martes, 28 de julio de 2015
Cooperstown confidencial: El cuento de Charley Lau.
18-05-2012. Bruce Markusen.
Mickey Hatcher se había convertido en una figura importante en el sur de California. El manager de los Angelinos, Mike Scioscia, tenía una gran confianza en su coach de bateo, quién había trabajado con él en las 13 temporadas previas. A muchos en la organización les gustaba su sentido del humor y la actitud entusiasta, lo cual le permitía desarrollar un buen trabajo con los bateadores del equipo.
Sin embargo, muchos de los aficionados de los Angelinos habían llegado a detestar a Hatcher. Ellos lo culpaban por los pobres resultados ofensivos en 2010 y 2011, y las continuas fallas ofensivas de esta primavera. Los críticos de Hatcher sentían que él había hecho que los bateadores de los Angelinos fuesen demasiado agresivos, hasta el punto que no negociaban suficientes boletos y hacían swing a muchos lanzamientos alejados de la zona de strike. Hatcher se metió más adentro en el fuego cando su alumno estrella más nuevo, Albert Pujols, criticó al coach por revelar alguna información de una reunión privada con los bateadores de los Angelinos.
Los coaches de bateo se han convertido en celebridades menores en años recientes. Rudy Jaramillo fue reconocido como gurú de bateo durante su larga estadía con los Rangers. Kevin Long ha recibido elogios por su trabajo con Curtis Granderson y Derek Jeter. Merv Rettenmund fue elogiado una vez como un excepcionalmente buen coach de bateo.
Pero con la celebridad vienen las grandes expectativas, las cuales pueden ocasionar disgustos. Cuando los bateadores empiezan a tener malas rachas, el coach de bateo se hace un blanco visible. Y cuando la mala racha dura mucho tiempo, el coach de bateo algunas veces es despedido. Eso le ocurrió a Hatcher esta semana.
El primer coach de bateo que recuerdo como celebridad fue Charley Lau. Durante finales de los años ’70 y los ’80, él fue reconocido como el instructor de bateo élite del juego, era tan reverenciado en algunos círculos que sus seguidores sentían que debía ser pagado tan bien como un manager.
Luego de una carrera descolorida como bateador de sencillos y cátcher de reserva con los Tigres, Bravos, Orioles y los Atléticos de Kansas City, y una temporada relativamente tranquila como coach de bateo como coach de bateo de Baltimore en 1969, Lau se abrió paso hacia la conciencia pública como coach con los Atléticos de Oakland. Durante el entrenamiento primaveral de 1970, Lau trabajó mucho con Joe Rudi. Lau lo convenció de cambiar su forma de batear. Rudi empezó a recortar su manera de empuñar el bate, mientras se acercaba más al plato y se agachaba.
Rudi respondió al tutelaje bateando para .309 en 350 turnos al bate. “Ese fue”, le dijo Rudi a la revista Sport al recordar la primera vez que se encontró con Lau, “el punto de inflexión de mi carrera”.
Durante la misma temporada, Lau recibió cierta publicidad indeseada cuando se enfrentó con el hombre que narraba jugada a jugada los juegos del equipo, el legendario Harry Caray. No le agradaba el criticismo de este hacia los jugadores de Oakland mientras transmitía los juegos, por eso estuvo a punto de irse a los puños con el extrovertido narrador en un vuelo del equipo.
Luego vino el invierno posterior a la temporada de 1970. Charley Finley había despedido a John McNamara como manager durante una reunión de una hora. Finley inmediatamente dio una conferencia de prensa para anunciar el cambio. En una actitud extraña, el impredecible dueño pasó buena parte de la conferencia criticando a su cátcher regular, Dave Duncan. Finley atacó a Duncan por varias razones, en particular por su estilo de vida.
“Un día encontré que Duncan estaba durmiendo con el coach de bateo Charley Lau”, exclamó Finley, de acuerdo a The Sporting News. Fue una extremadamente pobre e inadecuada elección de palabras. “Con esto quiero decir que eran compañeros de residencia, compartían gastos. Cuando noté esto, les…pedí que acabaran con eso inmediatamente, porque como todos sabemos, en la armada, las tropas no fraternizan con los oficiales”.
Duncan y Lau, cuyo despido también fue anunciado en la conferencia de prensa, habían rechazado cumplir la orden de Finley. Ambos hombres se habían separados recientemente de sus esposas. Habían decidido reducir costos compartiendo un apartamento, nada sorpresivo en una época cuando la mayoría de los peloteros y coaches no tenían salarios significativos. Finley trató de insinuar que Lau estaba durmiendo con uno de sus jugadores. Fue como si Finley hubiese usado intencionalmente la frase “durmiendo con” como una manera falsa de sugerir alguna relación romántica entre el jugador y el coach.
Debido a los extraños razonamientos de la mente de Finley, es difícil saber exactamente cual fue el motivo de su reacción hacia Duncan y Lau. Si Finley estaba de alguna manera tratando de vetar a Lau y mantenerlo fuera del beisbol, sus esfuerzos fueron en vano. Antes de comenzar la próxima temporada, Lau consiguió trabajo con los Reales.
Desde 1971 hasta 1978, excepto por un breve período cuando fue removido del cargo por Jack McKeon, Lau fue el coach de bateo de Kansa City. Durante ese tiempo, él trabajó con un número de peloteros que estaban en el equipo y otros que llegaron del sistema de los Reales, los ayudó a todos a convertirse en mejores bateadores de Grandes Ligas. El ilustre grupo incluía a los jardineros Amos Otis, Hal McRae y Willie Wilson, y a un infielder futuro inquilino del Salón de la Fama de nombre George Brett. Solo en 1976, Brett y McRae disputaron el título de bateo de la Liga Americana, convirtiéndose en testamentos de las teorías de bateo de Lau.
Lau instituyó el uso de cintas de video para trabajar con los bateadores de los Reales. Mucho antes de que esa práctica se hiciera norma, él pasaba numerosas horas estudiando los videos de sus bateadores, analizando sus fortalezas y debilidades.
Brett se convirtió en el alumno más aventajado de Lau. “Luego de algunos experimentos y refinación, hallamos el estilo de bateo que funcionaba mejor para mí”, dijo Brett años después. “En ese momento casi ni me di cuenta de cómo eso iba a cambiar mi vida”.
Con su estilo de bateo asesorado por Lau, Brett bateó .308, .333 y .312 en tres de sus primeras cuatro temporadas. Aunque era considerado un valioso prospecto, nadie podía predecir que él emergería como uno de los 10 mejores terceras base ofensivos de todos los tiempos. Además de sus consejos como coach de bateo, Brett demostró las mejores cualidades del sistema de bateo de Lau. Si este era ejecutado correctamente por un pelotero con el talento de Brett, el sistema de Lau funcionaba.
Lau creía que cada bateador debe empezar por tener un estilo de bateo balanceado y trabajable, pero debe sentirse dispuesto a incorporar ritmo y movimiento a ese estilo. Desde ahí un bateador necesitaba ejecutar un profundo cambio de centro de gravedad, comenzando con un lado trasero firme y rígido que luego debe pasar a un lado frontal firme y rígido.
Lau creía que el bateador debía conectar a través de la pelota, con un swing libre de tensión. Entonces venía el hueso de contención. Muchos de sus bateadores terminaban sus swings soltando la mano de arriba desde el bate. Aunque él no pedía eso (un punto a menudo no entendido por sus críticos), el los animaba a soltar la mano de arriba como una forma de extender sus brazos. Más que cualquier otra cosa, esta característica se convirtió en el punto crítico durante el tope de la popularidad de Lau. Los escépticos se quejaban, “¿Cómo se puede batear con una sola mano?”
Lo que los críticos no entendían era que el bateador solo soltaba su mano de arriba después de hacer contacto con la pelota. Un bateador puede extender el bate más lejos con una mano, que cuando lo sostiene con ambas manos. De acuerdo a la manera de pensar de Lau, la extensión importaba más que agarrar el bate con ambas manos después de conectar.
Las filosofías de Lau siguieron siendo propiedad de los Reales después de la temporada de 1978, cuando los Reales lo cesantearon. La gerencia de los Reales sentía que Lau estaba convirtiendo a los bateadores de poder del equipo en bateadores de sencillos. El despido molestó a Lau, quién ya tenía un problema con el alcoholismo. No estuvo desempleado por mucho tiempo. Ahora como agente libre, firmó un lucrativo contrato multianual con los Yanquis.
Lau no tendría el mismo impacto con los Yanquis que el que tuvo con los Reales, pero algunos bombarderos respondieron. Reggie Jackson tuvo una de sus mejores temporadas en 1980, también Oscar Gamble. Hasta jugadores promedio como Rick Cerone y Bobby Brown sorprendieron con productivas campañas ofensivas.
“Charley es el maestro más científico que hay visto”, dijo el primera base de los Yanquis, Bob Watson. “Si hubiera tenido a Charley Lau hace siete años, hoy sería un mejor bateador”.
En 1981, el impacto de Lau pareció disminuir cuando la ofensiva de los Yanquis cayó significativamente. De los jugadores regulares, solo Dave Winfield agenció un OPS mejor que .800. Así que los Yanquis dejaron ir a Lau, le permitieron llevar sus servicios a los Medias Blancas, donde firmó un contrato de seis años, sin precedentes.
Las filosofías de Lau parecieron tener mucho más que un impacto en Chicago, allí hizo movimientos positivos con jugadores como Carlton Fisk, Ron Kittle, Harold Baines y Greg Luzinski. Lau recibió crédito por ayudar a Kittle a ganar el premio de Novato del Año de la Liga Americana.
Fue con los Medias Blancas que Lau se enfermó seriamente. Afectado con cáncer de colon, Lau se ausentó en 1983. Su salud se complicó en la primavera de 1984. El 18 de marzo, con los Medias Blancas en medio de sus preparativos primaverales para la nueva temporada, Lau falleció a los 50 años.
Si no es por su muerte prematura, él pudo haber permanecido como coach de bateo por el resto de los ’80 y ’90. Él pudo ser mejor conocido por las generaciones actuales de aficionados, los cuales generalmente parecen desconocer sus logros. Después de todo, Lau se había ido hace casi 30 años.
Desde su partida, algunos coaches de bateo, como el discípulo de Lau, Walt Hriniak y el antíguo coach de bateo de los Yanquis, Lou Piniella han ganado algún nivel de celebridad como coaches de bateo. También Jaramillo. Pero ninguno se ha convertido en la superestrella que fue Lau. De muchas maneras, el sigue siendo el oráculo de los coaches de bateo, uno del cual podríamos no volver a ver nunca más alguien parecido.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Nota del traductor: Charley Lau dirigio a los Tiburones de La Guaira en LVBP, temporada 1971-72
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