viernes, 12 de junio de 2015

Dick Green en el Salón

06-03-2014. Bruce Markusen. Lo admitiré, hay oportunidades que solo se presentan por trabajar en el Salón de la Fama. Uno de esos beneficios incluye la visita ocasional de un grande liga retirado. Tuvimos uno la semana pasada, cuando el antíguo camarero de los Atléticos de Kansas City y Oakland, Dick Green, vino a Cooperstown. Acompañado de su esposa, Lia, Green tuvo una visita detrás de escena en el Salón de la Fama, sus colecciones, y sus estanterías de libros. Durante la visita, tuve la oportunidad de hablar con los Green, una satisfacción personal para mí debido a mi experiencia de escribir un libro sobre esos grandes equipos de los Atléticos a principios de los años ’70. Yo estaba un poco inseguro sobre que esperar. Siempre había oído que Green era un hombre muy tranquilo quien llevaba una vida retirada en su hogar de South Dakota. El reporte de los scouts casi se ajustaba a esas características. Todos encontramos a Green extremadamente amigable, más que feliz de hablar de sus días con los Atléticos. Llegó un momento, cuando empezó a preguntarme de mis experiencias escribiendo de los Atléticos. Le dije que una entrevista con Joe Rudi era uno de los puntos resaltantes; Green dijo que sigue siendo amigo cercano de Rudi, quién ha sido considerado por mucho tiempo uno de los caballeros del juego. Aunque Green se excusó de que su memoria no andaba muy bien, nos obsequió sus memorias de cada personaje especial asociado con aquellos Atléticos, quienes consiguieron juntos tres Series Mundiales seguidas entre 1972 y 1974. Green, uno de los pocos peloteros que tenía buenas relaciones con Charlie Finley, dijo que el dueño generalmente lo trataba bien. Y le tenía un gran aprecio a Catfish Hunter, quién poseía casi un sexto sentido en su habilidad para cambiar velocidades y atacar a los bateadores rivales. Sin sorprender a nadie, Green consideraba a Reggie Jackson el pelotero que carga a los Atléticos en aquellos días. Jackson tenía un poder bruto inusual. “Una vez bateó una pelota en Boston que el segunda base saltó para tomarla y salió del estadio”, le dijo Green a Craig Muder del Salón de la Fama. Cuando Muder le preguntó a Green cual pelotero rival bateaba la pelota más fuerte, él dio dos nombres. El primero fue Dick Allen, quién tenía un tremendo poder hacia el jardín derecho y central y tenía la tendencia de batear líneas trepidantes hacia la posición de Green, segunda base. Green también nombró a Mickey Mantle, cuyo poder a la izquierda podía intimidar a los jugadores del lado derecho del infield, puedo recordar estar en Kansas City y jugarle en el right field. Entonces el trataba de tocar la bola para embasarse”. Green dijo que él generalmente manejaba esos toques y hacía out a Mantle. La observación de Green no debería sorprender a nadie quien recuerda el juego de esa época. Él fue uno de los mejores segundas base del juego, un pelotero quien a menudo era comparado con Bobby Richardson de los Yanquis. Con un alcance por encima del promedio, manos seguras, un giro rápido en el doble play , y un fuerte brazo, Green aportaba el pegamento defensivo de aquellos Atléticos de los 60’ y comienzos de los ’70. La carrera de Grandes Ligas de Green empezó en 1963, cuando apareció en 13 juegos a finales de temporada y se desempeñó en el short y la segunda base. En 1964, se convirtió en el segunda base regular de Kansas City, bateó para un respetable .264 con 11 jonrones mientras jugaba con estabilidad al campo. El próximo año, él bateó un tope personal de 15 jonrones, un total sustancial para un infielder del medio del cuadro interior en aquella época. El bateo de Green decreció cuando los pitchers incrementaron su dominio hacia finales de los años ’60. Pero una vez que el “Año del Pitcher” vino y se fue, Green regresó. Tuvo su mejor temporada ofensiva en 1969, bateó para .275 con 53 boletos y 12 jonrones. Aunque no fue al Juego de Estrellas, recibió algunos votos dispersos en la elección de jugador más valioso. Una espalda adolorida contribuyó a que tuviese el peor promedio de bateó de su carrera, .190 en 1970, esto provocó varios rumores que decían que Green podría retirarse y concentrarse en dirigir la próspera compañía de mudanzas de su familia en Rapid City, S.D. Pero Finley lo persuadió de no hacerlo y Green volvió con 12 jonrones y 51 boletos en 1971. Ese equipo de los Atléticos ganó 101 juegos para adjudicarse el Oeste de la Liga Americana. Una serie de lesiones limitaron a Green a solo 26 juegos en 1972. Como equipo, los Atléticos sufrieron poco, al mantener a raya a los Medias Blancas para ganar el la división oeste. Afortunadamente, Green regresó a la acción a tiempo para jugar en la postemporada, y se ganó su primera aparición en una Serie Mundial. Green se convirtió en un jugador famoso por una jugada memorable de la Serie, en la cual el absorbió la embestida de Hal McRae que lo hizo volar unos dos metros detrás de la almohadilla. Green mantuvo la pelota en el guante, y los Atléticos resistieron para vencer a la Gran Maquinaria Roja. De regreso a la buena salud en 1973, Green no bateó mucho, pero ayudó a estabilizar el medio del cuadro interior de los Atléticos que ganaron su segundo campeonato seguido. En 1974, Green jugó solo 100 juegos en la temporada regular, pero reservó su mejor jugada defensiva para la Serie Mundial ante los Dodgers. Ocasión tras ocasión, Green efectuó brillantes jugadas que detuvieron potenciales ofensivas de los Dodgers. “Green ha hecho la diferencia: él ha hecho las grandes jugadas en las situaciones claves”, le dijo Steve Garvey al periodista Red Foley. “Él siempre está haciendo grandes doble plays, y nos neutraliza la posibilidad de grandes innings”. En la Serie, Green participó en seis doble plays. A pesar de irse en blanco en 13 turnos al bate, Green ganó el premio Babe Ruth como jugador más valioso de la serie en reconocimiento a su excelencia defensiva. Se estaba haciendo justicia a un gran pelotero defensivo quién siempre era segundo de alguien más en la carrera por el guante de oro, esos podían ser Bobby Richardson, Bobby Knoop, Dave Johnson o Bobby Grich. Venir de tal actuación en la Serie Mundial, a los 33 años Green parecía capaz de jugar por lo menos otra temporada. Pero finalmente hizo lo que había amenazado hacer por años; anunció su retiro. “Habría perdido mi titularidad en 1975 con Phil Garner, y no quería ser utility del infield”, Green le dijo a los em,pleados del Salón. “Además, hice más dinero en casa con nuestra compañía de mudanzas”. Con sus días de jugador activo detrás de él, Green lo hizo bien con la compañía de mudanzas antes de venderle el negocio a su socio. Ahora disfruta el retiro en South Dakota, Green pesa solo unos pocos kilos por encima de su peso de pelotero activo y aún luce como si pudiese hacer dos dobleplays si se lo pidieran. Dick Green no es el recluso que llegué a creer. Él es extrovertido, y divertido, y lleno de buenas memorias. Si, algunas veces tus héroes terminan siendo mejores de lo que pensaste. Fuentes: The Sporting News; the New York Daily News; Dick Green’s clippings file at the National Baseball Hall of Fame. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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