martes, 23 de mayo de 2017

Steve Palermo, el árbitro cuya carrera terminó a causa de una bala, fallece a los 67 años de edad.

Richard Sandomir. The New York Times. 15-05-2017. Steve Palermo, cuya carrera como árbitro de beisbol en las grandes ligas finalizó cuando recibió un disparó que le paralizó parcialmente en 1991 luego de intervenir para auxiliar a la víctimas de un atraco en las afueras de un restaurant en Texas, falleció este domingo 14 de mayo en Overland Park, Kan. Su esposa, Debbie, dijo que la causa fueron complicaciones de cáncer de pulmón. Mr. Palermo estaba en su décimo quinta temporada como árbitro de la Liga Americana, con la reputación de ser uno de los mejores sentenciando bolas y strikes. El 6 de julio, luego de arbitrar en tercera base durante un juego entre los Angelinos de California y los Rangers de Texas en Arlington, Tex., él fue a cenar al Campisi’s Egyptian Restaurant de Dallas. Cuando el empleado del bar notó que dos meseras eran golpeadas y robadas por atracadores en el estacionamiento, Mr. Palermo y otros cinco hombres salieron a detenerlos. Dos asaltantes escaparon con un chofer, mientras Mr. Palermo y un amigo perseguían a un cuarto hombre. Luego que el hombre fue sometido, sus cómplices regresaron en su carro, y uno disparó hacia el grupo con una pistola calibre .32. La bala que impactó a Mr. Palermo “me dio por encima de la correa y atravesó mi cuerpo”, le dijo al programa “Only a Game” de NPR este año. “E instantáneamente quedé paralizado. Estaba como fundido sobre el pavimento. Supe de inmediato, que aquello era serio”. Despues de la cirugía, su médico le dijo que era poco probable que volviera a caminar. Él rechazo el diagnóstico, con la esperanza de que volvería a arbitrar. Despues de tres meses de rehabilitación, él usó muletas y soportes en las piernas, para caminar sobre el terreno del Hubert H. Humphrey Metrodome de Minneapolis, donde hizo el primer lanzamiento antes del juego inicial de la Serie Mundial. “Que yo quisiera irme del beisbol, es una cosa”, dijo él ese día, y agregó, “Pero que alguien me lo quite de esta manera, no es justo”. Y, le dijo a The St. Paul Pioneer Press, “Espero ser abucheado otra vez”. Nunca arbitró otra vez, pero caminaría con bastón. “Tuvo dolor crónico por 26 años, pero lo disimulaba bien”, dijo su esposa, quien se casó con él cinco meses antes del tiroteo, en una entrevista. Fue contratado en 1994 por Major League Baseball como asistente especial de Bud Selig, director del consejo ejecutivo de las ligas mayores (su título antes de ser elegido comisionado), para estudiar la longitud de los juegos, todavía un problema del beisbol. También trabajó a medio tiempo como analista de MSG Network para los juegos de los Yanquis, desde 1995 hasta 1997. En 2000, MLB lo contrató como supervisor de árbitros, una posición que mantuvo hasta la muerte. Stephen Michael Palermo nació en Worcester, Mass., el 9 de octubre de 1949. Su padre, Vincent, fue director de escuela primaria, y su madre, quien de soltera respondía al nombre de Angela Gentile, era ama de casa. Ganaba algun dinero arbitrando juegos locales mientras asistía a la escuela secundaria. Un día, mientras oficiaba un juego de estrellas de pequeñas ligas cuando tenía como 19 o 20 años, fue descubierto por Barney Deary, administrador del programa de desarrollo de árbitros de MLB. Su entrada a la escuela de arbitraje de Florida a los 21 años de edad, terminó una carrera universitaria durante la cual había estudiado educación en tres instituciones. Avanzó rápidamente a través de las ligas menores y fue contratado a tiempo completo por la Liga Americana en 1977. “Fue un árbitro muy bueno, de mentalidad muy seria”, dijo Ted Hendry, quien trabajó con él en la Liga Americana. “Era justo, y sabía estar a la altura de las circunstancias cuando un manager se enojaba”. Mr. Palermo fue el árbitro de tercera base en el Fenway Park de Boston, el 2 de octubre de 1978, en el juego de playoff entre los Yanquis y los Medias Rojas. Cuando Bucky Dent de los Yanquis bateó un jonrón de tres carreras sobre el monstruo verde en el séptimo inning, para adelantar a su equipo, Mr. Palermo indicó que la pelota estaba en zona buena. Después del juego, su padre, fanático de los Medias Rojas, le reclamó. “¿Por qué no sentenciaste foul esa pelota? Preguntó su padre, de acuerdo a un artículo de Joe Posnanski en MLB.com. “Esa pelota fue buena como por seis metros”, dijo Steve Palermo. “¿Y?” dijo su padre. Mr. Palermo también fue parte del cuerpo arbitral de la Serie Mundial de 1983, cuatro series de campeonato de la Liga Americana, el juego de estrellas de 1986, y el juego sin hits ni carreras de Dave Righetti con los Yanquis el 4 de julio de 1983. Además de su esposa, cuyo nombre de soltera fue Debbie Aaron, a Mr. Palermo, quien vivía en Leawood, Kan., le sobreviven su madre; sus hermanas Anne Palermo y Linda Palermo LaFleche; y sus hermanos Jim, John y Michael. Un matrimonio anterior terminó en divorcio. Mr. Palermo dijo que no lamentaba la acción que terminó su carrera de arbitraje, y que esperaba que otros hubiesen hecho lo mismo si su esposa estuviera siendo atacada. Si él tuviese que decir que no lo haría otra vez, declaró a MLB.com, “Eso significaría que cometí un error. No puedo admitir que eso fue un error”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

viernes, 5 de mayo de 2017

Rindiendo Homenaje a un Amigo Aficionado, en los Baños de cada Estadio de Beisbol.

Corey Kilgannon. The New York Times. 01 de mayo de 2017. Los Mets de Nueva York derrotaban 2-1 a los Filis de Filadelfia, despues de dos innings cuando Tom McDonald se levantó de su asiento en el palco superior de Citi Field. Era el llamado de la naturaleza, y también de la promesa a su amigo de la niñez y seguidor de los Mets, Roy Riegel, cuya muerte hace nueve años dejó a Mr. McDonald, 56, con el compromiso de rendir honor a sus lazos beisboleros de una manera poco convencional: dispersando las cenizas de Mr. Riegel en todos los estadios del país. Mas inusual es su método: desecharlas en las pocetas de los baños en los estadios durante los entre-innings. “El juego tiene que estar en proceso, esa es mi regla”, dijo Mr. McDonald una noche de semana reciente antes de entrar a un baño del Citi Field, sosteniendo un botellita de plástico con una muestra de los restos cremados de Mr. Riegel. Él se paró en el compartimiento del baño y esparció las cenizas en la poceta con tanto decoro como lo permitió el lugar. Un par activaciones de flujo de agua más tarde, los restos de Mr. Riegel estuvieron viajando a través de las cañerías de Citi Field. “Me hice cargo de Roy, y tuve que utilizar las facilidades”, dijo Mr. McDonald, al salir del compartimiento con el envase vacío. “Así que, maté dos pájaros de un tiro”. “Siempre aplico varios flujos de agua”, añadió él. “Esa es otra de mis reglas”. La clave es que Mr. Riegel era plomero, por lo cual, que mejor honor que bombear sus cenizas por la plomería, dijo Mr. McDonald, y agregó que él había hecho fluir las cenizas de Mr. Riegel en 16 estadios hasta el momento y lleva un registro de esos viajes. “Sé que las personas podrían pensar que esto es loco, y si fuesen las cenizas de alguien más, estaría de acuerdo”, dijo él. “Pero tratándose de Roy, este es el homenaje perfecto para un plomero, un aficionado al beisbol y un tipo brillante y locuaz”. Mr. McDonald, quien también responde al apodo de Porky, es un trabajador recién jubilado de la oficina de New York City Transit Authority quien ha escrito alrededor de 3000 poemas, la mayoría de ellos sobre beisbol, a menudo viaja a los estadios a través del país para inspirarse. Sin educación universitaria o instrucción formal como escritor, él ha cultivado un estilo accesible de aficionado que le debe mucho a su niñez en Astoria Queens, cerca de donde juegan los Mets, lo cual queda en Flushing. Mr. McDonald y Mr. Riegel crecieron a una cuadra de distancia y asistieron juntos a incontables juegos en Shea Stadium, el cual cerró en 2008. Como adolescentes, corrieron jubilosos sobre el terreno cuando los Mets vencieron a los Rojos de Cincinnati en el quinto juego de la serie de campeonato para ganar el banderín de la Liga Nacional en 1973. También sufrieron a través de muchas temporadas perdedoras. Mr. McDonald no pudo contener las lágrimas cuando le pidió a la familia de Mr. Riegel una porción de sus cenizas poco después de su muerte en 2008. Originalmente había planeado solo dispersarlas en los estadios y otros lugares impactantes. Él frotó las cenizas suavemente en el asfalto del patio de la Public School 70 de Astoria, donde los dos jugaron caimaneras de beisbol, futbol americano y hockey con patinetas. Las esparció orgullosamente en un lugar marcado de Lower Broadway donde la ciudad conmemora el desfile de los Mets luego de su victoria en la Serie Mundial de 1969. También las espolvoreó sobre la ubicación original del home plate de Shea Stadium, la cual está indicada por un marcador en el estacionamiento de Citi Field. Pero dispensar las cenizas en algunos estadios trajo problemas. El primer intento de Mr. McDonald, en un juego de los Piratas de Pittsburg en 2009 en PNC Park, se encontró con una ráfaga de viento, recordó Adam Boneker, 46, un amigo quien ha acompañado a Mr. McDonald en muchos de sus viajes a los estadios para lanzar las cenizas. “Eso fue feo”, recordó Mr. Boneker, y agregó que resolvieron tratar en un juego de los Mellizos de Minnesota en el Metrodomo de Minneapolis, pero, una vez ahí, se dieron cuenta que un estadio cerrado no era el lugar apropiado. Despues, en una taberna irlandesa cercana, un frustrado Mr. McDonald pidió permiso para usar el baño. Regresó sonriente y declaró triunfal, “Cumplí con Roy”, recordó Mr. Boneker. Mr. McDonald había hecho fluir las cenizas en el baño. “Allí me sentí afectado”, dijo Mr. McDonald. “Despues de eso, me tomó una vida salir de ahí”. En los años siguientes, él, a menudo acompañado de Mr. Boneker, hizo fluir las cenizas en los estadios de Arizona, Atlanta, St. Louis, Kansas City, Mo., Toronto, Detroit, Cincinnati, Baltimore. En Cleveland, las cenizas de Mr. Riegel fueron drenadas en Progressive Field y el Rock & Roll Hall of Fame, porque Mr. Riegel era un rockero devoto. En Chicago, Mr. McDonald las hizo fluir en un juego de los Medias Blancas pero no en uno de los Cachorros, los viejos adversarios de los Mets en la Liga Nacional. “Es divertido, no a título de chiste, sino divertido que fuese exactamente como Roy lo hubiera querido”, dijo Mr. McDonald. A través de los años, un amplio círculo de amigos de Mr. McDonald se ha mantenido al día con las últimas descargas. “Eso se convirtió en una especie de chiste íntimo: ¿Cuál es el mejor lugar para las cenizas de Roy?” dijo Mr. McDonald, cuya amistad con Mr. Riegel abarcó desde el Pack 65 de los boys scouts hasta la adultez cuando la diversión se mudó a los bares locales. Mr. Riegel fue un “gran rumbero”, dijo Mr. McDonald, y “caminó por la cuerda floja del genio y lo insano”. La vida agitada le pasó factura, y falleció a los 48 años el 8 de abril de 2008, el día del juego inaugural de los Mets en la temporada final de Shea Stadium. Mr. McDonald asistió al juego sin Mr. Riegel y regresó a casa para encontrarse con que su amigo había fallecido. Se sentó y escribió “Una inauguración final, de hecho”, un poema acerca de como el comienzo de cada temporada de beisbol renovaba su amistad de la niñez. “Cada abril, eramos una vez más, muchachos en constante conexión especial”, escribió Mr. McDonald, quien leerá sus poemas el próximo mes en un simposio del National Baseball Hall of Fame de Cooperstown, NY. En el apartamento tipo estudio de Mr. McDonald en Astoria, lleno de pelotas de beisbol y otras memorabilias, el conserva las cenizas restantes de Mr. Riegel en un pote de maní Planters, cercana a un grupo de videos de Series Mundiales y la colección de Mr. McDonald de 149 pelotas autografiadas por inquilinos del Salón de la Fama. Para cada viaje, Mr. McDonald trasvasa cucharadas de cenizas a un frasco vacío de Advil desde el pote, cuyo exterior está forrado con boletos viejos de juegos de los Mets. Dijo que le quedaba suficiente para un homenaje más, el cual planea hacer en Durham Athletic Park, el antiguo estadio de ligas menores de Carolina del Norte donde fue filmada la película de 1988, “Bull Durham”. El hermano menor de Mr. Riegel, Hank Riegel, de Waterloo, NY, llamó al método de Mr. McDonald de dispersar cenizas, apropiado, dada la visión poco convencional de la vida de su hermano. “Él hubiera dicho, ‘Está bien hazlo’”, dijo Hank Riegel. “Definitivamente lo hubiera aprobado. Roy no seguía las reglas”. Por años, Mr. McDonald se consoló de que al menos Mr. Riegel no tuvo que ver la demolición de su querido She Stadium. Solo recientemente decidió que Citi Field merecía las cenizas de Mr. Riegel. Y así fue que con una sonrisa punzante él lanzó la botella de Advil en la papelera del baño de Citi Field la otra noche y regresó a su asiento del palco superior. “Sé que él está disfrutando todo esto”, dijo Mr. McDonald. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

jueves, 20 de abril de 2017

Por qué entrevistar a Sandy Koufax hizo que este periodista se sintiera más nervioso que nunca antes.

Ed Sherman y Jewishbaseballmuseum.com. 18 de mayo de 2016. El periodista deportivo Jeff Passan pasó hace rato la etapa de su carrera cuando se sentía ansioso ante la inminencia de entrevistar a un atleta famoso. Pero Sandy Koufax era diferente. Fue un momento especial para Passan, el periodista de beisbol principal de Yahoo Sports. Una parte de él sintió que estaba de vuelta en la escuela hebrea, impresionado por la noción de conversar con la leyenda deportiva judía. “Estaba más nervioso por esa entrevista de lo que había estado antes”, dijo Passan. “No quería echarla a perder”. La entrevista es parte del excelente nuevo libro de Passan, “The Arm: Inside the Billion-Dollar Mystery of the Most Valuable Commodity in Sports”. Esta es la revision que hice para Chicago Tribune. Altamente recomendada. El libro trata de una epidemia del beisbol, todos esos pitchers que se someten al bisturí de la cirugía Tommy John. Desafortunadamente, esta operación no existía en los días de Koufax. De haber existido podría haber evitado que él se retirara en el apogeo de su carrera, a la edad de 30 años. En el libro, Passan detalla todo lo que experimentaba Koufax para subir al montículo. Solo con leerlo uno se asombra. Passan escribe: “El día antes, el propio día, y el día después de sus aperturas, Koufax se tomaba una cápsula blanca y anaranjada de butazolidina, un tipo de fenilbutazona, un antiinflamatorio originalmente indicado para caballos y considerado totalmente contraindicado para consumo humano. Él amortiguaba el dolor con una aspirina que contenía codeína”. “Luego, antes que Koufax saliera a pitchear, el cuerpo de fisioterapistas de los Dodgers se ponía guantes de látex, dispensaba una generosa cantidad de Caposlin, un bálsamo traslúcido, y la aplicaba en el hombro y la espalda de Koufax. Caposlin era más una declaración de guerra que un alivio, consistía de 3 por ciento de capsicina pura, el ingrediente activo del ají picante, junto con turpentina, aceite de alcanfor y otros elementos que castigaban el cuerpo con calor…Koufax lo necesitaba para manejar su miseria. Hay más, incluyendo como Koufax a menudo hacía 160 o más envíos en un juego, y trabajaba con pocos días de descanso. Pocos se preguntan porque finalmente él se cansó de eso. Koufax rara vez da entrevistas. Así que conseguir algun tiempo con la reclusiva leyenda requirió algun trabajo de parte de Passan. Se probó que valió la pena el esfuerzo. ¿Como fue el proceso de conseguir una entrevista con Sandy Koufax? Passan: Desde el comienzo, él era el tipo con quien más quería hablar. No se puede escribir un libro sobre el brazo de pitchear sin hablar con Sandy Koufax. Además de su excelencia, él es el rostro de los pitchers previos a la operación Tommy John. Lo primero que hice fue hablar con los Dodgers. ¿Hay alguna manera de que esto pudiera ocurrir? La respuesta no fue no, sino casi seguro que no. Entonces fui donde Jane Leavy (la autora de la biografía de Koufax éxito de ventas). Me dijo que escribiera a un número de buzón postal de Vero Beach. Estuve una semana escribiendo a mano esa carta. Quería escribir la carta perfecta. Envié una carta de dos páginas. Cinco días despues, la carta fue devuelta. Eso es todo. Asumí que tendría que escribir el libro sin hablar con él. Entonces apareció de la nada Steve Brener (antíguo hombre de relaciones públicas de los Dodgers quien ahora administra Brener Zwikel & Associates en Los Angeles), llamó y dijo, “¿Te gustaría hablar con Sandy?” Dije, “Déjame pensar en eso. ¡SÍ!” Hice la reservación de un vuelo para encontrarnos el día siguiente en el lugar de entrenamiento primaveral de los Dodgers en Arizona. ¿Cómo se sintió antes de la entrevista? Para esa entrevista estuve más nervioso de lo que había estado en cualquier otra. No quería metar la pata. La única vez que estuve nervioso fue cuando entrevisté a Michael Jordan. Pero Koufax era diferente. Se trata de Sandy Koufax y yo soy judío. Cuando estás en cuarto grado y vas a la escuela hebrea, y tienes que escribir la reseña de un libro, escribes acerca de Sandy Koufax. De los simbólicos momentos del siglo 20 que involucran a judíos famosos, la decisión de Sandy Koufax de no pitchear el día de Yom Kippur está muy arriba en la lista. Eso era tener fe, tener convicción. Algo que todos entendíamos. Hay un cierto orgullo en ser judío, y el personificaba eso. Describa el momento cuando lo conoció. Llegué al campo de entrenamiento primaveral de los Dodgers. Steve Brener me llevó a una zona escondida. Ahí estaba Sandy Koufax sentado en una silla. Era casi como si el sol brillara sobre él. Tal vez exagero, pero parecía como si hubiera una luz que viniera del cielo. Nos estrechamos la mano. Podías imaginar como él lanzaba esa curva. Estaba en gran forma. Lucía glorioso. ¿Cómo se desarrolló la entrevista? Él estuvo grandioso. Yo estuve mal. Me sentí como Chris Farley hacienda “The Chris Farley Show” en “Saturday Night Live”. ¿Como le va Mr. Koufax…? Él tiene todo lo que buscas en una gran entrevista. Tiene la reputación que le endilgan porque no habla mucho. Pero una vez que lo hace, puede ser expansivo, interesante y reflexivo. Él de verdad quería hablar acerca de Frank Jobe. Tiene un enorme respeto por él. No trabajó con él cuando fue pelotero, pero después del beisbol, el Dr. Jobe fue su objetivo. Él quería hablar con el Dr. Jobe de su contribución al juego. Su libro documenta gráficamente el extraordinario dolor que Koufax resistió durante las etapas finales de su carrera. ¿Cómo logró él eso? Hay que recordar que era la revolución pre-ortopédica. No existía la cirugía Tommy John. No existía la resonancia magnética. Lo que ellos sabían del codo venía de las investigaciones con cadáveres. Pero se sabe lo que es la inflamación. Se sabe que es estar lastimado. Él tenía importantes cantidades de ambas cosas. El hecho de que lanzara tan a menudo como lo hizo, con tantos pitcheos como los que hizo, es asombroso. Usted escribió que en 1966 Koufax lanzó 168 envíos en una victoria de juego completo contra los Mets. El manager de los Dodgers Walter Alston sabía que su pitcher estrella estaba lastimado, y aún así lo dejó porque no quería desgastar su bullpen. ¿En que estaba pensando? Ahora se ha pasado al otro extremo donde se cuida demasiado a los pitchers. Pienso que ciertos tipos pueden dar más. Pero dejar a alguien en el montículo de la manera que los Dodgers hicieron con Sandy, sabiendo en retrospectiva lo que sabemos ahora, es algo muy triste. Me entristece que un brazo como el de él haya sido sometido a ese desgaste por ignorancia. Fue una ignorancia comprensible debido a que la tecnología no existía para reconocer lo que le hacían a los pitchers en esa época. Desearías que él pudiera haber pitcheado 10 años más. ¿Se hubiese beneficiado Koufax de la cirugía Tommy John? Koufax no pensaba que tenía partido el ligamento cruzado del codo. El Dr. Jobe pensaba que si. Jobe dijo que si él hubiera pensado en esa idea 10 años antes, la cirugía se llamaría Sandy Koufax, no Tommy John. “Era cualquier tipo de cirugía una opción para Koufax? Koufax no quería operarse. En aquel entonces se pensaba que eso aceleraría la artirtis. Pasarías el resto de tu vida incapacitado para levantar el brazo. Koufax quería una vida después del beisbol. Yo respeto su decisión (retirarse a los 30 años de edad) así como cualquier otra que tomara. Si su carrera hubiese continuado ¿Qué clase de pitcher hubiera sido cuando tuviera casi cuarenta años? El no era solo un pitcher de rectas. Disponía de destacados envíos lentos. También era un lanzador muy inteligente. Si hubiera perdido velocidad en su recta, se hubiera adaptado. Puedo verlo convertirse en un zurdo de recursos, dominando bateadores hasta pisar los cuarenta años. Sí él hubiera lanzado por más tiempo habría sido el mejor pitcher de todos los tiempos. Artículo cortesía de Jewishbaseballmuseum.com, un sitio nuevo de judíos y beisbol. Ed Sherman es el editor gerente de Jewishbaseballmuseum.com. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 12 de abril de 2017

Roy Sievers, toletero de los Senadores de Washington en la década de 1950, fallece a los 90 años de edad.

Richard Goldstein. The New York Times. 4 de abril de 2017. Roy Sievers, quien ganara el primer premio al novato del año de la Liga Americana, jugando para los Carmelitas de San Luis en 1949 y se convirtiera en uno de los principales bateadores de poder de la década de 1950 con los Senadores de Washington originales, falleció este lunes 3 de abril en su casa de Spanish Lake, Mo. Su hija, Shawn Sievers, confirmó la muerte. Al jugar en los jardines y la primera base por 17 temporadas de ligas mayores, Sievers despachó 318 jonrones. Su mejor temporada fue la de 1957, cuando lideró la liga con 42 jonrones y 114 carreras empujadas, mientras bateaba .301 para los sotaneros Senadores. El bateador derecho Sievers también descargó jonrones en seis juegos seguidos ese verano en el Griffith Stadium de los Senadores, para conquistar su inmenso jardín izquierdo al igualar una marca de la Liga Americana que ha sido rota varias veces desde entonces. Mientras jugaba para los Senadores entre 1954 y 1959, Sievers era uno de los peloteros favoritos del vicepresidente Richard M. Nixon, quien fue maestro de ceremonia en una noche en su honor en septiembre de 1957. En 1959, después del llamado debate de cocina con el líder soviético Nikita S. Khrushchev acerca de los méritos del capitalismo versus el comunismo en una cocina modelo en una exhibición nacional estadounidense en Moscú, Sievers estuvo entre quienes le dieron la bienvenida a Nixon en el aeropuerto de Washington. Para ese momento, los Senadores estaban en medio de una racha perdedora, y cuando él saludó a Nixon, Sievers recordó, “Lo primero que dijo fue, ‘¿Que demonios le pasa a los Senadores?’” “Le dije, ‘Mr. Vicepresidente, no estamos bateando bien, el pitcheo no es bueno’. Él dijo, ‘Iré al estadio mañana en la noche’. Usualmente, cuando él iba al estadio ganábamos el juego. Pero esa vez perdimos”. Los Senadores perdieron 18 juegos seguidos. Fuera del estadio, Sievers era parte de los Singing Senators, organizados por el narrador deportivo del equipo Bob Wolff. Un día de junio de 1958, Wolff tocando el ukelele, apareció en el Washington Mall con Sievers, sus amigos jardineros Jim Lemon y Albie Pearson y se le unieron dos pitchers de los Senadores para cantar una canción en el programa “Today” de NBC-TV, animado por Dave Garroway. Sievers tuvo sus disputas salariales con el dueño de los Senadores, Calvin Griffith, pero “era una gran vida”, le dijo a Larry Moffi en la historia oral “This Side of Cooperstown”. “Conocí a Khrushchev cuando vino aquí”, recordó Sievers. “Almorcé con cuatro presidentes: Kennedy, Johnson, Nixon y Eisenhower”. Roy Edward Sievers nació el 18 de noviembre de 1926, en San Luis. Fue firmado por los Carmelitas en la escuela secundaria y debutó con ellos después del servicio militar y dos años en las menores. Sievers bateó 16 jonrones, remolcó 91 carreras y bateó .306 para ganar el primer premio al novato del año con el equipo sotanero de los Carmelitas; el pitcher de los Dodgers de Brooklyn, Don Newcombre, ganó los honores en la Liga Nacional. Pero Sievers fue afectado más tarde por una lesión en el hombro, y cuando los Carmelitas se convirtieron en Orioles en 1954, lo cambiaron a los Senadores. Fue tres veces al juego de estrellas con Washington y continuó su gran temporada de 1957, bateando 39 jonrones y empujando 108 carreras la siguiente temporada. Pero los senadores lo cambiaron a los Medias Blancas de Chicago en 1960. Tuvo dos temporadas productivas con ellos, de nuevo ganó honores de juego de estrellas, luego jugó para los Filis de Filadelfia. Ellos lo vendieron durante la temporada de 1964 a la segunda franquicia de los Senadores, creada cuando los Senadores originales se convirtieron en los Mellizos de Minnesota, y cerró su carrera en Washington. Además de sus 318 jonrones vitalicios, Sievers empujó 1147 carreras y tuvo un promedio de bateo de .267, Además de su hija, le sobreviven un hijo, Rob; un hermano, William; dos nietos, y dos bisnietos. Su esposa Joan falleció en 2006, y otro hijo, David, falleció en 1999. Despues de sus días como jugador activo, Sievers fue coach de los Rojos de Cincinnati, dirigió en las ligas menores y fue vendedor de una compañía de transporte de bienes. También tuvo una breve carrera cinematográfica. Sievers puede ser apreciado en la película de la Warner Brothers de 1958, “Damn Yankees”, una adaptación del musical de Broadway del mismo nombre y de la novela de Douglas Wallop “The Year the Yankees Lost the Pennat”, la historia de cómo un fanático de mediana edad de los Senadores con una vida monótona vende su alma al diablo para convertirse en un jonronero sensacional, y liderar a Washington a ganar un banderín sobre los odiados Yanquis. Tab Hunter, quien interpretó al toletero de fantasía, Joe Hardy, en la película, usó la camiseta No. 2 de Sievers, y Sievers fue el doble de Hunter en las tomas a distancia. Debido a que Hunter tomaba sus turnos del lado derecho del plato, Sievers es mostrado como bateador zurdo, gracias a la tecnología de la imagen especular. Y así, dejando a un lado a Walter Johnson y a un joven Harmon Killebrew, Roy Sievers, al menos por pocos momentos, podría ser llamado el Senador más grande de todos. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 10 de abril de 2017

Es una pieza de historia beisbolera. ¿Pero de cual equipo?

Keith Williams. 30 de marzo de 2017. The New York Times. F.Y.I. Pregunta: Lei que una sección de una cerca del Washington Park, el estadio de los Dodgers de Brooklyn antes que empezaran a jugar en Ebbets Field en 1913, aun se mantiene erguida entre la Third Avenue y la First Street en Gowanus. ¿Es eso cierto? Respuesta: La procedencia de la cerca no está confirmada. Pudo haber sido construida para el estadio de los Dodgers, o para un estadio subsecuente de otro equipo de corta vida, autoproclamado de “grandes ligas”. Con otra temporada de beisbol a punto de empezar, es una ocasión excelente para escarbar en la historia del beisbol en Brooklyn. Desde 1898 hasta 1912, el hogar de los Dodgers fue Washington Park, un sitio rodeado por Third Avenue, First Street, Fourth Avenue y Third Street, cerca del pujante Gowanus Canal. Fue ahí donde el legendario pelotero y manager Casey Stengel bateó cuatro imparables en su debut, y donde Cy Young, quien aun tiene la marca de grandes ligas con 511 triunfos, lanzó su último juego. Durante la estadía del equipo en Washington Park, Charles H. Ebbets, el dueño del equipo tuvo que lidiar con un asunto recurrente: En cualquier momento, la ciudad podía ejercer su derecho a expandir Second Street a través de su terreno de juego. Incapaz de procurar una garantía contra esa posibilidad, Ebbets mudó a los Dodgers hacia el estadio que llevaba su nombre en un area entonces conocida como Pigtown en el lugar más apartado de Prospect Park. (La ciudad tenía pendiente expandir Second Street). En 1914, los magnates panaderos Robert y George Ward establecieron un equipo en el desocupado Washington Park: los Tip-Tops de Brooklyn, nombrados así por la marca de pan blanco de los hermanos. (Los fanáticos de los Dodgers tenían otro nombre para ellos: los fuera de la ley). Los Tip-Tops se unieron a la naciente Liga Federal, la cual inmediatamente se declaró a la par de las Ligas Nacional y Americana. Los Ward gastaron un estimado de 250.000$ para reconstruir Washington Park, aumentaron su capacidad hasta 20.000 personas. Allí aparece la pregunta: ¿Dejaron ellos una parte del “viejo” Washington Park intacta, o era la pared de ladrillos a lo largo de Third Avenue completamente nueva? “No hay duda de que esa pared era parte del parque de la Liga Federal”, dijo Tom Gilbert, un historiador de beisbol quien lideró una campaña exitosa para preservar parte de la pared en 2010. Él agregó, sin embargo, “No me parece que se pueda asegurar que esa pared viene desde la época cuando los Dodgers jugaban ahí”. Es difícil conseguir fotografías de la esquina en cuestión, pero hay una en particular, tomada durante la reconstrucción de los Ward, que ha sido fuente principal de intriga. Ella muestra la pared de ladrillos aislada detrás de un andamio de madera y equipo de construcción. “Le pregunté a arquitectos y constructores, y ellos no pudieron explicar porque había fotos que mostraban la pared perimetral construida antes de la estructura”, dijo Mr. Gilbert. Sugirió que los Ward, buscando apurar la construcción podían haber reformulado la fachada de ladrillos del parque viejo como la defensa del estadio nuevo. Otros dicen que la pared viene desde 1914. “Todas las fotos que hemos visto del parque de los Dodgers mostraban que estaba hecho de madera”, dijo David Dyte un brooklynense quien ha estudiado el asunto. “No hemos descartado cada posibilidad, pero las hemos reducido considerablemente”. La Liga Federal desapareció después de la temporada de 1915. Con la partida de su inquilino principal, Washington Park recibió una variedad de eventos, juegos de futbol americano de escuela secundaria, una pelea de campeonato de boxeo en la categoría de peso liviano, el espectáculo de Buffalo Bill y el salvaje oeste, antes que el predecesor de Consolidated Edison comprara la propiedad en 1925 y demoliera la mayor parte del estadio. Hoy, el lugar es un patio de ConEd; la compañía removió dos terceras partes de la pared en 2010. A pesar de la breve existencia de la Liga Federal, esta tiene un legado duradero en el Wrigley Field (construido originalmente para los Whales de Chicago) y en la excepción antimonopolio de Major League Baseball (un resultado de la demanda contra el monopolio organizado). Para Mr. Gilbert, esa sola influencia hace a la pared digna de honores. “No creo que la pregunta ‘¿Cuál equipo la construyó?’ sea el punto importante aquí”, dijo él. “Se trata de un parque histórico de grandes ligas sin importar cual porcentaje es de los Dodgers”. Mr. Dyte estuvo de acuerdo: “Es hermosa e interesante”, dijo él. “Vale la pena conservarla sin importar cual equipo levantó los ladrillos”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

jueves, 6 de abril de 2017

Rubén Amaro padre, ex campocorto guante de oro de los Filis quien también jugara para los Yanquis, fallece a los 81 años de edad.

Christian Red. New York Daily News. Viernes 31 de marzo de 2017. Rubén Amaro padre, el antíguo campocorto guante de oro de los Filis y compañero de equipo de Dallas Green, quien luego jugara con los inquilinos del Salón de la Fama, Mickey Mantle y Roger Maris con los bombarderos antes de embarcarse en una larga carrera de beisbol como scout, coach y manager de ligas menores, falleció este viernes 31 de marzo en Miami, anunciaron los Filis. Nacido en Nuevo Laredo, México, el 6 de enero de 1936, Amaro padre pasó un total de 58 años en el beisbol, y uno de sus cuatro hijos, Rubén Amaro Jr. fue el antiguo jugador de los Filis quien luego se convirtió en el gerente general del equipo. Amaro Jr. es en la actualidad el coach de primera base de los Medias Rojas de Boston. “Como joven aficionado de principio de la década de 1960, tuve el privilegio de ver la gracia sorprendente de Rubén Amaro padre, mientras jugaba el campocorto para los Filis. Diez años después, Ruben era mi colega en los Filis. Era una felicidad estar en su entorno porque él trataba a las personas con la misma gracia que exhibía al fildear un roletazo”, dijo en una declaración el director de los Filis, David Montgomery. Firmado por los cardenales como agente libre amateur en 1954, Amaro padre debutó con San Luis durante la temporada de 1958, pero fue cambiado a los Filis ese invierno. Su mejor temporada fue la de 1964, cuando jugó para los Filis de Gene Mauch que terminaron segundos de San Luis en la Liga Nacional, quien venció a los Yanquis en la Serie Mundial. Amaro bateó un tope personal de .264 en 1964 y jugó las cuatro posiciones del cuadro interior esa temporada, aunque se desempeñó principalmente en el campocorto. Despues de la temporada de 1965, Amaro fue cambiado a los Yanquis por Phil Linz. Amaro jugó la temporada de 1966 con Mantle y Maris, y luego jugó para los Angelinos una temporada, 1969, su última en las mayores. En 1972, Amaro se convirtió en asistente de Green con los Filis, quien entonces era director de ligas menores del equipo y scout, de acuerdo a los Filis. Amaro padre se convirtió en el coordinador de Latinoamérica de los Filis desde 1974 hasta 1980. Los Filis ganaron su primer título de Serie Mundial en 1980 cuando Green fue el manager. Green falleció el 22 de marzo. Cuando trabajaba para los Filis, Amaro padre fue responsable de firmar peloteros como Julio Franco, George Bell y Juan Samuel. Samuel fue parte del infame cambio que trajo a Lenny Dykstra a los Filis desde los Mets después que Nails había ayudado a los Mets a ganar la Serie Mundial de 1986. Amaro también trabajó con los Cachorros, Tigres y Medias Blancas en varios cargos. Su último trabajo fue con los Astros como scout desde 2010 hasta 2016. Además de su hijo Rubén Jr., Amaro padre es sobrevivido por su esposa Lilia, otros cuatro hijos y siete nietos. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 27 de marzo de 2017

Dallas Green, quién llevara a los Filis al título de la Serie Mundial de 1980 y también dirigiese a los Yanquis y los Mets, fallece a los 82 años de edad.

Peter Bottechristianred. New York Daily News. Miércoles, 22 de marzo de 2017. Dallas Green, la figura del beisbol quien condujera a los Filis de 1980 al título de la Serie Mundial, pero quien tuvo menos éxito cuando fue manager de los Yanquis y los Mets a finales de los ’80 y principios de los ’90, falleció este miércoles, anunciaron los Filis. Su familia le dijo a CBS News que él falleció a las 12:30 pm el miércoles en el Hahnemann Hospital de Filadelfia, donde había estado recibiendo diálisis durante el mes pasado. La estación reportó que Green falleció debido a complicaciones renales y neumonía. Los Filis firmaron a Green como pitcher de escuela secundaria en Delaware, en 1955, y el pasó la mayor parte de las próximas seis décadas trabajando en varias ocupaciones beisboleras, como jugador, coach, manager, gerente general, scout y en la oficina principal. Green empezó su carrera en el beisbol como pitcher, pero el derecho tuvo una carrera como jugador para el olvido, al compilar marca vitalicia de 20-22 con los Filis, los Senadores de Washington y los Mets desde 1960 hasta 1967. “Fui un ganador de 20 juegos”, dijo Green una vez. “Me tomó cinco años hacer eso”. Green también es la respuesta a una trivia que involucró al rey del bateo Pete Rose cuando ambos hombres eran peloteros activos. “Bateé mi único jonrón de bases llenas ante él”, le dijo Rose al Daily News este miércoles, en referencia a su estacazo contra Green el 18 de julio de 1964 cuando Rose estaba con los Rojos y Green lanzaba para los Filis. Pero el logro más grande de Green se remonta a la época cuando empezó su carrera como manager con los Filis, al reemplazar a Danny Ozark durante la temporada de 1979, la cual también fue la temporada de estreno de Rose con los Filis. En 1980, con un roster cargado de talento, que incluía a los inquilinos del Salón de la Fama, Steve Carlton y Mike Schmidt, así como a Rose, los Filis avanzaron a la postemporada y vencieron a los Astros en la serie de campeonato de la Liga Nacional, y entonces derrotaron a los Reales en seis juegos, en el clásico de otoño. El difunto relevista Tug McGraw realizó el out final de la serie, al ponchar a Willie Wilson para darle a los Filis su primer título de Serie Mundial. Los Filis volvieron a ganar la Serie Mundial en 2008. “Si no hubiésemos tenido a Dallas Green como manager, no habríamos ganado la Serie Mundial de 1980. Fue el manager apropiado en el momento justo para ese equipo”, le dijo Rose, quien es analista de FOX, a The News. “Era un manager rudo, pero tenía el respeto de todos. Hacía que fuera divertido ir al estadio. Cuando los peloteros estrella respetan al manager, se sabe que se tiene al tipo correcto”. Green también fue gerente general de los Cachorros en los años ’80, ayudó a construir la escuadra de 1984 que perdió el campeonato de la Liga Nacional ante San Diego. Como ejecutivo de la oficina principal en Chicago, el también promovió la instalación de las luces en Wrigley Field, en agosto de 1988 se efectuaron los primeros juegos nocturnos allí. La experiencia dirigencial de Green en el Bronx, y después en Flushing no fue tan esplendorosa como en Filadelfia. Dirigió a los Yanquis por 121 juegos en 1989, dejó marca de 56-65 y tuvo frecuentes encontronazos con el difunto dueño George Steinbrenner, a quien Green llamaba “Manager George”, por las constantes intromisiones del dueño. Green fue cesanteado el 21 de agosto y reemplazado por Bucky Dent. “Pienso que para nadie es un secreto que ambos éramos de carácter fuerte”, dijo Green después que fue cesanteado, en referencia a Steinbrenner. “Siempre he dicho que hay que dejar que los polvorines se asienten bien, solo que a veces se asientan de mala manera”. Green resurgió pocos años después en Flushing, para dirigir a los Mets a una marca de 229-283 desde 1993 hasta 1996, cuando fue despedido y reemplazado por Bobby Valentine. Green fue uno de cuatro individuos en dirigir a los Yanquis y los Mets, junto a Casey Stengel, Yogi Berra y Joe Torre. “Nos sentimos entristecidos por la desaparición de Dallas Green. Dallas fue un ‘verdadero hombre de beisbol’. Fue uno de cuatro hombres (Casey Stengel, Yogi Berra y Joe Torre) en dirigir a los Mets y los Yanquis. Presentamos nuestras condolencias a su esposa, Sylvia y al resto de la familia Green”, expresó una declaración de los Mets. En 2011, la tragedia impactó a Green y su familia cuando su nieta de 9 años de edad, Christina Taylor-Green fue una de seis personas asesinadas en el tiroteo de Tucson donde resultó herida de gravedad la U.S. Representative de Arizona, Gabrielle Giffords. Christina estaba en un evento de reencuentro en un mercado de Safeway cuando ocurrió el tiroteo. “He pasado por muchos momentos duros en mi vida pero nunca me voy a recuperar de este”, le dijo Green a The News en 2011. “Estamos muy afectados. Mi hijo (John, el padre de Christina) esta devastado”. Más adelante en su vida, Green abogó por el control de armas, y expresó su disgusto cuando el senado estadounidense falló en seguir los pasos para expandir tales leyes. “Washington está tan desordenado que no se pueden poner de acuerdo en nada”, dijo Green. “Pienso que esto es parte de eso. Entiendo la segunda enmienda; lo que me cuesta entender es como una Glock y como un AK-47 y todas esas armas sofisticadas se ajusten a los pensamientos de nuestros predecesores. Ellos tenían un disparo cada vez y cinco minutos para recargar. Estos tipos matan de 50 a 60 personas a la vez”. Green no fue inducido en el Salón de la Fama, pero dejó una huella indeleble en el pasatiempo de Estados Unidos. “Él fue un gran tipo”, dijo Rose. “No era un gritón en el clubhouse, pero hacía cumplir la disciplina. Hubiera sido un tremendo militar, o un gran general si hubiese ido a la armada. Fue un buen hombre de beisbol, y usualmente no digo eso de los pitchers”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.