lunes, 17 de marzo de 2014

Papá no puede dejar de pitchear adentro

Luego de años de entrenar y preocuparse, el padre de Buchholz aún estudia a cada bateador. Gordon Edes. ESPNBoston.com. 05-03-2014 Fort Myers, Fla. Era la tarde del cuarto juego de la Serie Mundial, y ellos estaban en Joe Buck's, el lugar de parrilladas de San Luis ubicado a pocos pasos del Busch Stadium, padre e hijo, se sentaron frente a frente en la mesa. El padre, canoso pero aún con apariencia juvenil, con manos que conocen el trabajo esforzado. El hijo, alto y flaco, con largos mechones de cabello alrededor de su cara barbuda. El padre, Gordon, "Skip" Buchholz, mecánico por 33 años en una refinería petrolera de Texas, habló primero. "¿Estás nervioso?", dijo "Caramba si, estoy nervioso", dijo el hijo de 29 años Clay Buchholz, el derecho de los Medias Rojas de Boston horas antes de lanzar el juego más importante de su vida, con un hombro derecho debilitado. "Escucha amigo", dijo el padre. "Sé que no estás al 100 por ciento, pero sé que los puedes vencer esta noche. Aún si estás lanzando a 85 millas por hora, solo corta y hunde la pelota, mantente fuera del medio del plato, evita el barril del bate. Los puedes vencer esta noche". Han pasado casi cinco meses, y Skip Buchholz está sentado en una mesa fuera del clubhouse de los Medias Rojas en el complejo de entrenamientos primaverales del equipo. Sus muchachos, Clay y Mason, están sentados unos metros más allá, esperando pacientemente mientras su padre le explicaba a un visitante de que trata criar a un beisbolista, moldearlo a su propia imagen, y la ocasión cuando pensó que Clay no pitchearía más debido a las fracturas de su espalda, y como Clay había sangrado hasta casi morir en su apartamento, y como los dos se habían sentado en el consultorio de un doctor de Florida el verano pasado y escucharon como James Andrews les dijo que Clay tenía el manguito rotador muy extenuado, sólo necesitaba algo de descanso y podría lanzar otra vez, todo eso había eventualmente desembocado en esa noche de San Luis. ¿Vencer a los Cardenales? "Muchacho, claro que lo hizo", dijo Skip Buchholz, al recordar como Clay batalló por cuatro innings en un juego que ganaron los Medias Rojas. “Estaba más orgulloso de él esa noche que en cualquier otra noche que haya lanzado”. El padre sabe, muy dentro de sí, que debe dejar pasar eso. Que será una derrota para él si no lo hace. Lo puede decir en voz alta. “Para mí es dificil”, dijo, “quiero ser capaz de disfrutarlo. Sentarme en la tribuna, comprar una cerveza, y ver el juego, y no lo puedo hacer”. “Lo deseo mucho porque sé que tarde o temprano se acabará, y entonces voy a reconocer lo que me perdí. Pero es muy duro. No se trata de que no lo sé”. Skip Buchholz no puede aceptar la vida de este lado de la baranda. Desde afuera, donde cada quien se tiene que sentar, mientras que adentro, donde él entrenó a su hijo, motivándolo, retándolo, exigiéndole más de lo que debería causando que su otro hijo, Mason renunciara al juego cuando el padre trató de hacer lo mismo con él. "Vivo cada lanzamiento de cada juego", dijo Skip luego que Clay lanzara un inning contra los Rays de Tampa Bay en un juego de exhibición efectuado la tarde de este martes. "Viví cada pitcheo hoy". "Y cada quinto día es muy duro para mí, muy duro. Mi estómago empieza a doler el día que hace bull pen. Eso es dos días antes que lance. Me pongo muy nervioso. Cuando lo entrenaba, era más fácil, pero no lo he entrenado desde que tenía 18 años. Cuando yo llamaba el juego y era coach de tercera base, era más fácil. Una vez que tuve que venir a este lado, donde está todo el mundo, ha sido muy, muy duro". Robin Buchholz, la madre de Clay, le dijo una vez al periódico de su pueblo de Beaumont, Texas, que su esposo deseaba haber sido beisbolista profesional. En el mismo artículo, ella dijo que cuando Clay tenía 8 años, lo encontró escribiendo varias veces en una hoja de papel. Que estás haciendo, le preguntó. Practicando mi autógrafo para cuando sea beisbolista, replicó el muchacho. El béisbol es un asunto de familia para los Buchholz, dice Skip. Robin Buchholz aún escribe sobre cada juego que Clay lanza, de la misma manera que lo ha hecho desde que jugaba en la categoría compota. Tienen una pila de esos reportes de este alto en la casa, dice Skip. "Mi esposa sabe más de beisbol que la mayoría de los hombres que conozco, eso es un hecho", dijo Skip. "Su hermano fue un gran beisbolista. Ella viene de una familia beisbolera". "Mason, mi hijo menor, pudo haber sido un gran pelotero, yo lo espanté del juego. Mi esposa siempre decía, 'Mason no es Clay', y yo le respondía, 'No estoy tratando de que sea como Clay, pero si va a jugar tiene que hacerlo de la manera correcta'". De la forma como lo hizo con Clay. "Fui muy duro con él", dice Skip Buchholz. "Lo formé para ser shortstop. Es uno de los mejores shortstops que he visto. Pueden preguntarle, tomaba 200 roletazos todos los días, siete días a la semana. Mi esposa jugaba primera base y yo tenía un balde pelotas en el plato, y el tomaba 200 roletazos cada día. Y podía batear. Lideró su equipo en la universidad en jonrones y carreras empujadas". "¿Que si venció a (Jacoby) Ellsbury en una carrera? Ellsbury no podía con él, hombre. Podía correr 4.25 en 40 yardas en futbol americano. Cuando lo veía correr las bases con una pelota entre dos, al pasar por segunda base parecía desarrollar una velocidad más intensa. Y Skip Buchholz dice que le enseñó a su hijo como pitchear. Sin lanzar curvas hasta que cumplió 16 años, para proteger su brazo. Solo rectas y bolas de nudillos. "Arriba y abajo, adentro y afuera, eso cambia el nivel de sus ojos", Skip le dijo eso en sus primeras lecciones. "Le dijo, 'Tienes que lanzar adentro, hombre. No me importa si lanzas 83 millas o 93 millas, tienes que pitchear adentro". Los días cuando Skip Buchholz solía recibir los pitcheos de su hijo pasaron hace tiempo. "No puedo recibirle", dijo. "Caramba, me hacia doler la palma de la mano cuando tenía 10 años, casi me rompió el tobillo en un juego de estrellas. Estaba calentando con él antes del juego. Creo que no le he recibido desde entonces". Los Medias Rojas han estado tratando por años de que Buchholz añada algo de peso a su contextura. Antes, dice Clay, esencialmente le pidieron que comiera lo que fuera que quisiera, con la esperanza de que engordara. Ahora, le han indicado intentar con una ruta más sana, que sustituya la pizza y otras comidas rápidas por opciones más nutritivas que el pueda preparar en casa. Skip Buchholz dice que Clay se parece a los hombres de la familia de su papá. Skip es medianamente alto de peso promedio, y el abuelo de Clay era igual. "Pero los hermanos de mi papá eran tipos altos y flacos". "Alimentamos a Clay con todo lo que podíamos darle. Miren a Mason. Alto y peso promedio. Pero cuando Clay era pequeño, y caminaba con su ropa interior, cuando se agachaba parecía un niño desnutrido, le sobresalían los hombros afilados. Era terrible". "Era tan enfermizo cuando niño, muy enfermizo. Tenía mangueritas en los oídos que le sobresalían porque los oidos le supuraban mucho. Y era alérgico. En aquellos días, tenían una almohadilla con 100 agujas, las ponían en tu espalda y examinaban todo. Era alérgico al aire, alérgico a la suciedad, a los huevos, salsa de tomate, chocolate, grama. Los médicos dijeron, 'El va a salir de esto' y lo hizo". A través de todos sus años escolares, en cada deporte que Clay practicó, futbol americano, pista y campo, futbol, beisbol, nunca salió lesionado, nunca tuvo un tirón muscular, según su padre. Eso ha hecho de las últimas cuatro temporadas con los Medias Rojas una gran prueba, dijo Skip. Él estaba ahí en 2010 cuando Buchholz tuvo una lesión en la pierna corriendo las bases en San Francisco. "Quería verlo batear", dijo Skip. "Entra en la caja de bateo, enfrenta a (Madison) Bumgarner, quién es zurdo. Soy zurdo, le lancé práctica de bateo toda su vida y el primer pitcheo que le hace Bumgarner, una recta de 94 millas de un zurdo, el lo devuelve imparable hacia el jardín derecho. Yo estaba llorando". "Tres lanzamientos después, tambien lloraba porque él se lesionó la pierna". En 2011 hubo más calamidad, cuando Buchholz fue diagnosticado con fractura en la espalda en junio y perdió el resto de la temporada. Evidentemente, esto amenazó mucho la continuidad de su carrera, de acuerdo a Skip". "Pensamos que no lanzaría más, luego del asunto de la espalda, si señor", dijo. "Tenía dos fracturas en las vértebras. Una de ellas, los médicos dijeron que era vieja". Sin embargo Bucholz se recuperó completamente, y estaba pitcheando de nuevo en 2012, cuando tuvo un episodio asustante que su padre describió en detalle, luego que reaccionara negativamente a inyecciones de Toradol, un medicamento antiinflamatorio que él y otros pitchers de los Medias Rojas estaban tomando, Clay llegó a su departamento, excretando y vomitando sangre, se desmayó, dijo Skip Buchholz, se golpeó la cabeza con el lavaplatos. Luego se levantó y se fue a la cama", dijo Skip Buchholz. "No sé si todos saben de esto, él llamó a un amigo de Josh Beckett y le dijo, 'Hombre, necesito ayuda'. El amigo le respondió, 'Nos vemos abajo', y Clay dijo, 'No me entiendes. No puedo salir de la cama'. Lo llevaron a Fenway Park y de ahí lo trasladaron de urgencia al hospital". "Tuvo suerte de llegar con vida. El doctor le dijo que si la hemorragia no hubiera parado, habría muerto, se hubiese desangrado. Si tenemos siete unidades de sangre en el cuerpo el había perdido cuatro." Los médicos diagnosticaron esófago inflamado, pero Buchholz se recuperó y regresó en menos de un mes. Luego vino el inicio triunfal de 2013, cuando tenía marca de 9-0 en su primera docena de aperturas y lideraba las mayores con 1.74 de efectividad, demostrando la capacidad de dominio que se le había pronosticado por años, pero siempre lo acosaba una lesión. Ese patrón se volvió a repetir, los Medias Rojas reportaron que Buchholz tenía dificultades con su músculo trapecio y luego le hallaron una bursitis. Finalmente, Buchholz, buscó una segunda opinión, y fue a ver a Andrews con su padre. "No teníamos ni 30 minutos allí cuando Andrews miró la resonancia magnética y dijo, 'No hay nada malo en el hombro. El hombro de este muchacho está tan normal como el que mejor le haya visto a un tipo de 29 años. Es increible lo normal que está". El problema, dijo Andrews, era que el manguito rotador estaba extenuado. "Él dijo, 'En cuatro o cinco semanas estará listo para regresar a lanzar". En el intermedio, Buchholz y su padre, oyeron a mucha gente cuestionar su fortaleza y durabilidad. "Oí mucho de esto, 'Que va, ese tipo no quiere pitchear, es un cobarde, no tiene corazón, eso es lo que es", dijo Skip. "Él estaba tratando de lanzar, pero cada vez que lo hacía volvía la molestia, entonces fue que dijimos, 'Tenemos que buscar una segunda opinión. Algo no anda bien'" "Los últimos tres, cuatro años han sido una montaña rusa". "Hablo con Clay antes y después de cada apertura", dijo Skip Buchholz de 56 años. "Si señor, lo hago". Clay me llama la noche antes del juego. Si tuviera que llamarlo, probablemente no respondería. Pero él me llama y me llama despues que pitchea, y hablamos de todo". ¿Todavía es duro con su hijo? "No como antes", dijo, "porque ahora es todo un hombre. Cuando era joven, era fácil ser duro con él porque lo aceptaba. Ahora, me escucha, pero tiene 29 años. Las cosas que le digo son las mismas que le decía cuando tenía 12, 14 o 15 años. Es jugar beisbol al 101 porciento, pitchear al 101 porciento. Es arriba y abajo, adentro y afuera". "Todavía le cuestiono su selección de pitcheos en determinada situación. Como hoy, lo primero que le pregunté, porque no pude ver desde donde estaba sentado, fue si ellos habían hecho un ajuste del posicionamiento del infield con (Matt) Joyce, 'Le lanzaste una pelota afuera' y el la bateó hacia el hueco del short stop, donde no había nadie. El me dijo. ' No papá, le lancé la pelota a las manos y el la dirigió hacia ese lugar'". "Ese es el tipo de cosas que le cuestiono. Estás en cuenta de 0 y 2, llegas a 3 y 2. Si quieres gastar un lanzamiento contra el piso, haz lo que tengas que hacer. Eso es lo que le cuestiono, la selección de los pitcheos y la colocación, porque se lo enseñé". Dentro de tres días, Clay Buchholz está previsto para lanzar otro bull pen. Y el estómago de Skip Buchholz empezará a doler. Padre e hijo. Hijo y padre. Uno adentro y otro afuera. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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