viernes, 21 de marzo de 2014

Keith Hernández tiene bien merecida su consideración al Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis.

Él fue ganador del premio al Jugador Más Valioso en 1979 y ayudó a los Cardenales a ganar la Serie Mundial de 1982. Chad Thornburg. MLB.com. 19-03-2014. En la vitrina más grande del beisbol, uno de los momentos más felices de la carrera de Keith Hernandez pasó desapercibido. Sus Cardenales estaban arriba 5-0, sobre los visitantes Cerveceros de Milwaukee, estaban en camino de igualar la Serie Mundial de 1982 a tres juegos por lado. La lluvia empezaba a caer en Busch Stadium, Hernández entró a la caja de bateo para lo que el recuerda sería el lanzamiento 13 o 14 que veía del futuro inquilino del Salón de la Fama Don Sutton. El bigotudo primera base de los Cardenales descargó un jonrón de dos carreras, sólo que quienes veían el juego en casa nunca lo vieron. La cadena NBC cortó brevemente el enfoque del juego para mostrar en la distancia, la lluvia cayendo sobre el Arco de entrada de la ciudad, antes de regresar rápidamente luego del batazo, dijo Hernández. Hasta este día, Hernández todavía busca cualquier video de la secuencia completa. Menos mal, que el resto de sus logros con San Luis estan bien documentados. Su placa del premio de jugador más valioso de la Liga nacional en 1979, y su premio del bate de plata están orgullosamente instalados en su casa. Y el dos veces participante del Juego de Estrellas y cinco veces ganardor del premio guante de oro siempre tendrá un lugar en la historia de los Cardenales por su papel clave en el equipo campeón de la Serie Mundial de 1982. Y ahora, Hernández, de 60 años, está a punto de añadir su presencia en el Salón de la Fama de los Cardenales a los premios de su carrera. El antiguo primera base es uno de ocho leyendas modernas de San Luis quienes tienen la oportunidad de estar entre los primeros inducidos a la nueva galería del Salón de la Fama de los Cardenales ubicada en la próxima a inaugurar Ballpark Village. Desde ahora hasta el 22 de abril, los aficionados pueden votar por hasta dos de los ocho candidatos, Hernández, Jim Edmonds, Bob Forsch, Willie McGee, Mark McGwire, Matt Morris, Ted Simmons y Joe Torre. Los dos que reciban más votos serán inducidos durante la ceremonia del 16 de agosto en Ballpark Village, para unirse a los 22 Cardenales que han recibido inducción automática porque o ya están en el Salón de la Fama del béisbol nacional o la organización ha retirado sus números. Seleccionado por los Cardenales en la ronda 42 del primer draft de 1971, Hernández debutó en las Grandes Ligas en 1974 a la edad de 20 años. Al principio de su carrera era más conocido por su defensiva, en esa etapa el bate de Herrnández dejaba algo que desear. No fue sino hasta 1977 que Hernández explotó como bateador, conectó para .291 con 15 jonrones y 91 carreras empujadas. Luego tuvo dificultades el año siguiente, solo bateó para .255 en 1978. Cuando su slump se extendió hasta abril de 1979, unas pocas palabras de ánimo de su manager Ken Boyer, fueron todo lo que Hernández necesitó para terminar sus momentos duros a la ofensiva. "Viajábamos en avión luego de un juego donde me había ido en blanco con el madero", recordó Hernández. "Y Boyer se sentó a mi lado y dijo. 'Keith, tú eres mi primera base. Me ahogaré o nadaré contigó en primera base. Estás en la alineación. Cuento contigo. Eres mi tercer bate. Te he visto jugar. Se que tienes las herramientas'. Eso me quitó el peso del mundo de mis hombros". El comienzo lento de Hernández, bateó .232 en abril, fue olvidado rápidamente, debido a que bateó .362 desde mayo hasta septiembre, con lo cual subió su promedio de la temporada a un .344 que lideró la liga, anotó 105 carreras, bateó 11 jonrones y 48 dobles. Esa extraordinaria recuperación le ganó compartir el premio del jugador más valioso de la Liga Nacional en 1979 con Willie Stargell de Pittsburgh. "Estaba totalmente impactado", dijo Hernández por el honor. "¿Cuantos pueden ser jugador mas valioso? Y yo soy uno de ellos, y en gran compañía. Estoy orgulloso de eso. Nunca en mis sueños más locos imaginé que sería jugador mas valioso, mucho menos campeón de bateo". Hernández batearía .297 o más en nueve de sus próximas 10 temporadas con los Cardenales y Mets, y ganó su primer campeonato con San Luis en 1982 dentro de un equipo que cataloga como el mejor grupo de jugadores con el que haya jugado. "Nos llevábamos muy bien. En ese equipo no había ningún tipo de egoísmo, absolutamente ninguno", dijo. "Cada quién daba lo mejor de sí, estaban comprometidos y sabían lo que tenían que hacer. Nadie se creía delante de los demás. Eramos 25 tipos juntos, fue una gran experiencia jugar con esos muchachos". Hernández fue cambiado a los Mets en 1983. Jugó siete temporadas con Nueva York y ganó otro título de Serie Mundial en 1986. Hernández jugó los últimos dos años de su carrera en Cleveland, pero pasó toda la temporada de 1991 en la lista de incapacitados. Hernández, ahora en su novena temporada como analista de los juegos para SportsNet la cadena televisiva que transmite los encuentros de los Mets de Nueva York, esta muy relacionado en la actualidad con su segunda franquicia. Sin embargo, los Cardenales y sus aficionados siempre tendrán un lugar importante en su vida. "(Los aficionados) fueron maravillosos. Tuve momentos dificiles en mis primeros tres años en las Grandes Ligas, y esos aficionados fueron fantásticos", dijo Hernández. "Como un joven de 20 años, si hubiese tenido que lidiar con la carga de las grandes expectativas de las Grandes Ligas mientras tenía eso terribles tres años, pienso que hubiese sido mucho más dificil en otro lugar diferente a San Luis". Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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