miércoles, 13 de julio de 2016

Toby Harrah, Parte Uno.

David Laurila. Prospect Q&A. 19-05-2009. Toby Harrah ha estado en el juego de beisbol por más de 40 años, y el infielder de mucho tiempo con los Rangers e Indios ha amado cada minuto de ese tiempo. Actualmente el coordinador de bateo de ligas menores de los Tigres, Harrah debutó con los Senadores de Washington en 1969 antes de ganar cuatro honores del todos estrellas y pasar todas menos una de sus 17 temporadas con los Senadores/Rangers y los Indios de Cleveland. Un campocorto y tercera base conocido por su paciencia en el cajón de bateo, Harrah terminó entre los líderes en boletos de la Liga Americana nueve veces, y en porcentaje de embasado seis veces. Un bateador derecho quien llegó alas Grandes Ligas bajo la tutela de Ted Williams, Harrah tuvo cinco temporadas de 20 jonrones o más y 238 bases robadas vitalicias para labrar un porcentaje de embasado de .365. Harrah habló de su amor por el juego, incluyendo que significó jugar para managers como como Williams, Yogi Berra y Billy Martin, y con compañeros como Joe Charboneau, Curt Flood y Denny McLain. David Laurila: Usted llegó a las Grandes Ligas con los Senadores, pero fue firmado originalmente por los Filis. ¿Cómo terminó en Washington? Toby Harrah: Yo estaba en la liga de novatos, y fui seleccionado para jugar en AAA. Así es como funcionaba esto en esa época. El año siguiente yo estaba jugando con los Bisons de Buffalo, que era un equipo AAA. La belleza de eso, para mí, es que teníamos a Gene Freese jugando tercera base, Héctor López estaba en el jardín izquierdo, y John Orsino era el catcher. Todos estos tres tipos habían jugado en las Grandes Ligas, y yo tenía 18 años en ese momento. Era como volar. Estoy viendo a estos tipos jugar, sabiendo que ellos habían estado en las mayores, y pienso, ‘Sabes, puedo jugar beisbol con estos tipos’. Eso es todo lo que sabía. Ahí fue que me di cuenta, ‘Hey, ¿sabes qué? Ellos no son mucho mejores que yo, y si me mantengo practicando duro y enfocado, tal vez uno de estos días pueda jugar en las Grandes Ligas’. DL: Su primer manager en Grandes Ligas fue Ted Williams, pero antes de llegar a él, hablemos acer4ca de los otros tipos para los cuales jugó usted. ¿Cómo era Yogi Berra? TH: No estuve mucho tiempo en Nueva York, así que honestamente no puedo decir que pueda darte una gran lectura de Yogi Berra. Solo estuve ahí un año, 1984, t todos deberían jugar para los Yanquis por un año, porque tienen una gran tradición, y la oficina principal de los Yanquis, y George Steinbrenner…hombre, no podrías pedir unas personas mejores. Ellos te tratan como su familia. Pero Yogi era un hombre de pocas palabras cuando yo estuve ahí. ¿Sabes cuantas reuniones tuvo el equipo ese año? Ninguna. Él nunca decía nada. Es probablemente el único manager que no le decía ni cinco palabras a todo el equipo. Pero teníamos un buen equipo y tal vez era por eso. Parece que los peores equipos para los que jugué eran los que tenían más reuniones. DL: Dada la reputación de Berra de ser uno de los grandes personajes del juego y el número de citas memorables atribuidas a él, ¿le sorprende que él hablara tan poco? TH: Él probablemente era de esa manera con la prensa; no sé lo que él necesariamente era para los peloteros. Pero ¿como puedes decir algo que no es positivo de un tipo quien tiene todos esos anillos de Serie Mundial y es querido por todos? ¿Quién soy yo para decir algo negativo de Yogi Berra? No quiero ser ese candidato. Yogi Berra fue un gran jugador y un gran manager, y todo eso. DL: Usted jugó para Billy Martin en Texas. ¿Cómo era jugar para Billy? TH: Yo quería mucho a Billy Martin. Él fue el mejor manager para el que jugué, porque hacía divertido el beisbol. Es el único manager para el que jugué que después del juego iba y se tomaba una cerveza contigo y hablaba de beisbol. . En el terreno, yo estaba emocionado, porque sabía que él me iba a convertir en un mejor pelotero, Recuerdo una vez que Jim Spencer bateó un jonrón y yo era el siguiente bateador. Stan Bahnsen estaba en el montíulo, y lanzó una curva afuera, strike uno. Luego una curva afuera, strike dos. Pensé, “Bueno, él no me va a golpear”. ¡Equivocado! El próximo envio, él me golpeó con una recta, en 0-2, y pensé que me había roto el codo. Me incliné en una rodilla, porque pensaba que me iba a desmayar. Billy sale y ni siquiera me pregunta como me siento. Él dice, “Cuando llegues a primera base, roba segunda con el primer pitcheo”. Entonces se fue. Pensé que me iba a sacar del juego, pero caramba, no. ¡Quería que yo fuera a primera y me robara segunda! DL: ¿Robaste con éxito? TH: No, fui sorprendido. Bahnsen me engañó con su movimiento de balk, la rodilla se movió así y me sorprendió. Así que el codo me estaba matando, había sido sorprendido en primera, y me siento al final de la banca cerca de la fuente de agua, y Billy viene a tomar agua. Entonces se va sin decir nada. Pero jugué 162 juegos para él ese año. El año siguiente me dijo, “Toby, dime si hay un pitcher que te de problemas, y te sentaré contra él, porque sé que te puse a jugar todos los juegos”. Le dije, “Hombre, Luis Tiant. No le puedo batear ni con un remo”. ¡Enfrentamos a Tiant como cinco veces ese año y jugué cada inning de cada juego! Le dije, “Manager, pensé que me iba a descansar”. Él dijo, “Oh, no, no, no. Te necesito ahí afuera por tu guante”. Billy hacía cosas como esa. También es el único manager para el que jugué que me dijo que fuese al plato y me ponchara a propósito. Jugábamos en Baltimore, y era la apertura del quinto inning. Ganábamos algo así como 6-2 y empezó a llover. Él temía que no se completaran los cinco innings necesarios para tener el juego legal, nunca olvidaré eso. Me dijo, “Toby, ven acá”. Lo hice, y él dijo, “Sal ahí y pónchate”. Así que fui y me ponché con tres lanzamientos. Nadie supo eso. Despues del juego, él dijo, “Seguimos en camino”, porque suspendieron el juego despues de cinco innings y ganamos. Él simplemente quería ganar de cualquier manera. Empujé algo así como ocho carreras en jugadas de squeeze play; tuve como ocho carreras empujadas de esa manera. A él le gustaba practicar el squeeze conmigo. DL: ¿Que tan bien se llevaban tus compañeros de equipo con Martin? TH: Todo dependía de si jugabas duro. Si jugabas duro para Billy, el era grandioso. Pero si salías allá afuera y no dabas un esfuerzo máximo, o si no eras un buen jugador de equipo, él te lo hacía saber. No tenía miedo de avergonzarte delante de quien fuera.. La belleza de Billy era que no le temías al rival. Le temías más a Billy que al rival., así que salías y entregabas el alma, o él te estaría esperando en el dugout. Tenías que haber jugado para él para entender esto, y eso era especialmente verdad en Texas donde eramos un equipo joven, pero Billy se llevaba la atención de nosotros. Los periodistas siempre estaban pendientes de Billy, así que nos dejaban en paz. Todo lo que teníamos que hacer era salir a jugar beisbol. La mayoría de los managers se quedan un poco a un costado y la prensa siempre esta interactuando con los peloteros; ellos se enfocan en un pelotero u otro. Pero con Billy Martin, caramba, cada vez ibas al estadio y solo jugabas, porque la prensa se concentraba en Billy. Y a él le gustaba eso. Por eso usaba el número uno, él era el hombre. Bueno o malo, él buscaba esa atención. Le gustaba la dificultad, disfrutaba el caos. Así eran las cosas con Billy. Mantenía las cosas agitadas todo el tiempo, lo cual mantenía la atención alejada de nosotros. Eso hacía mucho más fácil jugar, porque ya había suficiente presión sobre nosotros como peloteros jóvenes. Él facilitaba que jugáramos beisbol. DL: Los managers como Martin y Dick Williams tienden a desgastar su receptividad luego de un par de temporadas debido a sus personalidades. ¿Cierto? TH: Bien, si puedes tener un buen año y ganar un banderín, eso es mejor que tener 10 años de mediocridad. ¿Entiendes mi razonamiento? Piensa en eso. Prefiero ser un jugador para…¿cuantos tipos nunca jugaron con un equipo de Serie Mundial pero fueron grandes jugadores? Ted Williams es un gran ejemplo de eso. Dame a Billy Martin por dos años, y después sacarlo, antes que 15 años con alguien mediocre con quien nunca llegas a nada. DL: Usted nunca tuvo oportunidad de jugaren la postemporada durante sus 17 temporadas de Grandes Ligas. Cuando revisa su carrera, ¿es ese su lamento más grande? TH: No realmente, porque no tengo lamentos. Eso es lo hermoso de todo eso. No hay lamentos para nada, hombre. Solo con haberme puesto ese uniforme de Grandes Ligas y salir a jugar a jugar en las Grandes Ligas, por solo un día…¿Cómo puedes tener lamentos? No tengo ninguno. Eso es la guinda de la torta. Probar la torta. Estuve muy feliz de hacer eso. DL: ¿Como fue jugar para Dave García en Cleveland? TH: El buen viejo Dave García. Un super, super individuo. Era un hombre maravilloso, un gran hombre de beisbol quien amaba el juego, y quería que tu papá fuera como él. Él y Billy Martin fueron de lejos mis managers favoritos. DL: Usted llegó a Cleveland en un cambio por Buddy Bell. ¿Cuál fue su reacción cuando supo del cambio? TH: Oh, estaba feliz, porque había jugado en Texas por algun tiempo, y tuve la oportunidad de ir a jugar para los Indios de Cleveland, quienes tenían una gran historia en el beisbol, más de 100 años, mientras Texas tenía una historia de alrededor de 10 años, lo cual es una gran diferencia. Y Buddy Bell era un jugador muy bueno, así que no debo haber sido tan malo para ser cambiado por Buddy Bell. DL: ¿Cómo fue su experiencia en Cleveland, en general? TH: Bien, me gusto porque crecí en Marion, Ohio, alrededor de 100 millas al sur de Cleveland. Solía escuchar los juegos de los Indios de Cleveland por radio. Ellos tenían a Dick Donovan y Leon Wagner, y ese grupo de peloteros. Yo solía escuchar los juegos por radio, y ya sabes como son los niños pequeños cuando estás escuchando juegos de MLB. Es algo con lo que sueñas, convertirte en pelotero de Grandes Ligas. DE verdad fue un sueño hecho realidad. Mi familia tuvo la oportunidad de ir al estadiko y verme jugar y siempre te gusta jugar en presencia de tu familia y amigos. Y, por supuesto, siempre sentí que durante mi estadía en Cleveland, fui un pelotero mucho más completo que en Texas. DL: ¿Quién entre sus compañeros de equipo en Cleveland sobresale más? TH: Tengo que decir Joe Charboneau. Cleveland era un poco como Texas en el sentido de que no había una gran nómina de pago; pienso que ellos solo trataban de pagar sus cuentas y llevar a algunos aficionados a ese estadio gigantesco. No tenían dinero, pero Joe Charboneau, aparece, y no sé donde jugó pelota AA, pero va al entrenamiento primaveral y nadie había oído de él, y el batea como siete jonrones. Lo próximo que sabes es que es tityular del jardín izquierdo y termina siendo Novato del Año. Entonces, el año siguiente, está fuera del beisbol. Ese fue Joe Charboneau…y Joe Charboneau era un gran tipo. Solo tenía algunos problemas de lesiones y por alguna razón nunca regresó a Grandes Ligas. Tenía un gran swing, buen poder, es una historia sorprendente. Salió de la nada para convertirse en novato del año. Él compartió el jardín izquierdo con Miguel Diloné, quien tuvo un buen año. Pienso que Miguel Diloné bateó .330 o .340. DL: A diferencia de Charboneau, Diloné no podía beber cerveza por la nariz. TH: No. Charboneau era sorprendente. Ese muchacho podia agarrar una manzana y partirla por la mitad. También podía tomar una botella de cerveza, y abrirla con la órbita de alguno de sus ojos. Esas eran algunas de las cosas locas que Joe podía hacer. Y pienso que nunca perdió una competencia de pulseadas. Él hacia del beisbol una diversión. Llevó interés a Cleveland como David Clyde lo hizo en Texas, o como Mark Fidrych hizo en Detroit. Él llevó algún interés hacia los Indios de Cleveland, lo cual ellos no tenían en aquel momento. Había muchos peloteros buenos, pero nadie tenía esa personalidad, alquien quien fuese diferente, y fuese bueno, como Joe Charboneau. Pero había habido algunos buenos peloteros allí, no me malinterpretes. Len Barker… Yo estuve detrás de él cuando lanzó el juego perfecto. Él tenía un brazo muy bueno. Bert Blyleven, siendo el pitcher que fue. Rick Manning fue un jardinero central muy bueno. Mike Hargrove era un primera base sólido. Hubo algunos buenos peloteros en mis cinco años allí, pero no eran del tipo de talento que subía a través del sistema de ligas menores y hacía impacto. Von Hayes estuvo allí por un pequeño momento y Pat Tabler llegó y era un buen pelotero joven, pero no hubo jugadores de impacto entonces. DL: Uno de sus compañeros de equipo, cuando usted llegó a las Grandes Ligas con los Senadores, era Frank Howard. ¿Qué tipo de bateador era Hondo? TH: Frank Howard bateaba la pelota lejos, muy lejos…él podía sacar la pelota en cualquier lugar. Y Frank Howard es uno de los hombres más buenos que haya estado asociado al beisbol. Fue mi primer compañero de cuarto, y que ejemplo de clase. Fui afortunado de compartir con él la primera vez que fui llamado a las Grandes Ligas…Fui afortunado de estar alrededor de él un poco. Que caballero; que profesional era ese hombre. Era un hombre maravilloso, y podía batear la pelota tan lejos como cualquiera. Pienso que no había un pelotero quien pudiese batear la pelota más lejos que Frank Howard. Fue un honor tenerlo como compañero. DL: Denny McLain también estaba en ese equipo de los Senadores. ¿Cómo era él? TH: Denny McLain…cuando fui compañero suyo, su brazo estaba muy desgastado, pero aún competía. Este tipo era un competidor. Sabes, era el último ganador de 30 juegos, y tienes que quitarte el sombrero ante él. Hacer eso fue un hecho sorprendente. Ser compañero suyo…sabes, estar alrededor de Frank Howard, quien podía batear la pelota más lejos que cualquiera en el beisbol, y Ted Williams, el bateador más grande que existió, y Denny McLain, el último ganador de 30 juegos…esa fue una compañía muy especial. DL: Otro notable compañero de usted, aunque brevemente, fue Curt Flood. TH: Ah, Curt Flood. Si. Cuando hice el equipo, con los Senadores de Washington, él era el abridor del orden al bate y yo era el segundo bateador. Eso fue como si un día él estaba ahí, y el siguiente se había ido. Pero por el corto tiempo que estuve con él en el entrenamiento primaveral, encontré otro individuo sobresaliente. Él tenía mucha clase y sabía como comportarse como grande liga. Querías ser como él, de la manera como se manejaba en su negocio. Él era un profesional, en toda la extensión de la palabra. DL: Flood es indiscutiblemente uno de los peloteros más subestimados de la historia del beisbol debido a lo que hizo por el juego. ¿Está usted de acuerdo con eso? TH: Si, en ese respecto porque pienso que muchos peloteros de la actualidad, si le preguntas por Curt Flod, ellos no podrían decirte lo que hizo en cuanto a la agencia libre y ese tipo de cosas donde el puso a rodar la pelota para todos. Y él fue un superpelotero, sobresaliente. DL: Poco despues que la franquicia se mudó a Texas, David Clyde debutó en Grandes Ligas con 18 años de edad. ¿Cuáles son sus memorias de Clyde? TH: Lo que permanece en mi mente acerca de David Clyde es que él realmente llamó la atención hacia el beisbol en el area de Dallas/Fort Worth. Al llegar como un pitcher de escuela secundaria desde Houston…era sorprendente lo duro que lanzaba la pelota y como se manejaba. Todos sabían que probablemente era prematuro para él hacerlo jugar en Grandes Ligas tan rápido como eso, pero eso de seguro llevó mucha atención por el beisbol en Dallas/Fort Worth. Si recuerdo bien, las bases estaban llenas y él terminó ponchando tres bateadores en fila, y para hacer eso contra los Mellizos de Minnesota, quienes tenían varios bateadores sobresalientes en esa época…fue un hecho sorprendente. DL: Pete Broberg es otro pitcher que usted vio llegar a una joven edad. TH: Lo que recuerdo de Pete Broberg es que estábamos jugando en Comiskey Park, y Richie Allen bateaba, Broberg era muy descontrolado, y lanzó una pelota que parecía iba a golpear a Richie Allen en la cabeza. Para ese momento, pienso que a él le gustaba que lo llamaran Dick. “No me llamen Richie, llámenme Dick”, De cualquier manera, parecía que la pelota iba a golpearlo justo en la cabeza, pero de alguna manera Dick Allen eludió la pelota. Su casco salió hacia arriba y su cabeza se inclinó hacia abajo, y la pelota pasó entre su casco y su cabeza. Dick se levantó, se puso los anteojos, y no hizo nada. Actuó como si no hubiese ocurrido nada. El próximo pitcheo de Broberg hizo, Allen bateó la pelota hacia las gradas del jardín central como si nada. Recorrió las bases y volvió al dugout, y me dije, “Ahí va un hombre”. Era sorprendente. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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