domingo, 26 de octubre de 2014
Desde Kansas a los Gigantes, el equipaje de victorias e inteligencia de un pionero.
David Waldstein. 22-10-2014. The New York Times.
Olathe, Kan.- Un Gigante está enterrado en Kansas.
Baldwin City, Kan., está a escasas 50 millas de Kauffman Stadium, el hogar de los Reales de Kansas City, los Campeones de la Liga Americana de este año. Allí fue donde Luther Taylor, quién fuera conocido como Dummy Taylor, fue enterrado en 1958, el año cuando su antíguo equipo, los Gigantes, empezó a jugar en San Francisco, al mudarse desde Polo Grounds en el Alto Manhattan.
Taylor fue un pitcher pionero, un personaje carismático y colorido quien no podía oir ni hablar pero podía lanzar una pelota con experticia. Ayudó a los Gigantes a ganar su primera Serie Mundial de la era moderna, en 1905, y tendió un puente al vacío entre los atletas que oyen y los sordos, permanece como el único vínculo entre Kansas City y los Gigantes.
Durante la época de Taylor con los Gigantes, desde 1900 hasta 1908, muchos de sus compañeros aprendieron el lenguaje de señas, y Taylor los hizo reir, y algunas veces gana, en buena parte de su carrera.
“El permanece como una inspiración para muchas personas”, dijo Sandra Kelly, una antígua maestra y directora en la Escuela de Sordos de Kansas, donde Taylor destacó como beisbolista y luego como entrenador, en Olathe, una ciudad 20 millas al suroeste del centro de Kansas City, Mo. “Está muy claro en las historias que sus compañeros lo querían y respetaban”.
Kelly ahora es directora ejecutiva del Centro Cultural para Sordos local, el cual está ubicado enfrente de la escuela- El centro aloja un museo con una exhibición dedicada a Taylor, uno de los graduados más celebres de la escuela, junto a Paul Hubbard, de quién se dice que es el inventor del círculo de conferencia del futbol americano.
La Escuela de Kansas para Sordos es una institución pública, accesible a los niños sordos de todo Kansas- Taylor, quién nació el 21 de febrero de 1875, asistió a la escuela desde 1884 hasta 1895 y fue el primero de su clase y un gran prospecto de béisbol. El gimnasio K.S.D. lleva su nombre, el campo de futbol americano el de Hubbard.
Luego de unos pocos años en el béisbol semi profesional, Taylor se unió a los Gigantes en 1900, y en nueve años con ellos dejó marca de 115-103 con efectividad de 2.77. En 1904, tuvo registro de 21-15 y los Gigantes ganaron su primer banderín del siglo XX( aunque no hubo Serie Mundial ese año por una disputa con la Liga Americana). El próximo año, los Gigantes ganaron el banderín de nuevo, y Taylor agenció un registro de 16-9, y jugaron su primera Serie Mundial de la era moderna.
“El béisbol es un buen deporte para atletas sordos, especialmente para los pitchers porque ellos están en control del juego”, dijo en un correo electrónico Suzanne Robitaille, una aficionada sorda del béisbol y abogado de los discapacitados.
Taylor fue señalado para iniciar el tercer juego de la Serie Mundial de 1905 contra los Atléticos de Filadelfia, la franquicia se mudó a Kansas City en los años ’50 y a Oakland hacia finales de los ’60, pero el juego fue pospuesto, y los Gigantes luego designaron a Christy Mathewson, quien ganó tres juegos en la Serie sin permitir una carrera.
En una entrevista con The Sporting News en 1942, Taylor expresó su disgusto, porque pensaba que si hubiese lanzado ese juego se habría convertido en el primer pelotero sordo en una Serie Mundial.
Pero la influencia de Taylor iba más allá des béisbol. Algunos han discutido sobre la posibilidad de que las señas del béisbol se deben a él, aunque otros dicen que las señas precedían su llegada al juego. (Algún día Dummy Hoy, un sordo quien jugó en el siglo XIX, proporcionó el impulso para las señales de mano de los árbitros).
Las contribuciones de Taylor también incluían su gran sentido del humor. Hay una leyenda en la cual él como coach de base un día usó botas altas en medio de una tormenta para avergonzar a los árbitros y hacerlos suspender el juego. Fue un personaje punzante hasta en sus señas, tuvo varios encontronazos con los árbitros como jugador y luego como entrenador en la K.S.D. David W. Anderson, en un ensayo sobre Taylor, escribió del día cuando Taylor, entonces coach de primera base de los Gigantes, como hacían los jugadores de la época, se burlaba del árbitro del plato, Hank O’Day, en lenguaje de señas.
Lo que Taylor no sabía, escribió Anderson, era que O’Day había sido criado por padres sordos y podía entender las señas.
“Te vas para el clubhouse”, dijo O’Day con señas. “Paga 25$”.
En aquellos días, los jugadores sordos y mudos eran llamados rutinariamente Dummy, y Taylor no fue la excepción. (Los Gigantes tuvieron brevemente en 1901 otros dos peloteros con ese nombre, Dummy Leitner y Dummy Deegan). Los tiempos han cambiado, pero Kelly, la antígua directora y maestra de la Escuela de Kansas para Sordos, dijo que Taylor apreciaba el apodo porque eso indicaba que podía hacer señas y estaba orgulloso de ello. Los managers de Taylor, George Davis y después John McGraw, animaron a sus compañeros a que aprendieran el lenguaje para comunicarse con él.
Taylor pasó a los Bronchos de Cleveland de la Liga Americana en 1902 por más dinero pero regresó a los Gigantes porque no se sintió bienvenido en Cleveland donde los peloteros no hacían señas.
En “The Glory of Their Times” de LaurenceS. Ritter, Fred Snodgrass, un jugador de los Gigantes, explicó como Taylor rechazaba a permitir que sus impedimentos lo separaran de sus compañeros. “Si ibamos a un espectáculo de vaudeville, el quería saber de que trataba el chiste, y alguien tenía que contárselo”, dijo Snodgrass. “Así que todos aprendimos”.
No todos los peloteros sordos hacen señas. Cuando Curtis Pride, un pelotero con impedimento para escuchar, estaba en el sistema de ligas menores de los Mets en los años ’80 y ’90, no hacía señas porque podía leer los labios. Pero los Mets, dijo Steve Phillips, el director de las granjas del equipo a comienzos de los ’90, cambiaron sus protocolos en los jardines para que solo Pride pidiera las pelotas porque el no podía oir si los otros jardineros pedían la pelota.
Pride es el entrenador de béisbol en Gallaudet, una universidad privada para sordos y casi sordos en Washington donde Hubbard, el antíguo estudiante-atleta de K.S.D., era futbolista estrella. Hubbard, quien era seis años mayor que Taylor, jugaba de quarterback en Gallaudet y se le acredita el invento el círculo de conferencia como una manera de prevenir que los rivales vean las señales del equipo.
Como Taylor, Hubbard eventualmente regresó al area de Kansas City, y enseñó y entrenó en K.S.D. por décadas al lado de Taylor. El nieto de Hubbard, James, es abogado en Olathe y un gran aficionado de los Reales. El nació en 1943, tres años antes que falleciera su abuelo. Pero lo recuerda.
“Puedo recordarlo”, dijo James Hubbard por teléfono. “Sé que mi abuelo y Taylor fueron ambos entrenadores y miembros de la facultad en K.S.D. por muchos años. Mi madre enseñó ahí, también, y yo solía oir todas las historias”.
Hoy, Hubbard es un buen amigo y socio de golf de George Brett, la estrella de los Reales y vicepresidente senior del equip, así que Brett conoce a un hombre que conoció a un hombre que trabajaba con Luther Taylor.
Ahora Taylor yace a un paseo corto de Kansas City, donde su viejo equipo está tratando de ganar otra Serie Mundial 109 años después de su primera de la era moderna, la cual llegó gracias en partea un Gigante de Kansas.
Traducción: Alfonso Tusa
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