martes, 8 de julio de 2014

José Altuve y Bob Watson

La noche de este martes 7 de julio de 2014, José Altuve salió a batear ante el derecho de los Rangers de Texas, Miles Mikolas en el Globe Life Park de Arlington, se abría el cuarto episodio. Conectó un rodado al campocorto que en principio fue sentenciado out por el árbitro de primera base Vic Carapazza. El manager Bo Porter salió a reclamar y la sentencia fue cambiada, la repetición mostró que Altuve había llegado primero a la almohadilla. Era el imparable 123 de Altuve en la temporada, así igualaba la marca de Bob Watson de más imparables para un jugador de los Astros de Houston antes del receso del Juego de Estrellas. Watson había despachado 123 imparables en la temporada de 1973. Las diversas observaciones que han hecho analistas del béisbol de la talla de Peter Gammons apuntan hacia el camarero de Maracay como representante de la nueva imagen del juego que ahora se mueve, en clara demostración cíclica, al ritmo de peloteros como Billy Hamilton, Jacoby Ellsbury, el recientemente llamado por Boston Mookie Betts. Altuve se ha convertido en la viva imagen de ese jugador que se embasa consistentemente, y convierte los boletos y sencillos en dobles a punta de bases robadas. El juego ha dejado de depender exclusivamente de bateadores de poder para decidir los juegos. Bob Watson fue un jugador de primera base, quién sin ser exactamente un bateador de poder acumuló ciertas dosis de cuadrangulares y carreras empujadas que permitían clasificarlo de manera más cercana a ese tipo de bateador con algún poder. Hasta el 30 de junio de 2014, Altuve tenía una seguidilla de 7 juegos seguidos robando al menos una base. En 4 de ellos, también seguidos, había robado más de una base. El último pelotero en alcanzar esa marca había sido Ray Chapman de los Indios de Cleveland en 1917. Chapman es el único pelotero de MLB, hasta el momento, que murió a consecuencia de una lesión sufrida en el terreno de juego. Ambos son records para los Astros de Houston. Rickey Henderson en 1983, robó al menos una base en 11 juegos seguidos, pero nunca tuvo juegos de multirobos en más de 3 juegos seguidos. Al 7 de julio Altuve lidera las Grandes Ligas con 124 imparables. Uno de veintiun peloteros con más de 100 imparables. También comanda las Grandes Ligas con 38 juegos multihits. Le sigue Nick Markakis con 35. Robert (Bob) José Watson nació en Los Angeles, Calif., el 10 de abril de 1946. En su primer juego como profesional (Categoría Clase A) bateó un jonrón de tres carreras. Su posición original era la de catcher, solo jugó 10 encuentros como receptor en Grandes Ligas, sus posiciones regulares fueron jardinero y primera base. Jugó en LVBP por primera vez en la temporada 1967-68 con los Tiburones de La Guaira. Entonces participó en 19 juegos, bateó para .257, 18 imparables en 70 turnos al bate. 6 dobles, 1 jonrón. 10 carreras anotadas, 6 empujadas. Al 7 de julio de 2014, José Altuve se encuentra entre los mejores segundas base defensivos de las Grandes Ligas. Marcha de séptimo en promedio defensivo con .990. También séptimo en factor rango de alcance con 4.91. Cuarto en innings jugados con 755. Cuarto en errores con 4. En dobleplays marcha cuarto con 58. Es tercero en asistencias con 246. Segundo en outs con 166. Watson ganó el premio del jugador del mes de mayo en la Liga Nacional en 1972 y 1975. También fue jugador de la semana del 1 de agosto de 1976. En 1975 fue líder de la Liga Nacional en Factor Rango de alcance (10.41). En 1977 fue el primera base con más asistencias (118) de la Liga Nacional. En 1977 (8) y 1978 (6) fue líder en carreras salvadas para un primera base en la Liga Nacional. Jugó en los Juegos de Estrellas de 1973 y 1975. En 1974 se convirtió en el jugador que anotó la carrera millonésima en MLB. Regresó a LVBP en la temporada 1970-71 con los Cardenales de Lara. En esa ocasión participó en 41 juegos. Bateó para .345, 50 imparables en 145 turnos al bate. 8 dobles, 1 triple, 9 jonrones. 23 carreras anotadas, 31 empujadas. Al 7 de julio Altuve tiene un promedio de un ponche por cada 14,12 turnos al bate, es uno de los bateadores más difíciles de abanicar en todas Grandes Ligas junto a Victor Martinez (1 ponche por cada 13,13 turnos). “Tiene un control increíble sobre su bate”, dice el gerente general Jeff Luhnow. “Él es capaz de batear fouls para mantenerse en el turno. Ha logrado desarrollar un swing de líneas muy preciso. Y tiene una zona de strike muy pequeña. La razón por la que Altuve cada vez es más valioso no es solo que puede evitar los ponches, sino que ahora es más selectivo con los pitcheos, por lo que está aumentando sus boletos”. Watson es el primero de dos peloteros, el otro es John Olerud, que ha bateado la escalera en ambas ligas. Lo consiguió por vez primera con el uniforme de los Astros de Houston el 24 de junio de 1977. Ese día en el Astrodomo bateó de 4-4 con una anotada y 5 empujadas. Los Astros vencieron a los Gigantes de San Francisco 6-5. Watson largó el triple en el primer inning, el doble en el tercero, el jonrón en el quinto, todos ante Bob Knepper, el sencillo lo consiguió ante Randy Moffit en el octavo. La segunda ocasión ocurrió el 15 de septiembre de 1979 con la camiseta de los Medias Rojas de Boston. Ese día en Memorial Stadium, bateó de 5-4 con 2 anotadas y dos empujadas, en la victoria de los patirrojos 10-2 ante los Orioles de Baltimore. Bateó el sencillo en el segundo episodio. El doble en el cuarto, ambos ante Dennis Martínez. En el sexto falló con rodado al campocorto. Largó el triple en el octavo ante Tippy Martínez. Y el jonrón lo despachó ante Don Stanhouse en el noveno. En el octavo inning del juego de este 7 julio que los Astros ganaron 12-7 a los Rangers, Altuve salió a batear ante el derecho Scott Baker y soltó su imparable 124 hacia el jardín central corto. Así establecía una nueva marca de más imparables para un jugador de los Astros de Houston. Watson lo había logrado en 102 juegos de la temporada de 1973. Altuve lo consiguió en 91 juegos de esta temporada (2014). Alfonso L. Tusa C.

Los persuasivos poderes curativos de la trivia beisbolera

Stephen D. Boren, M.D. 1991. Baseball Digest. Cuando yo era residente de cirugía en Tufts New England Medical Center, en Boston, Massachusetts, rápidamente aprendí que podía usar mi conocimiento de trivia beisbolera para ayudar a tratar a mis pacientes. Bob era un paciente de 39 años de fractura cervical, que tenía una parálisis e insensibilidad similares a las que sufrió Roy Campanella luego de su trágico accidente automovilístico de 1958. Le practicaron un incisión quirúrgica en sus glúteos que no estaba cicatrizando apropiadamente, y pasaba días enteros acostado sobre su barriga, pensando en su joven esposa, sus tres hijos, y su herida que no cicatrizaba.. En mi primer día en este servicio de cirugía, pasé por su habitación y el saludo inmediato fue: "¿Como luce mi herida?" Observé la habitación y noté varios afiches de los Medias Rojas de Boston. Le hice algunos comentarios breves a Bob sobre la memorabilia y me di cuenta de que Bob era todo un aficionado de los Medias Rojas. De pronte le pregunte: "¿Quién hizo el cambio para traer a Jackie Jensen a los Medias Rojas?" Mientras Bob yace ahí pensando en la pregunta, el residente interno y yo le quitamos la ropa, limpiamos la herida y aplicamos gasa estéril. Como tenía fractura cervical, no podía percibir nuestro trabajo. Tenía la cara hacia adelante y no podía ver lo que hacíamos. Finalmente dijo: "Está bien, ¿quién fue?" "Tom Umphlett y Mickey McDermott", le repliqué. "Caramba, tienes razón", respondió Bob. Empezamos a salir de la habitación. "Esperen", dijo Bob. "¿Como luce la herida?" "Está mejorando", le respondí. Más tarde ese día, regresamos para nuestro servicio de cirugía. Bob volvió a preguntar: "¿Como luce la herida?" Rápidamente le pregunté: ¿Quién era el primera base regular de los Medias Rojas en 1953?" "Esa es una buena pregunta", dijo Bob. Mientras el cavilaba, de nuevo trabajamos en su herida. "Harry Agganis", contestó él. "No, Agganis fue el primera base en 1954". Limpiamos la herida y cambiamos la ropa mientras el seguía pensando. "Está bien, ¿quién fue?" "Dick Gernert", le contesté. "No puedo creer que lo haya olvidado", dijo Bob. "Hey, ¿como luce mi herida?" "Está mejorando, le contesté. Este ritual se repitió dos veces al día por dos meses mientras yo le hacía preguntas de trivia para alejar su mente de los problemas físicos. La herida de Bob estaba cicatrizando gradualmente. Su ánimo también estaba mejorando. Un día Bob dijo, "Espero que sepas tanto de medicina como de béisbol". Luego que salí del servicio de cirugía, me convertí en un médico de emergencias.Recordé el caso de Bob y los buenos resultados que tuve al usar la trivia de béisbol, por lo que seguí usando mis conocimientos beisboleros en varias salas de emergencia donde trabajé. Un niño de cinco años echó desinfectante PineSol en el guisado de carne de la familia. Tuve que practicarle un lavado al estómago de su madre mientras un pediatra hacia lo propio con el estómago de su hermano. La madre estaba preocupada por el llanto de su hijo pequeño, yo quería distraerla. Le pregunté, ¿Tiene algún hobbie?" "Soy aficionada a los Indios de Cleveland", fue su respuesta. Le pregunté, "Nombre los ocho jugadores de posición regulares del equipo de los Indios que ganó el banderín en 1954". Ella está acostada pensando en Jim Hegan, Vic Wertz, Bobby Avila, George Strickland, Al Rosen, Al Smith y Larry Doby. Como casi todos, ella olvidó a Dave Philley. También le expliqué que Bill Glynn en realidad jugó más juegos en primera que Vic Wertz ese año. Ella me dijo que concentrarse en mis preguntas más que en la condición de su hijo la salvó de "volverme loca". Cada paciente que tiene una cortada que yo debo suturar, recibe esta pregunta: "¿De que quieres hablar?" No quiero que se preocupen de sus cortadas. Quiero que se relajen tanto como sea posible. Le he hablado a los pacientes de política, arte, futbol americano, baloncesto, automóviles, arqueología, antropología, historia y otros temas. Debo admitir que disfruto más cuando ellos quieren hablar de béisbol. Me doy cuenta de su nivel de conocimiento y de sus intereses. Si un paciente es aficionado de los Cachorros de Chicago, siempre le pregunto, "¿Cuales tres Cachorros batearon jonrón en su primer turno oficial al bate?" Hasta ahora ninguno ha respondido, "Frank Ernaga, Cuno Barragan y Carmelo Martínez". (Nota del editor:Paul Gillespie de los Cachorros tambien bateó un jonrón en su primer turno al bate el 11 de septiembre de 1942). Un aficionado de los Tigres de Detroit se sorprendió al descubrir que yo sabía que George Vico había bateado un jonrón en su primer turno al bate. "¿Como sabías eso?", me preguntó. "Te dije que sé de béisbol", fue mi respuesta. Una vez examinaba a un agradable paciente mayor con demencia. Cuando las personas pierden su memoria olvidan eventos recientes pero retienen memorias pasadas. Por lo tanto él hablaba con fluidez de los Medias Blancas de Chicago de 1920 y sabía que Byrd Lynn era su catcher suplente. ¡Pero no podía decirme su dirección! He usado trivia beisbolera para dar charlas médicas ante audiencias de público general y médicos. Antes de empezar una charla al capítulo local del American Heart Association, proyecté unas imágenes de barajitas de beisbol. Cuando hablé de varios tipos de enfermedades cardíacas, les mostré barajitas de Tony Conigliaro, Frank Hiller, Hal Smith, Mayo Smith, Joe Sparme, Bill Sarni, Carl Morton y otros peloteros con enfermedades cardíacas. Las barajitas de Smith y Hiller indicaban que se puede regresar al deporte luego de un ataque cardíaco. La barajita de Conigliaro recordaba con tristeza la necesidad de tener una resucitación cardiopulmonar a tiempo luego de un ataque cardíaco. Todas mostraron que personas jovenes y sanas pueden sufrir una enfermedad cardíaca. He utilizado las mismas imagenes de barajitas para dar charlas a los médicos cuando enseño apoyo avanzado de vida cardíaca. Estas imagenes coloridas e interesantes son una variante bienvenida con respecto a las aburridas imagenes de enseñanza. Cuando enseño a estudiantes de medicina e internos sobre enfermedades oculares, utilizó mis imágenes de peloteros con problemas de visión. ÑPor lo que ven imagenes de George Sisler, Ryne Duren, Dennis Higgins, Herb Score, Bill Sudakis, Whammy Douglas, y otros peloteros afectados por disturbios visuales. Tuve a un caballero mayor que seguía viniendo a mi sala de emergencias en ambulancia con múltiples quejas vagas. Nunca le encontré nada anormal. Todas sus pruebas siempre fueron normales. Descubrí que era un viudo solitario a quien le gustaba el béisbol. Me dijo que fue a una prueba con los Cachorros de Chicago a comienzos de los años '30. Luego de eso lo examinaba rápidamente, y luego hablábamos de Phil Cavaretta, Augie Galan, Bily Herman y Gaby Hartnett. Le traía un café y una rosquilla, y me iba a ver a los pacientes médicamente enfermos. Me paraba de vuelta en su habitación, hablaba un poco de otros jugadores de los Cachorros como Stan Hack , y luego llamé a su hijo. Su hijo, era un oficial de policía, vino inmediatamente y se disculpó profusamente porque "Papá no debería molestarlo todo el tiempo". Le expliqué que no había problema. Le dije que no pasaba el tiempo con su padre mientras había pacientes realmente enfermos que necesitaban cuidado inmediato, pero sentí que era un hombre agradable y solitario que también necesitaba atención. Una vez atendí a un niño de diez años que resultó herido en un accidente de tránsito menor. Regresaba de un show de barajitas de béisbol y tenía su album de barajitas con él. Inmediatamente aprecié el cuidado tesoro. Me hablaba de sus barajitas viejas, barajitas de los '80. A duras penas le entregó el album a su madre para que yo lo examinara y suturara sus heridas. Varios años después yo trabajaba con su madre que era enfermera. No la recordaba para nada. Ella me recordaba. Dijo: "Mi hijo estaba tan relajado y feliz hablando con usted de las barajitas de beisbol. Que se le olvidó el miedo que tenía de que le agarraran puntos. Quiero agradecerle por lo que hizo por él". Una mañana temprano vi a un hombre mayor con dificultades severas para respirar. Tenía una falla cardíaca. Parte de mi evaluación patrón del paciente es preguntarle siempre que tipo de trabajo hace. A menudo esto me da una idea de que puede estar causando sus problemas médicos. Por ejemplo un paciente con problemas pulmonares podría estar respirando químicos peligrosos en el trabajo. Este paciente me dijo que había manejado un autobus para un hotel local durante los últimos veinte años. "¿Que hacías antes de eso?" le pregunté. "Era pitcher en las ligas negras", fue su respuesta sorpresiva. Me contó de haberle lanzado a Sam Jethroe en Chicago en el Juego de Estrellas de las ligas negras en 1942 o 1943.. Le pregunté si era derecho o zurdo. Me dijo que era zurdo. Por lo tanto empecé su hoja de control con "Este antiguo pitcher zurdo de 72 años que jugó en las ligas negras presenta severa insuficiencia respiratoria". Luego revisé las evaluaciones de mi interno y mi residente para este paciente. Cada cual empezaba así "Este antiguo pitcher zurdo de 72 años que jugó en las ligas negras presenta severa insuficiencia respiratoria". Considerando que estos médicos no tienen el más elemental conocimiento de beisbol, encontré este plagio como una forma sincera de adulación. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

viernes, 4 de julio de 2014

Jim Brosnan, un relevista que le dio una nueva perspectiva a la escritura de beisbol, fenece a los 84 años.

Bruce Weber. 04-04-2014 Jim Brosnan, quién tuvo logros modestos como pitcher relevo pero ganó mayor fama y consecuencia en el juego por escribir sobre este, falleció el sábado 28 de junio en Park Ridge, Ill. La causa fue una infección que contrajo mientras se recuperaba de un accidente cerebrovascular, dijo su hijo Timothy. En 1959, Brosnan, quién jugó nueve años en las Grandes Ligas, llevaba un diario de su experiencia como pitcher, primero con los Cardenales de San Luis y luego, tras un cambio, con los Rojos de Cincinnati. Al año siguiente publicó “La temporada larga” (“The Long Season”), era un nuevo estilo de escritura deportiva, cándido, profundo y altamente literario, más interesado en presentar las vidas cotidianas y las personalidades reales de los hombres que practicaban el juego que en mantener la ficción de los peloteros como los héroes americanos y ejemplos modelo. Escrito con un poco de hostilidad, pero sólo un poco, al libro se le da el crédito de haber cambiado la naturaleza de la escritura de béisbol, anticipándose a los reportes literarios de Roger Angell y Roger Kahn entre otros; fijó el camino para “Veeck-as in Wreck”, la vibrante memoria de Bill Veeck, el original dueño de varios equipos; se anticipó por una década a “Ball four” el diario más celebrado y exuberante (y mas lascivo) de un pitcher escrito por Jim Bouton. “La primera práctica estaba programada para las diez en punto”, escribió Brosnan, en un pasaje típico del primer día de entrenamiento primaveral. “El clubhouse estaba lleno a las 9, nos sentamos por una hora, ansiosos de salir. Pero primero llegaron los discursos. El entrenamiento primaveral tiene una ceremonia de convocatoria que sigue patrones estrictos en todo el mundo del beisbol. El manager dice: ‘Quiero darles la bienvenida muchachos; quiero dejarles saber que cada uno de ustedes tiene una oportunidad de hacer este equipo’. (Esta hipocresía siempre es saludada con una ironía indulgente y silenciosa por los veteranos de anteriores entrenamientos)”. El libro creó algo de resentimiento hacia Brosnan en el beisbol. Joe Garagiola, el narrador de juegos y antíguo jugador, lo llamó “un culturoso loco”. Y en 1964, Brosnan, quién para el momento había escrito un segundo libro y varios artículos para revistas, fue separado del juego, entonces jugaba para los Medias Blancas de Chicaga, porque no firmaría ningún contrato que estipulara que no podría publicar su escritura durante la temporada. Pero quizás más notoria era la reacción hacia Brosnan fuera del beisbol, donde era visto como un personaje extraño: un atleta con cerebro. “Tradicionalmente hay dos clases de peloteros, mascadores de tabaco, rocas de puros monosílabos y héroes de aseada apariencia demasiado jóvenes para aparecer en comerciales de hojillas de afeitar”, escribió John Corry en The New York Times, bajo el encabezado “Nada de libros de comiquitas para Brosnan”. “Jim Brosnan, un pitcher de los Rojos de Cincinnati, está en una tercera clase. Escribió un libro de las otras dos clases”. En un largo artículo, The Saturday Evening Post disecó la personalidad de Brosnan, abordando en detalle sobre su mordacidad y autoabsorción como pelotero joven y su historia en análisis. “Brosnan es muy posiblemente la criatura más intelectual que se haya puesto un uniforme de Grandes Ligas”, declaró el escritor del artículo Al Silverman. James Patrick Brosnan nació en Cincinnati el 24 de octubre de 1929, de dos padres quienes, como los decribiría él, estaban infelices entre sí y tenían intereses muy distintos. Su padre, John, quien trabajaba para una compañía de maquinarias de molinos, tenía un interés: beisbol. Su madre, Rose, era enfermera que enseñaba literatura y música a sus hijos. Como niño, Jim era lector, músico, tocaba el trombón y luego el piano, y pelotero. Firmó un contrato con los Cachorros de Chicago antes de cumplir 17 años, tuvo momentos muy duros en las ligas menores, en una temporada dejó marca de 4-17, y no llegaría a las Grandes Ligas hasta 1954. Entre 1951 y 1953, la carrera de Brosnan fue interrumpida por un servicio de estado en el ejército, durante el cual él jugaba beisbol, trataba de escribir y conoció a la mujer que sería su esposa. “Yo me había prometido que escribiría un libro de mis experiencias en el ejército”, escribió Brosnan en 2001, en una presentación de una nueva edición de “The Long Season”. “Hemingway lo hizo, ¿o no? Mailer. James Jones. Irwin Shaw. El problema era este: Mi única experiencia en el ejército de la que se podía escribir era de mi luna de miel ‘Pitcher se casa con Pitcher’ debía haber sido el encabezado cuando el 23 de junio de 1952, Anne Stewart Pitcher se casó con el pitcher Jim Brosnan”. Anne Brosnan falleció el año pasado. Además de su hijo, a Brosnan, quien vivió por más de medio siglo en Morton Grove Ill., un suburbio de Chicago, le sobreviven dos hijas, Jamie Kruidenier y Kimberlee Brosnan-Myers; un hermano, Michael; y cuatro nietos. La carrera de Brosnan tanto como pitcher y escritor dio un giro positivo cuando fue cambiado de los Cachorros a los Cardenales en 1958. Animado por un amigo escritor, escribió un artículo para Sports Illustrated sobre ser cambiado, y eso desembocó en “The Long Season”. Él lanzó bien en su primer año en San Luis, tuvo marca de 8-4 como abridor y relevista. Fue cambiado a los Rojos en junio de 1959, eventualmente se hizo relevista a tiempo completo y tuvo su mejor momento. Su record vitalicio fue de 55-47, con 3.54 de efectividad y 67 salvados. En 1961, su mejor año, dejó marca de 10-4 y salvó 16 juegos para un equipo de los Rojos que ganó el banderín de la Liga Nacional. Su segundo libro fue un recuento de esa temporada, con la adición del drama de la carrera por el banderín, el libro de hecho, fue llamado “Pennant Race” (“Carrera por el Banderín”), algunos críticos lo hallaron superior a “The Long Season”. Al escribir en The New York Times Book Review, Arnold Hano, el autor de otra admirado libro de beisbol “A Day in the Bleachers” (Un Día en las Gradas”), lo llamó uno de los mejores libros de béisbol jamás escrito”. Luego de su retiro del beisbol, Brosnan escribió libros deportivos para niños y contribuyó en muchas publicaciones, incluyendo The Times. Pero este logro como escritor vino a ser mejor reconocido después de décadas de perspectiva. “Hacia comienzos de los años ’60 la literatura de beisbol era insignificante”, escribió el crítico Jonathan Yardley en The Washington Post en 2004. “Alguna buena ficción había sido inspirada por el juego, notablemente ‘You know me Al’ de Ring Lardner y ‘The Natural’ de Bernard Malamud, pero las obras de no ficción eran poco más que un reportaje de página deportiva: biografías idealistas de estrellas escritas por adolescentes (‘Lou Gehrig: Boy of the Sabdlots’), (‘Player-Manager’ by Lou Boudreau) y historias superfluas del juego (‘The Baseball Story’ by Fred Lieb). Entonces un libro cambió todo: ‘The Long Season’ de un poco conocido pitcher de relevo de los Rojos de Cincinnati llamado Jim Brosnan. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 18 de junio de 2014

Tony Gwynn la leyenda de los Padres de San Diego, fallece a los 54 años.

Chris Jenkins.U-T. San Diego. 16-06-2014 Tony Gwynn ha fenecido a la edad de 54 años. Para el béisbol y San Diego, su legado es el de un inmortal. Esa es una denominación que el béisbol asigna a sus leyendas certificadas, a los jugadores para quienes la designación "Inquilino del Salón de la Fama" sigue siendo algo sin importancia. Anthony Keith Gwynn, electo al Salón de la Fama en 2007, adorado en San Diego y conocido de costa a costa como "Mr. Padre", se fue de este mundo este lunes 16 de junio en el hospital Poway, luego de largos años batallando con el cáncer. "Estoy profundamente entristecido de saber que Tony Gwynn ha perdido su corajuda batalla contra el cáncer", dijo Tony Clark, director ejecutivo de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas. Clark quien fuera como Gwynn una antígua estrella baloncetista de San Diego State quien jugó con los Padres, agregó: "Cuando era un muchacho en San Diego, me inspiraba en la pasión de Tony por la excelencia, y tuve el honor de jugar contra él como grande liga. Vayan nuestros pensamientos y oraciones a su esposa, Alicia, su hija Anisha, su hijo y amigo grande liga Tony Jr., y hasta sus muchos amigos y aficionados. Extrañaremos a Tony". Luego de lidiar con una especialmente viciosa forma de la enfermedad con la misma tenacidad con que golpeaba lanzamientos imbateables,para usualmente dirigirlos hacia la banda contraria a través del hueco de 5.5 pies entre short y tercera base, Gwynn se retiró en 2001 con ocho títulos de bateo de la Liga Nacional. También con la casi unánime creencia en el béisbol de que "T" fue el bateador puro más grande de la última mitad del siglo 20. Sin discusión, Gwynn también fue el mejor pelotero que haya jugado para la franquicia de beisbol de Grandes Ligas de los Padres. Antes de eso, él era un atleta de dos deportes que fue a San Diego como un basketero de 18 años y nunca se fue de ahí, regresó a su alma mater luego de retirarse de las Grandes Ligas para entrenar al equipo de beisbol Aztecs en el Tony Gwynn Stadium. "Simplemente es la figura de beisbol más grande que haya tenido San Diego", dijo Hoffman, cuyo "51" es uno de los pocos números retirados con el de Gwynn al tope de la pared del centerfield. "Reconozco lo que Ted (Williams) hizo en el beisbol, pero hay una razón por la cual ellos llaman a Tony Mr Padre en esa estatua de Petco Park, todo lo que hizo en San Diego". Hoffman pudo haber hablado de otro de sus antíguos compañeros de equipo, el primera base de los Dodgers de Los Ángeles Adrian Gonzalez, quien idolatraba a Gwynn cuando crecía tanto en Chula Vista como Tijuana. En toda su estadía en EAstlake High, donde se convirtió en la primera escogencia del draft de 2000, Gonzalez usaba el número 19 en honor a Gwynn. "Él era El Tipo", dijo Gonzalez, quien tambien jugó con los Padres. "Cuando era pequeño, él era el pelotero de quién mi papá hablaba y señalaba como ejemplo de bateadores, la manera como asumía cada turno al bate y agitaba el madero". "Era nuestro modelo. Como profesional. Como hombre". Por la manera como Mr. Padre refinó el arte y la ciencia del bateo, y tambien se convirtió en de lo que el llamaba un fildeador "inadecuado" a un ganador de cinco guantes de oro, él ha sido considerado el pelotero más grande de todos los tiempos por un buen número de equipos de Grandes Ligas. En la historia de 150 años del juego, solo Ty Cobb ganó más campeonatos de bateo (11) que Gwynn, quién obtuvo el promedio de promedio más alto de la Liga Nacional en 1984, tres temporadas seguidas (1987-1989) y cuatro más corridas (1994-1997). Con las primeras cuatro, Gwynn era una maravilla. Con las últimas cuatro, fue el maestro. "Indefendible" era una palabra aplicada a Gwynn por los rivales exasperados en el campo. Luego de unos años, algunos pitchers admitieron que Gwynn manejaba con tanta facilidad hasta sus envíos más dificiles, que se resignaron a lanzarle por el medio, con la esperanza de que la bateara cerca de alguien que tuviese un guante. "Él puede batear cualquier envío de cualquier pitcher", dijo Mark Grace otro antíguo grande liga con pedigree de San Diego State University, cuando Gwynn se acercaba al retiro. "No importa quién lance. Zurdo, derecho, con ocho brazos". Desde que Williams bateara .406 en 194, ningún jugador ha terminado una temporada sobre la marca de .400. Lo más cercano que alguien ha llegado fue Gwynn, quien bateaba .394 cuando la Asociaciòn de Peloteros delas Grandes Ligas se declararon en huelga el 11 de agosto de 1994, cancelando la Serie Mundial y haciendo eterna la pregunta de si Gwynn hubiese podido subir su promedio otros seis puntos en los 45 juegos finales. "Tony hubiese bateado .400", dijo Eric Davis, un antíguo jugador de los Rojos de Cincinnati quien competía con Gwynn por los títulos de bateo cuando estaban en la liga de novatos. "Lo sé. Lo sé". Debido a que Gwynn se quedó con los Padres durante las dos décadas de su carfrera como grande liga, eso le costó en términos de salario, exposición a nivel nacional y experiencia en postemporada, cada una de los cuales seguramente hubiese sido mayor, si hubiese probado el mercado de agentes libres y firmado con los equipos más exitosos y poderosos. Gwynn fue parte de los dos equipos de los Padres que ganaron banderines, con 14 años de separación. Irónicamente, el hit más visto y electrificante de su carrera no cuenta entre los 3141 de Gwynn, debido a que las estadísticas de postemporada no son incluídas en los totales oficiales de los jugadores. Tipicamente, Gwynn tuvo 33 imparables y promedio de .308 en 27 juegos de postemporada, incluyendo un jonrón rayo laser a la fachada del right field de Yankee Stadium que le dio a los Padres ventaja en el primer juego de la Serie Mundial de 1998. "Todo de acuerdo a las circunstancias hacen de ese mi hit número uno de lejos", dijo Gwynn una vez. "La Serie Mundial, Yankee Stadium, los Yanquis, lanzaba David Wells y ese batazo nos dio la ventaja (4-2)". La ventaja se disolvió, también debido a las "circunstancias", una sentencia de bola cuatro discutible y a continuación un jonroón con las bases llenas de los Yanquis, pero Gwynn había probado en el escenario más grande que era más que solo un bateador de líneas. "Se puede predicar todo lo que se quiera sobre el balance, pero la mayoría de los jugadores salen a tomar turno y quieren mandar la bola a nueve millas", dijo Joe Torre, un antíguo campeón de bateo y jugador más valioso de la Liga Nacional, además de manager de los Yanquis en su dinastía de finales de los años '90. "Tony nunca hizo el ridículo, nunca pareció perder su balance. Nunca querías enfrentarlo cuando necesitabas un ponche, porque no lo ibas a lograr, y sabías que iba a conseguir la mayoría de sus imparables hacia la izquierda. Pero de seguro nos castigaba, ¿o no?" Ahora un ejecutivo de MLB, Torre representó al béisbol solo hace unos meses en el servicio fúnebre de Jerry Coleman en Petco Park. Que haya sabido tan pronto despues del declive de salud de otro muy querido pelotero de San Diego, fue como una combinación 1-2 al espíritu. Tony Gwynn nunca, nunca dejó de tratar de mejorar su arte", dijo Torre. "Él era el modelo de lo que querías que fuera un pelotero". La última meta de cada pelotero es Cooperstown, y hasta para los bateadores más cumplidos de la historia, llegar hasta allá implica un proceso riguroso. Gwynn y Cal Ripken Jr. fueron los únicos inducidos de 2007, ambos en la primera votación, ambos casi por unanimidad. "Hay tres clases de inquilinos del Salón de la Fama, en el límite, ordinario e inquilinos mayores del Salón de la Fama", dijo la leyenda de pitcheo Bob Feller, elegido en 1962. "Estos tipos ambos pertenecen a la mayor categoría". El impresionante número de votos de ambos fue una declaración resonante de los periodistas de beisbol y los miembros del Salón de la Fama, no sólo del talento y la consistencia del duo, sino tambien del respeto que cada quien le daba a los números más allá de la desaprobación. Ese mensaje tambien resonó entre los aficionados que habían llegado a sospechar que el bateo de poder se había hecho una fuerza nuclear. De hecho, las colinas del norte del estado de Nueva York mparecían la versión beisbolera de Woodstock para la inducción de Gwynn y Ripken. No menos de 53 inquilinos del Salón de la Fama vivientes, un record, asistieron a una ceremonia dominical que fue atestiguada en persona por 75000 personas, aproximadamente 25000 más que el record anterior del evento en 1999. Claramente, la gran audiencia fue atribuída a los dos inducidos. Peloteros legendarios, si, pero hombres como ellos. "Tony venía a trabajar todos los días, y me refiero a que se metía de lleno en eso", dijo el coach de los Gigantes de San Francisco Tim Flannery, quién fuera compañero de equipo de Gwynn en sus primeras ocho temporadas con los Padres. "Él jugaba todos los días. Jugaba enfermo. Jugaba con dolor". "Y con lo que sabemos ahora, él nunca reclamó nada. Eso es muy impresionante en una temporada de 162 juegos y por tantos años como lo hizo". Flannwery, quién fuera coach de los Padres en las últimas cinco temporadas de la carrera de Gwynn, estaba absolutamente maravillado con la visión interna y externa que Gwynn tenía en la caja de bateo. Recordó un juego en Cincinnati que estaba afectado por un chubasco, un juego que los Rojos ganaban 2-0 cuando Gwynn se paró a batear con dos corredores en base. Por todo lo conveniente que era, llamaron a un zurdo al bull pen de Cincy, la lluvia caía a cántaros antes de que pudiese hacer un envío al plato. El juego fu suspendido en ese momento, para ser reanudado en ese punto exacto el dia siguiente. "Como en muchos juegos suspendidos por lluvia, ahora son las 11:30 de la noche", dijo Flannery. "Tony y yo caminamos por el tunel del Riverfront. Él dijo, 'Hey, Flan, quiero que estés preparado mañana, porque este tipo me lanzará una slider en el primer pitcheo, la voy a batear entre left y center, entrarán dos carreras y vamos a estar empatados'". "Dicho y hecho, el dia siguiente, el primer pitcheo fue una slider, buuum, left-center field, ambos corredores anotan, juego empatado. Tony me mira y sonríe. Te garantizo esto: Antes que se fuera a dormir esa noche, ese zurdo no sabía que iba a lanzar eso. Pero Tony lo sabía". "Sorprendente. Solo sorprendente, un pelotero sorprendente". Si Gwynn hizo parecer el batear una pelota de beisbol como un juego de niños, es debido parcialmente al hecho de que cuando era un niño, bateaba higos lanzados por sus hermanos Charles y Chris en el patio de su casa en Long Island. Tony, el hijo mediano de Charles y Vandella Gwynn, dijo Charles Jr. podía "hacer un baile de higos". Como bate, los hermanos usaban un palo de escoba. (Eso tambien puede explicar porque Gwynn, al legar a las ligas menores, usaba un bate de 32 pulgadas y 32 onzas al cual a menudo llamaban mondadientes). Su padre era entrenador de fútbol americano y béisbol, pero el deporte favorito de Tony en su adolescencia era el baloncesto, era tan bueno que San Diego State le ofreció una beca. Gwynn renunció al beisbol en sus dos primeros años en San Diego State. A pesar de tener manos tan pequeñas que no podía agarrar el balón de basket con una sola palma, Gwynn fue un manejador de balón lo suficientemente bueno para calificar en el equipo de la All Western Athletic Conference como alero, estableció marcas de asistencias para los Aztecs y hasta ganó algún seguimiento de los scouts de la NBA. Gwynn renunciò al beisbol en sus dos primeros años en San Diego State. A pesar de tener las manos tan pequeñas que no podìa agarrar un balón con una palma, Gwynn era suficienemente buen manejador de balón como para ser seleccionado al equipo de All-Western Conference como alero, estableciò una marca de asistencias y hasta levantó algunas miradas de los scouts de NBA. Una vez que llegó al beisbol, sin embargo, el futuro de Gwynn estaba decidido. Bateò .301 en el segundo año, .423 en el tercero y .416 en el cuarto año. El único atleta de los Aztec que ha sido nombrado all-conference en dos deportes, Gwynn fue seleccionado en 1981 por ambos equipos de la ciudad, los Padres y luego los Clippers de San Diego. El mismo día. "Un día Dick Williams nos dijo a todos", 'Hay un muchacho que va a subir llamado Tony Gwynn", dijo Flannery en referencia al exigente manager de los Padres. "¿Ustedes saben como cada quién se saca a si mismo de la alineación?" dijo Williams, "Cuando finalmente escriba el nombre 'Tony Gwynn en la alineación, pienso que él nunca se va a sacar de ella". En su debut con los Padres el 19 de julio de 1982, Gwynn soltó un doble e inmediatamente tuvo la clase de momento que se instala en la tradición del juego. Mientras pasaba por primera base, el campeón hiteador de todos los tiempos Pete Rose de los Filis de Filadelfia le dijo al novato de los Padres, "No me alcances en una noche". El volumen del trabajo de Gwynn durante los próximos 20 años, él tiene las marcas vitalicias de los Padres virtualmente en cada categoría de bateo puro, incluyendo más de 2000 imparables con el uniforme de los Padres de San Diego que cualquiera con el uniforme de San Diego y 19 temporadas seguidas con promedio de .300, no fue escrito sin asuntos de distintas características. Fue en medio de un "slump" de su segundo año en 1983 que Gwynn le pidió a su esposa Alicia que grabara los juegos de los Padres de la televisión para que {el pudiese estudiar sus turnos al bate. Esto era años antes que los equipos, incluyendo los Padres, comenzaran equipos de alta tecnología digital para observar a los otros y a si mismos. "Él revolucionó el video en beisbol", dijo Hoffman. "Veía a "T" con sus cassettes, viendo sus películas cuando viajábamos en aviones, tomando práctica de bateo desde temprano. Él sabía como trabajar, sabía como corregirse, como mejorar y vencer al otro. Él no dejaba nada pendiente". Cuando los Piratas de Pittsburgh estuvieron en San Diego recientemente, el centerfielder estrella Andrew McCutchen llegó hasta una de laptops en el centro del clubhouse de los visitantes en Petco Park. Sus compañeros de equipo hacían click en las imagenes digitales del pitcher abridor rival de ese día y de sus turnos al bate. "No tuve mucha oportunidad de ver jugar a Tony Gwynn", dijo McCutchen, 27, actual jugador más valioso de la Liga Nacional. "Solo con los títulos de bateo, se puede saber que gran pelotero fue. Él fue quién empezó todo esto de los videos, quién enseñó alos otros jugadores como encontrar maneras de ser mejor, cuan importante es trabajar para mejorar cada día". Gwynn se repuso de dificultades financieras y varias escaramuzas contractuales con la gerencia de los Padres, aunque nunca hasta el punto de amenazar con que se iría a otro equipo, y hubo roces ocasionales con compañeros de equipo como Jack Clark y Jim Leyritz. A trav{es de su carrera se habló mucho del hecho de que Gwynn no lucía como el atleta fenomenal que era.. El peso se convirtió en un tema constante, especialmente cuando se hablaba de las dificultades en las rodillas que requirieron nueve operaciones, pero su coordinación ojo-mano nunca pareció disminuída en los más mínimo. "Cuando se es así de bueno y se perfecciona lo que se hace...juego a juego, Tony siempre hacía algo para impresionarte", dijo Davis. "Era devastador con corredores en posición anotadora. Imposible". A través de su sentimiento de desmayo por el deterioro de la salud de Gwynn, Davis sonrió calmado. Recordó la vista desde el outfield de los equipos rivales, la impotencia en los juegos contra los Padres, la comedia que era Pitcher versus T. Gwynn. "Traes un zurdo a lanzar, piensas que lo agarraste, le lanzas dos curvas, el las mira, luego le lanzas la tercera", dijo Davis. "Tony batea la pelota sobre la cabeza de Barry Larkin. ¡Hombre, ese Tony!" Traducción: Alfonso L. Tusa C.

viernes, 13 de junio de 2014

Bob Welch, as de pitcheo y prototipo ejemplar de los brazos poderosos del presente, fallece a los 57 años.

Bruce Weber. The New York Times. 10-06-2014. Bob Welch un derecho lanzallamas de los Dodgers de Los Angeles y los Atléticos de Oakland, quién se recuperó del alcoholismo para ganar 211 juegos, incluyendo 27 en 1990, un registro para una temporada que ningún pitcher ha alcanzado en los últimos 40 años, feneció este lunes 9 de junio en Seal Beach. Calif., Los Atléticos anunciaron el fallecimiento en la página web del equipo. Un reporte de MLB.com remarcó que la causa fue un ataque cardíaco, según información de los Dodgers. Welch jugó 17 temporadas en las Grandes Ligas, desde 1978 hasta 1994, asistió a dos Juegos de Estrellas, uno en cada liga, y ganó el premio Cy Young de la Liga Americana en 1990. Estuvo entre los lanzadores de recta más pesada de su época, un prototipo atlético de los llamados brazos poderosos que ahora inundan las rotaciones y bullpens de los equipos de Grandes Ligas, para retar a las alineaciones rivales con sus rectas de 95 millas. Su recta intensa y su equilibrio, recibieron una prueba tempranera al final de su temporada de novato con los Dodgers, cuando fue llamado desde el bullpen para proteger una ventaja de una carrera con dos outs en el noveno inning del segundo juego de la Serie Mundial de 1978 contra los Yanquis. Había dos hombres en base, y el bateador era Reggie Jackson, el toletero del Salón de la Fama quien el año anterior había asegurado la Serie para los Yanquis, también contra los Dodgers, con tres jonrones en el sexto juego. En un turno que duró más de cinco minutos y se convirtió en uno de los momentos más famosos del béisbol, Welch, quién solo tenía 21 años, realizó nueve lanzamientos, todos rectas, y en cuenta de 3-2 lanzó una en toda, o tal vez rozando, la esquina de adentro. Jackson hizo swing con violencia y falló, para terminar el juego. Para 1980, Welch se había unido a la rotación de abridores de los Dodgers. Ganó 14 juegos y perdió 9, y lanzó tres innings en el Juego de Estrellas. En mayo, en un juego ante los Bravos de Atlanta, enfrentó 27 bateadores, el mínimo, en un blanqueo de un hit. En esa temporada Welch reconoció públicamente sus problemas de alcoholismo. Dijo que los había superado con la ayuda de un programa de 12 pasos facilitado por los Dodgers quienes intervinieron cuando el notificó su situación. "Empecé a beber cuando tenía 16 años", dijo Welch en una entrevista con George Vecsey de The New York Times, con quién luego colaboró en un libro, "Five O'Clock Comes Early: A Young Man's Battle with Alcoholism". Welch fue muy valioso para los Dodgers, ganó al menos 13 juegos en una temporada seis veces. Pero después de tener marca de 15-9 en 1987, fue enviado desde la Liga Nacional a Oakland como parte de un cambio de tres equipos que incluyó a los Mets. Aunque la Liga Americana, que por tener el bateador designado, es generalmente considerada la más retadora para un lanzador, Welch tuvo sus mejores años con los Atléticos, al dejar marcas de 17-9 y 17-8 en sus primeras dos temporadas y 27-6 en 1990, con lo cual ganó el premio Cy Young. El último pitcher en ganar 27 juegos en una temporada había sido Steve Carlton de los Filis de Filadelfia en 1972, y ningún otro pitcher había ganado más de 27 desde que Denny McLain ganara 31 para los Tigres de Detroit en 1968. (A pesar del record de Welch, algunos pensaron que Roger Clemens merecía el premio ese año porque había permitido menos carreras por juego al compilar marca de 21-6 para los Medias Rojas y agenciar una efectividad de 1.93 por 2.95 de Welch). Robert Lynn Welch nació el 3 de noviembre de 1956, en Detroit, asistió a la escuela secundaria en los suburbios de esa ciudad y lanzó para Eastern Michigan University en Ypsilanti. Él fue la vigésima escogencia de los Dodgers en la primera ronda del draft amateur de 1977. Luego de pasar partes de dos temporadas en las ligas menores, debutó en las Grandes Ligas en junio de 1978. Sus sobrevivientes, incluyen dos hijos, Dylan y Riley, y una hija, Kelly. Los Atléticos fueron a la Serie Mundial en las primeras tres temporadas de Welch con ellos, perdieron ante los Dodgers en 1988 y ante Cincinnati en 1990. En 1989, los Atléticos barrieron a los Gigantes de San Francisco, cuatro juegos a ninguno, en una serie que fue interrumpida por un terremoto justo antes del tercer juego. Welch estaba programado para abrir ese juego. El record vitalicio de Welch fue 211-146, con efectividad de 3.47 y 1969 ponches en 3092 innings. Lanzó en cuatro Series Mundiales (aunque sus equipos fueron a cinco) y ganó dos anillos de campeonatos mundiales, con los Dodgers en 1981 (de nuevo ante los Yanquis) y con los Atléticos en 1989. También fue el coach de lanzadores de los Diamondbacks de Arizona en 2001, el año cuando ganaron la Serie Mundial en siete juegos contra los Yanquis. El momento triunfal de Welch en la serie de 1978, al retirar a Jackson para terminar el segundo juego, fue de corta duración. Él fue el pitcher perdedor en el cuarto juego, y los Yanquis ganaron el título en seis encuentros. En el juego final, Jackson tomó revancha, al castigar una recta de Welch para despachar un jonrón inmenso. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 11 de junio de 2014

El mundo del béisbol recuerda a Don Zimmer

Matt Pepin . The Boston Globe. 05-06-2014. "Pero el año que la mayoría de los aficionados de los Medias Rojas de cierta edad recuerda con más claridad es 1978, cuando los Medias Rojas no pudieron mantener una ventaja de 14 juegos sobre Nueva York para finales de julio. Las transgresiones de Zimmer incluyeron poner a jugar a Butch Hobson todos los días cuando era aparente que su codo derecho estaba débil; poner a jugar a Carlton Fisk todos los días sin descanso, carecer de habilidad para entenderse con su cuerpo de lanzadores. Bill Lee, con quién debió haber congeniado por su mutuo amor por el juego, lo apodó "The Gerbil" ("La Mascota"), pienso que Zimmy nunca lo perdonó u olvidó. El pitcher Ferguson Jenkins fue otro enemigo. Mi teoría fue que Zimmer, por haber sido golpeado en el rostro dos veces, tenía un odio inconsciente hacia los pitchers. No hay duda de que la relación fue contraproducente". Bob Ryan. La noticia del fallecimiento de Don Zimmer llevó a muchas personas en el ambiente beisbolero a compartir memorias, historias, y otros pensamientos sobre un hombre que fue sinónimo del juego. Zimmer pasó seis décadas como jugador, coach, manager y consejero de equipos. Vin Scully, integrante del equipo de transmisión radial de los juegos de los Dodgers desde 1950, dedicó una porción de la narración del juego del miércoles 4 de junio, para compartir sus memorias de Zimmer, quién jugara partes de siete temporadas con los Dodgers. Mientras usó el uniforme de los Dodgers, me arriesgo a decir que Don Zimmer era el Dodger más querido entre sus compañeros de equipo. Hay aquellos quienes son muy populares, aquellos que son respetados, pero muy rara vez se le coloca el títiulo de 'querido' a un pelotero, y Zimmer lo era", dijo Scully. Scully también le regaló a su audiencia el miércoles, reflexiones de la carrera de Zimmer, de como perdió su puesto como shortstop de los Dodgers, y sus variados apodos, una anécdota personal ilustró muy bien la naturaleza divertida y cariñosa de Zimmer. "En una oportunidad, yo usaba un uniforme de los Dodgers y estaba sentado tranquilamente en el dugout de los Dodgers, ellos jugaban ante los Cachorros de Chicago, Zimmer era el manager de los Cachorros. Yo había pedido permiso para hacer eso y nadie excepto algunos peloteros de los Dodgers sabían que yo estaba en el dugout", dijo Scully. "Pero entré a la banca después del himno, y me senté ahí con la gorra calada hasta las cejas, los brazos cruzados en el pecho, pensaba mantenerme inmóvil. En un entreinning, el finado John Vukovich, quien era el coach de primera base de los Cachorros, mientras pasaba frente al dugout, gritó '¡Vinny!' Levanté la mirada y me lanzó una pelota, la agarré, en ella decía que si había una pelea, voy a fajarme contigo. Debajo estaba la firma 'Zimmer'. Mir{e en todas direcciones y los Cachorros estaban muertos de la risa en su banca". Joe Torre, el antíguo manager de los Yanquis, contrató a Zimmer para que fuera su coach de banca desde 1996 hasta 2003 y juntos ganaron cuatro títulos de Serie Mundial. "Lo contraté como coach, y se convirtió en un miembro de la familia para mí. Él ha sido de un gran crédito para el juego. El juego era su vida. Su partida va a crear un vacío en mi vida y en la de mi esposa Ali. Lo amábamos. El béisbol perdió una persona especial esta noche. Era un hombre bueno", dijo Torre. Derek Jeter, el shortstop de los Yanquis supo del fallecimiento de Zimmer durante el juego del miércoles en Nueva York. "Esa noticia es dificil de asimilar. Él me enseñó mucho sobre el juego. Sus historias, sus experiencias, era allegado a mi familia, era bueno con mi familia...Su actitud, siempre era positivo, le gustaba divertirse. Esta puede ser una temporada larga. Eso es lo que extrañarás", dijo Jeter. El antíguo shortstop de los Medias Rojas, Rick Burleson le dijo a Ian Browne de MLB.com que Zimmer fue "el mejor manager para el que jugué". Zimmer dirigió a los Medias Rojas desde 1976 hasta 1980. "Zim era un manager de los peloteros. Conocía el juego muy bien. Lo que sabías con él era que ibas a estar en la alineación y basícamente donde ibas a poder batear mucho cada día. Teníamos una especie de acuerdo en aquellos años en Boston, él esperaba que salieras al campo y lo dieras todo.. Y eso era básicamente lo que tratábamos de hacer y el era muy bueno en eso", dijo Burleson. Zimmer era consejero de los Rayas de Tampa Bay al momento de su fallecimiento a la edad de 83 años el miércoles 4 de junio. El antíguo jugador de los Rayas, B.J. Upton, ahora con los Bravos, le dio crédito a Zimmer por ayudarlo a llegar a las mayores. "No puede encontrar las palabras para expresar como me siento por el fallecimiento de Zim. Si Zim no hubiese estado ahí cuando era un novato, no estaría en las Grandes Ligas", dijo Upton por Twitter. Los rayas rendirán honores a Zimmer con un minuto de silencio antes del juego del miércoles 4 de junio y harán una ceremonia preliminar antes del juego del sábado. "Lo que él trajo a esta organización, a los Yanquis, a los Medias Rojas, a los Cachorros, a los Dodgers, a cada organización que representó, fue todo bueno. Su familia tiene mucho por lo que estar orgullosa, y nosotros tenemos mucho que agradecerle", dijo el tercera base de los Rayas Evan Longoria. Roger Craig, un compañero de equipo de Zimmer con los Dodgers, lo contrató como coach cuando Craig fue manager de los Padres y los Gigantes. "Él fue un gran y aguerrido embajador del juego. Por eso trabajó para tantos equipos y con tanta gente buena del beisbol", le dijo Craig al Chicago Tribune. "Le gustaban las carreras y el beisbol. Era un gran ser humano". Joe Maddon, el manager de los Rayas, explicó por Twitter como Zimmer ayudó a su equipo. "Cuando el equipo pasaba por momentos duros como este, le consultaba a Zim por un par de jugadores y él siempre tenía un gran consejo. A su familia le digo que siento mucho su pérdida", escribió. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

domingo, 8 de junio de 2014

Bill Fischer, antíguo pitcher y entrenador.

Sabiduría de caminar. El una vez abridor y relevista de Grandes Ligas ofrece “cuatro absolutos” necesarios para convertirse en un lanzador exitoso. Joe Posnanski. The Kansas City Star. Agosto 2008. Ellos llaman a Bill Fischer “Sabiduría de Caminar”, lo cual hace reir al tipo. Sabiduría al caminar eh? Si, ellos debieron estar ahí aquel día de 1963 en el undécimo inning, cuando el viejo Sabiduría de Caminar lanzaba para los Atléticos de Kansas City y decidió lanzarle una condenada recta a Mickey Mantle. El Mick la sacó por la condenada fachada del right field de Yankee Stadium. Dijeron que el batazo recorrió 620 pies. Dijeron que fueron 734 pies. Lo que sea, fue rematadamente lejos. “Claro, si Mickey Mantle jugara hoy en Yankee Stadium”, dice Fischer. “Con las condenadas bardas más cerca, con la del center field a 400 pies, batearía 800 condenados jonrones”. Probablemente se pueda decir que Bill Fischer no comulga con el asunto de sabiduría de caminar. Primero que todo Fish no está caminando muy bien. Tiene 77 años, le consiguieron un carrito de golf para que se movilizara como asesor de pitcheo en el campo de entrenamiento de los Reales de Kansas City. Fish ha permanecido en el béisbol por 60 años; solo Don Zimmer ha permanecido en el béisbol por mayor período de tiempo. Zim ha escrito dos libros al respecto. Fish no ha escrito ningún libro y les dirá porqué. Es porque en 60 años como pitcher abridor, relevista, scout, entrenador, guru, psicólogo, coordinador, niñero y patriarca, él ha aprendido que este negocio del béisbol no es tan complicado. Se reduce a cuatro cosas. Los cuatro absolutos. La gente que usted conoce, gente como Roger Clemens, John Schuerholz, Tom Seaver, Dayton Moore y muchos otros, le dirán que si sigue los cuatro absolutos de pitcheo de Bill Fischer, todo lo demás encaja en su lugar. Por supuesto, otros le dirán que Fish no sabe de que condenado tema está hablando. Eso está bien. Fish dice que algunos estúpidos en este juego también le dirán que el sol sale por el oeste. No entierres tu talón. Ese es el primer absoluto Los pitchers jóvenes se lesionan todo el tiempo. Ellos lesionan sus brazos, sus codos, sus hombros, ellos se agrietan los huesos, se rompen los tendones, y ¿porqué? Fish le dirá porqué, él ha estado en este juego desde que Harry Truman era presidente. Es porque estos cabezaduras, hacen el wind up, lanzan tan duro como pueden y en el movimiento de caer hacia delante entierran el talón del pie delantero en el suelo., BAAM, toda esa fuerza se transmite a través de ellos, estremece el brazo, un miniterremoto en cada lanzamiento. “Es como manejar a toda velocidad y de pronto hundir los frenos hasta el fondo”. Dice Fish. “¿Piensas que eso es bueno para el carro? ¿Conoces algún mecánico automotriz que te recomendaría eso? Estoy hablando de sentido común”. Absoluto número 2 : Lanzar rectas de cuatro costuras. El primer día de Fish en el béisbol profesional fue en un campamento de prueba de los Medias Blancas de Chicago en 1948 en Wisconsin. Red Ruffing el viejo y corajudo lanzador que labró su camino al Salón de la Fama a pesar de haber perdido cuatro dedos de un pie en un accidente minero, dirigía el campamento. A Red le gustó el estilo del muchacho, le ofreció 150 $ mensuales, debía reportarse a Wisconsin Rapids. “Sin bono, sin nada, eso no era mucho dinero”, dice Fish. Nunca dudó. Fish ganó sus primeros 10 juegos en Wisconsin Rapids, y largó cinco jonrones en ese lapso. “Pensaban que era otro Babe Ruth”, dijo. En aquellos días después de la guerra las ligas menores estaban repletas de nuevos Babe Ruths. Era difícil avanzar. Fish lanzó pelota Clase D, luego Clase C, luego Clase B y luego Clase A. Ganó 90 juegos en las ligas menores. Fue instructor de ejercicios en la marina por dos años. No llegó a las Grandes Ligas hasta que tenía 26 años y exhausto. Bueno, la mayoría de ellos era así. Los peloteros eran diferentes entonces, endurecidos por la guerra, amargados por viciosas batallas salariales y extenuantes trabajos luego de la temporada, determinados a mantener su puesto. Fish ganó siete juegos aquel primer año como relevista. Lanzaba strikes y permitió solo un jonrón en todo el año. El año siguiente fue cambiado a Detroit y tres meses después de eso fue despedido. Todo ese tiempo, Fish siguió buscando el secreto, un truco, una manera de hacer out a los bateadores. Empezó a lanzarles curvas lentas a los zurdos. Empezó a inventar con la forma de agarrar la pelota. Nada de eso funcionó muy bien. Tal vez por eso fue que se convirtió en el principal abogado de la recta de cuatro costuras. Usted probablemente sepa que hay dos tipos básicos de rectas, la de cuatro costuras donde el pitcher agarra la pelota a través de las costuras y la de dos costuras, donde el pitcher agarra la pelota en el sentido de las costuras. La recta de dos costuras se ha popularizado porque la pelota tiende a hundirse cuando se usa. No es tan rápida como la de cuatro costuras, pero cuando se lanza bien, la bola se hunde y se hace invisible para los bateadores derechos. En el juego de hoy, todos quieren ese movimiento hacia abajo. Bien, casi todos. “Todos los pitchers tratan de lanzar igual”, dice Fish. “Los escuchas hablar, todo es ‘Manten la pelota abajo, Manten la pelota abajo’. Que montón de porquería es eso. Los peores bateadores le dan bien a las pelotas bajas. El pitcheo más dificil de batear en el béisbol es justo ahí, arriba y adentro, alta y pegada, y no hay manera de lanzar una recta de dos costuras ahí arriba”. La principal razón por la que Fish prefiere la recta de cuatro costuras es que no hay ningún truco con ella. Se lanza la pelota naturalmente, sin giros violentos del brazo, ni movimientos locos de la muñeca. La recta de cuatro costuras es un lanzamiento para retar, tú y yo, de hombre a hombre, vamos a ver. Cada vez que Fish piensa en rectas de dos costuras, su rostro refleja puro disgusto. Lo único que Fish odia más que la recta de dos costuras, es la slider, el primo de esa recta. “Las sliders son ejemplos de lo barato sale caro”, dice Fish. “Los pitchers de sinker-slider son ejemplos de lo barato sale caro. Perderán más de lo que ganarán. Revise cuantos lanzadores de sinker-slider hay en el Salón de la Fama. No muchos”. Esto se plantea sin decir queBill Fischer fue un pitcher de sinkers y sliders. Absoluto número 3 : Evitar lanzar a través del cuerpo. En agosto de 1962 Fish caminó a Bubba Phillips para comenzar un juego en Cleveland. No caminó a otro hombre por casi dos meses. Este permanece como el período más largo sin conceder boletos en la historia del béisbol. El record anterior pertenecía a Christy Mathewson. Lo divertido es que 1962 fue el primer año en que Charlie O. Finley fue el único dueño de los Atléticos de Kansas City, y si había algo que le gustaba a Finley era la publicidad. Los Atléticos de 1962 se disputaban con Washington el último lugar, carecían de pitcheo y de todo notablemente. El período de Fish sin conceder boletos, se convirtió en la historia de aquellos Atléticos. . Finley dijo que le daría a su lanzador un bono de 1000 $ si rompía el record de 68 innings seguidos sin conceder boletos de Mathewson. Fish fue por el record de Mathewson en el segundo de un doble juego ante Baltimore en el viejo estadio municipal de Kansas City. Necesitaba lanzar siete episodios sin boletos. Y Fish no caminó a nadie hasta el séptimo inning. Entonces ponchó a Marv Breeding, permitió par de imparables, dominó a Russ Snyder a levantar un elevado, y finalmente, para establecer la marca, obligó a Brooks Robinson a batear rodado al campocorto. Lo había hecho, había lanzado más innings seguidos sin boletos que nadie. “Aquí está tu bono”, dijo Finley mientras le extendía un cheque de 1000 $. “Y te diré que por cada inning que agregues sin conceder boleto te daré otros 100 $”. Bien eso es todo lo que Fish necesitaba oir. Hay una razón por la cual su tercer absoluto es que los pitchers deben evitar lanzar a través de su cuerpo, eso es antinatural. “Si te voy a pegar no me planto de lado, ¿lo hago?. Me paro de frente. Buuum. Entonces te puedo tumbar”. De frente. Fish sabe que eso funciona. Pasó otros 16 innings sin conceder boleto. Llevó la seguidilla hasta el último juego de la temporada en Detroit., cuando, como él lo recordó, el manager Hank Bauer vino y le dijo, “Hey Fish, deberías hablar con Finley. Me acaba de despedir y me dijo que tampoco te pagará tu bono”. Fischer dice que la conversación ocurrió de la siguiente manera: Fish: “Mr. Finley oi que usted no me va a pagar”. Finley: “Si Mr. Fischer me dejé llevar por el momento y entonces me di cuenta que cometí un error”. Fish: “Usted me pagará ese condenado dinero”. Finley le pagó, eventualmente, meses más tarde y luego descontó ese dinero del próximo contrato de Fish. Asi ocurrió, Fish estuvo 84.1 innings sin conceder boleto, un record que nadie, ni siquiera Greg Maddux ha estado cerca de igualar. La seguidilla terminó cuando Fish caminó a un bateador llamado Bubba Morton, lo cual convierte a la suya en la única seguidilla en la historia del deporte que empieza y termina con alguien llamado Bubba. Absoluto número cuatro: Los pitchers derechos lanzan desde el lado derecho de la goma de lanzar, los zurdos lo hacen desde el lado izquierdo. Si hay algo de lo que Fish está convencido es de que los hombres de béisbol, tienen una cacería contra los pitchers. Ellos quieren ofensiva, la ley del embudo, y eso lo enferma. “Quiero decir esto en mayúsculas, porque todos condenan al pitcheo en estos días”, dice él. “Si ellos quieren que este juego sea justo, deben regresar al condenado montículo a donde estaba cuando ellos lo bajaron. Ellos lo bajaron en 1969 para penalizar a los pitchers porque estaban haciendo muchos outs. Vuelvan a levantar el montículo y denle a los pitchers la oportunidad de batallar de nuevo”. Aquel año 1969, fue también el primero de Fischer como coach. Había sido contratado por los Reales de Kansas City para trabajar en ligas menores luego de ser cesanteado por los Medias Blancas. A él le gustó la oferta. Algunas veces lo ignoraban. A veces los peloteros no le escuchaban, pensaban que tenían todas las respuestas, pero regresaban a él cuando su efectividad se parecía al precio de dos filetes en el restaurant Jess & Jim’s. Se convirtió en el coach de pitcheo de los Rojos de Cincinnati en 1979, donde trabajó con un Tom Seaver más viejo (Él te volvía loco, pero para vencer a tipos como ese casi había que matarlos”). Entonces fue a Boston y trabajó con un joven Roger Clemens (También era un cabeza dura, pero como trabajaba. Eso que dicen de él ahora. El asunto de los esteroides. No creo una sola palabra de eso”). Fish fue despedido en ambos lugares. Así es el béisbol. Fue a trabajar en las ligas menores de Atlanta, para su viejo amigo John Schuerholz. Fue a Tampa para ser coach de pitcheo de Grandes Ligas a los 70 años. Fue despedido otra vez y regresó a Atlanta. Determinó que para darles oportunidad a sus pitchers en este juego injusto, ellos necesitaban un ángulo. Así que los ubicó en la esquina de la goma que correspondía al lado de su brazo de lanzar y les dijo que lanzaran con todo el alma. “¿Usted usa los ángulos en el juego de pool, ¿cierto? Dice Fish. “¿Billar? ¿Sabe de que hablo? La misma cosa. Ángulos”. Fish no sabe por cuanto tiempo más puede seguir en esto. Le duelen las rodillas. Se le están apagando los ojos. No puede oir mucho. Pero sigue trabajando. Dayton Moore, el gerente general de los Reales, sigue hablando con él para sacrlo del retiro. Moore lo estima mucho. Todos lo estiman. Hay un quinto absoluto, uno del que él no habla mucho. El dice, “Tienes que ayudar a alguien cada día. Podría ser con un par de palabras. O con una patada en el trasero. Podría ser tomándolos por el cuello de la camisa y decirles. ‘Ustedes son mejores que eso’. Pero tienes que hacerlo”. Entonces ¿Cuál es el quinto absoluto? “Los regañas, pero los quieres”, dice el viejo Sabiduría de caminar, “Los regañas pero los quieres. De eso trata este gran juego”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.