessinger salió con elevado al jardinero central Jones. Johnson se ponchó. Williams negoció boleto. Santó salió con línea al antesalista Buchek.
Desde el quinto hasta el octavo inning, Mike Cardwell retiró a 10 Cachorros en fila (5 rodados, 1 línea, 4 elevados).
En la conclusión del séptimo inning, Swoboda negoció boleto. Kranepool fue out en toque de sacrificio del pitcher Hands al segunda base Arcia. Swoboda pasó a segunda base. Grote se ponchó. Buchek salió en rodado del campocorto Kessinger al inicialista Banks.
En la conclusión del octavo inning, J.C. Martín bateó de emergente por Weis y se ponchó. Ed Charles bateó de emergente por Cardwell y sencilleó a la izquierda. Charles fue out del jardinero izquierdo Williams al camarero Arcia. Boswell sencilleó al centro. Jones se ponchó.
En la apertura del noveno, Taylor sustituyó a Charles como pitcher. Bud Harrelson reemplazó a Martin en el campocorto. Banks elevó a manos del jardinero izquierdo Shamsky. Hundley salió con elevado al antesalista Buchek. Arcia salió con elevado al jardinero derecho Swoboda.
En el cierre del noveno, Hands ponchó cantado a Shamsky. Swoboda se ponchó tirándole. Kranepool se ponchó tirándole.
Hands se apuntó la victoria. Efectuó 110 pitcheos en 9 innings, enfrentó 32 bateadores, permitió 4 imparables, 0 carreras, concedió 2 boletos, 12 ponches.
Cardwell cargó con el revés. Efectuó 106 pitcheos en 8 innings, enfrentó 31 bateadores, permitió 4 imparables, 1 carrera sucia, concedió 2 boletos, 3 ponches.
Árbitros: HP - Shag Crawford, 1B - Chris Pelekoudas, 2B - Doug Harvey, 3B - John Kibler
Tiempo de juego: 2:12 Asistencia: 38488
Fuente: Retrosheet.org
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de marzo de 2017
Unas pocas palabras acerca de Jake Daubert
Plate Coverage.com. 25-01-2017. Tomado de Baseball's Most Baffling MVP Ballots, ©2016 Jeremy Lehrman. McFarland & Company, Inc., Box 611, Jefferson NC 28640. www.mcfarlandpub.com.
Jake Daubert era visto principalmente como un pelotero defensivo en sus primeros años en la liga, lo llamaban el “Hal Chase de la Liga Nacional”. A diferencia de Chase, Daubert era un hombre íntegro quien trabajaba duro.
De muchacho, Daubert fue sacado de la escuela y puesto a trabajar en las minas de Pennsylvania poco después de la muerte de su madre. Se mantuvo en el polvo y la oscuridad por más de una década, primero como “rompedor”, picoteando pedazos de arenisca en montículos de carbón, y después como minero, descendiendo a las profundidades con un pico y un balde. Las minas se llevaron la vida de su hermano, y dejaron casi inválido a su padre. Daubert nunca olvidó ese tenebroso trabajo.
No debutó en grandes ligas hasta la edad de 26 años, pero inmediatamente fue reconocido como un dechado de virtudes a la defensiva. Él admitía que no era un bateador natural. “Solía soñar con batear .300 en las mayores, pero nunca esperé llegar alli”, dijo Daubert en 1912. “Bateé .307 en dos temporadas, pero no podía creer que merecía ese promedio”.
Daubert excedió sus sueños al batear para .350 en 1913. Defendió su título de bateo en 1914 (al batear .329), y terminó sus 16 años de carrera con promedio vitalicio de .303. Su principal ambición era destacar en las grandes ligas para que su hijo pudiese evitar las minas. No ganó el premio al jugador más valioso en 1913 (“Cactus Gavvy” Cravath, de Filadelfia fue claramente el mejor bateador de la liga, y jugaba para un equipo mucho mejor), pero nunca hubo un mejor pelotero más fácil de aupar que Daubert.
Tristemente, Daubert se enfermó y falleció a los 40 años de edad. Era un grandeliga activo al momento de su deceso.
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Años después, el Cactus todavía estaba afectado por el voto de Chalmers en 1913: “Bateé para .341”, escribió Cravath en 1918 para Baseball Magazine. “Conecté más imparables que cualquier bateador. Fui segundo en dobles, tercero en triples, primero en jonrones. Lideré la liga por amplio margen en bases totales. Empujé más carreras que cualquier bateador por amplio margen. De seguro esos números debieron haber contado para algo”. Estaba en lo cierto.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 13 de marzo de 2017
Bill Hands ex pitcher de los Cachorros de Chicago, ganador de 20 juegos en 1969, fallece a los 76 años de edad.
Paul Sullivan. Chicago Tribune. 10 de marzo de 2017.
El antiguo lanzador Bill Hands, quien ganara 20 juegos para los Cachorros en 1969, falleció este jueves 9 de marzo en un hospital de Orlando, Fla., luego de una breve enfermedad.
Hands ganó 111 juegos en 11 temporadas de grandes ligas, incluyendo marca de 92-86 con 3.18 de efectividad en siete temporadas con los Cachorros.
Firmado por los Gigantes como agente libre amateur en 1959, Hands, cuyo apodo era “Froggy”, fue parte de uno de los mejores cambios en la historia de los Cachorros, llegó junto al catcher Randy Hundley después de la temporada de 1965 por el jardinero Don Landrum y el relevista Lindy McDaniel.
Fue el primer cambio que hicieron los Cachorros después de contratar a Leo Durocher para dirigir a los perennes perdedores.
“Buscamos reconstruir”, dijo Durocher en ese momento. “Y la única manera de hacer eso es con peloteros jóvenes. Hundley tiene solo 23 años y Hands 25.
Hands y Hundley se hicieron parte de un núcleo de Cachorros jóvenes quienes convirtieron a la franquicia de hazmerreir en contendor en pocas temporadas. Ellos rompieron un millón de corazones en 1969 pero siguen siendo el equipo más querido de la historia de la franquicia.
“Al final de la temporada de 1966, cuando perdimos 103 juegos, Leo llamó a Bill Hands, Joe Niekro, Rich Nye, Kenny Holtzman y a mí y nos dijo, ‘Jovencitos, ustedes cinco batallarán por los cuatro puestos de la rotación de abridores en 1967”, recordó el inquilino del Salón de la Fama, Fergie Jenkins, este jueves 9 de marzo.
Hands fue abridor y relevista en 1967, cuando los Cachorros ganaron 87 juegos y empezaron a cambiar las cosas. Tuvo marca de 16-10 en 1968, para establecerse y servir la escena para 1969.
“Él era el tercer pitcher”, dijo Jenkins. “Yo empezaba, Kenny era el segundo y él era el tercero. Era un tremendo pitcher…Froggy era un buen compañero”.
Jenkins dijo que Hands era un tipo sereno con una buena recta que se hundía y una slider cortante quien hacía su trabajo sin quejarse por ser subestimado en un equipo lleno de estrellas. A diferencia de Jenkins, Hands no era buen bateador, se ponchó 14 veces seguidas desde el 1 de junio hasta el 11 de julio de 1968.
El año siguiente él fue parte de una de las mejores rotaciones del beisbol con Jenkins (21-15, 3.21 de efectividad) y el zurdo Holtzman (17-13, 3.59). Los Cachorros estaban en primer lugar a mediados de agosto antes de malbaratar una ventaja de nueve juegos y medio sobre los eventuales campeones Mets.
Hands ganó 18 juegos en 1970, pero los Cachorros no pudieron ganar la división y eventualmente empezaron a desmantelar el equipo. Ellos cambiaron a Hands y Joe Decker a los Mellizos después de la temporada de 1972 por Dave LaRoche, y cuando el dueño de los Mellizos Calvin Griffith, le bajó 4.500$ de su sueldo, Hands solicitó que lo cambiaran en el entrenamiento primaveral de 1973.
“No soy un rebelde”, dijo él. “Nunca lo he sido. Pero no soy feliz lanzando para este equipo”.
Hands se retiró en 1975 y vivió en Orient, N.Y., donde fue dueño de una estación de gasolina donde se congregaban los vecinos.
“La estación de gasolina era como la barbería en ‘Andy Griffith’”, le dijo la residente de Orient, Carol Gillooly al Suffolk Times. “Todos trataban de resolver los problemas del mundo y hablaban de beisbol”.
Hands era modesto acerca de su carrera de grandeliga y siguió siendo seguidor de los Cachorros, a menudo usaba una gorra de los Cachorros en el trabajo. Una vez que asistió a un juego de los Cachorros en Shea Stadium en 1985, el utilero Yosh Kawano quería llevar a Hands al clubhouse para que conversara con los peloteros.
“No hagas eso”, replicó Hands. “Estos muchachos no quieren encontrarse con un fantasma del pasado”.
Los recuerdos de los fantasmas de 1969 persiguieron a los Cachorros por décadas, pero finalmente lo ganaron todo el año pasado, para ponerle fin a una sequía de 107 años. Hands estaba extasiado, le dijo su amigo Bill Fish al Suffolk Times.
“Permaneció un largo tiempo viendo la celebración”, dijo Fish. “Estábamos muy felices por eso”.
Aquel equipo de 1969 ha perdido a Ernie Banks, Ron Santo y Jim Hickman en años recientes. Jenkins dijo que Hands será extrañado, aunque estaba feliz de que “Froggy” viera descansar finalmente a los fantasmas de 1969.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 7 de marzo de 2017
Es hora de tener un Satchel Paige Day en Major League Baseball.
Matt Whitener. Yardbarker.com. 27-02-2017.
Mientras la vuelta de la esquina lleva a marzo, la primavera aprieta el paso y los sonidos del pasatiempo nacional empiezan a zumbar otra vez. . Los días postreros de febrero también llevan a la cercanía de otro Black History Month y los recordatorios y memorias del mes traen los trabajos de muchos grandes afroamericanos a través de la historia de la nación. Es en la intersección de estas dos instituciones que se puede hallar un impresionante recordatorio de la historia cultural y el deporte. Eso también da la oportunidad de escarbar en como será recordada la institución mientras más y más años se acumulan entre el momento y el lugar y el futuro.
El establecimiento cultural que está en juego aquí es las Ligas Negras, las diferentes ligas que alojaron el sustancial talento beisbolero de los afroamericanos que fue excluido de Major League Baseball debido a las reglas de la viciosa barrera racial mantenida por las ligas mayores. Y mientras la integración del beisbol en 1947 es celebrada apropiadamente, al ser retirado el 42 de Jackie Robinson en ambas ligas y el 15 de abril (el día cuando debutó en grandes ligas) ha sido nombrado en su honor, hay un legado que se extiende décadas antes de ese día histórico que necesita permanecer claro, presente y relevante.
Mientras el Jackie Robinson Day se hace una tradición más establecida, también existe el riesgo de que alcance una redundancia notable. Otro año, otra fecha, otro toque en la visera de la gorra y se sigue adelante. Si hay algo que no puede ser marginado por el paso de los calendarios a través de los años, es la importancia de por qué las ligas negras aun son tomadas en cuenta, aun después de haber finalizado hace más de 60 años.
Fue una existencia triunfal y necesaria, así como desafiante y orgullosa. Fue un grupo que dio más de lo esperado mientras batallaba con las dificultades de las limitaciones financieras de los propietarios de la época pero aún así resistieron mediante un esfuerzo de lealtad, necesidad y talento puro.
Muchos de los grandes peloteros de esa época se han hecho figuras legendarias hasta cierto punto, una especie de dioses griegos modernos, cuyos logros suenan más a invento que a hechos reales. Las historias de los batazos inmensos de Josh Gibson, que aterrizaban el día siguiente en pueblos a millas de distancia. O la velocidad de Cool Papa Bell rivalizando con la de Hermes, con pies alados para darle sentido a todo. Quizás por encima de todas ellas está la excéntrica eficiencia de Satchel Paige, la maravilla sin edad quien en su apogeo fue capaz de trabajar innings completos sin el beneficio de una defensa detrás de él, principalmente debido a que él les pedía a sus compañeros que abandonaran el campo, porque iba a ponchar a los tres bateadores en fila.
Mientras estas y muchas otras leyendas han crecido para fortalecer su estado, debería haber una preocupación legítima de que la realidad de las condiciones en las cuales ocurrieron podría perderse en el tiempo. En un país que está batallando por estar más allá de las divisiones raciales y por combatir algunas polarizaciones claras que podrían revertir esos esfuerzos, la importancia de la época que alojó las ligas negras y el éxito que tuvieron merece un lugar prominente en el contexto actual. La idea de que estamos en la línea final de cualquier asunto relacionado a la época de las ligas negras, debido a que la marca de la integración está seis décadas detrás de nosotros y los principales contribuyentes están en el Salón de la Fama, está equivocada. Se necesita un entendimiento y apreciación más grande de lo que ocurrió antes que Jackie lo terminara, de la misma manera que la época previa a la proclamación de la emancipación se presenta como un recordatorio de cómo fueron las cosas alguna vez.
Ahora, ¿Es el beisbol un asunto tan serio como la esclavitud y el clima nacional de aquella época? Por supuesto que no, y sería tonto asociarlos. Pero más que cualquier otro deporte, debido a su edad y establecimiento, el beisbol está más alineado con la historia de las relaciones raciales y las condiciones sociales que cualquier otro deporte. Major League Baseball tiene un lugar único para contar la historia de la evolución de la sociedad estadounidense a través de sus puertas, por lo tanto eso conlleva la habilidad de mantener retroactiva esa consciencia relevante para hacer de lo resaltante de su historia un asunto más grande, aun mostrando sus errores y correcciones previas.
MLB ha hecho un gran trabajo al informar la historia de la inclusión post-mortem de los afroamericanos en sus clasificaciones, pero es hora de aumentar la relevancia al informar más de la historia previa con más profundidad. Esto puede ser muy bien logrado al destacar a uno de los miembros más renombrados de las ligas negras y hacerle un reconocimiento a él y la bandera que llevó por tanto tiempo: el icónico Paige.
Leroy “Satchel” Paige estuvo mucho más adelantado a su tiempo que cualquier atleta en la historia. Él era orgulloso, excéntrico y dinámico; era capaz de cautivar a los aficionados y de sorprender a los grandes del juego, de su tiempo y del pasado. Sus dichos e historias perduran como parte del léxico deportivo estadounidense. Él nombraba a sus pitcheos con todo tipo de títulos fantásticos (“jump ball” y “trouble ball” suenan mejor que slider o curva) y les preguntaba a los bateadores que querían batear y se los lanzaba y aún así los dominaba la mayoría de las veces. Bob Feller, Dizzy Dean, Babe Ruth y Joe DiMaggio dicen que él era el pitcher más grande que habían visto, y hubiese alcanzado números asombrosos si le hubieran dejado competir en las mayores durante su apogeo.
Sin embargo, no fue así, y ahí es donde comienza la historia, así como el espacio desde donde se solicita el Satchel Paige Day.
Mientras que resaltar la importancia del avance que representó Robinson es para siempre relevante, resaltar porque ese avance fue tan importante y duradero es explicado mejor a través del espectro de iluminar quizás al mejor pelotero que fuese bloqueado por la mayor parte de su carrera. Mientras hubo muchos grandes quienes nunca vieron sus carreras alcanzar las grandes ligas, resaltar a Paige muestra la tragedia de por qué él no llegó a trabajar en las mayores hasta tener más de 40 años de edad y también por qué eso no es un gran tema como debe ser.
A pesar del hecho de que la existencia de las ligas negras se necesitaban por el veto racial, estas estaban muy lejos de ser ligas de consolación. Había un gran orgullo en las ligas de parte de los que jugaban en ellas, los aficionados que las seguían y las comunidades que las alojaban. La idea de que estas ligas no eran un punto de orgullo y que solo habían esperado por el reconocimiento de MLB, es imprecisa y un punto que cada vez se pierde más en la historia. Al reconocer la estrella que fue Paige y la reverencia que él provocaba, se habla de una historia completamente diferente: una de inspiración que completa la historia de los afroamericanos en el beisbol. Al seguir resaltando a Paige, completamos la historia del beisbol y acentuamos la posición correcta de la historia afroamericana junto al juego.
En una época cuando la participación afroamericana en el juego está en un mínimo de todos los tiempos post-integración, se necesita una mayor exposición a la herencia del juego. Es también una época cuando todavía hay participantes vivientes quienes compitieron en las ligas negras y las mayores quienes tienen nombres que pueden llevar la estima al hablar de esta división, porque ellos la vivieron. Ser oportunos en esta época no solo es necesario; es esencial.
¿Cuándo sería el momento más oportuno para celebrar tal dia de reconocimiento, y cual es mejor formato para hacerlo? Una queja común de muchos aficionados deportivos afroamericanos es que el beisbol no es relacionable debido a la falta de estrellas negras en el juego. Al regresar el juego al formato en el cual Paige construyó mucho de su leyenda, un juego itinerante, eso puede empezar a cambiar. Muchas veces, se armaron ensamblajes de equipos todos estrellas de las ligas negras que viajaban para jugar contra las estrellas de MLB en encuentros que eran un tipo diferente de entretenimiento al producto patrón de MLB…y a menudo eran ganados por los equipos de las ligas negras.
Imagine que tipo de atractivo tendría un juego de exhibición con Mookie Betts, Andrew McCutchen, Jason Heyward, Dexter Fowler, Dee Gordon, Chris Archer, David Price y muchos más para jugar juntos un juego de exhibición contra cualquier número de otras colecciones de talento beisbolero que ensamble los peloteros de un país como los equipos del Clásico Mundial de Beisbol, una colección de jugadores de ligas menores u otra selección de jugadores de grandes ligas. Combine eso con un homenaje a Paige y otros grandes de las ligas negras, asi como muchos inquilinos afroamericanos del Salón de la Fama y dignatarios que se han beneficiado por los caminos abiertos en los días de pre-integración. Tal despliegue sería un poderoso recordatorio de lo que una vez fueron el juego (y el país), mientras se resalta el legado de donde está ahora.
Las imágenes serían potentes, y el mensaje sería claro: El beisbol y Estados Unidos han empezado a moverse hacia adelante. Pero hay una necesidad perpetua de nunca olvidar lo que nos trajo donde estamos ahora y como el juego y la liga más perpetuos de la nación pueden ofrecer ese encuentro.
Satchel Paige es el embajador más grande de la experiencia completa de la vida afroamericana vista a través de los ojos del deporte. Major League Baseball tiene el poder y la plataforma para traer este pasado hasta el presente…y más allá.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 6 de marzo de 2017
Cuadragésimo Aniversario: Dick Williams 1, Johnny Bench 0.
Chris Jaffe. The Hard Ball Times. 18-10-2012.
Hace cuarenta años ocurrió una de las grandes estratagemas dirigenciales de todos los tiempos. Estoy seguro de que eso ha ocurrido en otras ocasiones, pero esa vez ocurrió en una Serie Mundial, lo cual ayudó a engrandecerlo. Es posiblemente el momento más famoso de la carrera del manager de los Atléticos Dick Williams, inquilino del Salón de la Fama.
El 18 de octubre de 1972 se efectuaba el tercer juego de la Serie Mundial. Los Atléticos habían ganado los dos primeros juegos, pero Cincinnati ganaba 1-0 y amenazaba con abrir el juego en la apertura del octavo episodio. Con un out, Cincinnati tenía corredores en las esquinas, y el jugador más valioso de la Liga Nacional, Johnny Bench, en el plato. Si, eso no era muy divertido para Oakland.
Con un strike en la cuenta de Bench, Bobby Tolan robó segunda base. Mientras el relevista de Oakland, Rollie Fingers se preparaba para hacer su próximo envío, Dick Williams tuvo una inspiración repentina. Le dijo a su coach que si el próximo pitcheo era strike, iba a hacer algo que le había visto una vez al manager de los Cardenales de los años ’40, Billy Southworth, cuando Williams era niño en el area de San Luis.
El lanzamiento fue strike, lo cual hizo que Williams entrara en acción. Caminó hacia el montículo, haciendo señales visibles hacia la primera base. Hizo una muestra de enojo y desmayo hacia Fingers. ¿Cómo le vas a lanzar al jugador más valioso con la primera base libre? Ese fue el claro mensaje visual enviado a Fingers.
Excepto, por supuesto, que ese no fue el mensaje enviado a Fingers. Ese fue el mensaje enviado a todo el mundo excepto Fingers. Era especialmente el mensaje que Williams quería enviar a Bench. Williams le daría un mensaje muy diferente a Fingers.
Cuando llegó al montículo, Williams le dijo a Fingers y al catcher lo que en verdad tenía en mente. Bien muchachos, simulen un boleto intencional, y entonces hagan un lanzamiento real. La cuenta está en dos strikes y si logramos esto, poncharemos al peligroso Bench y nos pondremos a un out de salir de este lío. Dicho esto, Williams le dijo a Fingers que hiciera un lanzamiento quebrado, solo para minimizar consecuencias en caso de que Bench descubriera la estratagema.
Una vez enviado el mensaje, Williams regresó al dugout para ver lo que ocurriría. Gene Tenace, el cátcher, regresó al plato y se paró haciendo la señal del boleto intencional. Bench se relajó en el plato. Fingers hizo el wind up e hizo un pitcheo quebrado que agarró al desprevenido Bench fuera de paso.
En todo el país, las personas voltearon a ver a la persona que tenían al lado y empezaron a reir. Williams le había pasado una rápida a Bench. Bench siempre dijo que el pitcheo fue muy bueno, y Williams después reconoció que lo que Fingers lanzó fue una belleza de pitcheo. Bench se había relajado en el momento equivocado. En tercera base, el corredor Joe Morgan le gritó que tuviera cuidado antes que se hiciera el lanzamiento, pero Bench no estuvo listo.
Williams tuvo el momento, pero los Rojos ganaron el juego. Resultó ser que no necesitaron una carrera adicional, ganaron 1-0. Pero el momento que las personas recuerdan es el de Dick Williams engañando al cátcher estrella.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
viernes, 3 de marzo de 2017
Ned Garver, ganador de 20 juegos con los Carmelitas que perdieron 102 veces, fallece a los 91 años de edad.
Richard Goldstein. The New York Times. 28-02-2017.
Ned Garver, el único pitcher en la historia de la Liga Americana en ganar al menos 20 juegos en una temporada para un equipo que perdió por lo menos 100 veces, hecho que logró con los Carmelitas (Browns) de San Luis, falleció este domingo 26 de febrero en Bryan, Ohio.
El deceso fue confirmado por su hijo Don.
“La multitud ni siquiera nos abucheaba”, dijo una vez Garver de sus casi cinco años con los Carmelitas ante asistencias muy bajas en Sportman’s Park, el cual compartían con los populares Cardenales. “Había más peloteros que público”.
Garver tuvo marca de 20-12 en 1951 con un equipo sotanero que terminó con registro de 52-102.
También bateó .305 y despachó un jonrón para romper un juego empatado con los Medias Blancas de Chicago el día final de la temporada, cuando logró su vigésima victoria.
Fue segundo en el premio al jugador más valioso de la Liga Americana. Perdió con Yogi Berra, cuyos Yanquis ganadores del banderín terminaron 46 juegos por delante de aquellos Carmelitas.
Garver lideró la liga en juegos completos en 1951 con 24, la segunda temporada consecutiva que era el número 1, y fue el pitcher abridor de la Liga Americana en su único juego de estrellas, permitiendo un imparable y una carrera sucia en tres innings.
Garver, un derecho de estatura normal, se defendía con sinkers, sliders y cambios de velocidad para sacar ventaja ante las fortalezas y debilidades de los bateadores. Lanzó durante 14 temporadas en la Liga Amerciana y ganó 129 juegos. Perdió 157 veces, pero nunca pitcheó para un equipo de primera división.
“Junto conmigo, Ned sabía más de beisbol que cualquier pitcher de la Liga Americana”, recordó en su memoria de 1962 (“Maybe I’ll Pitch Forever”, escrita con David Lipman), Satchel Paige, compañero de Garver en los Carmelitas. “Aún con sus lanzamientos lentos, lo hacía muy bien todo el tiempo, solo usando su inteligencia”.
Los Carmelitas probablemente son más recordados por su extravagante dueño Bill Veeck, quien una vez envió a batear como emergente al enano Eddie Gaedel en un juego de agosto de 1951 contra los Tigres de Detroit. (Gaedel se agachó, creando una situación de zona de strike inexistente y negoció un boleto en cuatro lanzamientos).
Cinco días después, Garver estaba en medio de otra de las ocurrencias promocionales de Veeck.
A los aficionados les habían solicitado que votaran para escoger la lineación de los Carmelitas para su juego del 24 de agosto en casa contra los Atléticos de Filadelfia.
A más de 1100 de ellos les facilitaron asientos detrás del dugout de los Carmelitas el Grandstand Managers Day con tarjetas que leían “Si” por un lado y “No” en el otro. A medida que el juego avanzaba, Bob Fishel, el director de publicidad de los Carmelitas, les pidió que votaran por la estrategia, acerca de si debían cambiar al pitcher u ordenar un intento de robo.
El consenso era entregado rápidamente cada vez a un coach de los Carmelitas, quien llevaba las directrices mientras el manager Zack Taylor, se relajaba en una mecedora en un palco de terreno.
Garver, el pitcher abridor de los Carmelitas de ese día, fue bateado duro en el primer inning.
“Con tres carreras en contra y corredores en primera y tercera, Fishel mostró la pregunta ‘¿Debemos poner a calentar un pitcher?’” Recordó Veeck en su memoria de 1962, “Veeck as in Wreck”, escrita con Ed Linn.
Los managers de la tribuna vetaron la idea, recordó Veeck, “presumiblemente en la teoría de que podían herir los sentimientos de Garver”.
Garver los recompensó al pitchear un juego completo en la victoria de los Carmelitas 5-3.
Ned Franklin Garver nació el día de Navidad de 1925 en el pueblo noroccidental de Ohio de Ney (pronunciado Nay), donde sus padres, Arl y Susie, eran propietarios de una granja. Ned jugó beisbol semipro después de sus días de escuela secundaria. Fue firmado por la organización de los Carmelitas al ser descartado del servicio militar para la segunda guerra mundial por tener los pies planos.
Garver se unió a los Carmelitas en 1948 y se convirtió en el pilar de su cuerpo de lanzadores. Ningun otro pitcher de los Carmelitas ganó más de seis juegos en 1951.
Pero Garver fue afectado por un nervio presionado en su cuello en 1952 y fue cambiado a los Tigres en agosto. Lanzó cuatro temporadas completas con Detroit, otras cuatro con los Atléticos de Kansas City, y entonces se retiró luego de una breve estancia con los Angelinos de Los Angeles en 1961.
Solo otro pitcher de la historia moderna de las ligas mayores, Irv Young de los Beaneaters de Boston de la Liga Nacional en 1905, un ancestro de los Bravos de Boston (y Milwaukee y Atlanta), ha alcanzado la meseta de las 20 victorias con un equipo de 100 derrotas. Young tuvo marca de 20-21 con un equipo de Boston que jugó para 51-103.
Además de su hijo Don, Garver, quién vivía en Bryan, es sobrevivido por su segunda esposa, la antigua Dolores Hart; otro hijo, Ned, y una hija, Cheryl Garver, de su primer matrimonio, con la antígua Dorothy Sims, quien falleció en 1955; sus hijastros Kevin Cottrell, Tonya Cottrell y Tammy Berenyi; cuatro nietos; y una bisnieta.
Despues de sus días como pitcher, Garver fue scout de los Rojos de Cincinnati e hizo trabajo promocional para una compañía empacadora de carne de Ohio. Fue alcalde de Ney por ocho años.
Los Carmelitas pasaron a la historia del beisbol en 1954, cuando se mudaron a Baltimore y se convirtieron en Orioles.
“Aunque éramos un equipo perdedor, estoy orgulloso de haber sido parte de los Carmelitas de San Luis”, le dijo Garver a Baseball Digest en 2004. “Todos mis carros todavía tienen calcomanías de los Carmelitas”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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